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Buenos Aires, Argentina /
Fecha de Publicación:14/05/08  

Funciones de la nota


COMERCIANTES Y VECINOS DE VILLA URQUIZA RECHAZAN EL VIADUCTO DE AVENIDA TRIUNVIRATO

Polémica bajo tierra

Temen que el túnel vehicular divida al barrio en dos e impacte negativamente sobre los negocios de la principal arteria urquicense. En tanto, los vecinos de Villa Pueyrredón reclaman el demorado cruce subterráneo en Constituyentes y Roosevelt para terminar con el caos de tránsito originado por el paso a nivel. El debate recién comienza.



Por Marcelo Benini
mbenini@periodicoelbarrio.com.ar


Nadie discute la influencia negativa que en materia de tránsito y seguridad tienen los pasos a nivel de la Ciudad de Buenos Aires, donde existen más de cien cruces con barreras que obstaculizan la fluidez vehicular. La obsolescencia de este sistema vial motivó que el año pasado el Gobierno de la Ciudad anunciara con bombos y platillos la inminente construcción de once viaductos, uno de ellos bajo el cruce ferroviario de las avenidas Triunvirato y Monroe, en Villa Urquiza. Sin embargo, este túnel despierta el rechazo casi unánime de vecinos y comerciantes por su sensible ubicación y el impacto negativo que podría tener sobre el barrio.

A mediados del año pasado y el 7 de abril último se realizaron dos concurridas reuniones en la sede de la Asociación de Comerciantes de Villa Urquiza para debatir el tema. En la primera de ellas el proyecto fue expuesto por su autor, el Ing. Néstor Fernández López, subgerente de Ingeniería de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), ante quien los vecinos expresaron su descontento argumentando que dividirá al barrio. Otro de los cuestionamientos fue que el viaducto afectará durante dos años el tránsito y la actividad comercial del corazón de Villa Urquiza, es decir el tramo de la avenida Triunvirato comprendido por las calles Cullen y Blanco Encalada. Recordemos que entre ambas arterias también se encuentran, además de numerosos comercios, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, la escuela municipal Juana Manuela Gorriti y varias entidades bancarias.

Posturas coincidentes

El segundo de los encuentros contó con la presencia del director del Centro de Gestión y Participación Comunal Nº 12, Néstor Dall’Alpi, quien tras una pregunta del comerciante José Versace reconoció que si bien existe el proyecto del viaducto bajo la avenida Triunvirato se logró quitarle prioridad y dársela a la obra del túnel en Constituyentes y Roosevelt. “Yo tampoco quiero que Villa Urquiza se transforme en cuatro islas, pero si entre todos demostramos por qué no es oportuna esta obra quizá logremos disuadir a los funcionarios de su realización”, señaló Dall’Alpi. Bajo la moderación de Marcelo Montenegro, locutor de FM Urquiza, el uso de la palabra fue alternándose entre los presentes. Algunos hablaron de soterrar el ferrocarril, otros de elevarlo y hasta hubo quienes sugirieron abrir nuevos pasos a nivel.

“La única solución es bajar los trenes, como sucede en París. En vez de gastar 3.900 millones de dólares en un tren bala deberíamos soterrar el ferrocarril y abrir todas las calles. Vamos a tener más seguridad y más pasos. Pensemos en un país a 50 años. Además en Triunvirato el subte pasará a 16 metros de profundidad, de modo que no habría inconvenientes”, sostuvo Héctor Ginanni, miembro de comisión directiva de la Asociación de Comerciantes de Villa Urquiza y propietario del Café de la U. Virna Lisi, también integrante de la entidad y titular del local de artículos de camping Travesía a las Nubes, se preguntó cómo se piensa la Ciudad, ya que advierte una falta de planeamiento integral. “Siento que se quieren abrir agujeros a tontas y a locas”, resumió con sencillez sobre los pasos vehiculares bajo nivel.

Para Eduardo Rodas, vicepresidente de la Asociación de Ex Alumnos del Colegio Nacional Nº 12 Reconquista y de la Comisión del Centenario de Villa Urquiza, “no hay que facilitar la entrada de autos al Centro a través de Triunvirato sino la salida por Alvarez Thomas, donde sí podría hacerse un viaducto”. La única adhesión al túnel de Triunvirato provino de la Asociación de Vecinos de Luis María Drago, quien a través de su presidente Alejandro Liska se mostró favorable a la construcción de cualquier viaducto, postura que generó murmullos y objeciones. Cabe recordar que los vecinos de Drago tienen el problema del cruce de Mariano Acha, un verdadero cuello de botella. Dall’Alpi anunció que próximamente se abrirá un paso a nivel en la calle Lugones para descomprimir el tránsito de la zona.

