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Felices 90 años, Pedro Gaeta!

Nuestro querido maestro nació en Andonaegui y Varsovia hace nueve décadas, en un Parque Chas de fisonomía campestre: pocas casas, calles de tierra, hornos de ladrillo, barro y zanjas. Durante gran parte de su vida forjó una prolífica trayectoria en las artes plásticas como artista y docente. El 8 de abril de 2005, fue declarado “Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” en el campo de la cultura”.

 

 

Por Fernando Belvedere

 

Creo que no existe nadie que no quiera a Pedro Gaeta. El maestro está cumpliendo noventa jóvenes años. “90” es solo un número frío. Entonces, ¿cómo medir la edad de un trabajador sin pausa de la cultura? Su compromiso, su generosidad, su transmisión de conocimientos, su infinidad de anécdotas, los tiempos de exilio. Se lo ve siempre rodeado de buena gente. Pedro tiene como una antena transmisora de sabiduría y juventud muy necesaria en tiempos “donde existe un transformador que te consume todo lo que tenés” -en palabras de otro maestro-, nos referimos a Charly García.

 

Hoy Gaeta continúa pintando y ejerciendo la docencia en el Taller Expresión del barrio de Colegiales, a cuyas clases va acompañado de su inseparable bicicleta. Y como si fuera poco, el sábado 4 de abril inaugura la muestra “Pintura Pintada” donde expondrá gran parte de sus obras en la sede de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP), Viamonte 458 de nuestra Capital.

 

Al gran Pedro lo conocí un frío día de 2002, cuando me invitó a charlar en su “Viña del Pintor” de Villa Ortúzar. Su calidez me hizo olvidar enseguida de esa gélida mañana.

 

“Baudelaire, tenía una frase que decía… ‘La patria es la infancia'”, evocó Gaeta. Con esa cita llena de nostalgia, comenzamos el diálogo con el maestro aquel día. “Es así. El barrio, el lugar donde uno nació o pasó gran parte de su infancia, es como el vientre materno y con el tiempo se transforma en un sentimiento”.

 

Pedro Gaeta nació en 1930 en Andonaegui 1616, frente al pasaje Varsovia. “Mis viejos fueron a vivir a Parque Chas en el mismo año en que yo nací. Allí compraron un terreno que ya tenía construida una pieza y algo de la cocina y el baño”.

 

La muerte de Carlos Gardel, en 1935, fue el punto de partida de sus recuerdos de infancia: “Un chico del barrio llamado Salomón, el hijo del sastre, pasó subido a su monopatín gritando “¡se murió Gardel! ¡se murió Gardel!”. Entré a mi casa y le pregunté a mi madre quién era Gardel. Ella me respondió que se trataba de un hombre que había tenido mucho éxito y de paso me explicó que en la vida siempre había que tener una meta, ir logrando cosas de a poco y no todo de golpe. Esa explicación, con mis escasos cinco años, me marcó para siempre”.

 

Su etapa escolar comienza en “la Petronila”, LA escuela de Parque Chas cuyo nombre completo es Petronila Rodríguez y que está ubicada en Andonaegui al 1500. Luego pasó al “Morris” de la calle Andonaegui cruzando Los Incas para el lado de Chorrarín. De allí lo echaron “porque era muy travieso” -dice-. “Al Morris fui por las pibas lindas. Desde chico ya tenía esa vocación por las mujeres”. Luego pasó al colegio “Ballivián”,  donde “iban todos los reos del barrio”. Cuenta que los días de lluvia las madres no llevaban a sus hijos a la escuela o los mandaban a buscar porque la zona se inundaba mucho y una vez la correntada del desaguë “se tragó” a dos chicos, que murieron ahogados.

 

EL paisaje de Parque Chas

Como pinceladas, Pedro recordó aquel barrio que por entonces tenía aires de suburbio: “Las calles eran de barro y desde mi casa, en Andonaegui entre Gándara y Giribone, de noche se veían las luces de los tranvías que pasaban por la Avenida Triunvirato. En ese entonces ir hasta Triunvirato y La Pampa los días domingo era el paseo obligado de las familias. ¡Villa Urquiza era el centro!. Por Triunvirato, yendo hacia Monroe, se caminaba por la vereda izquierda. De ese lado estaba la mayoría de los comercios y por lo tanto era la vereda más iluminada, ¡era un mundo de gente!”.

 

Gran parte del paisaje de Parque Chas estaba dominado por yuyos altos y cardos, que si no tenías cuidado al caminar te pinchabas todo”.

 

También su memoria recorre los hornos de ladrillo de Parque Chas: “Yo me hacía la idea que eso era el infierno. Había grandes montañas de tierra y con mis amigos les hacíamos una canaleta tirando agua desde la cima. Llevábamos un guardabarro de un auto viejo o abandonado, lo dábamos vuelta y nos tirábamos. Había que tener cuidado con la zorra que pasaba por abajo y que llevaba la carga de ladrillos que iban a parar al horno. Por eso siempre se quedaba alguno de nosotros abajo para avisar: ¡largáte que no viene la zorra!”

