A 29 años del golpe de estado
del 76
¿Qué proceso?
Hay una sola forma de honrar a nuestros sueños: es seguir soñando
despiertos y dormidos el sueño de una humanidad fraterna, síntesis
de lo diverso,
potente en su capacidad de hacer fuerza de flaqueza.
Por | Rolando Lazarte , Publicación "Lo Social"
Se acerca una vez más el 24 de marzo, aniversario del Proceso
militar en Argentina. Diferentemente de los anteriores, no golpeó
apenas un sector social, una dirigencia, un sector organizado. Golpeó
a la humanidad, y de la manera más obscena, dejando marcas
indelebles. La impunidad de sus actos transforma en cómplice
a quien calla. Pues quedó herido un pueblo, quedaste herido
vos. Quedamos heridos todos.
No es apenas el sistema jurídico-político
argentino lo que rompió el genocida. Rompió la integridad
psicológica de la gente. Hizo de la vida en sí, del
mero acto de vivir, el objetivo a destruir. No hay un día
que no venga el recuerdo de las torturas que quieren que olvidemos.
Y sé que apenas hay un camino individual y colectivo de recuperación
de lo que la escoria destruyó: insistir.
Insistir en la reconstrucción colectiva
de lo que golpearon. Insistir en sumar con el otro, que construyeron
como enemigo, ajeno, distante. Insistir en rehacer los lazos de
amor, de fraternidad, de solidaridad, de esperanza.
Insistir en la certeza de que apenas en la unión interior
y exterior, personal y colectiva, podremos redimirnos de las heridas
que deja el capitalismo, sea genocida, sea light, sea como sea.
Habrá días en que parecerá todo esfuerzo condenado
al fracaso.
Hay quien diga que este exilio a que la canalla
cívico-militar del Proceso nos empujó, es definitivo.
Sólo lo sabré el día posterior a mi agonía.
No nos exilaron solos, y no volvemos solos. El genocida se apropió
del saber sobre el proceso de tortura, del mismo modo como el capitalismo
al que sirve, se basa en la ruptura de la humanidad, en la cosificación
del hombre (hombre, mujer, niño). Cosa a explotar, cosa de
la que sacar beneficio, cosa de la cual aprovecharse. Todo tiene
un precio, todo es mercado, todo se compra, todo se vende.
Pero hay una capacidad humana conocida como resiliencia,
que atestigua que somos capaces, como persona y como pueblo, de
no solamente resistir a lo que trata de destruirnos, sino aún
transformar en fuerza vencedora la debilidad que se trató
de explotarnos. Quisieron que fuéramos fríos, pues
nos hacemos calientes. Nos querían indiferentes, amamos.
Nos querían distantes, confiamos. Nos querían aislados,
nos unimos.
En Ceará, Nordeste de Brasil, hace ya
más de veinte años que viene practicándose
la Terapia Comunitaria, creación del médico Adalberto
Barreto, expandida ya en 19 de los estados del País, y con
expansión hacia Estados Unidos, Argentina, México,
Uruguay.
Es una fusión de saber científico y popular, de experiencia
colectiva y tradición espiritual. Una experiencia que recupera
las utopías perdidas, las revoluciones fracasadas, los golpes
que parecieron irrevidables. No solamente recupera la ciencia (psiquiatría,
medicina, sociología, antropología, pedagogía)
al servicio de los explotados en la contramano de aquella
tendencia que la pone al servicio de la dominación social
y política--, sino que recompone, paulatinamente, la humanidad
del excluído. Del exilado. Del descartado. Del desempleado.
Del drogado. Del golpeado.
Recoge la utopía humana en sus distintas
vertientes (socialista, cristiana, freireana, si queremos ponerle
rótulos), como argamasa de cacharros quebrados, y los reúne
de manera práctica y lúdica, en sesiones en que las
angustias que nos afligen son procesadas y ganamos el apoyo de quien
desconocíamos. Se deshace el aislamiento que empuja a la
depresión y la drogadicción, la frustración
que empuja al alcoholismo y la violencia familiar. Se recupera,
a través del habla horizontal, la sabiduría popular
a través de dichos y cantos, rezas y bailes. Se revaloriza
la historia personal y colectiva, reconstruyendo caminos y raíces.
Se humaniza la vida diaria y el trabajo.
Este proceso es una consistente recuperación
de sueños que parecieron morir bajo el peso de la corrupción
y la tortura, la traición y el mercado, la mentira y la fuerza
bruta. El olvido cómplice y la deformación de los
hechos. No sólo por parte de militares sino de intelectuales
que justifican a diario el desempleo y la expulsión del campesino
de la tierra, el abandono de los niños que son puestos lejos
de sus madres obligadas a trabajar a mitad de precio. Propagandistas
del desprecio a la vida que destruyen el horizonte de esperanza
de los jóvenes, mostrándoles su inevitable descartabilidad
en un mundo maquinizado. Donde el sueño es la droga, la pesadilla
un cotidiano sin amor. Lo único deseable aquello que el dinero
puede comprar. Bebés, niñas, lo que sea.
Cuando se acerca el día de la masacre
de los inocentes, y todo día lo es, en este sistema que hace
de la gente mercadería, aquellos que no olvidamos, tenemos
que saber que el mejor modo de perdonarnos a nosotros mismos por
haber sobrevivido, el mejor modo de honrar la memoria de los caídos,
es reconstruirnos colectivamente más allá de sectarismos
salvacionistas, reforzando las redes de apoyo psicosocial, la gran
tela humana que se adorna como joyas con las gotas de rocío
de la mañana. El proceso tiene distintas vetas, crece por
las grietas, por donde Dios acecha, como bien nos recuerda Jorge
Luis Borges. Une lo que el sistema separa, un pasado atroz y un
futuro venturoso, un exilio puede ser un camino de regreso. Un proceso
deshumanizante puede ser el estímulo a la recuperación
de la totalidad de nuestro ser, nuestro pertenecer a una realidad
maravillosa que traspasa los límites de cualquier tentativa
de aprisionamiento o reducción.
Entonces sabremos, aunque haya y
hayavances y retrocesos, que hay una sola forma de honrar
a nuestros sueños: es seguir soñando despiertos y
dormidos el sueño de una humanidad fraterna, síntesis
de lo diverso, potente en su capacidad de hacer fuerza de flaqueza.
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Foto ParqueChasWeb
Actividades por la memoria
Miércoles 23
9hs. Se hace el cierre
del proyecto Construyendo la Memoria de la Escuela Nº2
del Distrito 11. Se hará en la esquina de Fernández
y Lacarra, frente al ex Centro Clandestino de Detención El
Olimpo.
19hs. Festival "Parque
Patricios No olvida" en Esteban de Luca y Brasil. Actúan
El Choque Urbano y las murgas Pasión Quemera, Los verdes
de Monserrat y los Monarcas de la Fiaca.
Jueves 24
17.30hs. Marcha de Congreso
a Plaza de Mayo. Los organismos de Derechos Humanos salen de Lima
y Avenida de Mayo.
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