ENTREVISTA
A ALBERTO SAVA
"El proyecto de Macri es un Plan de
Salud trampa"
El director del Frente de Artistas del Borda (F.A.B.) descree que
al jefe de Gobierno le interese el tema de la salud mental, porque
detrás se esconde un proyecto inmobiliario.
Por Lorena Inés Santa Cruz
lorenaisantacruz@hotmail.com
Alberto Sava es Psicólogo Social, Mimo Contemporáneo
y Director del Frente de Artistas del Borda. Su oficina en planta
baja tiene las características propias de un artista. Carteles
que penden de las paredes, reproducciones de los cuadros de Van
Gohg, afiches publicitarios de las participaciones de los artistas
del Frente en recitales. Un cuidado desorden impera en el escritorio
de Alberto. Su oficina tiene las puertas abiertas, tal es así
que mientras responde a las preguntas entran talleristas, se sientan,
escuchan, se fuman un cigarrillo. Alberto es cálido y parsimonioso
para hablar
.
- Me gustaría que me cuente un poco acerca de los comienzos
del Frente de Artistas del Borda.
- El Frente de Artistas del Borda nace en 1984 en el marco de un
proyecto mayor que es la desmaniacomilización. Esa ola desmaniacomilizadora
nace en Italia, en Trieste, en la década del setenta. El
director del Hospital Giangovanni en Trieste, el Doctor Franco Basaglia
va cerrando paulatinamente el manicomio y desde el Estado, eso que
quede claro, desde el Estado y no desde la función privada,
desde el Estado arma un dispositivo que suplanta al manicomio. Ese
dispositivo que no tiene una mirada únicamente médica
como puede tener el manicomio, si no que tiene una mirada socio-comunitaria,
que está basado en que los pacientes vivan con sus familias,
si la familia los puede contener, en ese caso, si no es posible,
vivan en departamentos de dos o tres personas, no más. Ellos
consideran que las casas de medio camino de muchas personas se convierten
en pequeños manicomios. Que el tratamiento sea ambulatorio,
que los pacientes vayan donde están los profesionales, o
los profesionales y técnicos vayan dónde viven las
personas. Que las internaciones sean muy cortas, el promedio -yo
estuve en Trieste hace dos años-, es de doce días.
Hay todo un sistema de atención con respecto a lo laboral,
si el paciente que estaba internado tuvo en algún momento
un trabajo se trata de que se reincorpore, si no se crean cooperativas
de trabajo y en general esas cooperativas sueles ser mixtas, o el
paciente –o como ellos lo llaman el usuario- están
garantizados los afectos, la vivienda, el trabajo y el estudio,
en casos que sea de interés para el paciente. Bueno eso es
positivo. Esa idea repicó o replicó en muchos lugares
del mundo incluso acá en la Argentina.
Ya en el gobierno democrático, el gobierno de Alfonsín
desde la Dirección Nacional de Salud Mental que el Director
era un Psicólogo, Vicente Gali, con el asesoramiento de los
italianos y con el asesoramiento de Mauricio Gondelberg que era
un Psiquiatra que había hecho antes de la Dictadura un proyecto
desmaniacomilizador en el Policlínico de Lanús, donde
había muchos elementos parecidos a Italia, se intentó
llevar a cabo en tres lugares esa propuesta desmaniacomilizadora.
Una fue en Río Negro, otra fue en Córdoba y otra fue
en el Hospital Borda. La única que se concretó fue
en Río Negro. Coincidía en estos tres lugares que
también eran gobiernos radicales, tanto en Río Negro,
como en Córdoba, como en Buenos Aires, los intendentes o
gobernadores eran radicales, por tanto había un apoyo político
en ese sentido, una decisión política. Generalmente
los proyectos desmaniacomilizadores cuentan con el apoyo de la superestructura
política. En Río Negro se cierra el único manicomio
que había, que era en Allen y se convierte en un Hospital
General.
La idea es que cuando uno habla de un proyecto desmaniacomizador
no es que se cierra el hospital, lo que se cierre es el contenido
de ese hospital, que es el manicomio, en general lo que se hace
es reconvertir ese edificio en un hospital general, en Río
Negro sucedió eso, en San Luis también, en Italia
no se convirtió en un hospital general sino en distintos
sectores de la comunidad oficial, o sea, una parte es una universidad,
otra parte es una escuela, otra parte es un pequeño centro
de salud mental, otro es una cooperativa de trabajo. Estos edificios
pasaron a manos del Estado con otra función, bueno, esa idea
que se trato de hacer acá en Argentina. En Río Negro
y en Córdoba no funcionó y en el Borda tampoco.
