Segundo trazado de Parque Chas: El proyecto Frehner y Guerrico
Cuando el Doctor Chas se decidió realmente a lotear y subdividir sus tierras, contrató para la delineación del nuevo barrio a dos ingenieros que habían cursado juntos sus estudios en Buenos Aires, y que acababan de graduarse: Armando Santiago Frehner (1890-1973) y Adolfo Guerrico (1897-1950).
En su cuaderno “Parque Chas. El laberinto de Buenos Aires”, la doctora Sonia Berjman señala que la expansión del Buenos Aires histórico y central hacia la periferia en el conocido proceso de urbanizaciones barriales, se dio en distintas modalidades; por planificación gubernamental (tal el caso de Belgrano), por sociedades u empresas (como Villa Urquiza o Villa Devoto), por los propios dueños de las tierras (como Villa Ortúzar) o por loteos sucesivos y desordenados.
Dentro de las urbanizaciones planificadas, “se destacaron los casos singulares en los que la delineación estuvo a cargo de profesionales capacitados y reconocidos. Son éstos los casos del Arq. Juan A. Buschiazzo y sus proyectos para Villa Devoto, Villa Alvear y Pueblo Saavedra, del Arq. Carlos Thays y Palermo Chico; y de los Ingenieros Frehner y Guerrico con Parque Chas. Son todas estas realizaciones las que-dejando un poco de lado la rígida trama heredada- propusieron nuevas maneras de manejar el espacio urbano, generando centros de verdadero interés en la ciudad”, explica Berjman.
En esta nota nos vamos a referir al segundo y definitivo trazado del nuevo barrio Parque Chas que en poco tiempo cumplirá 96 años.
Previamente diremos que el primer intento de proyectar nuestro barrio estuvo a cargo de Julio Dormal (h), quien a principios de 1925 publicó un artículo en el diario La Nación bajo el título “El trazado de los barrios suburbanos”.
Comenzaba Dormal su nota enumerando los defectos que encontraba en la urbanización de nuestra ciudad, especialmente en lo relativo a la falta de estética y a una mala economía de repartición de la tierra. Sólo rescataba a Villa Devoto y a Belgrano, por la existencia de chalets y jardines construidos por propietarios adinerados.
Al mismo tiempo particularizaba luego con el barrio que con el “…vanidoso título de Villa Modelo, está dividido en 50 manzanas que en nada se diferencian de las varias de miles que ya existen (…) sólo tiene condiciones para agregar a la ciudad, que no lo necesita, algo de monotonía y bastante más de fealdad”.
Dormal hacía una descripción sobre el terreno del Doctor Chas, el que, en el Proyecto de la Comisión de Estética Edilicia formada a instancias del Intendente Doctor Carlos M. Noel en 1923, aparecía con un trazado propuesto que continuaba con la traba ortogonal de las adyacencias.
Luego de estas consideraciones, presentaba su proposición – de un “mejor efectos pintoresco que el actual” – en una mezcla de trazado radio concéntrico y lineal.
SEGUNDO TRAZADO
Cuando el Doctor Chas se decidió realmente a lotear y subdividir sus tierras, contrató para la delineación del nuevo barrio a dos ingenieros que habían cursado juntos sus estudios en Buenos Aires, y que acababan de graduarse: Armando Santiago Frehner (1897-1980) y Adolfo Guerrico (1897-1950).
El nuevo trazado de la dupla de ingenieros combinaba la clara propuesta radio céntrica con el amanzanamiento ortogonal tradicional. Este proyecto revolucionario para la conservadora Buenos Aires, abrió polémicas y oposiciones tenaces: “Curiosamente, las más acendradas se produjeron entre los funcionarios municipales encargados de aprobar el novel plan de urbanización”, describe Sonia Berjman.
Fue en ese momento cuando Chas contó con un aliado inesperado: El vecindario que accionó activamente ante el Intendente municipal, permitiendo la prórroga en el funcionamiento de los hornos de ladrillos hasta tanto se terminara con la apertura de calles en el nuevo barrio.
El mayor inconveniente que destacaba el Director del Departamento de Obras Públicas (ingeniero Rebuelto), era la falta de fluidez del tránsito que se produciría al cruzarse por calles curvas y angostas. A esto se le intentó solucionar dando el ancho reglamentario de 17.32m a Andonaegui, a la vez que trazándola recta.
Finalmente el proyecto fue aprobado en la sesión del 29 de septiembre de 1925, durante la que el Doctor Chas recibió elogios impensados por parte del Concejal Zaccagnini, presiente de la Comisión de Obras Públicas: “…porque se demuestra que no todos los capitalistas son ciegos y sordos a las reclamaciones de la ciudad y de sus propios intereses (…) merece pues señalarse el caso raro de un hombre inteligente y progresista (…) Esperemos que este ejemplo sirva de estímulo a aquellos terratenientes que (…)tienen cerradas al tráfico y a todo paso del progreso decenas y decenas de manzanas, considerando esos terrenos todavía como un feudo (…) el Señor Chas (…) se presenta como un burgués inteligente…”
Se pregunta Berjman: ¿Quién imaginaría tras esas palabras los años de lucha de los vecinos por sanear el pantano de la laguna y por eliminar los contaminantes y molestos hornos? ¿Cuántos inconvenientes tendrán todavía que soportar hasta que se vendieran todos los lotes del precio durante los siguientes 15 años? ¿Cuántos mayores beneficios económicos recibiría Chas con el mayor aprovechamiento del terreno?
