Fecha de Publicación:26/12/05 |
Fuente:Parquechasweb |
"Yo ví a Gardel en el 25 de mayo"
ParqueChasWeb estuvo con el vecino Dirk Nicolás
Kraayenbrink, quien fue testigo en 1934, de la actuación
de Carlos Gardel en el Cine Teatro 25 de mayo.
El último 27 de octubre se realizó
el acto que inauguró el comienzo de las obras de recuperación
del Cine teatro 25 de mayo de Villa Urquiza.
Esa mañana Dirk Kraayenbrink estuvo presente y una profunda
emoción lo transportó a sus trece años y al
día que el zorzal criollo lo deslumbró desde el escenario
del 25 de mayo:
"En 1934 yo era un pequeño adolescente. Recuerdo que
aquel día cantaba Gardel en el 25, y me fui hasta la puerta
del teatro a curiosear y el empleado de la boletería se acercó
y me entregó una pila de folletos de propaganda del recital
para repartir en la calle. Entonces le pregunté si después
podía entrar gratis, y me contestó: -"Vos me
venís a ver a mí y yo te dejo pasar".
No me olvido que el teatro estaba lleno de gente por todos lados,
llegaban hasta la entrada. Yo ví todo el espectáculo,
estuve casi pegado al escenario: Carlitos cantó "Pobre
gallo bataraz", "Viejo Smoking", "tomo y obligo".
Después contestó algunas preguntas de la gente, y
cuando terminó el recital no lo vi salir porque se fue por
atrás.
Lo triste es que poco tiempo después fui al cementerio de
Chacarita para ver el entierro de Gardel, ¡Cómo lloraba
la gente!, recordó con lágrimas en los ojos nuestro
vecino".
En la entrevista también estuvo presente
María Kraayenbrink, hermana de Dirk:
"Somos los auténticos Holando-Argentinos, nos dicen.
Nuestro padre llegó al país en 1889, era Holandés
y cuando se fue a Santiago del Estero por trabajo conoció
a nuestra madre que era oriunda de esa provincia dónde también
nacimos nosotros".
Cuando falleció la mamá de Dirk
y María, se vinieron con su padre a vivir a Buenos Aires
y al barrio. Se instalaron en una casa ubicada en la calle José
Cubas entre Gavilán y Caracas, luego se mudaron a avenida
Constituyentes al 4500 y, más tarde, a la esquina de Olazábal
y Bauness.
El relato de los hermanos Kraayenbrink está
lleno nostalgia cuando hablan del barrio: La primera casa de José
Cubas llena de flores, del lechero, del vendedor de pavos, pollos
y pescado, la quinta de "Cogorno" donde compraban la fruta
y verdura, de la feria de la calle Mendoza, de los cines del barrio
en dónde María junto con sus amigas de la infancia
se la pasaban toda la tarde en el 25 de mayo viendo películas
en continuado.
También hablaron de la escuela: Dirk fue
a la de Ceretti y Juramento, y María a la de Bucarelli entre
Echeverría y Juramento, cuyos fondos daban a la fábrica
de pomadas "Wassington" que nació en Villa Urquiza.
Al finalizar la nota María Kraayenbrink
nos entrega para que publiquemos, una esquela dedicada a su maestra:
¡QUERIDA MAESTRA!
Año 1931.
Llegada a Buenos Aires de Santiago del Estero, un padre con 6 hijos.
Yo, la más pequeña, sin mamita, pues había
fallecido unos meses atrás.
Llegamos a Villa Urquiza... ¡¡Gran barrio!!: calle José
Cubas, una casa tipo chorizo, como eran en esa época, pero
llena de plantas, frutales, flores, malvones, lirios, violetas...
bueno: no sigo... ¡pero hermosísima!
Lo primero: buscar Colegio para los tres menores. Yo ya con 6 años,
8 y 10 mis hermanos. A tres cuadras colegio para los varones; y,
el mío, a 8 cuadras: calle Bucarelli entre Echeverría
y ,Juramento. ¡8 cuadras que eran: 3 de tierra y zanjita a
los costados, y 5 de adoquines!
Época de no "transporte escolar", no "botas
de goma" y casi sin capa para lluvia, así
que, en invierno, ¡bien abrigadita y con lluvia, chapoteando
en el agua, a hacer las 8 cuadras!
Comienzo mi Primero Inferior. Mi maestra: señorita Battaini.
Paso a Primero Superior. Mi maestra: señorita Battaini.
Así llego a Segundo Grado, ... ¡con la señorita
Battaini!.
¡Yo, con 8 añitos y, en la clase con varones!
Por ser su último grado con nosotros, nos ofrece que: la
niña que no faltase ni un día, se llevaría
una muñeca; y el varón, una pelota de fútbol.
Yo comienzo a no faltar por nada... ¡pensando sólo
en la muñeca!
Pero no conocía el refrán que dice: "Uno propone
y Dios dispone"
Fue así que en el último mes de clase, y sin ninguna
falta, caigo con una congestión pulmonar que me manda a la
cama.
Sin consuelo lloro todos los días, no por el dolor de las
inyecciones, sino
¡porque no tendría la muñeca!
Tengo todavía en mi retina qué pasó.
Una tarde golpean las manos; y mi hermana me dice: "Te buscan,
Pory"
y aparece, en la puerta, la señorita Battaini con todo un
manojo, como blancas palomas: mis compañeras con sus delantales
y... ¡¡¡la muñeca!!!
Yo sé que hubo, hay y habrá muchas señoritas
Battaini, ¡Que Dios así lo quiera y que
las bendiga a todas!
Hace de esto que pasó... ¡sólo 71 años!
María Luisa Kraayenbrink de Coslovich
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Maria
y Dirk Kraayenbrink |