Pero en ese intento de hacer funcionar el proyecto de desmaniacomilización
quedaron ancladas algunas experiencias como el caso del Frente de
Artistas del Borda. El Frente de Artistas del Borda, cuando se intenta
acá en el Borda hacer, se invita a una cantidad de personas
que se incorporan a ese proyecto, no sólo Psiquiatras y Psicólogos,
sino Terapistas Ocupacionales, Psicólogos Sociales, enfermeros.
Y me invitan a mí, que yo venía del campo del Teatro,
yo estaba haciendo Teatro callejero, Teatro participativo. La persona
que me invita a mí a trabajar, es José Grandinetti,
un Psicoanalista, que él supervisaba con otro compañero
más, mis trabajos de teatro participativo, entonces él
veía que esta técnica del teatro participativo podía
servir a ese proyecto desmaniacomilizador, él siempre me
decía que de alguna manera yo había sacado el teatro
a la calle vení ahora está la posibilidad de sacar
a los locos a la calle.
Bueno, dentro de ese contexto y dentro de esa apoyatura ideológica,
política, yo veía en ese transitar por el Hospital
a una cantidad de pacientes que hacían buenas cosas artísticamente,
en una ronda de mates, en los grafittis en las paredes, las poesías
que te vendían en los pasillos y me propongo junto con Mónica
Redondo, una Psicoanalista, y una estudiante de Psicología
en ese momento, Rosana Dángelo, crear un grupo de artistas.
La idea de hacer arte en un manicomio es tan vieja casi como el
propio manicomio, pero siempre se hizo con un criterio de arte-terapia,
se usaban las técnicas artísticas para que el médico
o el psicólogo pudieran intervenir en la dirección
de la cura. Por ejemplo, si se hacía una obra de teatro,
el paciente hacía del padre, entonces eso lo remitía
a la historia personal con el padre, y eso era arte-terapia. La
idea nuestra no, la idea nuestra era hacer arte, cuando decimos
arte, un proceso creador con la formación artística,
con la experimentación artística, llegar a una producción,
o sea, conceptos y prácticas que llevan a una producción
y que esa producción se deba mostrar en el afuera, como hace
cualquier artista. Desde esa óptica veíamos que se
podían producir efectos desmaniacomilizadores. Uno es en
lo personal, o sea, el manicomio en general lo que hace es como
destruir las capacidades que tenemos como seres humanos.
La persona cuanto más tiempo internada va perdiendo la capacidad
de pensar, de sentir, de hacer, de crear, entonces se convierte,
mas que en un sujeto; Pichón Reviere decía que una
persona es tal en la medida que tenga estas posibilidades de pensar,
sentir y hacer, y acá no, te bombardean permanentemente,
entonces se va convirtiendo en objeto. Muchos pacientes dicen, somos
un ladrillo más del hospital.
El arte lo que hace es reconvertir esa posición de muerte
a una posición más de vida, tratando de que vuelva
a tener pasión, que pueda a tener deseo, que pueda a tener
voluntad, que pueda tener ganas de sociabilizarce, tener contacto
con otros, entrar en un colectivo de trabajo, en un proceso creador
de lograr que puede pensar, hacer y crear algo y que si llega esa
producción se anime a mostrarla en el afuera. Entonces, todo
eso es recuperarse como persona, ese es el primer efecto que produce.
Después, el segundo efecto que produce sería en lo
institucional, en general el manicomio es una institución
cerrada total, totalitaria, donde sobre todo en aquella época
no se reflejaba nada lo que pasaba acá adentro, afuera. Entonces
en el momento en que el Frente de Artistas sale demuestra su producción,
y no solo sale la producción sino que sale la persona encerrada,
esa voz acallada en el hospital que empieza a hablar de lo que le
pasa acá adentro y generalmente replica en los medios y cuando
replica en los medios, replica acá adentro y genera todo
un movimiento nuevo a favor de los cambios de aquellas personas
que están a favor del cambio o aquellas personas que están
en el status quo de la institución.
Y el tercer y último efecto que produce el arte es en lo
social, en el imaginario colectivo de la gente, lo que pensaba cada
uno de nosotros que vivimos afuera con respecto al manicomio es
una imagen siniestra, no hay peor imagen creo, creo que es peor
que la cárcel, entonces se sale, se muestra, se demuestra
que los que están arriba del escenario, en una pared, en
una proyección son personas capaces, no son peligrosas, que
en un contexto distinto pueden llegar a producir algo digno para
él y para los demás por lo tanto que no merecen vivir
en las condiciones que vive en un manicomio. Eso sería un
poco el momento introductorio.
