TANGUANGO: Punteo sobre la raíz afro del tango. Parte II
El objetivo del siguiente artículo será probar algunos puntos de abordaje sociológicos para tratar la problemática alrededor del origen del tango. Lo que llamamos el «retrato canónico» de este estilo musical se funda a partir de lo que intentaremos demostrar a lo largo del trabajo: la invisibilización de su rastro afro-porteño, su raíz negra. Segunda parte.
Por Agustín Jofré
(UBA/FSOC)
para parquechasweb
“Pibe, para tocar tangos tenés que tener un tambor en la cabeza y el arrabal en el cuore, ¡de zurda!» [Aníbal Troilo]
Metamorfosis Canónica
En su proceso de metamorfosis canónica lo sonoro se puso en manos de músicos con formación musical académica y se sustituyeron instrumentaciones por otras consideradas de mayor prestigio. De la formación musical originaria, donde se encontraba la guitarra criolla, violin, flauta y tambor se pasa a una más académica, incorporando músicos a fin de otorgar estructura orquestal, ralentizando la cadencia originaria en un esquema de pautas de partitura y disminución de la improvisación. Respecto al baile, se establece una distancia con las formas preexistentes. Sistematizándose la coreografía de la danza se establece el rol femenino y masculino. En la poética letrística cambiaron las formas de lenguaje y expresión temática que partieron del discurso moralizador.
La Ciudad devenida en metrópoli a comienzos del Siglo XX mostrará su rostro más salvaje: el fin de la utopía inmigrante[1]. En este periodo las fronteras de la ciudad se rompen, las casas y las calles se inundan de inmigrantes y la clase dominante comienza a desarrollar un andamiaje de imaginarios sociales, políticas de ordenamiento y acciones represivas para lidiar con la desbordante novedad social. Llegando a negar de esta forma los mismos valores fundacionales promovidos por la generación que gesta el Estado moderno: la integración de las masas inmigrantes a la sociedad. Esto comienza a significar la primera gran ruptura interna del orden en el proyecto de la aristocracia gobernante:
“Aquella vieja razón positivista, que veía a la ciudad como el ideal de salubridad y progreso y al campo como la barbarie, se invierte “[2]
Para esta época el tango encarnó un proceso de transformación para convertirse en un género musical nacional aceptado oficialmente en su consolidación como canon. Una determinada implementación de control que permitió el pasaje del “estigma” a la “apropiación nacional” del tango. Serán olvidados la numerosa cantidad de artistas negros, mulatos y pardos que dieron fundación al tango[3]. Se consideraba la gestualidad que su música proponía como inmoral, poniendo de manifiesto los rastros de la decadencia cultural producto de la interacción entre los sectores subalternos. Así como el bambuco en Colombia, la zamacueca en Chile, y el tango en Argentina sólo deformando sus propias formas espontáneas de sucederse se pudo traducir estos estilos a los cánones de las academias.
Negritud del tango
“El negro o pardo aparece reiteradamente en los escenarios desde los cuales se lanza entre la maldición y la mala fama, la curiosa parábola del tango” Blas Matamoro
En esta atmósfera de sumisión, la música es proyectada hacia el mundo como creación colectiva. En este punto entendemos el verdadero significado que tiene la música y la danza para el grupo social: el mito, la magia y el ritual se proyectan como unificadores de sentido. La noción de “Círculo de la Danza” en la concepción de Franz Fanon es mostrado como ritual sistemático de puro acto de liberación. Inmersos en el nerviosismo del instante previo al ritual se reúne el grupo alrededor de un fuego real o metafórico. Comenzado el acto, el ritual autoriza y protege. El acontecer se sucede cercano a fuentes de inspiración energéticas naturales: la luz de la luna, el contacto con la tierra, el sonido de un rió u arroyo. En el trance todo simplemente ocurre: sexualidad, exorcización, carnalidad apegada, purificación, contorción y desdoblamiento, orgía muscular, corporalidad y demonismo. El desenlace, alcanzar el éxtasis para conseguir sensación de paz. Este puro acontecer de afectividad, el “círculo de la danza”, es el origen de la música entendido en su sentido sociocultural más amplio: creación colectiva, liberación espiritual, vinculación con la naturaleza. Como lo piensa Fanon, la función es sencillamente estabilizar el mundo fragmentado. El ritual es punto de llegada y su función el mero experimentar con sentido comunitario. Y lo aparentemente caótico presenta un esquema de sistematicidad afirmando así su racionalidad particular.
Conclusiónes parciales
Rescatar la mixtura de composición e influencia cultural que tuvo el tango tiene un fin firmemente político. Primero, reafirmar que el componente afrodescendiente es indisociable del proceso de formación del Estado y la cultura nacional Argentina. El Eje colonial del poder (Quijano: 2001) articula las relaciones sociales en América Latina a más de doscientos años de la ruptura del lazo colonial. Nuevas formas de exclusión de las mayorías mestizas siguen operando entrecruzadas en el análisis de la desigualdad económica y social. Por eso el ejercicio de hundirse en la particularidad de su origen, que es mestizo por ende profundamente de estas tierras, nos insta una reinterpretación. Sobre el camino de estos ejes se debe seguir trabajando transdisciplinariamente para entender los motivos por los cuales la elite oligárquica descentró el tango de su raíz afro hasta el punto en que este estilo se convierte en una quintaesencia de la cultura nacional, con centro en la cultura porteña y citadina, con un carácter que netamente borra su rastro originario. Contando ya con avances en el tratamiento de la problemática sociológica de la invisibilización y subalternización étnico, además de suficiente documentación histórica creemos necesario seguir expandiendo los límites del análisis que permita no sólo profundizar los objetivos explicativos sino también difundir de manera general los alcances de todas estas conclusiones.
Hablar del tango es hablar de los grandes trazos de la historia de la argentina y Latinoamérica. Lo que el tango no dijo en sus poesías y sus canciones y todo aquello que ha perdido, creemos, es mucho menos de lo que aún le queda por recuperar.
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BIBLIOGRAFIA
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[1] Como canta el tango “Matasano”: Yo he nacido en Buenos Aires / y mi techo ha sido el cielo. / Fue mi único consuelo / la madre que me dio el ser / desde entonces mi destino / me arrastra en el padecer. (Contursi, 1914)
[2] Varela, G (2005): Mal de Tango. Buenos Aires, Editorial Paidós
[3] Museo Casa Carlos Gardel (varios autores): “Historia negra del tango” Buenos Aires, Museo de Buenos Aires.
Ilustra este artículo, El tango (óleo s/cartón) – 33x40cm- Autor: Pedro Figarin)