Fecha de Publicación:22/03/06 |
Redacción ParqueChasWeb |
Testimonios a 30 años del golpe de
estado
ParqueChasWeb invitó a vecinos
y personalidades del barrio y barrios vecinos, a dejarnos su reflexión
o recuerdo, a horas de cumplirse 30 años del golpe de estado
que significó la implementación de un modelo económico
cuyas consecuencias aún hoy se padecen, y que dejó un
saldo de 30 mil desaparecidos.
Por Inés Fernández Moreno
Escritora, Periodista y vecina de Parque Chas.
No recuerdo qué me sucedió personalmente en el día
preciso del golpe militar en la Argentina. Pero sí el clima
de los días previos, la inminencia, los rumores, el temor.
El crescendo del miedo y la inseguridad hasta que se precipitó
lo que todos sabíamos que era inexorable. Pocos meses después,
el que era entonces mi marido, abogado y docente universitario, fue
amenazado por la triple A y optamos por irnos del país un tiempo
junto con nuestro hijo pequeño. En Europa, la situación
de la Argentina era clara. Se sabía lo que estaba sucediendo:
la represión, la tortura, los desaparecidos. Mi
marido no era un activista, sino más bien un intelectual, alguien
que, según se decía entonces, estaba en la periferia
y no en el epicentro de la acción. Pensábamos que nuestra
situación no era tan peligrosa. Esta apreciación, ingenua
sin duda, empujada por nuestras ganas de volver, fue la que nos llevó
de regreso al país un año después, cuando se
jugaban los últimos partidos del Mundial. Es inolvidable para
mí esa sensación de caminar por las calles de una ciudad
enceguecida y alienada. Aquel furor triunfalista tan bien utilizado
por la dictadura para ocultar lo que se perpetraba entre y contra
nosotros, soterrado en aquellas otras canchas del horror
que se llamaron El Olimpo, la Esma o El Pozo. Más allá
del fervor popular también recuerdo el encuentro con muchas
personas cercanas, incluso amigos, supuestamente inteligentes y progresistas,
que todavía se permitían dudar sobre la realidad . Fue
impresionante constatar cómo puede ser manipulada la conciencia,
y cómo puede deformarse, persuadida por las propias debilidades,
el miedo, la indiferencia o la comodidad.
Casi treinta años después, también
me fui del país. Esta vez en otra situación familiar,
empujada por la crisis económica del 2001. Imposible no sentir
el estrecho paralelismo que existía entre los dos hechos.
Aquella vez el motivo que nos expulsaba era político. Esta
vez fue económico. Los desaparecidos del 76 fueron seres
humanos, los del 2001 fueron billetes. La reacción de la
clase media ante estos desaparecidos fue sin duda más
poderosa que la que merecieron en su momento nuestros hombres, mujeres
y chicos desaparecidos. Ahora que vamos consolidando nuestra democracia,
me parece importante reflexionar sobre la relación entre
estos dos exilios. ¿De qué manera los sucesos que
estallaron en el 2001 fueron la continuidad de un proyecto establecido
durante la dictadura militar? El análisis y la comprensión
de este proceso, más amplio y complejo que el llamado proceso,
debe seguir profundizándose. El pasado, tan reciente, forma
parte de nuestro presente y todavía debe comprenderse cabalmente.
Mantenernos alerta, y consolidar los niveles de conciencia alcanzados
por la sociedad argentina es una responsabilidad y una tarea de
todos desde ahora para siempre.
26 de Diciembre de
1977.
Triunfo del campo popular sobre la dictadura militar
Por Roberto Vespa
Presidente de la Comisión de Asociados
del Banco Credicoop Sucursal 060 y vecino de Parque Chas
El 26/12/77 se firma el Compromiso de Fusión de 44 Cajas
de Crédito de Capital Federal y Gran Buenos Aires en la CAJA
POPULAR VILLA ORTUZAR, para poder transformarse en Banco Cooperativo,
según las exigencias de la Ley de Entidades Financieras de
la dictadura militar, que aunque resulte increible, es la Ley todavía
vigente, después de 23 años de Gobiernos elegidos
por el Pueblo.
