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Se realizó la misa por el 47º aniversario de la Masacre de San Patricio

 

 

 

 

 

 

Se conoce a este hecho como el crimen perpetrado por los militares argentinos con el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos el 4 de julio de 1976, durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, ejecutado en la iglesia ubicada en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires. Los religiosos asesinados fueron los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. En la iglesia San Silvestro, de la orden de los Palotinos, ubicada en Roma, se colocó una placa en memoria de los cinco religiosos de la orden.

 

“Esta noche compartimos la misa conmemorativa por el 47° aniversario de la Masacre de San Patricio. El oficio fue presidido por Monseñor Enrique Eguía Seguí, delegado para la Vicaría General de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Al finalizar la ceremonia, en un momento de profunda emoción, trasladamos al oratorio de la iglesia la alfombra sobre la que fueron asesinados nuestros cinco Mártires Palotinos. Agradecemos a toda la comunidad que se acercó a participar de este sentido homenaje. Alfie, Alfredo, Pedro, Emilio y Salvador ¡presentes! ¡Ahora y siempre!”, publicó Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

 

La celebraciones con motivo del 47° aniversario de la Masacre de San Patricio comenzaron el 4 de julio, con distintas actividades que se llevaron a cabo en la ciudad de Mercedes.

El día comenzó con una charla junto a estudiantes secundarios del Colegio San Patricio, organizada por la Coordinación de Ddhh Mercedes en el Teatro Argentino “Julio César Gioscio”.

El colectivo estuvo representado por Ramiro Varela, quien compartió el panel con Francisco Chirichella, vicepostulador de la causa canónica, y con Claudia Révora, integrante de la Comisión de Familiares y Amigos de Detenidos-Desaparecidos y Asesinados por la Dictadura Cívico-Militar de Mercedes.

A continuación, se inauguró la muestra “Juntos vivieron, juntos murieron. La entrega de los Mártires Palotinos” en el foyer del primer piso del teatro. Allí se exhibieron fotografías, documentos y obras de los artistas plásticos Marcela Brown -mercedina y curadora de la exposición-, Roberto Frangella y Javier Navarro Gallo.

Al finalizar, los participantes se dirigieron hacia el Cementerio Municipal para compartir el gesto religioso presidido por el P. Pablo Bocca frente a las sepulturas de los padres Alfie Kelly, Alfredo Leaden y Pedro Dufau.

 

La dictadura autodenominada ‘Proceso de Reorganización Nacional’ que tuvo lugar entre 1976 y 1983 pisoteó absolutamente todos los derechos humanos que nuestra legislación nacional y las distintas convenciones internacionales protegieron a lo largo de nuestra historia. En ese sentido, una de sus caras más aberrantes se pudo observar en lo que se conoció como la masacre de San Patricio. Llevada a cabo en la madrugada del día 4 de julio de 1976, durante esa oscura jornada el recientemente instalado gobierno de facto ejecutó nada menos que el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas de la Congregación Palotina dentro de la Parroquia de San Patricio, en la actual comuna de Villa Urquiza, donde también se encuentra la estación aludida.

 

El crimen se produce en el período más oscuro de nuestra historia, Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el terrorismo de estado, protagonistas de crímenes de diversa índole, entre ellos la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños (Mensaje de la Comisión Permanente del Episcopado Argentino al cumplirse 40 años de la ruptura del orden constitucional). Unos días antes del trágico acontecimiento, ellos se preguntaron cuál tenía que ser la conducta por seguir ante todo lo que venía sucediendo; debían callar o seguir anunciando la Palabra que proclama la dignidad de toda vida humana. La respuesta fue: tenemos que obedecer a Dios antes que a los poderes de este mundo. Anunciar el valor de la vida en medio de tanta muerte hizo de sus vidas, vidas testimonialmente proféticas. En este testimonio profético fueron fieles a su compromiso de consagración a Dios. El Papa Francisco nos recuerda que la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía… un religioso nunca debe renunciar a la profecía (Carta de convocatoria al Año de la Vida Consagrada).

Juntos vivieron y juntos murieron. Fue un atentado a una comunidad comprometida en el anuncio del Evangelio. El compromiso de fe los llevó a defender el valor de toda vida y promover los valores evangélicos de la justicia, de la paz y del compromiso con los indefensos de la humanidad.

Cinco personas muy diferentes entre sí, con diversas miradas de la realidad, pero unidas en el mismo anhelo de fidelidad a la Verdad. Sus historias y sus edades eran muy diversas pero los cinco se apasionaron, movidos por el carisma heredado de San Vicente Pallotti, a anunciar la Palabra de Dios que da a cada uno un lugar en la Iglesia y en el mundo. Gastaron su vida en la misión Evangelizadora que siempre es transformadora de la realidad.

“Como comunidad Palotina y como Iglesia queremos hacer una memoria agradecida por todo lo que hemos recibido de Dios a través de cada uno de ellos. Resuenan en nuestros corazones innumerables palabras, gestos, actitudes, opciones que nos ayudaron a encaminar nuestras vidas por la senda del bien y la verdad. Hacer memoria agradecida por su sangre derramada. Ella es hoy para nosotros testimonio vivo de una fe en Jesucristo, comprometido con la humanidad y su historia.

Queremos también, asumir el testimonio de sus vidas y la elocuente entrega al pueblo de Dios como una luz que ilumina hoy el sentido último de nuestras propias vidas. Ellos son hoy, para todos nosotros luz y vida.

Queremos buscar la verdad y la justicia frente a lo sucedido. Esa justicia que brota de un corazón sanado y redimido y que siempre busca el bien hasta de aquellos que nos hicieron mal. Esa verdad que nos hace libre y nos permite construir una sociedad automáticamente reconciliada. Verdad y justicia que no se oponen al perdón. Sin esta dimensión de perdón, no seremos fieles a ellos. Tampoco lo seremos si nos hacemos cómplices de la impunidad”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portal de Parque Chas

Redacción

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