Fecha de Publicación:08/12/09 |
Fuente:Periódico El
Barrio |
Funciones de la nota
BRINDAN
ALIMENTO Y CONSUELO A PACIENTES DE DOS NOSOCOMIOS LOCALES
Mujeres que ayudan a los enfermos
Desde hace más de una década, un grupo de voluntarias
asiste a los pacientes del Hospital Tornú y del Instituto
Alfredo Lanari. Entre otros servicios, los acompañan, les
dan de comer y les brindan palabras de aliento. A lo largo del año
realizan una serie de actividades en donde participan amplios sectores
de la comunidad barrial.
Por Alan Levy
alevy@periodicoelbarrio.com.ar
El Voluntariado de María pertenece al Movimiento de Schoenstatt
(“valle hermoso”, en su traducción al español)
fundado en 1914 en Alemania. Este tiene sede argentina desde 1982,
a partir de la acción de la voluntaria Raquel Sáenz
Valiente, quien empezó a recorrer el Hospital de Clínicas
y el Hospital de Gastroenterología “Dr. Carlos Udaondo”
con el fin de acompañar a los enfermos. Pues bien, desde
hace 12 años este particular servicio también llegó
al Hospital General de Agudos “Dr. Enrique Tornú”
(Combatientes de Malvinas 3062, Agronomía). Reunidos en la
Parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, ubicada
en Quirós 2941, dos voluntarias y el capellán conversaron
con El Barrio acerca de esta obra caritativa.
María Cristina Abete es la directora actual del Voluntariado
del Tornú y nos cuenta que la organización se basa
en brindar un acompañamiento espiritual y material: “Nos
acercamos a los pacientes y les damos de comer. Cuando requieren
materiales, ya sean elementos de cama o de higiene personal, tratamos
de conseguirlos: siempre hay gente sola, que no tiene ropa ni elementos
de aseo.
Una aprovecha ese rato que está con el paciente para brindarle
un gesto de cariño: es un momento cargado de cierta intimidad”.
El Padre Alvaro Izurieta remarca la importancia de la asistencia
a la hora de comer: “El tema de la alimentación no
es menor: hay mucha gente que está sola y no come. Las voluntarias
tienen registrado en una planilla quiénes son aquellos a
los que nadie les da de comer para ir y alimentarlos”.
Las voluntarias son en la actualidad dieciocho y también
desempeñan funciones en el Instituto de Investigaciones Médicas
“Dr. Alfredo Lanari”, anexo al Tornú. Con el
tiempo establecieron una logística en donde cada una continúa
la labor de aquella que estuvo trabajando en el turno anterior.
El grupo tiene contacto con Cáritas, ya que cumple tareas
análogas a las que desarrolla esta reconocida institución.
-Al estar en el ámbito de la salud pública, ustedes
deben saber más que nadie cuáles son las principales
deficiencias del sistema. ¿Podrían mencionarnos algunas?
-María Cristina. El Tornú funciona dentro de todo
bien. Los pacientes, por lo general, están satisfechos: además
dispone de un servicio muy especial: el servicio de paliativos,
es decir el que se le da a aquellas personas que no tienen cura
y que están en la última etapa de la vida. El hospital
a la vez cuenta con un voluntariado propio para este tema: ellos
están formados para atender esos casos particulares.
Ahora, si tuviese que mencionarte un tema flojo lo verdaderamente
preocupante sería el PAMI: a los pacientes los tienen meses
sin una prótesis o elementos básicos para una recuperación.
-Padre Alvaro. Lo que por ahí sucede es que, debido a la
escasez de maquinaria de alta tecnología, los pacientes tienen
que esperar unos cuantos días -incluso semanas- para hacerse
tomografías, resonancias y otros estudios.
Un trabajo comunitario
A menudo, el Voluntariado desarrolla espacios donde participan vecinos
y organizaciones de los barrios aledaños. Al capellán
se le dibuja una sonrisa cuando recuerda la última Semana
Santa: “Aquel viernes vinieron chicos de colegios de Villa
Urquiza y Villa Pueyrredon. Fueron 90 alumnos que se acercaron para
saludar a los pacientes, acompañarlos e incluso tocar la
guitarra y cantar para ellos. La cena navideña también
es muy importante: la armamos con todos los pacientes en condiciones
de poder bajar. Comemos todos en una galería: pacientes,
familiares y voluntarios”.
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