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“Boom inmobiliario”: Hace una década, la falta de controles y la negligencia enlutaron a Villa Urquiza


 

 

 

El 9 de agosto de 2010 a las 16 horas, se derrumbó el Orión Gym de la calle Mendoza, con el lamentable saldo de tres vecinos fallecidos. Los cimientos del gimnasio cedieron, debido a que los responsables de la obra lindera no habían hecho los trabajos de apuntalamiento correspondientes, a pesar de haber sido advertidos. ¿En qué estado quedó la causa?

 

 

Por Fernando Belvedere

 

El 9 de agosto de 2010, es una fecha que probablemente quede como el día más infausto en la historia del barrio de Villa Urquiza. A las 16 horas de ese día, un estruendo sorprendió la cotidianeidad de la calle Mendoza casi esquina Triunvirato. Para muchos, una crónica de una tragedia (evitable) anunciada. Como un castillo de naipes, se desplomó el Orión Gym, que a esa hora tenía a once vecinxs haciendo actividad física dentro de sus instalaciones. Minutos antes, una retroexcavadora de la empresa José Pataro SRL, sacaba tierra del pozo de la obra al 5030 de la arteria mencionada, para lo que sería el futuro estacionamiento donde se planificaba construir un edificio de diez pisos. Según la pericia de los bomberos, ese trabajo fue el causante del desmoronamiento que terminó con la vida de Luis Lu (23), Maximiliano Salgado (18) y Guillermo Fede (37).

 

Por esos días, Villa Urquiza sufría a pleno el boom inmobiliario de la Comuna 12 y la Ciudad gobernada por Mauricio Macri, periódicamente se anoticiaba de siniestros similares en varias obras en construcción de la Capital Federal.

 

Con el Orión Gym hecho escombros, el jefe de Gobierno sostenía que la obra se encontraba en regla. Sin embargo, cuando las fallas graves y estructurales en la excavación se confirmaron, despidió al entonces titular de la Agencia Gubernamental de Control, Oscar Ríos, y apuntó al ingeniero de la obra, Guillermo Heyaca Varela, como último responsable.

 

Días antes del derrumbe, inspectores de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) habían labrado un acta donde dejaron asentado que al pozo de la obra le faltaba el apuntalamiento que corresponde por ley. El dueño del gimnasio, hermano de una de las víctimas, avisó a los responsables de la dirección de la obra que percibía vibraciones y  la aparición de rajaduras dentro de las instalaciones; pero los trabajos en el terreno siguieron su curso.

 

Desde la oposición, se denunciaba que lo que había sucedido en el Orión Gym no había sido un hecho aislado, sino un símbolo de lo que genera una política de Estado inexistente y el abandono de las responsabilidades del entonces Gobierno de la Ciudad en materia de control y fiscalización. Macri había intentado suprimir el área de Inspección Laboral, ante lo cual se presentó una cautelar. Sin esa área, la Ciudad se hubiera quedado sin una dependencia que debía controlar la existencia de talleres clandestinos y cuestiones vinculadas con la salud y la seguridad en el trabajo.

 

Patricia Izraelewicz, madre de Maximiliano Salgado, otro de los tres jóvenes que perdieron la vida como consecuencia del desplome del gimnasio; expresó tiempo después a la Agencia de Noticias Anccom: “a medida que me fui metiendo en la causa Orión, pude darme cuenta de que el Gobierno de la Ciudad podría haber evitado el derrumbre”. La pericia de Bomberos determinó que ni los constructores ni los inspectores de la dependencia de control oficial habían tomado las medidas necesarias para evitar el daño a la estructura del Orión Gym: “Cuando vinieron a inspeccionar la obra, no los dejaron pasar. Ahí tenían que hacer la denuncia y clausurarla. Los agentes de inspección de Ciudad fueron tres veces, les impidieron el paso y así siguió la construcción”, concluyó Izraelewicz.

 

 

¿Qué pasó con la causa judicial?

 

A fines de 2015, los camaristas “Mirta López González, Ricardo Pinto y Mariano Scotto confirmaron los procesamientos de primera instancia de Menta, el dueño del terreno, y Heyaca, el director de obra, por ‘estrago doloso’“, contó Damboriana, abogado del dueño del gimnasio, Pablo Galli, querellante en la causa. “Tendrían que haber adecuado el diseño de la obra” y tenían “competencia para evitar el daño si hubieran realizado las conductas debidas”, sostienen el escrito. Damboriana comentó que las declaraciones de testigos “dieron cuenta de que hubo tres o cuatro oportunidades en que se informó que la obra estaba afectando locales contiguos”.

 

Según se consiga en el sitio web fiscales.gob.ar,  el 25 de septiembre de 2015 se confirmó los procesamientos de Menta y Heyaca.

 

Ese año, durante la audiencia, los inquilinos de los locales que estaban debajo del gimnasio, declararon que habían hecho reclamos desde semanas antes del derrumbe a través de la inmobiliaria. Los problemas iban desde la aparición de grietas y fisuras en las paredes hasta hundimientos y roturas de baldosas desde el mismo momento en que comenzaron con las excavaciones de la obra.