Esto daría como resultado el 19 de Marzo
de 1979, en la Apertura del Banco Credicoop Cooperativo Limitado.
Esto se logra con la movilización popular
en defensa del Cooperativismo de Crédito, que a lo largo
y ancho del país, atendía a los pequeños y
medianos empresarios, comerciantes, industriales, instituciones
barriales, entidades de bien público.
Esta movilización organizada por el INSTITUTO
MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOS, se manifiesta en las solicitadas
publicadas en los diarios más importantes del país,
firmadas por miles de asociados, entidades de bien público,
instituciones religiosas, empresariales, cámaras de comerciantes,
clubes, sociedades de fomento, cooperadoras escolares, donde se
reclamaba la continuidad de las Cajas de Crédito, que habían
sido eliminadas en la Ley de Entidades Financieras.
Ante una manifestación tan importante
de la sociedad, la dictadura debe aceptar la continuidad de las
Cajas, pero como Bancos Cooperativos, creyendo que de esta manera
iba a ser imposible la presencia Cooperativa en el sistema financiero.
Pero el IMFC demostró que era posible
la continuidad y fortalecimiento de las Cajas de Crédito,
con la continuidad del apoyo de todas las instituciones que hicieron
posible al Banco Cooperativo.
De ahí la trascendencia del 26/12/77 y
el 19/3/79.
La historia mas reciente nos va marcando el deterioro
de las clases populares y las economías regionales, que hacen
que Credicoop deba salir a resguardar la presencia Cooperativa en
el territorio nacional.
Y se llega a la realidad actual, con un Banco
Cooperativo dirigido por sus Asociados, continuidad de las Cajas
de Crédito de aquella época.
Por Domingo Bresci: sacerdote católico, párroco de la
Iglesia San Juan El Labrador del Barrio Parque Saavedra.
(Palabras pronunciadas en el acto de homenaje a los Religiosos/as,
Laicos/as de los diversos credos víctimas del terrorismo de
estado)
"A los ojos de los insensatos los justos fueron castigados y
parecían muertos pero ellos están en las manos de Dios
y no los afectará ningún tormento"
(Libro de la Sabiduría 3,1-6, 9)
Los responsables y ejecutores del terrorismo
de estado asesinaron y desaparecieron a miles de mujeres y varones
de todas las edades para acallar sus reclamos de libertad y justicia
e imponer un proyecto político y económico de explotación
y dominación. Pero ellas y ellos están vivos: vivos
en nuestras conciencias; vivos en nuestros corazones; vivos en sus
familiares y compañeros; vivos en los que actualmente luchan
por sus mismos ideales; vivos en el Dios de la Vida.
Ellos asumieron la opción por los pobres
y la búsqueda de una liberación integral para los
hombres y los pueblos. Lo hicieron como proponía Monseñor
Angelelli: "Con un oído puesto en el Evangelio y otro
en el pueblo" y ''Los pies metidos en el barro"
Para descalificarlos se dijo de ellos: ''En algo andaban': Sí,
efectivamente, ''andaban dando su vida por los demás':
Aquellos que hoy mencionamos son algunos de los
muchísimos creyentes que entendieron su fe como un compromiso
al servicio de un mundo más justo, fraterno y humano. Al
mismo tiempo homenajeamos a todos los que profesando otras convicciones
tuvieron el mismo compromiso.
Gran parte de los que estamos aquí hemos
compartido con ellos historia de dolores y alegrías, de frustraciones
y esperanzas. Ahora, ellos son parte de nosotros, nosotros somos
parte de ellos. Hoy les decimos: los seguimos recordando, los seguimos
queriendo.
Como miembros de la Iglesia Católica,
"santa y pecadora", y sin pretender representar oficialmente
a nadie hay algo que no queremos callar en este aniversario: reconocer
humilde y públicamente que representativos sectores de nuestra
jerarquía , del clero y del laicado -ya sea por omisión
o por acción- colaboraron objetivamente con los propósitos
de la dictadura militar.
