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“En el barrio aprendimos a ser solidarios”

 

 

 

Transcripción de la charla virtual que se realizó para Radio El Laberinto, entre el director del Portal de Parque Chas y dos históricxs militantxs del Movimiento Cooperativo de nuestro barrio. Nos referimos a Marga Zalazar y Roberto Vespa, integrantes de la filial 060 del Banco Credicoop de la Avenida Triunvirato y Berna.

 

El 19 de agosto, conversamos, a través de la flamante Radio El Laberinto (“La voz del barrio”), con Marga Zalazar y Roberto Vespa, histórixs vecinxs de Parque Chas y militantes del movimiento cooperativo con una larga trayectoria en la zona. Con ellos hablamos de la actualidad y, a través de sus testimonios, hicimos un recorrido por sus vidas en la niñez y juventud y por varias gestas y acciones que se produjeron en nuestro barrio, desde su labor como dirigentxs cooperativistas. Fue una charla cálida, muy celebrada por algo más de medio centenar de vecinxs que la siguieron a través del “VIVO” de la plataforma Instagram.

 

 

 

Por Fernando Belvedere
(La transcripción de la entrevista fue una gentileza de Vanina Vespa)

 

 

—Buenas tardes. Vamos a hablar con Margarita Zalazar y Roberto Vespa, dos queridos vecinos de Parque Chas, que tienen toda una historia acá en nuestro barrio. ¿Qué tal, Marga y Roberto?

 

R—Hola, ¿cómo están, chicos? Buenas tardes. ¿Cómo están ustedes?

 

 

 

 

Conversación con Marga y Roberto por Radio El Laberinto (Centro Cultural Laberinto de Chas)

 

 

 

 

—Bienvenidos a Radio El Laberinto. Aquí, desde el estudio de Benjamín Victorica, o, mejor  ¡La Internacional!

M— También (risas).

R—Completamente de acuerdo. De La Internacional.

 

— ¿Cómo están? ¿Bien?

 

R—Por suerte, bien. Recién terminamos una reunión de zoom, de la Comisión de Asociados. Justo. Hablamos de cooperativismo, y de lo que quieran hablar, pero que hable la jefa.

 

—¿Cómo vienen llevando estos días y estos meses de cuarentena, de aislamiento?

 

M—Personalmente, estoy bien. Tengo asumido lo que estamos viviendo, que es para cuidarnos, como dijo el Presidente de la Nación. Y tenemos que esperar, y seguir, dentro de lo que podamos hacer, también participar dentro de lo que cada uno está involucrado. Pero estoy bien. Hago las cosas normales. La preocupación solamente es por lo que escuchamos, las noticias no son muy alentadoras, por una parte, lamentablemente, de nuestro pueblo, que no asume lo que estamos viviendo. Pero bueno, esa es la realidad que tenemos y tenemos que seguir adelante.

 

—Así es, Marga. Acá mucha gente está ingresando en esta videollamada, en esta conversación. Los están saludando: “grandes, queridos Marga y Roberto”. Nosotros estamos en este momento hablando con Margarita Zalazar, quien tiene toda una vida en el barrio, porque vos naciste y te criaste en barrio. Nunca saliste. ¿Siempre viviste acá en Parque Chas, no?

 

M—En realidad, nací en Olazábal y Holmberg, pero de chiquita vinimos ya a este barrio. Estuvimos en distintos… mi papá alquilaba distintas casas. Anduvimos por varios lugares del barrio: por Llerena, por Cádiz, por Gándara, hasta que recaimos en Andonaegui. ¿Qué más puedo pedir del lugar donde pasé y recibí cosas muy importantes para mi vida? Porque era un barrio muy solidario. Aprendí muchas cosas, mucha solidaridad. Y todo eso fue engrandeciendo mi crecimiento.

 

 

 

Marga Zalazar vecina destacada de Parque Chas

 

 

 

 

—Marga, ¿tus padres a qué se dedicaban? ¿Cuál era el trabajo de tu papá? ¿Tu mamá era ama de casa? ¿A qué se dedicaban? ¿Cuál era su ocupación?

 

M— A mi padre, es el cariño que toda la vida le he tenido y le he dedicado, en todo lo que pude. Él era de la policía Montada, pero cuando yo estaba en la Primaria, y preguntaban a cada niño de qué trabajaban sus padres, yo le decía, no sé por qué, que él era un obrero ¡que trabajaba en una fábrica! Nunca nadie me dijo nada. De por mí salía de mí eso. Y después, cuando fui más grande, fui entendiendo lo que nos pasa en el país, en la sociedad, me di cuenta de que una persona, si bien estaba en un lugar que para mí no correspondía, eran los momentos que se vivían en ese instante en el país.

 

—¿De qué años estamos hablando?

 

M—Y… del 42, más o menos, del 40, 42. También hice incursión con una de mis tías en Mataderos, que estuve bastante tiempo ahí. Era un barrio que la mayoría de las familias porque trabajaban hombres y mujeres, la mayoría trabajaba en una empresa. No me acuerdo cómo se llama la empresa.

 

Una empresa que había, grande, en el barrio de Mataderos, que también era muy solidario. Muy de estar cada uno con el problema del otro, o sea que siempre mi infancia estuvo rodeada de eso y no percibía muy bien cuál era el trabajo específico de mi papá. Con el tiempo, muchas cosas cambiaron y el también, por suerte.