 

El 2 de agosto, una semana antes de que Orión Gym quedara reducido a escombros, Heyaca Varela y Menta se reunieron con representantes de la inmobiliaria en la vereda de Mendoza 5040. Allí fue donde pudieron enterarse (“si no lo sabían desde antes”) de las graves anomalías que sufrían sus vecinos. A partir de ese momento hubo un reconocimiento directo de lo que sucedía. El mismo día del hecho, Heyaca Varela había estado en uno de los locales y había minimizado los problemas que sufrían los vecinos de la obra.

 

El juez Pinto esgrimió que Menta, a pesar de haber tenido “señales concretas contemporáneas al derrumbe”; no controló en forma debida al director de la obra ante las señales de alarma. “Tuvo la efectiva posibilidad de suspender la obra y no lo hizo” argumentó el magistrado. Cabe resaltar que el empresario, en su descargo, aseguró que había delegado su responsabilidad en el ingeniero Heyaca Varela.

 

La conclusión de once de los peritos fue unánime: el desarrollo de la obra lindera al gimnasio y a los locales tuvo una “implicancia directa” en el colapso de los mismos. Según este informe, hubiera sido necesario suspender la obra para rediseñar y realizar nuevos cálculos. Por su parte, los peritos de la defensa presentaron otro informe, donde esgrimían que el edificio que se desplomó tenía “vicios ocultos”. Esta teoría fue descartada por el informe de los once peritos, algo que expuso la fiscalía.

 

Hasta ese momento, no había imputados ni procesados pertenecientes a instituciones gubernamentales de la Ciudad.

 

Antes de publicar esta nota, ParqueChasWeb pudo saber, a través de unos de los familiares de las víctimas, que Menta y Heyaca Varela fueron condenados, pagaron un resarcimiento a las víctimas, pero no llegaron a cumplir prisión efectiva: “Dentro de lo que nos ofreció la justicia de este país fue la opción ‘menos mala’. Obviamente no quedamos conformes, pero no tuvimos otra alternativa dado el tiempo transcurrido sin avances en la causa”, señaló Hernán Fede.

 

 

Espacio de la Memoria y Documental

 

En 2014, se realizó el cortometraje “El Berrumde” en el marco del Festival “Un barrio de película” organizado por el INCAA. El documental, que resultó premiado, testimonió una tragedia que se pudo evitar. El estreno se realizó en la vereda donde estaba ubicado el gimnasio, Mendoza al 5000. Ese día estuvieron presentes los familiares y se colocó una baldosa que recuerda a Luis Lu, Maximiliano Salgado y Guillermo Fede.

 

ParqueChasWeb conversó con Carlos Palacios, vecino y militante de la Comuna 12 y uno de los productores del documental “El Berrumde”; quien nos explicó, en qué contexto y porqué motivos hace una década se produjo el desplome del gimansio de Villa Urquiza y cómo se tomó la decisión de dejarlo documentado a través de un material audiovisual.

 

—Carlos ¿cómo surge la decisión de filmar “El Berrumde”?

 

—Soy arquitecto, trabajé en la Facultad de la Universidad Nacional de Córdoba, y durante el golpe militar de 1976 debí trasladarme la Ciudad de Buenos Aires. Ya instalado aquí, comencé a trabajar como profesor en dos escuelas técnicas del partido de 3 de Febrero y también ejercí la docencia en la Universidad Nacional de Morón como asociado extraordinario a cuatro cátedras. En una de ellas, fue donde puse todos mis esfuerzos. Me refiero a la de “Ordenamiento Territorial y Urbanismo”. Esos estudios me dieron el marco conceptual para entender lo que es el ámbito edilicio de la Ciudad de Buenos Aires. Desde esas investigaciones pudimos comprobar lo que posteriormente sucedió con el Gimnasio Orión de Villa Urquiza el 9 de agosto de 2010. Así llegamos a la conclusión o a comprender que la Ciudad de Buenos Aires está diseñada por la inversión de la renta agraria y financiera y cuyo instrumento es el monopolio inmobiliario y financiero. Monopolio que no respeta la calidad de vida de los ciudadanos y que se mueven a través de lobbies, presionando a jefes de Gobierno, legisladores, funcionarios etcétera, para lograr las modificaciones al Códigos de Planeamiento Urbano y de Edificación a discreción. Una de las consecuencias fue que entre el 2009 y el 2014 se registraron en nuestra Ciudad alrededor de 18 derrumbes por año. Esos casos no fueron por causa de la desgracia o la mala suerte sino que se produjeron o fueron consecuencia de ahorrar gastos en los proyectos de las obras en construcción; uno de los gastos más onerosos es el de Seguridad e Higiene Industrial. O sea, no tomaron ninguna precaución para evitar aquellos siniestros.

