«En el horno del agua» *
Si yo estuviera a la moda, que no lo estoy muy a pesar de que para algunos yo siga siendo un representante de lo nuevo en la parte que me toca del margen musical del mercado; y fuera yo uno de aquellos que bautizados «Acción Poética», estampara frases o epigramas en los muros, hoy saldría a escribir por ejemplo «Nos tapó el agua pero estábamos en el horno». Recurriendo al humor en medio de la penuria y el desánimo barrial, tal vez no sería buena idea, pero la situación de esta Buenos Aires, en donde los botes impensados serían un buen negocio para los amigos de las oportunidades, requiere aferrarse a la chispa del ingenio antes de que el colapso se manifieste de otras formas y texturas para ser escrito con la materia fecal barrosa que exuda la falta de previsión y cabeza de quienes se toman la cosa a la liviana y en medio del caos, estaban a kilómetros del hecho, porque el incendio del asombro ante tales fugas, realmente debería quemarles los barcos ebrios de sus bloqueos a una ciudad que los tiene de dirigentes y ya en el peor de los casos de la lista, de intendente, no son ajenos los buques ni son los enemigos, o si?
El amarillo papal se convirtió a marrón. Los globos se revientan y los impuestos flotan en barquitos de papel ridículamente sobre las pestañas de los inundados. Entre ellos, algunos ya no respiran. Muchas cacerolas vacías de ingenio y llenas de egoísmo hoy las llena el agua de un dos de abril para la memoria. Que les cunda a la hora de un voto. Y que no confundan al enemigo, que una vez más, lo creíamos descansando afuera, pero sobre todo y para peor castigo: Lo tenemos «trabajando» adentro. Espero que no nos hagan chupar el agua o que nos la chupen ellos…
*Ariel Prat, músico (2 de abril de 2013)