Consideramos que con ese comportamiento no se
defendió con la fuerza necesaria el valor sagrado de la vida
y no se amo a Dios en las personas de sus hijos que fueron secuestrados,
torturados, asesinados, desaparecidos.
Como integrantes de esa Iglesia que nos duele queremos pedir perdón:
a las víctimas, a los familiares, a la sociedad, a Dios:
Perdón, Perdón, Perdón.
Desde hace un tiempo la sociedad está aceptando la evidencia
de los hechos que hasta hace poco negaba. También hay un
mayor reconocimiento de sus responsabilidades en los sectores involucrados,
y un deseo de que esos hechos no vuelvan a repetirse. Pero la sinceridad
de esas actitudes sólo puede verificarse con gestos concretos
de reparación.
En ese sentido propongo uno de profundo sentido
religioso y humano: que las autoridades religiosas de los diversos
credos reclamen unidas y públicamente a quienes tengan información
sobre la apropiación de niños y niñas nacidos
en cautiverio durante la dictadura militar que la den a conocer
por medio de los canales que consideren más adecuados.
Pedimos por la recuperación de la identidad y el reencuentro
con sus verdaderas familias de los más de 400 jóvenes
que aún faltan ubicar.
Los que estamos aquí reunidos agradecemos la convocatoria
a las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la
Secretaría de Culto de la Nación, de la Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación y del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires. Finalmente los invito a unimos en un clamor: respondamos"
AMÉN' a cada invocación:
POR LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA: "AMÉN'
POR LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA: "AMÉN'
POR LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA: "AMÉN'
Por Mario Masquef
Secretario de Educación Cooperativa-Comisión de Asociados-Filial
Villa Urquiza-Banco Credicoop e Integrante del "Área de
Difusión Comunitaria"-Vecinos por el 25 de Mayo.
Vecino de Villa Urquiza
El 24 de marzo de 1976, las FFAA, con acompañamiento
de gran cantidad de civiles, y el consenso de buena parte de la población,
tomaron el poder. A partir de ese acto ilegítimo, implementaron
un plan que económicamente excluía a la mayoría
de la población, y socialmente culminó con la desaparición
de 30.000 personas. Está probado judicialmente que ese plan
atacó no sólo a los militantes de movimientos progresistas,
sino también a sus familiares, a sus amigos, y a quienes la
dictadura tenían sospecha de ser peligrosos para sus fines.
Los ejecutores de esta conjura siniestra estuvieron en las antípodas
de esta orden escrita por un general de la Nación, a quien
las FFAA nombra constantemente, dirigida a sus tropas: "La Patria
no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni
le da armas para que cometa la bajeza de abusar de esas ventajas ofendiendo
a los ciudadanos que con sus sacrificios se sostiene. La tropa debe
ser tanto más virtuosa y honesta cuando es creada para conservar
el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno
para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían
más insolentes con el mal ejemplo de los militares.
Las penas aquí establecidas, y las que se dictasen según
la ley, serán aplicadas irremisiblemente: sea honrado el que
no quiera sufrirlas; la Patria no es abrigadora de crímenes.
Desgraciado el que quebrante sus deberes y sirva de escándalo
a sus compañeros de armas. Yo lo castigaré de un modo
terrible; y él desaparecerá de entre nosotros con oprobio
e ignominia". José de San Martín-Cuartel General
del Ejército Libertador en Pisco-septiembre de 1820.
Pero los dictadores y sus cómplices no sólo atacaron
a la población: también lo hicieron con las instituciones
de la Constitución de la Nación Argentina. Tomaron por
asalto el Poder Ejecutivo, pero también cumplieron funciones
legislativas y judiciales. El pueblo quedó sin sus representantes
legítimos.
A treinta años del último golpe militar, los vecinos
debemos tener memoria. El 24 de marzo de 2006 debe ser de recordación
de ese acto ilegítimo, y del compromiso de luchar para que
la voluntar popular no sea conculcada "NUNCA MÁS".