 

En el caso de Orión Gym no se habían hecho los apuntalamientos necesarios y que están regulados por una ley. Treinta días antes del derrumbe, la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) había inspeccionado la excavación de la obra y se dieron cuenta de que no estaba apuntalada. Esta irregularidad la dejaron asentada a través de una nota. La semana anterior a que se desplome el gimnasio había llovido mucho y eso produjo un atraso en la obra, hay que aclarar que cada día de retraso tiene un costo alto. Así fue que contrataron una máquina retroexcavadora de gran porte que empezó a sacar tierra, produciendo que los cimientos empezarán a ceder. El dueño del gimnasio también había advertido a los responsables de la obra en construcción que se estaban produciendo vibraciones en el piso y rajaduras, hicieron caso omiso de las denuncias y siguieron trabajando; hasta que el 9 de agosto de 2010 a las 16 horas se produce el derrumbe del edificio del Orión Gym que a esa hora tenía 11 personas dentro de sus instalaciones.

 

De entre los escombros logra salir el dueño del gimnasio, y son rescatadas varias personas, pero lamentablemente no pudieron sobrevivir Maximiliano, Guillermo y Luis. Así se convirtieron en víctimas de la desidia y la negligencia, ya que desde el Gobierno de la Ciudad que en ese momento estaba a cargo de Mauricio Macri, no se hicieron las inspecciones que correspondían en el pozo de la obra.

 

— ¿Cuál fue el eje que se tomó para llevar a cabo la historia? ¿Qué respuesta tuvieron de parte de las familias afectadas?

 

—El grupo que se formó para la realización del documental «El Berrumde» nació durante el año 2008, en pleno conflicto del gobierno de Cristina Fernández con la llamada “Mesa de enlace del campo”. Posteriormente, formamos parte del grupo Carta Abierta que se encargó de denunciar el conflicto. Fue durante esos días que nos volvimos a encontrar varios vecinos militantes de la Comuna 12 y decidimos crear “Carta Abierta de la Comuna 12”. Este grupo, es el que asume una expresión solidaria y decide producir en 2014 el documental “El Berrumde” que habla sobre el caso del gimnasio de Villa Urquiza. Ya había una idea preliminar antes de lo que sucedió el 9 de agosto de 2010. Teníamos el marco conceptual para hablar de lo que pasaba en la Ciudad de Buenos Aires, y para eso habíamos planeado realizar un corto de 28 minutos. Así fue que nos pusimos en contacto con documentalistas para enfocarnos en el derrumbe del Orión Gym. En ese mismo momento, el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) lanza un concurso de cortometrajes que se llamó “Un barrio de película”. Finalmente, este documento audiovisual fue premiado. El equipo de filmación lo integraron Natalia Cerizola, Paula Eliana Morel, Félix Basteiro, Lilian Fisher, Alejandro Liska, Emilia Mogni, Elsa Noya y Nicolás Brukalo entre otros. Yo, me encargué con el resto de los compañeros de CAC12 (Carta Abierta Comuna 12) de la producción y el eje de la historia fue la cuestión urbana de la Ciudad de Buenos Aires centrado en el déficit de vivienda donde testimoniamos también el gran negocio inmobiliario que explotó en Villa Urquiza. Por otra parte, el corto también mostraba cómo era la vida de un joven del barrio que buscando una vida saludable concurre al gimnasio. Al protagonista se lo muestra circulando con su bicicleta por el barrio y al mismo tiempo como va descubriendo la gran proliferación de edificios cuando sale de hacer actividad física.

 

 

El Berrumde Villa Urquiza from Nicolas Brukalo on Vimeo.

 

 

El documental también fue premiado en 2015 en un festival de cine en Villa Mercedes (San Luis) como el “mejor cortometraje” a nivel nacional. Las tres familias de los fallecidos demostraron un gran agradecimiento hacia nuestro trabajo. Ocho minutos de filmación nos llevaron cuatro días de grabación. Hicimos un gran esfuerzo y los resultados fueron muy positivos. El estreno del documental se realizó el 9 de agosto de 2014 en la puerta de lo que era el Orión Gym, hoy todo tapiado. Ese día, se colocó también, una baldosa para recordar a Luis Lu (23), Maximiliano Salgado (18) y Guillermo Fede (37). De esa manera, quisimos dejar testimonio para que nunca se olvide este lamentable y evitable derrumbe. ¡Nunca más otro Orión Gym!

 

 

 

 

En 2015, familiares de las víctimas del derrumbe del gimnasio Orión junto a la Mesa Barrial de Participación Comunitaria en Seguridad de Villa Urquiza y Villa Pueyrredón, organizaron un acto al cumplirse el quinto aniversario de la tragedia. Su objetivo fue impulsar la instauración de un espacio público dedicado a la memoria en el predio donde se encontraba el edificio y en el terreno contiguo. Ese día se juntaron firmas para pedir a los legisladores porteños que no se construyan nuevos edificios en el lugar. Querían evitar que los intereses y los negocios inmobiliarios vuelvan a ser cómplices de la falta de controles en la Ciudad. Hasta el día de hoy el lugar se encuentra tapiado.

 

 

Mendoza 5030. Terreno tapiado. Imagen de google maps

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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