 

Marga, tus primeros recuerdos en el barrio son en la calle Andonaegui. ¿Qué recuerdos tenés de esa época, de tu infancia, en otro paisaje de Parque Chas. ¿Fuiste a la Petronila o a otras escuelas?

 

M—No, yo estuve en dos escuelas de monjas y en la escuela de Bucarelli, entre Juramento y Mendoza. Pero lo que viví todo el tiempo hasta el 65 fue en Andonaegui entre Gándara y Liverpool, que era en ese momento. No puedo definir en palabras lo que fueron esos años de mi infancia porque era una cuadra de cooperativistas (risas) sin saberlo cada uno porque estábamos todos muy pendientes del otro. Siempre. Todo. La mayoría de los vecinos. Y uno de mis vecinos, que tuvimos una infancia, por bastantes años, fue con Pedro Gaeta. ¡Mirá qué vecinos teníamos!

 

—Para los que no conocen a Pedro Gaeta, nació en Andonaegui y el pasaje Varsovia, y es artista plástico. Este año cumplió… una gran trayectoria.

 

M—A dos casas de casa.

 

—Estuvo exiliado en la época de la Dictadura, después volvió al país. Y este año cumplió 90 años en febrero.

 

M—Sí, lo saludamos.

 

—Cuando estaba por inaugurar su muestra de los 90 años se decretó el aislamiento, la cuarentena. ¡Así que fuiste vecina nada más y nada menos que de Pedro! ¿Y de qué nacionalidades eran los vecinos? De todos, italianos, españoles… ¿Era mezclado?

 

 

 

Marga y Roberto en viaje a La Quiaca

 

 

 

 

—¿Qué recuerdo tiene de los vecinos de la cuadra? ¿De qué nacionalidades eran los vecinos?

 

M—Era una cuadra, no solamente por las familias que habitaban, sino que también había dos cosas muy importantes. En la esquina justo en frente de casa había un local peronista, que empezaba, es el recuerdo que yo tengo, empezaba a las 6 de la tarde hasta las 10, 11 de la noche. Eso fue durante mi infancia, de los 10 hasta los 15, 16, 17 años. Y siempre, digamos, con mucho movimiento porque había vecinos que militaban en un partido político que en ese momento era bastante perseguido. Y siempre había un movimiento que yo no entendía, que después con los años fui entendiendo. Pero era un barrio muy solidario. Mi hermano, uno de mis hermanos, participó también hizo todo un movimiento para hacer el club Parque Chas. Como era boxeador y en la cuadra había también otra familia que el papá de quien fue después mi cuñada, estaba en el mismo deporte, en el boxeo. Así que había mucha solidaridad. Lo único que cambió un poquito fue cuando vino una familia de origen judío, pero al poco tiempo se adaptó a lo que se vivía y también se incorporó a todo este movimiento que era, ya te digo, muy solidario. Por ejemplo, a fin de año el almacenero de la esquina bajaba la persiana, ponía una mesa y traía bebidas para consumir, y cada vecino, el que podía, traía algo. Y ahí nos quedábamos hasta la madrugada. Y así fueron transcurriendo todos esos años que fueron muy simples, muy sencillos. ¡Hasta que en un momento llegaron dos familias de España! Seguramente, vos habrás escuchado de él. Uno era Romeu, que había estado en la Guerra, y su hermano.

 

—En la Guerra Civil española.

 

M—Ellos hicieron como un cambio, un click en mi vida. Enseguida me acerqué a ellos y como venían con otra evolución mental. De a poquito fui captando por lo que ellos habían luchado y por lo que seguían luchando porque estaban en el movimiento catalán. Y así fue transcurriendo mi vida, mi juventud, que fue hermosa en ese sentido. Con un montón de carencias pero muy buena con todo lo que nos rodeaba. Participábamos en muchas actividades. También participé en la Iglesia (risas).

 

—En la San Alfonso.

 

M—Siempre, con otras amigas, como son los chicos cuando son muy chicos, también  participábamos. Iba a tomar chocolate el 25 de mayo. Dice el Avemaría. Después la cosa evolucionó y no sé si recuerdan que en una fecha, la Iglesia quiso unir la escuela Petronila Rodríguez con la iglesia. En el ‘56, que había dos concejales del Partido Comunista, inmediatamente por orientación de estos compañeros que vinieron de la Guerra Civil española, enseguida los vecinos nos juntamos. Yo era más joven, pero no importa. Había de todo, jóvenes y de más edad. Los llamamos, vinieron. Así que se sacó (esa idea de tirar) la pared que quería unir la Iglesia con la escuela. Y así, cosas de ese tipo en el barrio, pero a montones. Así fue transcurriendo mi juventud.

 

—¿Cómo es tu ingreso? ¿Cómo lo conociste y quién te acercó al Movimiento Cooperativo?