“El viaducto de Triunvirato es inviable. ¿Qué van a hacer con el tránsito vehicular durante los dos años que durará la obra? Déme la solución a este problema y yo acepto el túnel”, había planteado el vecino Enrique Salas en la primera reunión. Lo que más irritó aquella vez a los comerciantes es que, de prosperar el viaducto, desaparecerán las paradas de colectivos de la decena de líneas que circula por la avenida Triunvirato y que las calles colectoras serán peatonales, aunque podrán acceder vehículos de carga y descarga y automóviles particulares que deban ingresar en los garajes de la avenida. Salas propuso una alternativa razonable y poco compleja: “Este proyecto me llegó por medio de un vecino y yo estoy tratando de impulsarlo. Consiste en ensanchar la avenida Alvarez Thomas entre Congreso y Combatientes de Malvinas, que en ese tramo tiene veredas de siete metros, y hacerla doble mano. De esa manera se pueden derivar los camiones que circulan por Triunvirato hacia Alvarez Thomas”.

Historia del viaducto

La realización del viaducto se sospechaba desde hace por lo menos cuatro años, cuando comenzaron los trabajos de prolongación de la Línea B de subtes. La obra en cuestión forma parte del Programa de Conectividad Vial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que a través del Ministerio de Planeamiento y Obras Públicas prevé la eliminación de varios pasos vehiculares a nivel y su reemplazo por túneles bajo nivel. Estos permitirían que la circulación de trenes y automotores sea independiente, lo que reduciría el tiempo de los viajes y mejoraría la calidad del aire por el aumento en la fluidez del tránsito y la disminución de las emisiones vehiculares.

El Decreto Nº 1.750 del Gobierno de la Ciudad, firmado por Jorge Telerman y Juan Pablo Schiavi, ex jefe de Gobierno y ex ministro de Planeamiento y Obras Públicas respectivamente, aprobó la construcción del viaducto a fines de octubre de 2006. A tal fin se encomendó a SBASE, responsable de la extensión de la Línea B de subtes a Villa Urquiza, realizar el proyecto y el correspondiente llamado a licitación. La misma se publicó el 13 de abril de 2007 año en el Boletín Oficial, bajo el Nº 136/07 y el título “Paso bajo nivel en Avenida Triunvirato y vías del ex Ferrocarril General Bartolomé Mitre”. Allí se detalla que las obras consisten en la construcción de un viaducto de tres trochas en la avenida Triunvirato para cruzar bajo nivel las vías del ex Ferrocarril Gral. Mitre, ramal José León Suárez. Consta de dos rampas de entrada y salida que empalman con la calzada existente, construidas en trinchera, y el cruce propiamente dicho, bajo el cual se encuentra la estación Villa Urquiza de la Línea “B” de subterráneos, que ha sido diseñada teniendo en cuenta la ejecución de estas obras. La profundidad de la futura cabecera del ramal subterráneo, cercana a los veinte metros, permite proyectar este viaducto por encima de la terminal.

A los costados del paso bajo nivel se dispondrán calles colectoras con sus respectivas aceras, que permitirán el acceso a los frentistas: serán veredas de seis metros de ancho, el doble de las actuales. Pero lo más importante es que la calzada de la avenida Triunvirato empezará a hundirse en su intersección con la calle Cullen hasta una profundidad cercana a los siete metros, cruzará por debajo la calle Roosevelt, las vías del ferrocarril y la avenida Monroe y recuperará su nivel original a la altura de Blanco Encalada, 300 metros más adelante. Entre Roosevelt y Monroe se hará una plaza seca. El presupuesto oficial para esta obra es de 34.846.760 pesos y el plazo de ejecución de 24 meses. Según confirmaron los ingenieros de SBASE, hubo un solo oferente: Benito Roggio e Hijos S.A., quien actualmente lleva adelante las obras de prolongación de la Línea B de subtes. Sin mayores precisiones, funcionarios del gabinete de Telerman reconocieron, antes de abandonar el Gobierno, que la obra estaba suspendida. Hoy es una incógnita lo que ocurrirá.

El caso Constituyentes

Además de dividirlos, la Avenida de los Constituyentes une a los vecinos de Villa Urquiza y Villa Pueyrredón. No se trata de una paradoja o un juego de palabras. Sucede que la importante arteria, límite geográfico de ambos barrios y salida obligada del tránsito pesado a la Avenida General Paz, es también objeto de un proyecto vial tan antiguo como la paciencia de quienes viven sobre una y otra vereda. El tramo en conflicto es el comprendido por las calles José León Cabezón y Mosconi, en Villa Pueyrredón, o Cullen y Olazábal del lado urquicense. Son 400 metros que hace rato deberían estar ensanchados y soterrados a la altura del paso a nivel del ex Ferrocarril Mitre, motivo de continuos atascamientos de los vehículos que intentan atravesarlo. Con el agravante de que, en su mayoría, son camiones con acoplado y colectivos.

