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Distinción internacional para la jefa de Cuidados Paliativos del Hospital Tornú

 

 

 

 

Se trata de la licenciada Clara Cullen, que ha contribuido a la difusión, formación y capacitación de enfermeros de esa especialidad en la Argentina.

 

La Dirección del Hospital Tornú, a través de una comunicación interna, informó que se le otorgó un reconocimiento a la práctica profesional a la licenciada Clara Cullen jefa de enfermería de la Unidad de Cuidados Paliativos del nosocomio ubicado en Parque Chas. La distinción es por su contribución a la difusión, formación y capacitación de enfermeros en la especialidad de Cuidados Paliativos en la Argentina. La distinción a nivel internacional fue conferida por la International Association for Hospice & Palliave Care y otras asociaciones de prestigio como International Children’s Palliative Care Network-ICPCN y Worldwide Hospice Care Alliance –WHPCA, en el marco 2020 International Year of the Nurse and the Midwife.

 

En una nota que le realizaron en el Portal sophiaonline en el 2015, la licenciada Clara Cullen expresó que con su trabajo intenta ayudar a encontrar un sentido.

 

Lleva 24 años de profesión como enfermera de cuidados paliativos del Hospital Tornú y en 2012 recibió el premio a la Enfermera del Año, que otorga la revista “Gracias Doctor” para los profesionales de Medicina y Enfermería de la ciudad de Buenos Aires.

 

Al comienzo de su carrera, mientras estudiaba Bioquímica en la UBA, empezó a cuestionarse qué era lo que realmente le gustaba hacer. Y lo que la apasionaba era estar con los enfermos. Entonces, ya con el título de bioquímica en la mano y dos años de investigación como becaria en el CONICET, se decidió. Estudió Enfermería en la UBA, hizo la licenciatura a distancia en la Universidad de Rosario y la Maestría en Bioética Médica de la UCA. “Muchos me decían que tenía capacidad para ser médica, no entendían que lo que yo quería era el trato directo y continuo con el enfermo”, señaló la licenciada distinguida internacionalmente.

 

Eligió dedicarse a los cuidados paliativos, mientras estudiaba Enfermería en 1994. Cuenta Clara Cullen que ese mismo año a una amiga le diagnosticaron cáncer: “Entonces, mientras ella cursaba su enfermedad, yo iba acompañando su proceso de tratamiento y deterioro. Falleció en 1996 y yo, que ya estaba en el tercer año de la carrera, noté que no había un buen manejo de los síntomas cuando la enfermedad progresaba y el paciente no respondía al tratamiento oncológico. Hablando con la doctora Norma Ferrari, médica especialista en nutrición y diabetes del Hospital de Clínicas, nos preguntábamos cómo podía ser que no hubiera una rama de la medicina que se ocupara del sufrimiento de las personas cuya enfermedad no tenía posibilidad de cura. De casualidad, un día la doctora se enteró de que en el Hospital Tornú se hacía una jornada de Cuidados Paliativos y yo asistí. Ahí descubrí que eso era lo mío. A partir de entonces empecé a ir ad honorem al Tornú hasta que obtuve el nombramiento siete años después, en 2004”.

 

Cullen, explica, que la especialidad de los cuidados paliativos es una rama de la medicina que tiene como objetivo el cuidado del enfermo y de la familia, porque ambos se toman como una unidad de tratamiento. Es para aquellas enfermedades que pueden amenazar la vida, como la patología oncológica; enfermedades neurodegenerativas como las esclerosis múltiples; o para personas que esperan un trasplante. A medida que progresa, la enfermedad da un conjunto de síntomas no solo físicos sino también psicológicos, sociales y espirituales. Uno entonces hace el acompañamiento desde un equipo interdisciplinario. Si no, es mucha la carga de sufrimiento que se deposita en la persona enferma y en su entorno.

 

Un equipo mínimo de cuidados paliativos consta de un médico y un enfermero. Después, se agregan las demás especialidades: psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, farmacéuticos, bioeticistas, kinesiólogos, terapistas ocupacionales. Lo que hacemos es acompañar a los enfermos en el transcurso de su enfermedad. Y cuando el paciente fallece, se hace un tratamiento de duelo con los familiares, con quienes puedan necesitarlo y quieran recibirlo. Las obras sociales muchas veces tienen una unidad de cuidados paliativos pero la comunidad no lo sabe. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, es parte del plan médico obligatorio.

 

Durante la misma entrevista de 2015 en sophiaonline, Clara Cullen dice que acompañar al enfermo en un momento doloroso de la vida la hace sentir que sale enriquecida de lo que en verdad le puede dar al enfermo. “En una oportunidad, una paciente me dijo que quería rezar por aquellos que no tenían quien los acompañara. Ella, que no podía valerse por sí misma, estaba pensando en los demás. Muchas veces los pacientes te dan lecciones de vida. Si bien es doloroso saber que la gente se va, también es una realidad que la muerte es parte de la vida. La muerte es un hecho que va a acontecer. Toda persona que nace va a morirse. El resto de lo que le va a pasar en su historia de vida no tiene garantías. Por eso el nacimiento y la muerte son dos eventos únicos e irrepetibles. Me parece que así como uno prepara la llegada de un hijo al mundo con tanto cariño porque es un evento único, la persona puede también prepararse y hablar abiertamente de la muerte. Puede incluso decir cómo le gustaría que fuese su después, porque eso es también respetarlo cuando ya no esté”, concluye Cullen.

Foto: Revista Sophia

 

 

 

 

 

 

 

 

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Redacción

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