 

M—Bueno, mi acercamiento al movimiento cooperativo… tenía algunas nociones, pero muy pocas hasta que nos casamos con Roberto Vespa y como él ya estaba en la filial (de Villa Ortúzar). Como mi vida fue con muchas carencias, pero muy solidaria. No sabía qué era el cooperativismo pero sí esa solidaridad, esa ayuda, es ver lo que pasa alrededor. No estar siempre metido en su casa sin hacer nada o sin tener una orientación política, que en ese momento era muy importante para poder definir una vida en la cual estábamos insertos. Y ahí empecé, con los chicos que ya estaban en la Primaria. Yo desde afuera, Roberto desde adentro de la filial. Hasta que después con el tiempo me incorporé ya definitivamente en el ’80 y algo, y de ahí mi conocimiento. Y gracias a ese movimiento cooperativo, fue un despertar a mi vida. Esa otra fase de la vida que no todos tuvieron esa suerte. Yo tuve esa suerte de poder ingresar al movimiento cooperativo.

 

—¿Como dirigente activa del Movimiento empezás en los años 80?

 

M—Sí, en el ’85 empecé a participar de la Comisión de Asociados y ya me incorporé de lleno al Movimiento, con una participación activa.

 

—Para los que no conocen o no los conocen, cuando hablamos del Movimiento Cooperativo tenemos que decir que ustedes, Roberto y vos militan o trabajan en él a través de la filial del Banco Credicoop, que está en Triunvirato y Berna.

 

R—Perdón, militando ad honorem, como hacen todos los dirigentes de todas las filiales del Banco cooperativo de todo el país. Todos dirigentes ad honorem.

 

—Existe una Comisión de Asociados del Banco Credicoop y todas las filiales tienen una.  

 

M—En esa comisión, valga la redundancia, hay distintas comisiones. Cada comisión tiene una tarea específica. Y como yo siempre estuve en el barrio, por suerte, con un compañero que después se mudó, empecé a participar en la Comisión de Relaciones Institucionales dentro del barrio y así fue como nos fuimos conectando con las escuelas, las instituciones y todos los clubes. En fin, con todas las instituciones del barrio con las cuales sabíamos que podíamos, no esclarecer, porque sería muy redundante, pero sí dar una parte de lo que uno recibió.

 

—¿Cuáles eran esas acciones concretas, como ejemplos, del Movimiento Cooperativo en el barrio, en la zona? ¿Cuáles eran esas acciones concretas con la escuela, con el club, que nos puedas contar?

 

R—Bueno, desde siempre. Esto ya viene de la caja Popular de Villa Ortúzar. Ella entró a participar antes del ‘85 en la filial. Fue en la época de la Dictadura. A ver si los podemos ubicar. Imagínense un consejo de administración de la caja popular de Villa Ortúzar en la que participaban 25 integrantes activos, que tenía subcomisiones varias, con decenas de participantes. Yo ingresé en el ‘64 en la caja. Similar a lo que le pasó a Marga, pero a mí me costó unos años todavía darme cuenta de dónde estaba. Yo entré como cualquier vecino, cualquier socio. Y empezamos. Estaba el consejo de administración y estaban las distintas subcomisiones. Había una comisión de promoción y cultura. Y empezamos a hacer actividades que en ese momento eran características de las cajas de crédito. Por ejemplo, tuvimos folklore infantil, tuvimos en nuestro salón institucional, ajedrez infantil, con la participación de todas las escuelas y torneos que realizamos en aquel entonces. Y ya venía la caja con un prestigio realmente muy importante porque: Centro de Jubilados 14 de abril, el club Newels Old Boys, que tuvieron que argentinizarlo, viejos muchachos de Newels. El Agronomía también. Toda la colaboración tuvo que ver la comisión con el tema de los techados. Había una participación y una colaboración de la comisión de asociados, justamente, a sus socios y vecinos, que no era ni más ni menos que retribuirle, porque al fin y al cabo la caja de crédito estaba formado por los vecinos del barrio, los comerciantes del barrio, las instituciones del barrio. Estábamos integrados totalmente.

 

 

 

 

El pequeño Roberto Vespa con su padre, en la intersección de la Diagonal “La Internacional” (hoy Benjamín Victorica) y Avenida de los Incas

 

 

 

 

—El Banco Credicoop todavía no existía. ¿El Credicoop es la unión de varias Cajas Populares, no?

 

