De Isla Margarita a Parque Chas
Antes de presentar su libro «Qué pena con ese señor» en la Feria del Libro de Buenos Aires, la periodista y escritora venezolana Carola Chávez, realizó una visita fugaz por el barrio para encontrase con un entrañable amigo.
Por Fernando Belvedere
Lo que no podemos negar, es que la revolución digital que Internet ha logrado en estos años de acceso masivo, es la de haber tejido una red de contactos entre personas de distintas partes del mundo, acercando, derribando distancias y fronteras.
Fue así, que entre uno de los tantos millones de datos que circulan diariamente por la Red de redes, nació hace unos años, la amistad entre la caraqueña Carola Chávez y el porteño historiador Leonardo Killian (nacido y criado en Parque Chas).
La causa de esta estrecha amistad, fue la historia de una foto del actual presidente bolivariano Hugo Chávez Frías.
Se trata del primer registro fotográfico en nuestro país, del actual responsable de conducir los destinos de la tierra de Bolívar. Según nos comentó Killian, “en el año 1994 vino de incógnito Hugo Chávez a la Argentina. En una reunión clandestina en el entonces Centro Arturo Jauretche tuve la suerte de sacarle la única foto que se le tomó en nuestro país. Un amigo se la hizo llegar y acá, el Comandante me la envió autografiada”.
Carola Chávez y Leonardo Killian
De visita en nuestro país, invitada por Télam para presentar en la Feria del Libro de Buenos Aires, su Manual de costumbres y procederes de esa clase media venezolana “Qué pena con ese señor», Carola quiso conocer “aquel barrio en que la gente se pierde”, que tanto le relataba su amigo Killian a través de correos electrónicos.
El encuentro se produjo el 4 de mayo, y quien escribe fue testigo de esa cumbre. Antes de llegar a lo de su amigo, recorrimos el círculo de la calle Berlín, para adentrarse en los misterios geográficos de aquel alejado barrio porteño, Parque Chas.
Durante dos horas, y mientras el gato «Lenin» de Killian solicitaba nuestra atención, una cálida Carola Chávez nos dejó embelesados con su relato impregnado de Caribe, sobre el proceso político que está transitando su país. También pudimos conocer un poco más de su actividad en los medios de comunicación venezolanos, como la radio y la prensa escrita. En su reciente trabajo “Qué pena con ese señor», la autora recoge relatos y cuentos redactados a partir de 2005, y retrata vívidamente las peripecias y circunstancias vitales de las clases medias de su país.
“La Chávez”, que no posee ningún lazo familiar con el presidente de Venezuela, nos transmitió todo el tiempo su entusiasmo por los logros conseguidos en su país, sin perder su mirada crítica por los temas pendientes. Es ferviente admiradora de Arturo Jauretche, Jorge Enea Spilimbergo y Jorge Abelardo Ramos, autores que le abrieron la cabeza a través de sus ensayos sobre la descolonización cultural.
La presencia de Carola Chávez en Argentina tiene que ver con la política que está llevando a cabo la Agencia de Noticias Télam, que es la de reforzar y profundizar los vínculos culturales y humanos entre los pueblos sudamericanos.
Carola es un exponente del lugar preponderante que adquirió la política durante la revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez Frías: “El pueblo venezolano antes de que llegara ‘Mi presi’ era indiferente, apático por el debate político”.
En una nota publicada en el Portal de noticias de la Agencia Télam, pudimos enterarnos que Carola Chávez proviene de una familia de buena posición. Hija de un economista y decano universitario, y nieta de un diplomático. En 1995, optó, como tantos, por el exilio económico en Barcelona, España.
En 2004 Carola redescubre su país durante unas vacaciones. Así pudo percibir un cambio, que se traducía en entusiasmo, acción y trabajo nunca antes vistos. Esa impresión la decidió a volver a Venezuela en 2005.
«Antes de Chávez, mirábamos a Miami, donde solo veíamos una frontera que nos impedía pasar y por eso mismo acrecentaba nuestro deseo de ir allí, de ser como ellos, de no ser nosotros mismos. A partir de Chávez, los venezolanos nos redescubrimos a nosotros mismos como país y como sudamericanos. Hasta su gobierno, la imagen de Venezuela terminaba en el Orinoco, y las clases medias sufrían el sueño imposible de vivir como sus patrones, veranear en St. Thomas y darse un ritmo de vida que no había modo que tuvieran». «Ahora, gracias a esa reorientación, los niños venezolanos comen carne argentina, que antes era un lujo reservado a los muy ricos. Y además estamos industrializando el país, tendiendo ferrocarriles, todo en colaboración estrecha con los países de la Sudamérica que antes ignorábamos», declaró a Télam.
Carola Chávez se fue de Parque Chas con el deseo de volver pronto, e invitándonos a conocer su lugar en el mundo: Isla Margarita.