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Un debate acerca del vacío cultural de la gestión PRO



La reunión se realizó el sábado 30 de abril en el Complejo Cultural 25 de Mayo y fue convocada por la agrupación “Vecinos por el 25 de Mayo”.

El encuentro giró alrededor de los temas propuestos como, la construcción en la Ciudad de Buenos Aires de una política cultural inclusiva a todos los sectores, con producción propia; y la de respetar los derechos fundamentales de la Constitución y la ley de Comunas, profundizando la “democracia participativa” desde el consenso.

Participaron, Juano Villafañe, director artístico del Centro Cultural de la Cooperación;
– Osvaldo Andreoli, periodista de Radio Nacional y Radio Cultura; Máximo Parpagnoli, delegado de ATE de los trabajadores del Teatro Colón; Mónica Dittmar por “Vecinos por el 25 de Mayo”; y también estuvieron presentes vecinos, artistas, trabajadores de la cultura y músicos del Teatro Colón.


foto: www.parquechasweb.com.ar

Desde “Vecinos por el 25 de Mayo”, se recordó la lucha que permitió -en 2004-recuperar el viejo “Cine- Teatro” de Villa Urquiza, adquirido para la Ciudad durante la gestión de Aníbal Ibarra. Allí se planeó llevar adelante un proyecto edilicio no solo de restauración, sino un Complejo con un Centro Cultural y un proyecto político cultural de gestión consensuada que aún no se concreta.

Se señaló que con la gestión macrista no existe posibilidad de mesa de diálogo. “Sin respuesta a las demandas de los vecinos, invisibilizándolos, plantea un uso restringido del espacio, con una programación errática de poca difusión”. Después de pasar por las infaustas manos de Pablo Batalla, el Complejo Cultural depende hoy, como una extensión más, del Centro Cultural San Martín, sin presupuesto, ni programación propia, poniendo en evidencia la política de vaciamiento de la cultura en la Ciudad privilegiando los negocios privados.

Hoy es utilizado como un espacio más para los Festivales, espectáculos enlatados, reuniones de gabinete, presentación de la Policía Metropolitana con el “Fino” Palacios; grabaciones de “Talento Argentino”, etcétera.

También se hizo incapié en la importancia de la participación ciudadana en este momento de cambio histórico, con la descentralización por las Comunas, los gobiernos en los barrios. La necesidad de unir fuerzas desde los distintos espacios, ámbitos de la cultura, artistas, trabajadores, vecinos para transformar este modelo que garantice la planificación y gestión, profundizando la “democracia participativa” tal como lo establece la Constitución.

Juano Villafañe resaltó la importancia de todo lo logrado por “Vecinos por el 25 de Mayo”, como un antecedente en la descentralización de la cultura, las Comunas como un nuevo fenómeno. Propueso crear un nuevo estado después de esta etapa posneoliberal. Por una nueva cultura participativa. La lucha hay que darla desde la Comuna 12 en Villa Urquiza, desde lo territorial. La política cultural de este gobierno recurre al “no se puede”. Estrategias de ocultamiento del presupuesto, cuando las “industrias culturales” perciben más de cuatro veces que la pesca o la minería, con una cantidad de trabajadores de 100 mil. La desigualdad cultural en la Ciudad (Norte-Sur), la mala distribución del presupuesto, la mitad del mismo es para el Complejo Teatral BA. La falta de legislación, sin Ley de Cine ni de Música.

Por su parte, Osvaldo Andreoli recordó su primer contacto y conocimiento del “Complejo Cultural 25 de Mayo”, cuando se realizó un ciclo de Opera en simultáneo con el Teatro Metropolitan de Nueva York, a cargo de la “Fundación Beethoven”. Con una recepción en un salón VIP a semejanza del MET, con acomodadores con levita, pero lo llamativo de esa convocatoria fue su transmisión directa por antena y en pantalla gigante, cuando se cuenta con músicos, actores, infraestructura para realizar una producción propia. “Esta industria del entretenimiento plantea un modelo cultural para una platea global que mira por una pantalla o concurre a mega espectáculos efímeros. Son los nuevos rostros del poder, esta misma “Fundación Beethoven” realizó la contratación de Placido Domingo. La pregunta es qué hacemos, cómo ejercer y ampliar nuestros derechos, cuando se ocultan los gastos y se culpabiliza a los trabajadores, con una Ley de Autarquía mal implementada. Estas formas vecinales, asamblearias, de autogestión también son parte del estado. Existe una confrontación entre modelos culturales de teatro, celebro este encuentro inteligente para pensar e intercambiar ideas a futuro.”