R—Claro. Y ahí tenemos el orgullo de que nuestro salón institucional se llama 26 de diciembre de 1977. Ese año se firma el compromiso de fusión de las 44 cajas de crédito que, siguiendo las indicaciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos se fueron fusionando a lo largo y a lo ancho del país. Pero esto fue después. (…) Movilizó a la sociedad porque cuando la Dictadura, una de las primeras leyes es la Ley de Entidades Financieras. Quizá para sorpresa de ustedes, creo es la única ley de la Dictadura Militar que todavía está vigente. Cuando Heller habla de la banca pública de servicios, evidentemente, muchos se asustan. O sea, una banca al servicio de la sociedad, no la sociedad al servicio de los banqueros. Una banca cooperativista. Se unió el compromiso. La lucha de las solicitadas, en ese entonces, cientos, miles de firmas en los diarios más importantes de esa época, Clarín, La Prensa, para tratar de torcerle el brazo a la Dictadura, lo logró. Se unieron las cajas, formaron el banco cooperativo y algo, que siempre lo comenta Jorge Lorenzo, que era el presidente de nuestra caja de crédito, en el momento que fueron a la CAL, en aquel entonces la Comisión de Asesoramiento Legislativo que en ese momento tenía la Dictadura Cívico Militar de nuestro país, le entrega la autorización como con desprecio: “Total ustedes qué pueden durar, quince, treinta, dos meses, tres meses. No tienen capacidad, no son banqueros”. Claro, lo peor que hicieron… eso es lo que sucede, y nos sucede a muchos, que es desconocer la capacidad que tiene el enemigo, la capacidad de acción. Bueno, el movimiento demostró que puede hacerlo. El 1ro de marzo del ’79 se abre el banco Credicoop cooperativo que es la continuación de la caja de crédito popular de Villa Ortúzar y 47 cajas más, y luego, fusionándose por las distintas dificultades que tuvieron los bancos cooperativos, problemas los económicos que había, no de la banca cooperativa, sino de los asociados. Evidentemente la situación económica es gravísima y van cayendo, cayendo y cayendo, y eso hizo que el banco Credicoop Cooperativo tuviera que tomar a su mano paulatinamente, esos bancos que iban cerrando en el país. Cerrando con todos sus dineros en los tesoros, ningún dirigente detenido. Todos los bancos del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos que fueron cerrando y fusionando con el Credicoop, ninguno tuvo ningún problema de tipo legal ni económico, ningún tipo de fraude ni nada por el estilo.

 

—En el ’82 vos hablás de los bancos… para hacer una cronología. En el ’77 fue esa declaración importante, ¿y en el ’82, en el conflicto, en la Guerra de Malvinas en el barrio se produjo algo muy importante, no?

 

R—Así es. ¡Mirá vos lo que nos hacés acordar! Algunos compañeros deben recordar a Cacho Imen. Pedro Gaeta hizo un cuadro en homenaje a Cacho Imen, en recuerdo a Isaac Kandel, a Carmelo Caruso.

 

—¿Dirigentes cooperativos, no?

 

R—Dirigentes cooperativos que están, que están en la filial, en ese cuadro está en la filial, de Pedro Gaeta. ¿Por qué menciono a Cacho? Dirigente que ha tenido en la Caja Popular, en la filial, sino que fue locutor oficial de esa actividad y yo lo acompañé. La primera vez que tuve un micrófono en la mano. Yo lo recuerdo ahora y digo: ¡qué loco! Era una cosa increíble. El tema es que ¿qué es lo que sucedió? ¡Era una dicotomía!, porque nadie quería una guerra y ¡menos el movimiento cooperativo! Pero ya estábamos en guerra. Los chicos ya estaban en las Malvinas. Y acá se forma la Comisión en Solidaridad con los soldados en las Malvinas, que Fanti, un viejo dirigente del barrio, militante, del (club) Saber, fue uno de los que más lo impulsó junto con Blanca, otra compañera entrañable, fundadora del Centro de Jubilados 14 de abril, se formó la comisión que era en apoyo, para enviarle cosas a nuestros soldados, a nuestros chicos, mientras seguíamos debatiendo entre nosotros la locura de la guerra. Parecía que había una contradicción. Algunos no nos entendían. No, no, los pibes están, quieras o no, los pibes están en las Malvinas y de alguna manera había que colaborar con ellos.

 

—¿Acá cerquita, en la plaza Éxodo Jujeño se le puso Puerto Argentino a la calle Liverpool?

 

R—Claro, y Crucero Belgrano era Londres.

 

—Crucero Belgrano era Londres y a la calle Liverpool se la bautizó como Puerto Argentino. ¿Esa fue parte de la movida?

 

R—Así es. Y eso, lo interesante, más que nada la calle Londres, Crucero Belgrano, estuvo bastantes años. Estuvo unos cuantos años, o sea que parecía que había algo ahí que lo cubría. ¡Me hacés acordar a tantas cosas!

 

—Habrá que ver si no se podrá alguna vez hacer alguna acción para recuperar Puerto Argentino. Sería lindo tener una calle en el barrio que se llame Puerto Argentino o Crucero General Belgrano.

 

M—Ya lo creo…

 

R—Bueno, acá me está pidiendo (risas)… se está saliendo de la vaina. ¿Le cuento? Pero, ¡por supuesto!

 

M—Porque fue algo muy importante en ese momento, todas las compañeras que íbamos al Saber, a nuestro querido club saber, formamos una Comisión en apoyo a los compañeros que estaban en el frente. Y se hizo tan importante, que fuimos a parar al (Hospital) Tornú y nos recibió el director, ahora no recuerdo el nombre, y ahí tuvimos… nos dio clases de primeros auxilios, nos hizo ver qué es lo que estaba pasando en el país. Y después por Blanca, que era la esposa de Fanti, Blanca Gaudio, que fue el alma de Llerena, muchos compañeros seguramente se acordarán de ella, nos fuimos a ver a las 5 de la mañana a Palermo a un coronel, que había conseguido el nombre, para que nos dejaran visitar a los que venían de la rendición, que nos dejaran visitar a todos los soldados que venían. Y así fuimos varias veces a hablar con este coronel que nos facilitó la posibilidad de ir dos veces o tres veces por semana al hospital para estar con los jóvenes. Lamentablemente, no quiero recordar cómo estaban esos chicos… pero era algo… bueno, lo que queda de la guerra. Estuvimos más de una semana, que ni nos miraban. Hasta que después, como vieron que nosotros estábamos ahí para tratar de hacerles compañía, que eran solitos, la mayoría tenía 20 años, eran de Chaco y Corrientes, y no sabían leer ni escribir. Y así, de a poquito, nos fueron pidiendo que le escribiéramos las cartas sus familias. Le brindamos todo lo que estaba a nuestro alcance, de nuestra situación como madres ya en ese momento, de ver esos chicos tan jóvenes que fueron realmente a la muerte. El estado de ellos era terrible. Y con ellos hicimos las compañeras del barrio, una ayuda espiritual, digamos, de contención para estos jóvenes que no tenían familia. Y bueno, hicimos también una experiencia muy grande y todo esto fue a partir del club Saber.

