ActualidadNoticias destacadas

Se presentó el libro “Un Dios Salvaje. Gestos para la Memoria Común”

 

 

 

 

 

 

A partir de la muerte y el nacimiento del mito de Maradona, se recopilaron fotografías y textos de este acontecimiento histórico mediante una convocatoria abierta. La presentación de este trabajo se realizó en la Casa de la Provincia de Buenos Aires el jueves 24 de noviembre.

 

 

En “Un Dios Salvaje” ” se reunieron fotografías de los distintos velorios públicos y privados, rituales y despedidas, altares y homenajes que se realizaron en muchos barrios, clubes y ciudades de la República Argentina, a partir del fallecimiento del Diego. Se recopilaron las fotografías de este acontecimiento histórico, mediante una convocatoria abierta: sabiendo que son de un inmenso valor simbólico, político y cultural; y por ello ameritan su inmediata puesta en valor, como gesto popular para la memoria de nuestra comunidad. Estas fotografías, pertenecientes a más de 100 autorxs, fueron seleccionadas por un jurado compuesto por RES, Mariana Eliano, Eduardo Longoni, Victoria Gesualdi, Julio Pantoja y Juan Travnik. El objetivo final de la selección realizada es la donación a la Fototeca de ARGRA, quiénes organizan, sistematizan, preservan y ponen en consulta online documentos fotográficos que registran importantes acontecimientos de la historia política, social y cultural de nuestro país. También se reunieron textos bajo la forma del ensayo o de impresiones literarias que surgieron de las plumas de algunos ensayistas de la escritura nacional. Algunos fueron producidos por la misma necesidad ardiente e imperiosa de testimoniar el acontecimiento que tuvieron los ojos de los fotógrafos al mirar, otros de los ensayos fueron pensados y escritos exclusivamente para esta obra, pero ambos fueron integrados en un diálogo entre lo visible y lo decible, sabiendo que al igual que las fotos, documentan y ensayan acerca de un fenómeno incontenible: Horacio González, Alejandra González, Ariel Pennisi, Adrián Cangi, Gabriela Cabezón Cámara, Facundo Martínez, Diego Valeriano, Cora Gamarnik, Gustavo Varela, Mauro Greco y María Pía López son sus autorxs.

 

Adrián Cangi y Kala Moreno Parra, coordinaron el proyecto, y Gisela Gere, fue la diseñadora del libro colectivo.

 

 

Un Dios salvaje

Por Alejandra González

Es imposible participar de esta presentación de imágenes y palabras sobre la perdida que significó Maradona en nuestras vidas, sin relacionarla con la que  acabamos de sufrir este domingo cuando se fue también Hebe de Bonafini. Seguramente si viviera el Diego, habría tenido algo que decir de nuestra madre de plaza de mayo. En el mismo mes de noviembre duplicamos la pérdida. Y hoy me parece que tiene sentido como nunca decir que hubo un acontecimiento Maradona en la Argentina como también hubo un acontecimiento Hebe. Un vendaval,  algo que partió al medio nuestras vidas, porque no había hecho significativo que no estuviera protagonizado o acompañado por sus relatos, sus particulares interpretaciones del mundo. Tema de polémica la actitud del Diego, pero no pasible de ser ignorado. Igual que Hebe. Hermenéuticas infinitas sobre sus palabras, pero sobre todo golpe en el pecho, emoción, angustia, enojo. Nunca indiferencia. Nos obligaban a discutir, a enfrentarnos, a sacarnos caretas y enfrentar nuestros  rostros desconocidos.  Ruptura de cualquier homogeneidad predecible.

También, podríamos decir que Maradó y Hebe son figuras  conceptuales, que pueden ser planificados por contenidos diversos en circunstancias completamente distintas. Todo chico que venga de una infancia villera, y que se eleve económica y socialmente, y se atreva a decirles en la cara a los poderosos que él no es uno de ellos, que siempre se plantará  desde sus orígenes de clase para juzgar el mundo, que llevará sobre su cuerpo el peso de nuestras alegrías y también de nuestras miserias, ese sujeto es el Diego. Y cualquier mujer, no importa su edad, que busque infinitamente los cuerpos de todos los hijos desaparecidos, humillados y ofendidos  en comisarías, cuarteles, organizaciones internacionales, y que extienda la idea de derecho humano a reclamo justiciero de  una vida  digna, cualquiera que se niegue a que los cuerpos se vuelvan carroña y el nombre sea olvidado, será una madre de la plaza. Es así que dejan un nombre,  y se borran en e´l, porque ya no  les es propio, sino que está habitado por un modo de existencia que puede revivirse una y mil veces. Cada vez que nos enfrentemos audazmente con una verdad disruptiva, incómoda, insolente,  revive la mano de Dios o la conminación a no bajar nunca la cabeza.

Finalmente, son la marca de un mito.  De esos que fundan la idea de una patria, una matria, algo que nos devuelve ese sentimiento oceánico, que aunque pasajero, velado e ilusorio, reanima la esperanza de habitar juntes algo de eso que se llama Argentina, y que no es más que el nombre de una fuerza.  Mito fundacional entonces de algo que todavía no somos, pero que deja en nosotros la huella de lo que queremos ser en ese tiempo siempre por venir.

El Diego y Hebe  estarán reunidos, entonces.  Como  acontecimiento, figura y mito de un proyecto en esta ciudad que quisiéramos que nos haga libres.  Ellos,  desde su ausencia modelan ese pueblo que todavía  falta. Y falta porque todavía tenemos que tomar sus insolencias,  su salvajismo,  para convertirnos en  presente vivo. Para no morir nosotros.  Y cuando nos falla el empuje  para alentar una vez más  una militancia, una selección, un cambio en lo real de nuestras vidas, entonces, aparecen esos desaparecidos  en el cielo, o en un viejo video,  arengándonos para que no bajemos los brazos, para que salgamos una vez más, y  dejemos  las ilusiones de lado. Nos obligan a habitar la esperanza: esa  fuerza que nos impulsa  al porvenir convocado  una y otra vez por la insistencia feroz  de un villero y una loca.

 

Imagen: Foto Claudia Chávez / Gentileza Un Dios Salvaje

 

Más  información

Un Dios Salvaje web

Instagram Un Dios Salvaje

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portal de Parque Chas

Redacción

Deja una respuesta