La experiencia de "Vecinos por el 25 de Mayo" muestra que
el compromiso permanente por un ideal da buenos resultados. Nos señala
el camino: juntarnos pese a nuestras diferencias ideológicas
para conseguir un fin superior: el bien común de nuestra comunidad.
Quienes integramos el Movimiento Cooperativo conjugamos los verbos
sumar, articular, multiplicar y construir. Debemos demostrar que Otro
mundo es posible, haciendo que Otra sociedad sea posible.
La miseria planificada
Por: Lilian Garrido
(Periodista, nacida en Parque Chas)
Sé que era verano. Era una noche
de 1973 y era verano y en el Bachín de Sarmiento entre Montevideo
y Rodríguez Peña cenaban Luis Luchi, Diego Aronovich,
Lubrano Zas, Raúl Zopi, Pedro Gaeta, mi viejo y algún
otro. También sé, me lo contaron, que Raúl,
creo que fue Raúl, dijo jocoso "ahora por suerte viene
el General a arreglar las cosas" y que Luchi, sin levantar
los ojos del plato de fideos, respondió, muy serio, "vayan
cavando las tumbas, ustedes".
Es difícil poner una fecha de inicio, porque ¿cuándo
empezó el gran quilombo?, ¿en la Semana Trágica?,
¿en el bombardeo a Plaza de Mayo en el 55?, ¿en los
fusilamientos de José León Suárez?, ¿cuándo?...
Lo cierto es que el gran quilombo no empezó el 24 de marzo
de 1976. Ésta es la fecha del golpe de estado más
siniestro y criminal de nuestra historia. No fue el primer golpe
de estado, pero sí fue el más siniestro y criminal.
Algo del gran quilombo se vislumbró en la masacre de Ezeiza,
cuando vino el General "a arreglar las cosas", el 20 de
junio de 1973. Luchi la había visto abajo del agua, y no
es que el viejo fuera adivino.
Más adelante y en pleno gobierno democrático de Isabel
Perón, la Triple A, capitaneada por José López
Rega, sembraba miedo y muerte: amenazas, secuestros, torturas, asesinatos.
Era el umbral del infierno aunque todavía no imagináramos
las verdaderas dimensiones del infierno. Entre tanto fervor revolucionario,
el genocidio y la diáspora posterior estaban aún lejos
de toda sospecha.
El Proceso de Reorganización Nacional, nacido bajo el visto
bueno de una parte de la sociedad en la madrugada del 24 de marzo
de 1976, puso en marcha mediante el régimen del terror el
modelo económico de entrega y exclusión que hubiera
sido imposible implementar si el movimiento obrero mantenía
su rol protagónico (de hecho, la intervención de los
sindicatos fue una de las primeras medidas tomadas por la 1ra. Junta
Militar). Desmembrar a la clase obrera, aniquilar todo partido o
movimiento opositor, suprimir el Congreso Nacional, silenciar a
los intelectuales progresistas, intervenir escuelas y universidades,
eran algunas de las medidas "necesarias" para aplicar
el modelo económico sin obstáculos. El terror, el
método elegido para asegurar el éxito en la aplicación.
Eliminar a los "subversivos" (para esas mentes fanáticas
todos fuimos subversivos en acto o en potencia), era uno de los
fines, pero no el fin último.
Como escribió Rodolfo Walsh en su Carta abierta de un escritor
a la Junta Militar, del 24 de marzo de 1977, (...) En la política
económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la
explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor
que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
(...)
Ponemos fechas para circunscribir hechos a su espacio y a su tiempo,
para manejarnos con comodidad en la historia. Por el mismo motivo
ponemos rótulos y así llamamos
Proceso a la dictadura que ejerció su mano durísima
desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983, fecha
de la asunción como presidente de Raúl Alfonsín.
Pero no nos engañemos con las efemérides. El gran
quilombo empezó mucho, muchísimo antes de 1976 y aún
no ha terminado. El proceso de planificación de la miseria
siguió su curso y tuvo, quizás, su broche de oro durante
el gobierno de Carlos Menem y su ministro de economía, Domingo
Cavallo, también después ministro de economía
de la Alianza y continuador de la política económica
de José Alfredo Martínez de Hoz.
