Palabra de BraceliRodolfo Braceli

La FIFA, Macri, los penales y los mineros

Nuestro país –lo que queda de él– es un emporio de paradojas. ¿Ejemplo de paradoja? Ser fabricante de colchones y padecer insomnio. Otro ejemplo: presidir la Fundación “benéfica” de la inmaculada FIFA, habiendo sido presidente de una Argentina abismal que mutó en un agujero con forma de mapa. De deuda somos. Ni los mástiles quedaron. Vendidas las joyas de la abuela, la abuela también. Nuestros nietos y sucesivos, ¿podrán perdonarnos?

 

 

 

Por Rodolfo Braceli

 

Nuestro país –lo que queda de él– es un emporio de paradojas. ¿Ejemplo de paradoja? Ser fabricante de colchones y padecer insomnio. Otro ejemplo: presidir la Fundación “benéfica” de la inmaculada FIFA, habiendo sido presidente de una Argentina abismal que mutó en un agujero con forma de mapa. De deuda somos. Ni los mástiles quedaron. Vendidas las joyas de la abuela, la abuela también. Nuestros nietos y sucesivos, ¿podrán perdonarnos?

 

La noticia –inclusiva–  nos cayó sobre la mollera, en medio del calor y de la calor. El surrealismo fue desnucado: Macri Junior presidente de una fundación que manipula las actividades ¿benéficas? de la FIFA. Madremía. Bien sabemos que la FIFA nos fifa ecuménicamente.

Pero debemos reconocerlo: Macri Junior cometió una hazaña histórica: en la era de las grietas consiguió soldar la grieta más enconada del futbol. El rechazo por su nombramiento juntó en la misma vereda a lo más diverso: a la AFA y a la Superliga y a la Coordinadora de hinchas y a Nicolás del Caño y a Leandro Santoro y a Maradona y a Alcira Argumedo y a Ricardo Alfonsín y a Gabriela Cerruti y a Jorge Alemán. Juntó, en la indignación, ¡a Boca y a River! De pronto todos coagulados por el rechazo al nombramiento del masculino Macri Mauricio. Alias Macri Junior. O Macri Plate. O Vago de Mierda.

Nos cuesta asimilar su hazaña: armonizó por primera vez a River con Boca. Los juntó como siameses. Sí, Macri lo hizo.

 

No, no quiero hacer leña del árbol caído. Por lo demás, comparar a Macri con un árbol es muy deprimente. Para el árbol. Los árboles son organismos que honran la sintaxis. Macri junior se canta en la sintaxis. Gramaticalmente, carece de pudor, perdió la vergüenza. Él es un loro de frasecitas que le hacen aprender de memoria. Su paupérrimo decir lo acerca al decir de don Tarzán.

A sabiendas de que nadie es enteramente inservible, me digo: no debo ser tan cruel con Macri Junior. Algunos hallazgos cometió, por ejemplo contratar a Carlos Bianchi. Imaginemos a Bianchi lanzado a presidente de la Nación. Imaginemos a Macri sin su apellido y sin su billetera. Que no jodan con la meritocracia.

Comparto un diálogo entre dos señoras. En la cola de un pagofácil, una le decía a la otra: “Lo que pasa con ese muchacho, es que no tiene facilidad de palabra, no sabe hablar.”

La otra le mejoró el concepto: “No sabe hablar porque no sabe pensar, y no sabe pensar porque en su cabeza no tiene una sola idea.”

Como diría Serafín Vistalba: el día que Macri tenga una idea perderá el conocimiento.

A esta altura debo reconocer que en Macri Plate sus abundantes carencias se complementan con rasgos que sintonizan con su conchetud. Habla siempre con un par de caramelos en la boca. De ahí su penosa dicción. Que se consolida con una sintaxis errática, siempre estreñida. Y con su paupérrimo vocabulario. Pero cuidado, no seamos impiadosos con este desgraciado estelar. El se desloma para hacer convivir sujeto, verbo y predicado. Al pedo se desloma. En fin, como dijo la reina madre: este muchacho es un fracasado. Porfiadamente vago, mentiroso sin feriados, hasta la madre lo reconoce como tal. Estamos ante un flor de inútil que cambió el sillón de Rivadavia por la reposera de Rivadavia. Por ser tan inútil limitó su gestión gubernativa a memorizar veinte o treinta líneas diarias. El muy ignorante es un alevoso coleccionista de lugares comunes. En fin, encarna el apogeo de la mediocridad.

 

Pero, Madremía, lo más espeluznante es que medio país lo votó. Tuvo que venir un presidente norteamericano, Obama, para que él, aunque más no sea protocolarmente, conociera el Parque de la Memoria. ¿Recuerdan al joven Macri arrojando sin convicción un tímido ramito de flores sobre las aguas sembradas de muerte del Río de la Plata?

 

Algo más: también debemos reconocerle su poder de adaptación: el joven Macri siempre la pasa bomba: con los milicos o con la democracia. Nadie como él agravió la investidura presidencial. ¿Qué hicimos y qué dejamos de hacer para merecer esa eternidad de cuatro años?

 

Cualquiera puede suponer que no aprecio a Mauricio Macri. Y así es. Pero nobleza obliga: en este mandatario tenazmente invertebrado debo reconocer una hondísima sensibilidad. Ni hablar de su carisma seductor. Resultó picarón el varón. Recordemos cómo con una sonrisita canchera seducía a Christine Lagarde. En verdad, en la rastrera negociación con el FMI se vivieron altos picos de erotismo. No se respetaron los horarios de protección a las criaturas. Esas criaturas, pobrecitas, algún día deberán pagar la obscena deuda.

Algo más sobre la exquisita sensibilidad de Macri Plate. 17 de junio del 2004: River y Boca jugaron la semifinal por la copa Libertadores de América. El tenso partido se definió por penales. Al día siguiente nuestro joven invertebrado respondía a una entrevista que le hacía Charly Fernández en Radio América. Allí confesó que en el tramo de los penales él “no podía respirar”. Alma sensible, en medio de los penales pensó “en la gente que quedó (atrapada) dentro de la mina, en Río Turbio”. El sensible Macri comparó “la sensación de angustia que uno tiene en estos partidos” con la sensación de angustia que habrán tenido los mineros (catorce) que murieron en esos días en el interior de la mina de Río Turbio.

 

Por eso digo: en el supuesto que exista, Dios compensó el default cerebral de Macri dotándolo de una sensibilidad que ni la Madre Teresa. Equiparó su angustia por los penales con la angustia de los mineros atrapados.

No nos debe extrañar que la FIFA le haya distinguido. Damas y caballeros: la FIFA se merece a Macri.

 

Posdata

Dicen que a Macri Junior le gusta bailotear en los balcones. Pronto se hospedará en el hotel más alto de Zurich. Esto me inquieta. Tarambana como es cualquier día se manda para abajo y entonces ¡adiós patria! y ¡adiós paraísos fiscales! y ¡adiós billetera! Lo digo sin ironía: sería una pena que este muchacho se haga mierda. Si eso, caerse, le sucediera, tiene una manera segura de salvar su vida. Debe tener la precaución de caer de cabeza. Es obvio: si cae de cabeza no le va a pasar nada. Porque nada tiene adentro, el alcornoque.

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* zbraceli@gmail.com   ——   www.rodolfobraceli.com.ar

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(((Esta columna fue publicada originariamente en la contratapa del diario Página 12, el viernes 7 de febrero de 2020.)))

 

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