En 1989 se aprobó la Ordenanza Municipal Nº 44.095, que declaró de utilidad pública y sujetas a expropiacióna las propiedades linderas a Constituyentes para lograr un ensanche de hasta 34 metros de la calzada. Además se proyectó un viaducto -similar al que cruza subterráneamente la Estación Carranza por la avenida Cabildo- para pasar por debajo de las vías del ferrocarril. El túnel jamás se construyó, a pesar de encontrarse contemplado en la segunda etapa de la ejecución del programa de conectividad de cruces bajo nivel y de haberse votado como prioridad en el Presupuesto Participativo 2007. Por si fuera poco, los vecinos denuncian que los inmuebles expropiados fueron usurpados y que 71 de ellos se encuentran en situación de ilegalidad, irregularidad y tenencia precaria, según un informe de la Dirección General de Bienes de la Ciudad.

Bajo la denominación de “Comisión de Vecinos Autoconvocados”, los habitantes de la zona afectada llevan dos años de lucha silenciosa. Ante la falta de respuestas decidieron pasar a la acción en febrero de este año. Lo hicieron mediante una serie de reuniones con cortes en Constituyentes y Roosevelt, la última de ellas el 5de marzo. Desafiando al mal tiempo, con bombos, silbatos, pancartas y ante la presencia de efectivos de las seccionales 39ª y 47ª, unos cincuenta vecinos exigieron la recuperación de los espacios públicos, la liberación de la traza de Constituyentes y la construcción del viaducto. Pero también los desvela la instalación de un galpón para el almacenamiento de papel y cartón en la esquina de Constituyentes y Roosevelt, donde existe un enorme local que hace rato debería estar demolido. A principios de año la Subsecretaría de Higiene Urbana de la Ciudad se lo cedió en comodato a la cooperativa de cartoneros El Alamo, por lo menos hasta que dispongan del centro verde previsto por la Ley de Basura Cero.

“Llevamos dos años peticionando, mantuvimos más de 20 reuniones con diferentes autoridades del Gobierno de la Ciudad, el proyecto salió elegido como prioridad en el primer y único plebiscito público de un presupuesto de obras... ¿Que más necesitamos hacer como vecinos y ciudadanos para que consideren nuestros derechos?¿Por qué las autoridades no nos escuchan?”, se quejan casi a coro los habitantes de Villa Pueyrredón, quienes lejos de desanimarse siguen comprometiendo a los funcionarios macristas.


Testimonios elocuentes

Domingo Delledera vive desde hace pocos meses en Roosevelt y Constituyentes, justo frente al polémico centro de transferencia de basura, pero conoce muy bien la zona porque entre 1975 y 1990 residió a media cuadra. Como todos los vecinos, sufre ante el progresivo deterioro del barrio. “Constituyentes se caracteriza por el tránsito pesado, que debido al frecuente paso del tren se ve demorado en colas de hasta tres cuadras. Por supuesto, la situación genera una gran contaminación ambiental. El túnel sería una gran solución, pero antes deben demoler las propiedades expropiadas”. Sin embargo, como las obras nunca se llevaron a cabo algunas de la viviendas fueron usurpadas. Todas estas circunstancias contribuyeron a la desvalorización de la zona. “Hay gente que puso su propiedad en venta y no aparecieron compradores”, afirmó Delledera.

Los vecinos aseguran no querer afectar a los intrusos y a los cartoneros, a los que consideran ciudadanos que merecen una solución urgente a sus problemas, pero coinciden en que las parcelas afectadas deben demolerse para permitir la realización de los trabajos. “Estamos un poco cansados porque el viaducto debió haberse hecho hace tiempo. Si no hay presupuesto para la obra, al menos que nos ensanchen la avenida como hicieron en Saavedra, sobre los terrenos de la autopista. Mientras Villa Urquiza se está valorizando, este sector es tierra de nadie”, dijo Cristina Carabelli, quien también se opone a la instalación del centro de transferencia. “No tenemos nada con los cartoneros, pero no corresponde que estén aquí”, razonó la vecina, desolada porque, a pesar de los cortes de calle y las peticiones al Gobierno, no obtuvieron respuestas.