 

—Ahí nos están escribiendo: “tremendo testimonio”, les mandan muchos cariños, muchos saludos de acá de gente que los conocen de toda la vida. Están agradeciendo el relato de ustedes dos, de Marga y de Roberto, de toda esa época. Marga, ¿vos integrás el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos?

 

M—Sí, estoy en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, en una comisión donde se analiza, se ve, se trata de visitar cooperativas, de cómo podemos desarrollar toda esta ayuda solidaria que brinda el Movimiento. Como en los barrios, ver las cooperativas, aparte las escuelas, que hay muchas por la zona. En ese momento, nos recibían muy cariñosamente los docentes. Hicimos un buen trabajo. Ahora estamos paralizados desde marzo. Ojalá que prontito nos podamos encontrar y seguir nuestra tarea.

 

—O sea que, incansablemente, seguís participando de esas reuniones.

M—Y en lo que puedo (risas), porque ya mis fuerzas no son las de antes. Participamos también en el club Saber, ahora con este paréntesis, nuestro querido club, que es lo que nos llena de orgullo a todos los que vivimos acá y que estamos en el barrio, nos llena de orgullo nuestro club, que ahora está al frente una compañera que yo elegí, que es como mi hija.

 

—Recién te mandó un abrazo fuerte Susana Borda, que es la presidenta del club Saber, que te quiere mucho.

 

M—Es una querida compañera, un orgullo. Y nosotros, el orgullo del barrio de tenerla como presidente, es una compañera, junto con María, con compañeras que trabajan incansablemente durante todos los días y a cualquier hora. Es el club que realmente nos representa, yo pienso que a todos no solamente a mí. Y vos también estás participando.

 

—En la Comisión Directiva. Sé de trabajo enorme que hace Susana y todos los del club, cómo lo lleva, cómo lo gestiona, cómo lo administra. Es un fenómeno Susana.

 

M—Incansable.

 

—Y algo importante, el Movimiento Cooperativo construyó su propio Centro Cultural en la Avenida Corrientes.

 

M—Está. Una visión de Floreal Gorini que, en la peor época económica del país, fue proyectando eso que después se convirtió y hoy es lo que es. Es un centro creador de cerebros, porque los jóvenes que participan en los distintos departamentos, uno es más eficaz que el otro. Es una camada que hay de jóvenes que son maravillosos. Es un orgullo para el Movimiento Cooperativo y para todos ellos que utilizan sus salas para ver cosas.

 

—El director del Centro Cultural de la Cooperación es nuestro vecino Juan Carlos Junio.

 

M—También lo queremos mucho. Es nuestro vecino entrañable. Y siempre estamos pensando cada día qué nos va a dar este profesor de Historia que tenemos. Maravilloso.

 

—Viven a 30 metros de Juan Carlos Junio. Vecino vecino.

 

R—Sí. Tiene esa suerte Juan Carlos (risas). Y si me permitís, una pequeña acotación con respecto a Floreal Gorini. Su visión en aquel entonces, con respecto al centro cultural de la Cooperación fundamentalmente había que tener un lugar donde empezar a luchar la batalla cultural, la madre de todas las batallas es la cultural. Y él la tenía clarísima hace muchísimas décadas. Fue uno de los primeros dirigentes cooperativistas y político, que empezó a hablar del tema de la batalla cultural, por donde pasaba la lucha que debería tener la sociedad argentina y en particular el movimiento cooperativo, y por eso esa maravillosa obra que es el Centro Cultural de la Cooperación, creadora de cerebros, como dice Marga muy bien, compañeros que realmente son el futuro del Movimiento Cooperativo argentino y el futuro de la sociedad también. Muy capaces los muchachos y las muchachas, por supuesto.

 

—Desde hace varios años el Congreso tiene un representante importante del Movimiento Cooperativo, que es el señor Carlos Heller.

 

M—Es un orgullo inmenso, que el señor Heller esté en el Parlamento. Realmente es una muy buena decisión, de ver cómo un dirigente cooperativista, al ser él solo que está en esa comisión, cómo las ideas que tiene y las lleva a cabo, que no es que habla, como decía el Che Guevara, “no hay que hablar, que hay que hacer”. Él hace. Crea. Hace.

