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Las travesías porteñas de Cortázar compiladas en un libro


 

ParqueChasWeb entrevistó a Diego Tomasi, autor de una investigación fascinante, que revela aspectos nuevos, a menudo desconocidos, de la vida y la obra del inolvidable escritor argentino en su relación con la Ciudad de Buenos Aires.

 

 

Por Fernando Belvedere

 

 

En este 2014 se está celebrando el centenario del nacimiento del escritor Julio Cortázar. Una de las novedades, es que a principio de año fue publicado el libro “Cortázar por Buenos Aires. Buenos Aires por Cortázar” (Seix Barral), un interesante trabajo de investigación realizado por Diego Tomasi; que se propuso la tarea de descifrar cuál fue la influencia de la ciudad en el proyecto literario del autor de “Rayuela”. Para cumplir su cometido, Tomasi contó con el valioso aporte de más de una treintena de testimonios de sus entrevistados: “Ellos me guiaron, de alguna manera, por la ciudad, y con Cortázar”, comenta el responsable de esta idea.

ParqueChasWeb lo entrevistó, para que nos relate algunos de los detalles que lo llevaron a la realización de este apasionante periplo de más de 250 páginas, que contó también con la colaboración de este medio; a través de una nota que fue publicada en 2004 bajo el título Tras las huellas de Julio Cortázar por el Barrio Agronomía

 

Entrevista:

 

-Diego, ¿Cómo nace la idea de investigar el vínculo de Cortázar con la Ciudad de Buenos Aires?

-La idea de hacer el libro surgió leyendo «Cartas a los Jonquières». Allí, Cortázar narra, a veces hora a hora, lo que hace en París. Se me ocurrió que podía ser interesante hacer una búsqueda similar, pero de sus pasos en Buenos Aires. Es decir, construir una crónica de sus días en Buenos Aires. En ese punto, fue inevitable pensar en tratar de analizar, además, cuál fue la influencia de la ciudad en su proyecto literario. En verdad, creo que el libro terminó convirtiéndose en una crónica de cómo un escritor edificó su obra a partir de la mirada del mundo que le brindó la propia ciudad.

 

-¿Cuál fue el método de trabajo? ¿Tuviste colaboradores?

-No tuve colaboradores que hicieran conmigo el libro. Sí fueron un enormísimo aporte los testimonios de los más de treinta entrevistados. Ellos me guiaron, de alguna manera, por la ciudad, y con Cortázar. No hubo un método puntual. Por momentos, la investigación consistió solo en entrevistas, y por momentos fue solo lecturas. En un punto, los dos mecanismos confluyeron y hacia el final una lectura llevaba a una entrevista, o viceversa. Lo que sí fue claro fue el límite entre la investigación y la redacción. Salvo detalles mínimos, primero reuní todo el material y solo entonces comencé a escribir, que por otro lado fue lo más placentero.

 

-¿Qué barrio fue el comienzo de esta travesía de Cortázar?

-No hubo un barrio en particular, pero su casa de Artigas 3246 podría considerarse un comienzo. Visité la casa muy pronto, y a partir de allí fui recorriendo otros lugares en los que Cortázar estuvo en algún momento de su vida.

 

-¿De todo lo que fuiste descubriendo, qué historia te llamó más la atención?

-Me impactó mucho el modo en que establecía vínculos con las otras personas. No hay un solo entrevistado que no haya hablado bien de Cortázar. Ni uno tuvo una palabra de bronca o molestia con él. Todos remarcaron lo cálido y amable que era, y lo más sorprendente fue que en ese aspecto fue siempre igual. En su juventud, en su adultez y en sus últimos años. Antes y después del reconocimiento absoluto de su obra (con Rayuela como mojón, por ejemplo). Siempre fue una persona genuina e ingenua, si vale el anagrama.

 

-Después de publicado el libro, ¿alguien se comunicó con vos para aportar nuevos datos?

-No en particular. Sí hubo gente que me dijo «Yo también vi a Cortázar en 1983, en su última visita». Me lo mencionaron algunos periodistas. Me lo dijo Tom Lupo, que pudo saludarlo en el Café Tortoni. Pero no mucho más.

 

-¿Qué te dejó esta experiencia?

-La experiencia fue apasionante y enriquecedora. Fue un gran desafío escribir sobre un escritor que uno admira, pero tratando de evitar el enamoramiento hacia el personaje. Por supuesto, a pesar de haber leído toda su obra, y con más profundidad para mi libro, este trabajo me dejó unas ganas inmensas de seguir leyéndolo, siempre.

 

Diego Tomasi nació en Morón en 1982. Publicó el libro de relatos El hombre que miraba (2000). Colaboró en los libros Las muchachas peronistas, de Jorge Halperín (2009), y Dos semanas, cinco presidentes, de Damián Nabot (2011). Ha trabajado como editor. Fue guionista de las seis temporadas del programa Proyecto G (Canal Encuentro) y del ciclo El poder de los dioses, emitido por Canal (á). Obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional de Narrativa Argentina (2000), y el premio Argentores 2010 por su participación como autor en el programa Bicentenario (Radio Nacional). Tiene inéditos una novela breve y un libro de ensayos.

(Foto: ParqueChasWeb)

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