El advenimiento de la democracia puso fin al terrorismo de estado,
pero no acabó con la miseria. Desde entonces se respira un
clima de libertad de expresión, cobraron auge los organismos
de derechos humanos, se repudian los crímenes cometidos,
se exige justicia, se recuperan nietos, se exhuman cadáveres
con nombre y apellido, se debate el accionar de las organizaciones
armadas
pero el nivel de pobreza alcanzado es muy difícil
de revertir. Pobreza económica y pobreza intelectual.
A treinta años del golpe militar, haber elegido el 24 de
marzo como fecha conmemorativa me parece una medida excelente. Este
feriado nacional es, debería ser, un día de reflexión,
homenaje y lucha para que el genocidio no se repita nunca más.
Pero también y sobre todo un día de reflexión,
homenaje y lucha para combatir ese otro crimen, el hambre, que sigue
pegando fuerte.
Hace treinta
años
Por: Pedro Gaeta
(Artista plástico, nacido en Parque Chas)
Recuerdo muy bien cuándo sucedió y las circunstancias
previas. Por ese entonces tenía el taller en la calle 14
de Julio; allí nos reuníamos los integrantes de "Gente
de Buenos Aires", el grupo que en los '60 habíamos formado
con Roberto Santoro, al que después se incorporaron, entre
muchos otros, Luis Luchi, Héctor Alterio y Eduardo Rovira.
Ahora se dice que nadie podía prever los hechos monstruosos
que se produjeron; no es cierto. Claro que no todos, pero hubo algunos
que, como Luchi -quien a la experiencia de militante unía
la visión de poeta- vaticinaron el baño de sangre
que sobrevendría. Junto con Alterio, que había sido
amenazado por la Triple A, él fue uno de los primeros en
irse, y dejó testimonio de esos momentos en un notable poema,
"El gran espiante".
Por su parte, Roberto Santoro solía visitarme muy a menudo;
venía con la bolsita de las compras, y en ella traía
ejemplares de "Estrella Roja", que guardábamos
en una estantería del fondo del taller. Antes de irse, Luchi,
su esposa Irene y yo nos reunimos allí mismo con Roberto
para instarlo a que también se fuera, pero él insistió
en que había que quedarse para luchar. "Si todos se
van, ¿quién lucha?", nos preguntó.
En cuanto a mí, siempre digo que me salvó el compromiso,
en este caso, con la militancia gremial. La actividad que habíamos
desarrollado en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos
fue reconocida por la Organización para la Solidaridad con
los Pueblos de América Latina, que funcionaba en la entonces
República Democrática Alemana, y que a través
del Ateneo Cultural Humboldt me ofreció la posibilidad de
viajar a los países socialistas y a las democracias populares.
De allí pasé a Barcelona, donde me encontré
con Luchi; no encontraba las palabras para decirme que se habían
llevado a Roberto. También me enteré de que habían
ido dos veces a buscarme a mi casa.
Después me trasladé a París, donde me uní
al movimiento de resistencia a la dictadura, colaborando en la integración
de los distintos grupos de exilados en actividades para recaudar
fondos que eran enviados a la Liga Argentina por los Derechos del
Hombre.
A mi vuelta a Buenos Aires, supe que Rovira había fallecido;
en cuanto a Luchi, decidió radicarse en Barcelona, y todas
las veces que regresó al país fueron para volver a
partir. Después de un tiempo, junto con otros artistas plásticos
y trabajadores de la cultura, intenté impulsar una nueva
etapa de "Gente de Buenos Aires", que ahora es Movimiento;
lo estamos llevando a cabo, pero no es fácil. Todos sabemos
que el proceso iniciado hace treinta años logró instalar
un modelo socioeconómico que persiste hasta nuestros días,
una de cuyas consecuencias más funestas es el feroz individualismo
que dificulta cualquier proyecto de integración y de participación.
Me atrevo a vaticinar que pasará mucho tiempo para que esta
situación pueda revertirse.
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