 

—Y aparte, es muy didáctico, conciso y concreto en todas las cosas que explica, porque por ahí a uno le permite los temas económicos, los que no manejamos muy bien los temas económicos, él te lo hace bastante fácil de entender todos esos temas. Para mí es uno de los grandes dirigentes que tenemos en el Congreso, Carlos Heller. Bueno, yo les daría el cierre a ustedes ahora, lo que quieran decir, lo que quieran decir para cerrar, sobre este momento, qué les gustaría de la radio del Laberinto, cómo fuera la radio, qué les gustaría que tenga la radio. Hagan el cierre ustedes, lo que les cierra en este momento decir.

 

R—A la orden, jefa (risas). Primero vos, después yo, dice. Hace poquitito, ¿cuándo fue? El lunes. Los fascistas en la calle. Disciplinadamente los compañeros… no disciplinariamente, entendiendo la realidad de lo que está sucediendo, no se salió a la calle. Tratando de contrarrestar esta movida fuerte. Creo que la política que está llevando adelante en este sentido Alberto Fernández es la mejor. Pero siempre la inteligencia colectiva del barrio de Parque Chas de alguna manera sutil, siempre hay alguien que dice: “esperá, podemos hacer esto”. Lito, esa idea que tuvo al atardecer, porque de alguna forma había que contestarle a estos fascistas, llamando a un pequeño grupo de vecinos, al Hospital Tornú. Esa afirmación que hizo ese vecino, respetando la distancia social, en horario en que se podía salir y dio unos minutos de emoción permanente cuando empezaron a saludar a las doctoras, los doctores, los enfermeros, yo creo que ha sido muy gratificante. Y siempre, de una manera u otra, el barrio Parque Chas está presente. Tenemos el orgullo, volviendo otra vez al cooperativismo, de tener compañeros de un nivel como nuestra vecina Duarte, presidenta del Desarrollo argentino económico, directora de la revista Realidad Económica. El sábado pasado inauguró el ciclo de conferencias del Colectivo Barrial Parque Chas, que fue una maravilla esa charla, que anteriormente la había dado en nuestra filial. Es otro orgullo para nosotros. Este sábado el Colectivo que empezó a jugar a esto, las genias de la comisión de comunicación que siempre le encuentran la vuelta y de alguna manera, y salen desde el punto de vista tecnológico, aparte con la capacidad intelectual que tienen todas las chicas, sí, todas mujeres. No es casual tampoco. Bueno, han logrado esa salida al aire del Colectivo por Youtube y ahora en este mismo momento están ensayando lo que va a ser el sábado próximo la presencia de otro vecino de nuestro barrio, de nuestro querido Félix Crous. Tienen el anticipo ustedes. Bueno, los compañeros del Colectivo ya están enterados, por vía whatsapp han recibido la información. El sábado próximo a las 18 horas por el (canal de) Youtube del Colectivo Barrial Parque Chas, van a tener la posibilidad de conversar un rato con Félix.

 

—Recordamos que Félix Crous, vecino querido de Parque Chas, es el actual fiscal de la Unidad Anticorrupción.

 

R—El responsable, ¿no? Y si me permitís, ¿tengo un minuto? Cortito, algo que quiero dejarlo. Yo hablo de la cápsula del tiempo en la Facultad de Agronomía y todos me miran con una cara muy rara. ¿Qué es eso? Les comento. En el 2005, centenario de la Facultad de Agronomía, centenario de en aquel entonces era el departamento de Ciencias Veterinaria, y centenario del Hospital Tornú. Se realizó una movida muy muy fuerte para conmemorar este centenario. Muchas actividades por todo el barrio. En ese entonces, Parque Chas y justamente era parte de Agronomía, pero bueno, después los vecinos se reunieron…. pero esa es otra historia… los compañeros de la Junta Histórica, todos nos han contado, las han vivido, porque ellos la han peleado y lo han logrado, la independencia de la República de Parque Chas. Hicieron en la facultad de Agronomía, apenas cruzamos la vía, a la derecha, hay un monolito. Es un monolito en recuerdo a los detenidos desparecidos en la facultad de Agronomía y Veterinaria. Y en el interior de ese monolito hay una cápsula para abrir en el 2055, vayan haciendo cola los jóvenes en 2055, donde se refleja la sociedad argentina de ese momento. Por supuesto, el primer libro que está en esa cápsula es el Nunca más. Están los de las escuelas, los chicos, hay un balance del banco Credicoop.

 

—Estamos unos cuantos adentro con algo (risas).                        

 

R—Claro, ¡hay una participación! Decir lo que hace ParqueChasWeb por el barrio, realmente, siempre está presente en todas las actividades que se desarrollan, así que también es un orgullo. En el barrio, en general, los centros culturales, el Monteagudo, el Laberinto, trabajos realmente muy buenos, el (partido) Solidario con el pelado (Bagnato).

 

—Barrio mágico, activo y participativo.