¿Y por qué el nombre de “Frente de Artistas
del Borda”?
- Bueno, Frente de Artistas como se barajó la posibilidad
de hacer este emprendimiento, este trabajo se hizo una convocatoria
en el hospital, en el teatro, acá hay un teatro está
en el cuarto piso, casi cuatrocientas butacas con platea y pullman
se usa muy poco, se convocó unas cincuenta personas, pacientes
todos internados que veíamos en ese primer trabajo de campo
que tenían ciertas cualidades artísticas. Entonces
en el momento de plantearles este proyecto que yo te planteaba antes
surgió, bueno, ¿cómo nos vamos a llamar? teníamos
que darnos un nombre. Y ahí se tiraron muchos nombres, “los
colifatos del arte”, “los pirados del arte” “los
artistas del manicomio”. Al final quedó el nombre del
Frente, un poco al decir de par compañeros internados y en
ese momento todo lo que era frente en esa coyuntura política
estaba en boca de todos.
Los frentes estudiantiles, los frentes políticos, los frentes
sindicales, frentes artísticos. El frente, además
decía un compañero, como vamos a hacer varios talleres
y vamos a ir a enfrentar esta realidad para cambiarla, para transformarla
sería bueno usar el nombre Frente y él también
dijo, bueno y además no queremos ser un frente de pacientes
psiquiátricos, queremos ser un frente de artistas, queremos
ser artistas no locos, demostrar que podemos ser artistas. La cuestión
más conflictiva fue la utilización de la palabra Borda,
porque decían, no si salimos y nos mostramos como frente
de artistas la gente no va a saber si somos locos o no, si ponemos
la palabra Borda.
Y ahí empezó un debate y una discusión con
la conclusión de asumir que vamos a ser nosotros agentes
de cambio, vamos a ser militantes de un cambio y por lo tanto tenemos
que llamarnos como tales para cambiar ese rótulo que tenemos,
si no nos llamamos del Borda, va a ser imposible que lo cambiemos.
Y eso se aprobó, esa consigna y quedó Frente de Artistas
del Borda.
Como una especie de grito, somos gente que va a enfrentar una realidad
para cambiarla pero además somos artistas y vamos a desmitificar
la palabra Borda, o palabra manicomio, que el Borda es como símbolo
del manicomio. Esa fue la idea.
- Con respecto a la desmaniacomilización, teniendo
en cuenta la Ley 448 y los anuncios con respecto al posible cierre
de los hospitales psiquiátricos, ¿cual es la postura
del Frente de Artistas?
- Con respecto a la Ley 448 nosotros opinamos que es una ley positiva.
Si bien, yo no la llamaría estrictamente de desmaniacomilización.
Tampoco se la llama así es una Ley de Salud Mental. Tiene
algunos puntos progresivos. Nosotros, en el Taller de desmaniacomilización
que es generalmente donde leemos esa Ley estamos de acuerdo con
algunos puntos, con otros no. Porque todavía, por ejemplo
la ley italiana prohibe la creación del manicomio, esta ley
si bien habla de una desinstutucionalización y en un momento
prohibe la existencia de los manicomios. También hace alusión
a la existencia de las clínicas privadas, con lo cual nosotros
estamos en desacuerdo. Fue una ley que en su momento si no nos salía,
en ese sentido yo puedo entenderlo...pero me parece que habría
que mejorarla, que diga así con todas las letras que los
manicomios no deben existir como la de Río Negro y la de
Italia y la de San Luis también, y que tampoco la clínicas
privadas deban existir. Después los otros aspectos son interesantes.
Lo de Macri nosotros llamamos, un plan de salud mental trampa. No
creo que a él le interese el tema de la salud mental. Detrás
de esto hay un interés económico, inmobiliario, en
principio. Que no es nuevo, ya arrastra de la época de De
la Rúa cuando era Intendente de la Ciudad de Buenos Aires,
la familia Macri integraba una empresa mixta, una corporación
del Sur que se le llama, la corporación Buenos Aires del
Sur, donde empresas del Estado y empresas privadas conformaban esta
corporación; que habían decretado a zona bacantes
a varios espacios, entre ellos la cárcel de Caseros, el Muñiz,
la estación Buenos Aires, y una serie de hospitales públicos
o semi- públicos con la idea de erradicarlos y construir
un polo inmobiliario de esas torres tipo Puerto Madero.
