EL PATRIMONIO
ARQUITECTONICO DE LOS PORTEÑOS
Movilización para llorar
la demolición de un edificio histórico
El "velorio" al inmueble de
Callao 941 fue organizado por la agrupación "Basta
de Demoler" del barrio de Recoleta, como medida de protesta
a la piqueta indiscriminada.
"Esto es una parodia de un velatorio, pero la tristeza por
la pérdida de un poco de nuestra historia es real",
dijo en el acto, Santiago Pusso, uno de los líderes del
grupo de vecinos de Recoleta "Basta de Demoler".
La demolición de Callao había sido interrumpida
momentáneamente por un recurso de amparo, pero luego siguió
su curso.
Del acto participaron también asociaciones de otros barrios
como S.O.S Caballito, vecinos de Villa Pueyrredón, integrantes
de la Junta de Estudios Históricos de Villa Crespo, y nuestro
Portal de Parque Chas.
Como "Basta de Demoler", todos denunciaron que "las
numerosas demoliciones que se registran en distintas zonas de
la Capital Federal están haciendo desaparecer la identidad
y el patrimonio arquitectónico de la Ciudad".
En la protesta estuvieron presentes entre otros, la Doctora Sonia
Berjman (Historiadora de las Artes), el arquitecto Fabio Grementieri
y la diputada del ARI Teresa de Anchorena, presidenta de la Comisión
de Patrimonio Arquitectónico de la Legislatura porteña.
"Necesitmos que se tome la acción
de pedir un "Habeas Corpus por Buenos Aires", ¡para
que Buenos Aires viva y no muera!", enfatizó en su
discurso Sonia Berjman.
Grementieri pidió que tanto las autoridades electas para
adminsitrar la Ciudad, como los nuevos legisladores que ingresaran
a partir de diciembre próximo, asuman la decisión
política de hacer un relevamiento de las propiedades que
tengan una antigüedad mayor a los 50 años para impedir
que sean demolidas y para que en el término de
un año se pueda catalogar aquellas que posean un interés
patrimonial.
En declaraciones a ParqueChasWeb, el arquitecto Daniel Schavelzon,
Director del Centro Arqueológico Urbano, expresó
que "si no se toma la decisión política de
frenar las demoliciones, a este ritmo, la memoria la vamos a guardar
de otras formas, no a través de los inmuebles, no a través
de nuestros edificios históricos".
El acto finalizó con la lectura del manifiesto "Emergencia
del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad" que lleva
la firma de varios sectores sensibles con este tema, para ser
presentado ante la Legislatura porteña.
En el documento se expresa que:
"Buenos Aires posee un rico y variado patrimonio arquitectónico.
A pesar de las sistemáticas alteraciones, destrucciones
y demoliciones autorizadas e ilegales, todavía es posible
reconocer buena parte de la historia de sus barrios y su gente
en los edificios, y en aquellos fragmentos de paisaje histórico
que han logrado sobrevivir a la desidia y a la piqueta.
Del centro a los barrios y desde afuera hacia adentro el patrimonio
arquitectónico de Buenos Aires presenta una variedad, calidad
y cantidad de edificios de distintas épocas y tendencias
que merecen ser reconocidos como hitos o conjuntos a ser preservados.
En Buenos Aires hay de todo: testimonios coloniales,
retazos de la Gran Aldea, recuerdos del eufórico progreso
aluvional, sectores de París pero en América, piezas
de una modernidad periférica, gemas presuntuosas de la
Reina del Plata, arrebatos de la capital de un imperio imaginario.
Este panorama de la ciudad constituye un intento de capturar los
estilos predominantes y algunas obras cumbres. Carente de un tejido
histórico compacto y homogéneo, se trata -sin embargo-
de una urbe rica en episodios arquitectónicos y paisajísticos
de gran valor patrimonial, componentes esenciales de su carácter
y bases fundamentales de su identidad.
Los cuatro siglos y medio transcurridos han
forjado un apreciable conjunto de valores arquitectónicos
y urbanos tangibles que forman parte de la identidad de la ciudad
y que es necesario preservar este patrimonio tan valioso se está
extinguiendo ya que los trabajos realizados por la administración
local han sido hasta ahora parciales y poco efectivos, y no han
logrado revertir el proceso de destrucción del patrimonio
arquitectónico y urbano.
Ante la situación crítica del
patrimonio en la que nos encontramos, resulta paradójica
la iniciativa del Gobierno de presentar un sector de Buenos Aires
a la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, mientras el mismo
Gobierno permite la actual destrucción desenfrenada del
paisaje cultural por el que públicamente manifiesta
su preocupación.
También resulta contradictorio que los
mismos administradores presentan al turismo como uno de los recursos
económicos más importantes para Buenos Aires. Turismo
que, como lo han revelado las encuestas, se siente atraído
fundamentalmente por la arquitectura y el paisaje urbano de la
ciudad, un paisaje que, como se dijo anteriormente, es único
en el contexto de la región. Y al demoler estamos destruyendo
el recurso que atrae a los visitantes.
Este marco de destrucción se da en medio
de los preparativos para festejar el Bicentenario de la Revolución
de Mayo.
Tenemos hoy la oportunidad de conservar los
testimonios valiosos para transmitirlo a las generaciones futuras,
permitiendo que ellos lo usen y los disfruten tanto como nosotros
hemos podido hacerlo. Es imprescindible que nuestra sociedad encuentre
el modo de construir una ciudad sostenible y sin demoler los testimonios
valiosos de su pasado. En patrimonio, lo que se demuele es para
siempre.
Hoy, en el mundo, no hay dudas respecto a la
necesidad de conservar los rasgos del pasado y del rol que tiene
la arquitectura en la transmisión de la historia y en la
conformación de la identidad de una ciudad. Las ciudades
más importantes del mundo y muchas otras de menor escala,
están protegidas, como también lo están muchos
poblados históricos. Los valores sociales, culturales,
históricos, artísticos, económicos y simbólicos
de esos bienes ya no está en discusión. Esos valores
están siendo reconocidos por muchos vecinos de la ciudad.
La ciudad de Buenos Aires, que se perfila como
un polo cultural en Sudamérica, debe contar con una normativa
ejemplar en la región, que promueva la preservación
de las áreas que conforman su identidad arquitectónica,
y le permita proyectarse hacia el futuro como una urbe que valora
y respeta su historia y su cultura.