 

R—Barrio Parque Chas mágico, solidario y participativo. Y algo que nosotros no podemos dejar de mencionar, Marga y yo, que es la Fuente Sopa de Piedra. Nos cruza fuertemente a todos. Es algo que hizo el barrio, transformar ese adefesio que era la fuente de Parque Chas, en esa obra gaudiana tan maravillosa en la que Andrea Vespa, Martín Malamud, Damián Rovner, Leda Amorín, (…), Magdalena Eggers, tantos compañeros… y después cientos de vecinos de todas las edades colocando sus piedrecitas, una por una. Y luego para nosotros, un homenaje que le hacen a nuestra hija poniéndole Fuente Sopa de Piedra, en recuerdo al día en que se inauguró la fuente y Andrea, en la calle y sin micrófono, con mucha gente y con mucho ruido, demostrando sus dotes de narradora logró la atención de todos y se escuchó Sopa de piedra, un poema, un llamado a la solidaridad, al trabajo conjunto, al trabajo colectivo, realmente maravilloso. Claro, hizo honor a lo que ella era, lo que ella es, ¿no? Ella se fue justamente en un accidente rumbo a las escuelas rurales de Santiago del Estero, cuando iba dar cursos para que los chicos de Santiago del Estero ¡hablaran! Estamos hablando de las escuelas rurales. Los chicos de las escuelas rurales prácticamente no hablaban. Nosotros nos sorprendíamos cuando ella nos contaba. Ahí sigue ella, dando vueltas, seguramente con sus chicos. Está presente junto a nosotros en el barrio y está en la fuente.

 

—Los abrazamos muy fuerte.

 

M—Quería agradecer a este Laberinto que realmente es un laberinto que nos va a llevar a donde tenemos que llegar, a Lito, a su compañera, a sus hijos, a todos los compañeros y los vecinos que lo ayudan, que lo contienen, y hacen que este Laberinto sea realmente un laberinto de esperanza. Un cariño y un beso a todos. Y gracias, Fernando.

 

—Un beso enorme, Marga, Roberto. Muchas gracias, fue una hermosa charla. Acá los aplaudimos.

 

R—Gracias a ustedes. ¡Y a seguir militando, vamos!

 

M—¡Esos jóvenes del barrio!

R—Acá, estamos, portadores de varias juventudes (risas).

 

 

MÁS TESTIMONIOS DE MARGA ZALAZAR Y ROBERTO VESPA

 

Y siguen apareciendo recuerdos. Ayer en un reportaje hablaba del Club Saber y después estuve charlando un rato con Susana, la presidenta, y recordaba que tendría yo 20 años, era secretario de actas en el Club Parque Chas. Era una Comisión Directiva muy interesante, había muchos jóvenes. Trabajábamos lindo. Y bueno, llegó un momento en que hubo que ir a elecciones, cosa que nunca había sucedido que se presentaran dos listas. Y esta vez se dio esto. Había un grupo de socios mayores quizá, no muy mayores, mayor para esa época era cuarenta y pico, cincuenta años, ya eran mayores. Y querían poner el póker. Sí, el juego de póker. Legalizarlo, autorizarlo, pero nosotros no estábamos de acuerdo con eso. Y lamentablemente hubo una decisión: se formó otra lista. Nosotros con el tema de la campaña esa, equivocada, en vez de plantear las cosas positivas que queríamos hacer hicimos la campaña basada en contra del juego y ellos nos acusaron de comunistas. ¡Nos barrieron! (risas). ¡Qué sé yo la cantidad de votos que hubo! Me parece que, si no me equivoco, fue la primera vez que hubo una elección así, abierta en un club del barrio. Siempre hay algunas cositas entre la Comisión Directiva, un grupo de socios, lo que fuera. Pero es difícil que lleguen a presentarse dos listas. En este caso se dio en el Parque Chas. ¡Esto fue hace 60 años, bendito sea! Ahí cumplía su función originaria que era sociedad de fomento de nuestro barrio. (Roberto)

 

Una más: esta vez de la Caja popular de Villa Ortúzar en la década del ’70, a principios del ’80. Participábamos en la Comisión de Promoción y Cultura. Había un grupo de jóvenes, mujeres, que colaboraba con el consejo de administración de la caja. Y para que se den una idea, los miembros de administración eran 25 vecinos y en la comisión de cultura éramos unos 30, 35. Se realizaron muchas actividades. Una emblemática fue la escuela de ajedrez infantil que se hacían torneos tanto en la caja, la filial 060, como en las escuelas. Recuerdo haber torneos en la Petronila Rodríguez, Ejército de los Andes, Enrique de Vedia, en la 8, que la conocíamos como “la escuela de Mármol”, en Carbajal. Y también había una escuela de folklore infantil. Era tan interesante el movimiento barrial, igual que en el ajedrez, participaban las escuelas. En el folklore infantil era tan grande la participación de los chicos, que hicimos una jornada doble en la sala Spilimbergo de la filial Saavedra. Para que se den una idea, tiene capacidad para 125 personas sentadas. Y las dos funciones estuvieron repletas. Y por último, un Círculo Literario que conducían Juan Sarria y su compañera Alicia, que también tenía una gran participación. Recuerdo unos intelectuales del barrio, a un médico del Hospital Tornú. Hay mucha gente que aún ahora recuerda ese círculo literario porque fue muy interesante y con una participación muy importante. (Roberto)

 

— El primer torneo de ajedrez infantil que se hizo en el salón de la cooperativa, en el primer piso, participaron 81 chicos de las escuelas del barrio, de los cuales 80 eran chicos y había una sola nena. No recuerdo el nombre. Era de la escuela de los Palotinos, con la que teníamos muy buena relación. (Roberto)

 