En la Intendencia de Ibarra, saca un decreto que excluye de esas
zonas vacantes a los hospitales. Y ahora, siendo él Jefe
de Gobierno retoma eso, y como no es tonto, retoma esa cuestión
que hay del imaginario colectivo que hay con respecto a la desmaniacomilización
y propone un nuevo plan de salud mental, que no sólo deja
la destrucción de estos lugares, sino la construcción
de otros diez hospitales psiquiátricos más chicos
con tecnologías de punta, cámaras que sigan a los
pacientes, vidrios polarizados. Que sean diez manicomios aggiornados,
pero siguen siendo manicomios.
Quiere construir diecisiete casas de medio camino, que está
demostrado, no lo decimos nosotros, lo dice la Organización
Mundial de la Salud en Caracas en el año noventa que las
casas de medio camino no tienen razón de ser. Es un plan
trampa, detrás de eso hay intereses espurios, económicos.
Y después la fue cambiando en vez de hacer torres, quiere
hacer el Centro Cívico, va variando depende la reacción
que haya al respecto.
No aprobamos tampoco las actitudes que tienen los gremios que ellos
salen a defender el hospital público, pero en realidad salen
a defender al manicomio. O sea, no hacen una diferencia entre el
manicomio y el hospital público. Nosotros decimos: sí
al hospital público, pero no a la defensa del manicomio.
Y que estos lugares tienen que convertirse en hospitales generales,
esa es la idea. Estamos en contra, incluso hay una propuesta del
Taller de desmaniacomilización para el viernes que viene,
hacer una propuesta en la Asamblea del Frente de Artistas de hacer
un acto público en Plaza de Mayo en el Congreso de la Madres,
para repudiar al plan de Macri y de alguna manera darle lugar a
nuestras consignas.
Ustedes habían participado anteriormente en otras luchas
sociales, ¿de qué manera lo hacen y por qué?
- Porque en principio desde el Frente de Artistas siempre dijimos
que en la medida en que no tengamos un contacto con el afuera nos
quedamos acá adentro el hospital nos va a fagocitar. Siempre
nos hemos relacionado con aquellas organizaciones políticas,
de derechos humanos, artísticas, sociales, estudiantiles
que coincidan en los ideológico con nosotros. Y eso se ha
dado en contacto directo que hemos hecho nosotros, y un contacto
directos que han hechos esas instituciones con nosotros. En la cual
hemos acordado desde actividades, protestas conceptuales y eso fue
aumentando y eso nos ha dado como un rédito público
muy fuerte que nos garantiza la vida acá adentro.
Cualquier cosa que nos pase acá adentro el costo político
para la institución va a ser muy alto para el manicomio.
Y el por qué, porque creo que es la única manera de
aglutinarnos, de juntarnos para poder producir cambios, una posición
ideológica de cambio.
Pichón Reviere siempre decía también que el
artista tiene que ser agente de cambio, un transformador, un revolucionario
y esas cosas no se hacen solas, eso se hace junto a otros, que piensen,
sientan y hagan cosas parecidas a nosotros. Y en la medida que nosotros
necesitemos, los otros nos van a ayudar y en la medida que otros
necesiten, nosotros los vamos a ayudar. Esa es una posición
ideológica, política de transformación y de
poder revolucionar ideas y prácticas sociales.
- Con respecto al programa de radio “Comiomani?”, cuénteme
como surgió.
- El programa “Comiomaní?” tampoco es una idea
nueva ya lo habíamos hecho en el año noventa, ochenta
y nueve, noventa. Lo hicimos primero en FM Lugano y después
lo hicimos en FM La Boca. El programa al principio se llamaba “Las
voces acalladas” y después le pusimos “Comiomani?”.
“Comiomani?” si uno da vuelta la palabra es mani-comio,
porque el nombre del programa está en signo de pregunta,
Comiomanio?/Manicomio?.
Nosotros tomamos al programa como un elemento más de difusión
de nuestras prácticas, de nuestros conepctos. Que no es solamente
el único elemento, tenemos que el Taller de Periodismo saca
una revista, el Taller de Letras saca una revista, el Taller de
desmaniacomilización sacó una revista que el año
que viene la vuelve a sacar, tenemos un libro, el libro de Frente
de Artistas del Borda, tenemos un cassette, tenemos un CD, tenemos
las funciones.
Son todos elementos de difusión de nuestra práctica
y de nuestros conceptos desmaniacomilizadores. Y el programa de
alguna manera es como que sintetiza toda esa actividad, es un elemento
que tiene la radio con más alcance con más potencia,
mayor difusión. Y representa una síntesis de nuestras
ideas, de nuestras prácticas, volcadas ante un micrófono
y nos parece además un elemento muy interesante la radio,
muy creativo. Primero habíamos comprometido el espacio por
un mes, gustó mucho, luego eran tres meses, y ya llevamos
un año y medio casi. Y tiene bastante audiencia, estamos
bastante bien.