Asuntos Murgueros I
Quinta entrega del Negro Ariel Prat, en la que nos habla del reconocimiento al ritmo de Murga Porteña aportado por las hinchadas de nuestro fútbol: «músicos de diferentes extracciones, fueron resaltando las bondades a la vista pero ocultas desde la mirada “oficial” de la música, la percusión y hasta la cultura…, ese divorcio entre lo popular y lo culto, lo marginal y lo académico, parece ser que se está desbloqueando luego de tantos años en esta historia que miraba sin latidos urgentes», nos dice el Juglar.
Por Ariel Prat
Músico, poeta y murguero
Ocurre desde hace muy poco tiempo, aunque llama la atención que no haya ocurrido antes. Pero bueno, lo lindo es que no se trata de una moda ni una farandulera curiosidad o un romance al servicio de alguna prensa de un disco o campaña de difusión. Lo cierto y tangible es que el ritmo de Murga Porteña que las hinchadas de nuestro fútbol criollo aportan cada fin de semana, empezó a ser seguido con admiración y respeto por encumbrados músicos argentinos. Es notorio también, como las hinchadas de otros países de América, Europa y hasta de Asia, imitan los cantos nuestros, pero últimamente incluso en distantes geografías tribuneras como la de México, toman la rítmica tal cual y se vienen incluso a comprar bombos murgueros para estas tierras. Hace unos años, un grande de la música, Norberto Minichilo, elogiaba con sana envidia a uno de nuestros próceres bombitas; el gran Teté Aguirre, vecino de Villa Crespo resaltando algo importante; que con la batería era muy difícil hacer ritmo de murga argentina, porque no es Bossa ni batucada, ni tampoco candombe o marcha camión uruguayos, más afines al instrumento en cuestión.
Pero recientemente y ya entrando en el tema de esta crónica, músicos de diferentes extracciones, fueron resaltando las bondades a la vista pero ocultas desde la mirada “oficial” de la música, la percusión y hasta la cultura. Tal vez por el “delito” de ser el ritmo y la instrumentación de lo popular masivo, anacrónica veleidad y jactancia de los instruidos y amantes de lo ajeno, anteponiendo al placer de lo habitual el desprecio de lo especialmente cercano pero molesto, por teñir de oscuro lo que debería ser blanco como mandan los libros y el mitrismo consagrado a defender los valores de nuestra cultura con aires europeos. Llegó Dani Buira con “La Chilinga”, llegaron indispensables “Los Auténticos Decadentes”, Los Cadillacs, pero sobre todo su líder no tan secundario y vital, Flavio Cianciarulo, ni hablar de la Bersuit porque me toca muy de cerca, pero se acaban de sumar “Pipi” Piazzolla, quién confiesa en donde puede que su inclinación a la percusión viene de haber ido de pibe a ver a River en donde desde la tribuna le marcaron el compás y no fue el 4×4 o el 2×4 de su legendario abuelo.
Y hace pocos días en Sadaic, tuve un encuentro con uno de los grandes de nuestra música popular, el saxofonista, flautista y docente don Bernardo Baraj. En medio de una amable conversación, asiduo habitante de tablón el hombre, también casualmente hincha del “Miyo”; me dice -Ché, ¿como hacen en la tribuna los muchachos para hacer esa maravilla?…es impresionante… tantos años y no me había puesto a pensar ¡y me parece algo musicalmente espectacular!- palabras más palabras menos, sucedió así. Nunca es tarde para este encuentro entre unos y otros piensa uno, ese divorcio entre lo popular y lo culto, lo marginal y lo académico, parece ser que se está desbloqueando luego de tantos años en esta historia que miraba sin latidos urgentes, no es tanta pero si pesada a la hora de que una identidad se manifieste sin complejos y salga a la luz sin mirar ni parar las orejas para otros lados. Creo que es más importante que tener un papa argentino, a quien me imagino, ya las murgas le estarán dedicando algunos párrafos para los próximos carnavales…
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