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Un recorrido por el origen del arbolado porteño

 

 

 

 

 

¿Cuáles son los primeros antecedentes de plantaciones de árboles en nuestra ciudad? ¿Qué especies se eligieron? ¿Sarmiento introdujo los plátanos? ¿Qué planes de arbolado hubo en estos últimos quince años? Varias de estas preguntas la responde un especialista en el tema que fue consultado por nuestro medio.

 

 

 

Por Fernando Belvedere

 

En la publicación Origen del arbolado porteño que se realizó en el año 2007, durante el gobierno de Jorge Telerman en la Ciudad de Buenos Aires, se describe a través de sus  páginas, que los árboles de nuestra ciudad son el testimonio de la historia de la gente que vive en ella a través de los recuerdos infantiles, amores adolescentes, encuentros ocasionales, sombras acogedoras en verano, floraciones coloridas de primavera. Por eso, los árboles públicos, se convierten en nuestra identidad urbana y definen rasgos de nuestra personalidad colectiva, más allá de si son autóctonos o traídos del otro lado del mundo. Estos árboles se aporteñaron plantados por personas que buscaron hacer amable la vida urbana. Con los árboles llegaron los pájaros, e interactuando entre sí fueron forjando gran parte de la diversidad biológica que lucha por hacer menos gris la ciudad construida.

Uno de los responsables de este trabajo fue el especialista Fabio Márquez, ex Coordinador del Programa Biodiversidad Urbana. “Conocer los aspectos más significativos de la historia del elemento natural con mayor presencia en la urbe porteña, permite valorar y conocer procesos constitutivos que tienen parámetros culturales, políticos, urbanísticos y sociales que nos describen como sociedad que tiene un pasado y que desde su presente, decide su futuro”.

Para hablar sobre este tema, el Portal de Parque Chas lo entrevistó. Márquez es licenciado en Diseño del Paisaje, UMSA; especializado en espacios verdes y gestión pública, con numerosos proyectos en la Ciudad de Buenos Aires. Es, además, docente y autor de publicaciones sobre diseño del paisaje y biodiversidad urbana por los que ha recibido premios internacionales. En twiter se lo puede seguir en su perfil @paisaijeante

 

 

-Fabio, ¿durante qué periodo se ejecutaron los primeros planes de arbolado de nuestra Ciudad?

-El primer antecedente de una plantación de arbolado fue a finales de la época de la colonia cuando se interviene el Paseo de Julio hoy Avenida Alem,  que era la alameda que iba desde donde hoy está la Casa Rosada hasta la Avenida Corrientes. Allí se plantaron naranjos y ombúes, esa es la primera referencia de arbolado en el espacio público, pero no fue parte de un plan.

 

Cuando abrieron la Avenida de Mayo, dicha arteria fue la primera en contar con un plan de arbolado sistemático. A lo largo de su trayecto se plantaron plátanos.

 

Más tarde, con la designación de Carlos Thays al frente de la Dirección de Parques y Paseos (1891), se inicia el diseño de un plan serio de arbolado de la ciudad. Desde allí , crea el Jardín Botánico para producir las plantas. Lo primero que le encargan al paisajista francés, fue un “Plan Europeo de Arbolado”, a partir del cual,  se plantan plátanos, paraísos, tilos y plantas exóticas. Por esos años, Thays viaja al norte del país donde descubre el jacarandá, los palos borrachos y lapachos. A estas especies, las va a experimentar en el Botánico y las comenzará a utilizar para el plan de arbolado de calles, a través del cual va a introducir la primera novedad a ese paisaje con plan europeo: Los árboles con flor. El clima de esta ciudad permite plantarlos.

 

Fue en ese momento, que no sólo se ejecutó un plan sistemático de arbolado; la otra gran novedad, fue que Buenos Aires comenzó a tener sombra. Hasta pocos años antes, en este paisaje volaba el polvo y el sol te calcinaba y cuando llovía las calles se convertirían en un pantanal.

 

El plan era construir veredas con espacios para plantar árboles, con calles adoquinadas. Los árboles se producen en el Jardín Botánico pensados para el espacio público. Son árboles muy grandes y sus copas pueden generar sombras sobre las casas que en esa época eran de una sola planta. Luego la ciudad empieza a crecer y las construcciones en alto empiezan a achicar los espacios para los árboles.

 

Hasta la última dictadura militar hubo un plan de arbolado basado en el sistema de Thays, pero se comienza a romper todo ese sistema ordenado y prolijo propio de la tradición enciclopedista francesa que había traído, y que había sido respetado por sus sucesores. Era un sistema donde todo estaba inventariado y catalogado, ubicado en planos siguiendo la sanidad de las especies.

 

El atractivo era la homogeneidad de la plantación de árboles, en calles nuevas con árboles  de la misma edad, todos con la misma altura. Esto va a producir calles con galerías de sombras y esos arbolados sobre las casas y sobre la calzada de una manera muy homogénea con una distancia de plantera a plantera calculada, todo muy sistemático.

 

La dictadura va a empezar a romper ese plan por la propia descomposición de los organismos gubernamentales de la ciudad.

 

 

 

 

-Quienes sufren problemas respiratorios suelen maldecir los plátanos y se lo suele hacer responsable a Sarmiento por ser el que introdujo esta especie ¿Qué hay de cierto sobre este mito?