 

Para hablar de su vida como artista plástico digamos que Pedro Gaeta realizó sus primeros estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. A fines de los ’50 participó del grupo de jóvenes poetas y pintores surrealistas y comenzó a exponer con el grupo Arte Nuevo. Fue cofundador de la agrupación ANFA (Arte No Figurativo Nueva Figuración). Con su íntimo amigo Luis Luchi, el poeta de Parque Chas, formaron parte del grupo “Gente de Buenos Aires”, cuyo desafío era llevar el arte a los barrios. El objetivo era abrir el diálogo entre los artistas y el público, una propuesta integradora y participativa. También integraban el grupo el músico Eduardo Rovira y el escritor Roberto Santoro, desaparecido en 1977. Ejerció la presidencia de la SAAP (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos) en dos períodos consecutivos: 1973-1975 y 1975-1977. En 1977 viajó con proyectos de estudio y trabajo a países del este y oeste europeo. En su exilio se radicó en España y luego decidió instalarse en París, donde vivió hasta 1981, año en que decidió volver a la Argentina cuando la peor dictadura de todos los tiempos comenzaba a expirar.

 

Ya de regreso realizó una exposición en la que logró vender toda la obra: “Este hecho me sorprendió y sentí cómo me atrapaba esta ciudad”, dijo Pedro. Y atrapado por Buenos Aires decidió quedarse aquí. En 1989 junto con el grupo de muralistas del Taller de Artes Plásticas Expresión pintaron el mural en el Club Social y Deportivo El Trébol (Gándara y Bauness). Una posible radicación en París lo motivó a emprender esta tarea: “Si me iba quería dejar un testimonio, fue como sellar la Aldea”, afirmó emocionado.

 

Se fue del barrio por primera vez en 1956, año en que se casó. Sus padres fallecieron en Parque Chas: primero su padre, Mateo Gaeta, en 1955, en la casa de Andonaegui 1616, luego su madre, en 1980, en un departamento ubicado en “la puerta” de Parque Chas: Cádiz y Avenida De Los Incas.

 

En 2003, la empresa Subterráneos de Buenos Aires lo contrató para exponer una de sus obras en la estación Tronador de la línea “B”. Hoy es uno de los vitraux que la decoran a ambos lados de los andenes.

 

Es evidente que una enorme distancia separa el Parque Chas de su infancia al del actual. Entonces le pregunté qué cosas añoraba de aquel barrio que lo vio dar sus primeros pasos: “Añoro esa comunión que existía entre los vecinos. ¡Éramos una gran familia! No existían las llaves en la puerta de calle y mucho menos rejas como la que se ven hoy, con los frentes de las casas como si fueran celdas”.

 

Al gran Pedro Gaeta, Salud!

 

 

 

 

Sobre su obra

A fines de los años 70, invitado a distintos países del Este y Oeste europeos, Pedro Gaeta viajó con proyectos de estudio y de trabajo, se radico en España y luego decidió instalarse en París .

Durante su residencia en Francia (1978-1981) produjo una vasta obra que expuso en muestras individuales realizadas en París, y en Orsay, y fue invitado a participar en la "Gran Exposición Imagen y Mensaje de América Latina " organizado por el Centro Cultural Municipal de Villeparisis .

De regreso a nuestro país (1981), su pintura se reencontró con el público argentino en distintas exposiciones, mereciendo destacarse por su relevancia las que se efectuaron en las galerías Nueva Van Riel y Miró.

Periódicamente viaja a Europa acompañando su obra a muestras allí organizadas ; pudiendo nombrar las que tuvieron como ámbitos Les Trottoirs de Buenos Aires y la Galerie Internationale Chabin (1991 y 1996). Muchos de sus cuadros han pasado a formar parte del patrimonio de colecciones privadas, así como de museos e instituciones culturales de nuestro país y del exterior .

Actualmente ejerce la docencia en el Taller de Artes Plásticas "Expresión", del que es fundador junto a los ceramistas Verónica y Maximiliano Abbiati .

Su obra ha merecido elogios de la crítica especializada, de sus colegas y de otras destacadas personalidades de la cultura .

Así, por ejemplo escribió el crítico Cordova Iturburu: "Pedro Gaeta se interna en el territorio de lo humano con una visión penetrante alimentada por esos incisivos ingredientes de la comunicación que son la dramaticidad y el sarcasmo. Es inevitable recordar, ante estas figuras de sus composiciones, las imágenes inquietantes del mejor expresionismo moderno y, en particular, el alemán. Pedro Gaeta es latino y nuestro, argentino y de nuestros días. Sus figuras tienen un vago acento extemporáneo, de médula intemporal, y por lo tanto, permanente"

Dijo su amigo el escritor Roberto Santoro "Artista que sabe que hay que estar predispuesto y limpio para encontrar no las cosas, sino el sentimiento de las cosas. Por eso se acentúa una forma o disminuye un espacio, porque importa lo autentico y en el cuadro se enmarca lo que tiene sentido"

Expresó el poeta Raúl González Tuñón : "Veamos esos músicos populares, esos cantores, esos amantes ,esos seres corrientes (e insólitos) y otros personajes de agudos perfiles. Algunas de estas figuras en actitud de espera, se nos ocurre , perplejas, silenciosas, de pronto parece que nos observaran a nosotros, los espectadores. Y es que el pintor pertenece a esa clase de interpretes que , mas que decir, sugieren .Los personajes dominan la escena. El ambiente se adivina, surge de ellos "

Acotó el pintor Hugo Griffoi :"Sus tipos parecen escapados de los tangos negros de Discépolo o alguno de los canallas de las novelas de Roberto Arlt. Mucho se podría decir de esos personajes a veces trágicos, otras grotescos; del humor socarrón de algunos de sus temas; de las cualidades de su pintura, del empaste tan peculiar, de las armonías de grises inconfundibles" .

 

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Redacción

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