Queridos compañeros y vecinos de nuestro querido barrio Parque Chas. Sería muy placentero para todos los vecinos conocer a lo mejor, algunas situaciones que no estuvo a su alcance. Por ejemplo, la situación de compañerismo, solidaridad que se fueron creando en el club Saber, para mí uno de los más importantes fue el Jardín Vecinal, donde por suerte pudo ir una de nuestras hijas, Vanina, y donde se encontraron muchos niños que ni se conocían del barrio. Y formaron un gran grupo acompañados siempre por sus mamás, por sus parientes y se hicieron cosas muy lindas para esa época de la niñez. Después también hubo una situación muy importante que se dio en nuestro país con Malvinas, que realmente fue una situación muy dolorosa para todos. Pero, a pesar de todo, logramos conformar una comisión de mujeres, compañeras, vecinas, con el asesoramiento del Director del Hospital Tornú. Y logramos que nos dieran la posibilidad de visitar a estos niños, estos jóvenes, realmente eran unos niños en ese momento, en el Hospital Militar. También fue una cosa muy importante para nosotras las mujeres en nuestro barrio. (Marga)

 

Uno de los momentos más alegres de nuestra niñez y un poquito de adolescencia es lo que ocurría todos los días enfrente de mi casa, en Andonaegui. Había un comité peronista y alrededor de las 6 empezaba su actividad partidaria. Por supuesto, comenzaba con la marcha peronista. Y en la esquina de Varsovia y Andonaegui vivía una familia que tenía dos hijas muy amigas mías y esperábamos con otros chicos que el loro de esta familia también comenzara su actuación porque ¡cantaba la marcha peronista de una forma impresionante! Todos los días esperábamos eso para divertirnos un poquito dentro de nuestra situación. (Marga)

 

Cuando logramos derrotar a la nefasta dictadura militar, por suerte, vino el gobierno de Alfonsín. Había mucha más expectativa entre los vecinos para no estar con ese miedo de que te llevaban preso y no sabíamos por qué, a distintos militantes de ese momento, del barrio. Nos empezamos a agrupar en los distintos lugares abiertos. Y en la Plaza Éxodo Jujeño comenzamos a hablar con mamás y ver la necesidad de darles algo de alegría a los niños de esa época. Se creó el Grupo de la Placita con vecinas y vecinos, que empezamos a crear cosas para los niños y los jóvenes, que nos dio muy buenos resultados hasta que llegó el momento en que, por distintas situaciones, no pudimos seguir. Pero fue una experiencia muy, muy importante. (Marga)

 

Los momentos en que nos encontrábamos con los vecinos fueron inolvidables para todos. Por ejemplo, en las fiestas de fin de año, en la esquina de Varsovia y Andonaegui, había un almacén que servía para todo el barrio. Y a las 12 de la noche, el dueño, un espectacular vecino, bajaba la persiana, sacaba una mesita y ahí ponía lo que él ofrecía a sus vecinos y a su vez, los vecinos llevaban para brindar a las 12 de la noche. Y con los jóvenes de esa época, bailando hasta la madrugada y esto se repetía a fin de año, en Reyes, que era importantísimo para los chicos del barrio. Todas esas cosas son situaciones que no nos olvidamos porque hicieron que comprendiéramos que estando juntos, y cada uno aportando algo, nos sirvió para ir haciéndonos en la vida más solidarios, más compañeros. No estar siempre metidos en sus casas sin resolver cosas que uno solo no puede resolver. Siempre se hacen las cosas en conjunto como lo hacemos en el movimiento cooperativo. (Marga)

 

Me acordé de algo que debe ser de la década del ´40, del ’50, por ahí debe andar, la diagonal Victorica de tierra. Estaban haciendo las cloacas. Entonces, había una especia de trinchera, como se hace ahora, que nos hacía recordar de la Segunda Guerra Mundial, resabios de eso. Yo no me acuerdo para nada de la Segunda Guerra Mundial. Y eran como trincheras, cavaban en las veredas, como los pozos que hacen ahora para agregar las cañerías, para agregar las cloacas. Entonces había cada diez metros esas trincheras. Y eran a lo largo de las calles y transversales para las casas. Y ahí íbamos a divertirnos con la guerra de guerrillas, a piedrazos. Y recuerdo, todavía me duele el piedrazo que recibí en la frente. El chichón que tengo debe ser ese. (Roberto)

 

Recuerdo también en el (club) Saber que funcionó un teatro, una escuela de teatro. Voy a tratar de averiguar más detalles porque el director era… es, por suerte, un vecino del barrio que ahora no está viviendo en el barrio. Nacido y criado en Parque Chas, Juan Carlos Cervellino, médico, era el director y dirigía un grupo de pibes y pibas, realmente muy interesante. Y también participaba en aquel entonces, Mara Lazio, buena actriz, buena directora. (Roberto)

 

En los primeros años de la escuela primaria, en la escuela Petronila Rodríguez, ahí cursé primer grado inferior y primero superior, que ahora es el segundo. Y luego continué en la William C. Morris, estaba en la calle Andonaegui casi esquina Llerena y ahí terminé la escuela primaria. Una etapa maravillosa. Esto fue en 1945 y 1946. Por ahí debe andar el boletín de entonces. (Roberto)

 

 

 

 

 

 

 

 

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