Similar es la posición de Raúl Baldini, un ingeniero que desde hace ocho años vive en Ladines y Constituyentes. “La Ciudad de Buenos Aires pagó mucha plata por las expropiaciones, pero casi dos décadas más tarde varias de las casas están habitadas por empleados de la planta permanente del Gobierno de la Ciudad. Hoy tenemos ocupas de muchos años y hasta concesiones, como las del galpón que funcionaría como centro de transferencia y la Casa Zitarrosa (N. de la R. Sede de la Asociación Encuentro Argentino Uruguayo, que funciona en un edificio abandonado de Constituyentes 5006). Son muchas las situaciones ilegales que demoran el inicio de las obras y degradan la imagen del barrio. Debemos con urgencia entrar en una situación de orden jurídico”, reclamó Baldini. Hace aproximadamente un mes los vecinos presentaron un recurso de amparo y el juez interviniente pidió al Gobierno de la Ciudad que aclare las medidas administrativas adoptadas. Jorge Violini, vocero de los vecinos de Villa Pueyrredón, exige que se cumpla con lo prometido hace veinte años. “El túnel debe hacerse donde los vecinos quieren que se haga y no donde los vecinos no lo pidieron”, resumió, en clara alusión al viaducto de Triunvirato y Monroe.

En los últimos meses los vecinos se reunieron con miembros de la Secretaría Privada de Mauricio Macri, con el director del Centro de Gestión y Participación Comunal Nº 12, Néstor Dall’Alpi, y con funcionarios de la Subsecretaría de Higiene Urbana. Baldini dice que la contestación es la misma en todos los ámbitos. “Entienden el conflicto, pero las respuestas son parciales. El problema es que cada uno tiene su área de incumbencia, pero todos juntos no resuelven el problema. Lo que nosotros necesitamos es una definición legal para el tema de las usurpaciones. Las casas que están en comodato deben ser devueltas y demolidas. Pedimos, en una primera instancia, que se ensanche Constituyentes y un compromiso de solución definitiva. Queremos recuperar el barrio, que hoy se parece más a un pueblo fantasma”, definió con crudeza Baldini.

Volviendo a la reunión en la Asociación de Comerciantes de Villa Urquiza, los participantes consensuaron un borrador de propuestas para elevar a las autoridades comunales. Los puntos aprobados consisten en oponerse a la construcción del viaducto bajo la avenida Triunvirato, promover la ampliación de la avenida Alvarez Thomas, proponer la demolición de los inmuebles expropiados en la Avenida de los Constituyentes, ampliar la calzada de esa arteria y construir el viaducto, evaluar el soterramiento del ferrocarril y abrir nuevos cruces a nivel.

Los funcionarios tienen ahora la palabra.

El antecedente de Carranza

Construido en 1995, el Viaducto Carranza lejos estuvo de satisfacer a los vecinos de Palermo. Debieron esperar ocho años para que se concretara la obra, que terminó costando 21,5 millones de dólares, casi cinco veces más que los 4,5 estimados en principio. Un año después de su inauguración el túnel de 610 metros, que conecta las avenidas Santa Fe y Cabildo, sufrió el levantamiento del asfalto y embotellamientos en las horas pico. Ya en 1997 el ingeniero Carlos Molina, integrante de la Comisión Vecinal Viaducto Carranza, dijo: “Esto fue un gran negociado y ahora se ven las consecuencias: no solo se rompió el asfalto sino que cuando llueve mucho cae en el túnel una catarata de agua”.

Una de las consecuencias fue que los vecinos se agruparan en un foro de Internet para reclamar soluciones a la contaminación sonora que padecen. “A diferencia de otros lugares de nuestra ciudad, donde el nivel de ruido es tan intolerable como para nosotros, en el viaducto es posible adoptar medidas inmediatas, simples y económicas que permitan morigerar a niveles humanamente tolerables los niveles de ruido, seguramente amplificados por el ‘cajón abierto’ que representa este pasaje subterráneo. De hecho, las mediciones tomadas (75 decibeles en promedio) han resultado lo suficientemente alarmantes como para justificar nuestro reclamo ante las autoridades del Gobierno de la Ciudad. Para que tengamos una idea, el nivel del sonido de una conversación en tono normal es, a un metro del hablante, de entre 50 y 55 decibeles. Hablando a gritos se puede llegar a 75 u 80”, ilustran desde la web.

Los vecinos de Palermo dicen que es necesario y posible reducir el nivel de ruido del viaducto mediante la colocación de paneles acústicos y pantallas. Mientras tanto, siguen recolectando firmas y reclamando el compromiso de las autoridades. Quienes deseen adherir a sus reclamos o informarse sobre su actividad pueden ingresar a www.forovecinoscarranza.com.ar.




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