Esas primeras buenas plantaciones se van a ir perdiendo a medida que se inician las intervenciones que no tienen en cuenta la calidad del arbolado. Las especies que provocan especialmente sistemas de alergias como los plátanos estaban pensados en su génesis para generar escenarios parisinos. Está el mito que Sarmiento los introdujo pero no hay pruebas fehacientes, es voz populi. Él no fue un especialista que se dedicó a traer plátanos, quizás sí otras especies, el plátano era el que estaba más familiarizado con ciudades europeas (es una especie euroasiática). También se dice que Sarmiento trajo los eucaliptos.

 

En cuanto a las alergias, mucha gente cree que se las provoca el plátano, pero en realidad es alérgica al fresno. Las especies masculinas de este árbol despiden el polen que apenas es perceptible.

 

Las especies exóticas son las que más alergias generan a las personas, no hay tanto investigado para decidir qué hacer, pero son decisiones contemporáneas de plantaciones. La discusión no solo es si es conveniente o no plantar plátanos o fresnos porque generan alergias, sino porque además, hay que tener en cuenta que son especies exóticas que carecen de una interacción ecosistémica con la fauna silvestre.

 

 

 

 

 

-¿Qué plan de arbolado se ejecutó en nuestra ciudad en los últimos 15 años y cuáles son sus características?

-En los últimos 15 años no hubo Plan. Anuncian planes desde el Gobierno de la Ciudad pero son simulaciones de planes que se escriben pero que en la práctica no se ejecutan, sobre todo porque hay una desconcentración de los servicios de mantenimiento de arbolado público en las Comunas, donde el área central arma el pliego y después la Comuna es la que tiene que supervisar las tareas. El problema es que no hay especialistas capacitados, no hay empresas con recursos humanos técnicamente idóneas para esta tarea; y lo que sucede, es que hay un manejo anacrónico y obsoleto donde se siguen plantando especies exóticas a contramano de lo que se plantea en varios lugares del mundo, donde se prioriza flora nativa para que pueda reinsertarse la fauna silvestre, especialmente aves y mariposas; y, además, lo que este plan porteño no contempla son los tamaños del arbolado.

 

Es imprescindible la buena elección de la especie de árbol que conviene plantar, porque cuando se planta un palo, se está ante un proyecto de árbol y hay que saber a qué tamaño va a llegar de adulto, para evitarle podas. Cada poda que se le hace a un árbol reduce sus años de vida y facilita el ingreso de patógenos que terminan enfermándolo. Estas malas  decisiones generan costos que se podrían evitar. Cuando se planta un árbol hay que calcularle su longevidad para que no solo funcione en su aspecto estético y paisajístico sino en su función de equipamiento ambiental, porque de un buen arbolado depende su eficiencia como atenuador de los males urbanos, porque contrarresta las islas de calor, hace más lenta la caída de agua de lluvia ya que el follaje de un árbol puede albergar hasta 500 litros de agua; además, retiene polvo, humo y gases producto del smog. También atenúa la contaminación acústica.

 

Son muchos beneficios, además del cobijo de fauna silvestre por lo cual cuando se planta un árbol que tarda a lo mejor entre 10 y 15 años en llegar al tamaño necesario para prestar el servicio ambiental, que por lo menos la proyección de vida de estos ejemplares sea de un siglo, como todavía sucede con los árboles sobrevivientes del plan de arbolado de Carlos Thays, que muchas veces por inadecuada intervención humana les han reducido expectativa de vida y en donde todavía no fueron maltratados se siguen conservando esas arboledas añosas en nuestra ciudad.

 

Durante la dictadura lo que sucedió es que se rompe el plan de Thays con la introducción de la especie fresno americano. Hoy la mitad de la ciudad tiene este árbol que paisajísticamente es de dudoso atractivo porque sus flores pasan desapercibidas, tiene un follaje poco significativo y va contra la diversidad de especies. Hay que priorizar las especies nativas porque si una plaga ataca no se corre el riesgo de perder ese equipamiento ambiental que nos ofrecen los árboles.

 

Actualmente tampoco existe un plan que contemple no cortar las raíces de los árboles cuando se realizan obras de infraestructura subterránea en veredas. Se eligen muy mal las especies de primera magnitud que llegarán a tener una copa de 15 o 20 metros de alto en veredas de 3 metros de ancho. Hoy en esta ciudad tan construida no se deben seguir plantando árboles gigantes como lo que traía Thays, sino que hay que plantar árboles más pequeños que no generen galerías en las calles debido a que no hay espacio. Al mismo tiempo, no deberían existir espacios vacíos donde tienen que plantarse árboles, porque los necesitamos para mejorar la calidad ambiental de la ciudad. Un plan de arbolado debe contemplar todos los componentes técnicos para planificar de acá a diez, veinte y hasta cincuenta años.

 

A eso habría que sumarle procesos participativos para que la gente acompañe y tome pertenencia colectiva, que se interese por la importancia de los beneficios que nos dan los árboles, de cuidar el árbol que tiene en la puerta de su casa, de valorarlo. El modelo contemporáneo de arbolado ya no es ese modelo homogéneo, sino que integrándolo con criterios paisajísticos haya distintas especies que generen diferente cobijo de fauna silvestre y veamos más animalitos como distintas especies de aves y mariposas. Se calcula que podríamos llegar a ver unas 250 especies nativas de aves y 100 de mariposas. Además, una calle arbolada con especies armónicamente gratas y diversas hace que algunas de esas especies si se enferma, no podrán transmitir la enfermedad o la plaga que la ataca, ya que son de familias y géneros diferentes en términos botánicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portal de Parque Chas

Redacción

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