Máximo Parpagnoli, expresó: “Luchamos por la recuperación del “Teatro Colón”, que ha sido apropiado por este gobierno. Existe un divorcio entre los vecinos, el pueblo y esta gestión. Hay que intervenir, no dejar un espacio libre, participar, están los mecanismos, el poder lo oculta, por ejemplo en la Legislatura, en las reuniones de Comisión para decidir los proyectos legislativos. Según reglamento se puede participar, tiene media hora para expresarse. Muchas veces los legisladores son parte del problema, el macrismo tiene la mayoría. Hay que crear el espacio de participación, redes sociales, mail, usar las herramientas, conectarse con los distintos barrios. El poder a este gobierno se le está acabando, hay que disputar el estado, desde el trabajador, legislativo, tomar contacto unos con otro. Desde el diálogo.

El conflicto del “Teatro Colón” cambió en el tiempo por tomar conciencia, posicionarse en el medio, hay que utilizar los medios. El comienzo del conflicto puede situarse después de la dictadura en 1987 con Ricardo Schweitzer, después Madanes lo logró, en poco tiempo con un cambio ideológico. El teatro había ganado al nuevo público, a los niños con sus padres, de buena calidad artística. En relación con las escuelas, el mismo espectáculo del gran abono, en los grandes escenarios, Julio Boca, Parque Centenario, espacios alternativos, teatro de gira. Un teatro en flujo, teatro factoría y teatro escuela, con 1.200 personas, dos orquestas, un coro, un ballet estable, 17 funcionarios durante décadas, promedio de 8 a 10 títulos por gestión. A lo largo de los años disminuyo por políticas públicas abusivas, se retiro del circuito, por el precio de la taquilla, espectáculos alternativos como “el Colón por dos pesos”, bajar la calidad, siempre un paso atrás, el divorcio con el público para demonizar al trabajador, al técnico, casta inferior del “Teatro Colón”. Todos somos necesarios, ninguno es imprescindible, asemeja a un cine por los tiempos de producción. Entre la idea de un realizador hasta la puesta en escena, todo se hace en el teatro: vestuarios, efectos, estructuras, etc. Promedia 45 días, a los 15 días del estreno se comienza a trabajar en el próximo.

Esta línea productiva se sostiene por todo el personal, es un proceso de producción propia con cuerpo estable. Han tergiversado obras, por ej. “La Traviata”, ya está en la memoria, están las partituras, algunas de 1910 aparecieron 300 en un contenedor, deliberado planificado. Las partituras, derecho de autor tiene 60 años de vigencia. Las editoras toman la Traviata y determinan que según estudios, tal y tal, le cambian notas y editan la versión 2011, que tiene 70 años más. Una revisión nueva que acrecienta el negocio, lo viejo se tira. Negocio de los editores, centros de consumo.

La cultura es un fantástico negocio. El “Teatro Colón” tiene 185 millones de presupuesto en el 2011, pero todo lo que mueve es muy superior. Son modelos de teatro contrapuestos a la cultura pública con acceso irrestricto. Cómo se recuperó el Malinsky de Moscú después de la Perestroika, se conservó con abonos para el pueblo ruso de 2 o 3 rublos para el pueblo, mientras los extranjeros pagaban 200 dólares.

Macri es la frutilla del postre después de muchos años. Pone la cultura del festival para unos pocos, es necesario pero no es lo cotidiano. Tratar de recuperar el “Teatro Colón” para la cultura con un proyecto inclusivo, con Macri no se pude hay que hacer actos de resistencia pública, abierta y explicita. Este teatro también ha sido apropiado pero circunstancialmente, los vecinos lo deben recuperar nuevamente.”

Músicos del Colón

Estuvieron presentes los Maestros Jorge Ugartamendía (pianista) y Carlos Fernández (clarinetista), que ejecutaron el opus 73 de Robert Schumann.

Por voto unánime y con aplausos generales de los presentes se aprobó que el maestro Ugartamendía tocara el piano, a pesar de que el director del Complejo Cultural “25 de Mayo”, Alejandro Casavalle, había prohibido expresamente su uso.

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Redacción

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