Por falta de un servicio de urgencia, falleció un hombre en el Parque Sarmiento
La denuncia la realizó la defensora adjunta del Pueblo porteño, Graciela Muñiz. Acusó al Jefe de Gobierno de que “no le interesa la vida humana”. En 2007 un trabajador del parque murió por un hecho similar.
Parece que a Mauricio Macri, no le interesa para nada la vida humana”.
Esta acusación pertenece a la defensora adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Graciela Muñiz, que dio a conocer un hecho producido en el Parque Sarmiento hace dos fines de semana. Se trata del fallecimiento de un adulto mayor, que según el relato de testigos, recibió un pelotazo en el pecho y se desvaneció. Pese a los esfuerzo de las personas que lo acompañaban y al pedido desesperado de ayuda médica, el hombre falleció.
Graciela Muñiz recordó que “desde hace siete años vengo advirtiendo la falta de servicio médico de urgencia en un Parque tan concurrido como el Sarmiento. “Hoy debemos lamentar una nueva muerte porque las autoridades del Gobierno de la Ciudad cerraron el puesto del SAME ante la imposibilidad de encontrar un reemplazante del médico titular, que había solicitado licencia por vacaciones”.
La defensora adjunta porteña se enteró del deceso del hombre a través de un vecino, y ante esto se acercó al predio por la mañana, junto a un grupo de colaboradores. Lo sucedido fue confirmado a Muñiz por el administrador del Parque Sarmiento, Gonzalo Santa Cruz.
Muñiz citó la muerte de un empleado del parque llamado Juan Grisafi que falleció el 19 de agosto de 2007 (ver: “2007: Dudosa muerte de un empleado en el Parque Sarmiento”), como otra muerte evitable si el puesto médico hubiese funcionado con normalidad. “Siempre destacamos que sólo se pone en marcha el puesto del SAME para los períodos de vacaciones y de colonia de chicos, y encima con muchas deficiencias”.
“A veces creo que las autoridades entienden que uno investiga y hace denuncias tan solo por cuestiones políticas ¿Ahora qué se le puede explicar a los familiares de esta gente que tal vez con la presencia de un médico en el lugar indicado hoy estas personas estarían con vida?”, subrayó.
2007: Dudosa muerte de un empleado en el Parque Sarmiento
El domingo 19 de agosto se produjo el fallecimiento de Juan Grisafi (67), empleado de maestranza del Parque Sarmiento. Su hijo Carlos, canillita del kiosco de Triunvirato y Monroe, envió una carta a los medios zonales donde planteó sus dudas acerca del fallecimiento de su padre.
Texto de la carta:
“Mi papá falleció en su lugar de trabajo según sus compañeros, que fueron los que me avisaron. El motivo fue un ataque al corazón, pero luego de la autopsia los forenses me informaron que fue por asfixia: se atragantó durante el almuerzo. Agradezco a los compañeros que trataron de reanimarlo hasta que llegó el médico. Supuestamente para entonces mi padre ya estaba sin vida. Hablo de supuesto porque ni ese día ni hasta la fecha el profesional interviniente, el director del parque u otra autoridad del lugar me dieron el pésame, lo cual sería una formalidad. Tampoco me brindaron detalles de cómo se actúo en ese momento.
“¿Será porque mi padre era tan sólo un empleado de maestranza? Es por eso que yo me hago tantas preguntas. ¿Cuánto tardo él médico hasta llegar al lugar? Según testimonios, casi nunca les funcionan los handys. Me imagino que en ir a buscarlo y volver hasta el otro sector de un parque de esas dimensiones se perderían minutos muy valiosos. ¿Por qué no hubo una ambulancia si hasta hace unos meses la había o debería haberla en todos los parques públicos? Allegados al mismo dijeron que por falta de presupuesto. ¿Es más importante el equilibrio presupuestario que la vida humana?
“También pregunté para el caso de que hubiese muerto del corazón, como todos pensaban, si el parque cuenta con un desfibrilador o resucitador. Los compañeros me dijeron que no lo hay. Todas estas preguntas sin respuestas quedarán por siempre en mi cabeza. Si alguien se digna a responderme le agradezco. Lo de mi padre tal vez fue una fatalidad que quizá no se podía evitar, pero yo me pregunto si puede un parque (por el cual peleé junto a tantos vecinos para que se vuelva a abrir) al que concurren cientos de personas, en su mayoría niños, seguir funcionando con estas falencias. De más está aclarar que la solución no es cerrarlo y menos aun entregarlo a manos privadas.
“Hoy fue mi papá, pero mañana cualquier chico va a concurrir al Parque Sarmiento y yo no sé si van a estar las condiciones de seguridad necesarias ante cualquier eventualidad. A las autoridades ¿responsables?: si no tienen los medios suficientes para resguardar la salud tanto de sus trabajadores como la de todos de los que concurrimos al parque y en defensa del buen funcionamiento del espacio público denúncienlo, comprométanse o, por vergüenza, den un paso al costado”.