Lo cierto es que – conscientes del provecho que obtendría Chas – se expusieron en la sesión de tratamiento del tema, las ventajas que lograría de la ciudad de aprobarse el plan presentado:
- estéticas: “… evitará la monotonía de las calles rectas (…) el aspecto de una calle interrumpida al desembocar en otra es preferible al que se presenta una calle si se continuase, porque el frente de los edificios que cierran su prolongación constituye un fondo más agradable que la perspectiva de una lejanía (…ejemplo Arroyo y Cerrito…). Se trata de una nueva distribución y delineación (…) que hemos aceptado de buen grado, cansados de las viejas calles rectas, paralelas, interminables, donde la vista no parece encontrar descanso , y tan en oposición con todo empeño de embellecimiento urbano”.
- edificación: se fomentaría una rápida construcción de viviendas porque el costo de veredas y afirmados se reduciría en 1/3 y todos los edificios tendrían aire y luz.
- espacios libres: el propietario donaría a la Comuna 238 mil m2, y con el trazado municipal previsto 80 mil m2 menos.
En 2009, ParqueChasweb conversó con Ana Frehner de Cloppet, hija de Armando Santiago Frehner, uno de los dos ingenieros convocados en 1925 por el doctor Vicente Chas, para diseñar el Barrio-laberinto.
“Pensaba que nunca más, iba a oír hablar de mi padre. Él se sentía más arquitecto que constructor”, dijo Ana sobre su papá durante la conversación.
Una versión dice que Don Gerónimo Grosso Giachino (1877-1956), famoso martillero público de las primeras décadas del siglo veinte, habría copiado el trazado de una ciudad europea para ofrecérsela a la Familia Chas. El diseño radiocéntrico resultante, que significó llevar el pintoresquismo a su máxima expresión; permitió sacar más lotes que con la típica traza cuadricular y fue toda una novedad para la época. Aquel trazado fue aprobado en la sesión del 29 de septiembre de 1925 por el antiguo Concejo Deliberante.
En ese 2009, Ana Frehner se puso en contacto con la Junta de Estudios Históricos de Parque Chas, luego de leer emocionada, en el suplemento “Belgrano” del diario La Nación, una nota sobre la historia de Parque Chas en la que se nombraba a su padre.
“Papá se sentía más arquitecto que constructor, por eso creo yo, le ofrecieron proyectar Parque Chas”, dice Ana Frehner; y agregó que “le encargaron delinear el barrio en terrenos ínfimos, calles circulares y diagonales. Se rompió la cabeza para que las viviendas resultaran cómodas en lotes chicos, ¡se devanó los sesos!”, recordó.
Para nuestra entrevistada, hablar de su padre, fue revivir anécdotas e historias que el ingeniero Frehner le transmitía a su familia; y en especial, la referida al proyecto que tuvo que encarar para delinear un barrio que saliera de la típica traza cuadricular heredada de los tiempos de la Colonia:
– “Cuando era chica, mi papá me traía periódicamente de paseo a Parque Chas, para mostrarme cómo iba progresando el barrio, ya que tenía un cariño muy especial por todo lo que hacía.”
A través de su narración, nos pudimos enterar también, que el ingeniero Frehner siempre sostenía que el “ideólogo” de la nomenclatura de las calles del barrio (las que hacen mención de ciudades europeas) fue su cuñado, el ingeniero Gabriel Martone, un bohemio socialista italiano, que trabajaba junto a él, en la empresa constructora.
Armando Santiago Frehner había nacido en Santa Fe capital. Era hijo de suizos alemanes, y su padre trabajó en la construcción del Canal de Suez en 1869. Se recibió de ingeniero cuando el país tenía escasos profesionales de esa carrera.
La tesis de agrimensura con la que se graduó, fue realizada en 1919 y versaba sobre la mensura de uno de los barrios de la Capital Federal (UBA. Facultad de Ingeniería. Tesis 248).
Tuvo destacada actuación profesional al frente de las dos empresas constructoras que fundó: “Gerrico-Harilaos-Frehner” y “Frehner y Ferrecio”, a través de las cuales construyó infinidad de casas y edificios en Belgrano “R”, donde residía con su familia. También proyectó el edificio del Hotel Bristol y la Sociedad Hebraica, entre otros.
En las mejores épocas, su estudio llegó a ejecutar veinte obras a la vez; y su última ubicación estuvo en la calle Juan D. Perón (ex Cangallo) 439, de la Ciudad de Buenos Aires.
Frehner trabajó también junto a la famosa filántropa Adelia Harilaos de Olmos (1865-1949); para quien realizó barrios obreros, colegios, iglesias, asilos y hospitales. El ingeniero Armando Frehner falleció en 1973 y sus últimos proyectos lo realizó en 1972. Había nacido en 1890.