Fecha de Publicación:23/08/06 |
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OPINION
Multas y premios para una Ciudad limpia
Por Diputado Pablo Failde
Presidente de la Junta de Etica, Acuerdos y Organismos de Control
Diputado del bloque ARI
pablo.failde@legislatura.gov.ar
Desde hace varias semanas en la Legislatura porteña se viene
debatiendo la modificación de la Ley Nº 451, Código
de Faltas. El proyecto enviado por el Poder Ejecutivo de la Ciudad
incrementa las multas, las penas y los controles en múltiples
áreas, además acelera los trámites y otorga mayor
celeridad al poder de control.
Pero así como castiga con dureza -y es
correcto que lo haga- a las empresas que, por ejemplo, no cumplan
con las habilitaciones correspondientes y arrojen deshechos industriales,
residuos patogénicos, hormigón, sustancias peligrosas,
castiga en forma desmesurada y sin ningún sentido de equidad
a los vecinos porteños, es el caso entre otros
de las multas por sacar la basura fuera de los horarios establecidos.
Desde la Comisión de Ecología venimos
sosteniendo en forma reiterada que algunas conductas de los porteños
no se cambian con disposiciones que se sostienen desde una concepción
punitiva-represiva, por no decir autoritaria. Lo razonable, útil
y prioritario es llevar adelante campañas de sensibilización,
de información para como último mecanismo apelar al
concepto punitivo.
¿No sería adecuado lanzar una nueva
campaña sobre el horario para sacar la basura durante un
lapso de por lo menos tres meses? ¿Y aún más
ambicioso y productivo proponer que los vecinos cumpliendo con la
Ley de Basura Cero clasifiquen los residuos en su domicilio y promover
estas acciones positivas a través de algún incentivo
que premie la actitud responsable y participativa?
Estamos convencidos que esa es la solución,
la que genera un cambio profundo en la actitudes y se mantiene permanente
en el tiempo. Tanto estamos convencidos, que elaboramos un Proyecto
de Ley para premiar por zonas- a través de un descuento
en la tasa de ABL que oscila entre 20 y 25% anual a todos aquellos
que depositen en la vereda de sus casas los residuos en forma diferenciada.
Es verdad, no somos originales. Ya varias ciudades
del mundo utilizan los mecanismos de informar, sensibilizar y motivar
a sus ciudadanos para que cambien conductas y lo novedoso y sorprendente
es que lograr el objetivo: las bolsas están en los horarios
correspondientes y debidamente clasificadas.
El Estado tiene la responsabilidad de trabajar
como actor principal para modificar estas conductas pero desde una
concepción pedagógica, comprometiendo a los habitantes
de la ciudad, siendo el factor de cambio, motivando e incentivando
la cultura de la solidaridad, y premiando a los que adhieran, para
así generar el círculo virtuoso de un cambio de cultura.
¿Lo otro?, lo otro es lo de siempre, medidas
impracticables, mediáticas, de difícil ejecución
y dudoso de dudoso éxito. Con más castigos y más
multas no van a cambiar en nada la calidad de vida de los porteños
y en este caso ni siquiera la recaudación.
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