PARTICIPACIÓN
CIUDADANA
La solidaridad no es un refugio de la
unanimidad
Desde 2003 se dicta en la Universidad Nacional de San Martín,
la Cátedra Abierta de Solidaridad, una experiencia única
en Latinoamérica para darle sustento teórico, debatir
y sistematizar este concepto. Ahora, el titular de la cátedra,
Oscar García reúne en el libro La pelota cuadrada
los aportes de estos años académicos. Una
pelota que va en contra de lo cánones habituales,
dice en diálogo con Periodismo Social.
García habla de esta publicación, que a lo largo
de 300 páginas, intenta problematizar la solidaridad,
a decir de su autor, que además lo define como un aporte
crítico, una propuesta de discusión
porque existe un proceso que hace que se convierta en una
palabra hueca, sin sentido. Dice que estamos en la
prehistoria de la solidaridad.
Hay una mirada histórica del concepto porque la
solidaridad es reflejo y motor de cambio social, asegura
García, quien recoge numerosos aportes de investigadores
de distintos lugares del mundo.
El rol de los medios también esta presente ya que en
general, practican el emotivismo, incentivando el aspecto dramático
de la situación solidaria y dejan para un después
que nunca llega- la reflexión sobre responsabilidades,
causas y consecuencias, asegura el autor.
La pelota cuadrada es una publicación anticopyright:
puede conseguirse en forma gratuita en su versión on line,
y si se opta por comprarlo, el dinero se destina a un fondo editorial
de la organización Seguir Creciendo.
-¿Por qué utilizas la figura de una la pelota cuadrada
para hablar de solidaridad?
-Utilizo el título como una metáfora porque creo
que la solidaridad, como está hoy entendida, planteada
y desarrollada en Argentina es una pelota cuadrada que va en contra
de cánones habituales. Es una pelota diferente, es una
pelota que no es cómoda si se la trabaja en profundidad,
pero es cómoda si se la utiliza en superficie. Y un poco
lo que plantea el libro es cómo en la superficie la solidaridad
es un concepto con el cual casi nadie esta en desacuerdo, pero
cuando uno trata de problematizarlo empiezan las diferencias,
que son ideológicas. Y no tenemos que rasgarnos las vestiduras,
porque en toda sociedad las diferencias son ideológicas
y la solidaridad, a veces, con ese manto de abuenamiento
que genera, pareciera que es un refugio de la unanimidad. A mi
me preocupa la unanimidad, esto de que tenemos que pensar y actuar
todos iguales. Me parece interesante mostrar que aún en
la solidaridad, existen distintos puntos de vista y solidaridades
divergentes. No en el sentido de que hay solidaridades malas,
porque la solidaridad por definición es un acto bueno,
pero hay solidaridades que alimentan otros vectores ideológicos,
que tal vez, no son los mejores.
-La solidaridad está muy manoseada, muy utilizada para...
-Absolutamente de acuerdo. Uno de los lados de la pelota cuadrada,
es lo que llamamos palabra muela porque está
en boca de todos. Todo el mundo utiliza la palabra solidaridad,
contrariamente a, por ejemplo, ideología que parece que
fuera una palabra que hay que pronunciar en voz baja. O política,
o pueblo que ya se dicen poco, ahora se dice la gente. Uno dice
solidaridad y queda bien y lo que pasa es que esas palabras terminan
vaciándose de sentido, transformándose en una cáscara
sin contenido.
-¿Tiene sentido la solidaridad sin el otro?
-No tiene ningún sentido. La solidaridad siempre es con
el otro, el problema es de qué manera es la relación
con ese otro. Si es dispar en términos de poder, de sujeto-cosa,
sujeto-sujeto, si es una relación donde me interesa lo
que piensa el otro. El otro, como sujeto no está determinado
por mi, puede pensar, sentir, vivir como quiere. Cuesta vencer
la tentación de querer hacer al otro a imagen y semejanza
de uno.
-Hay un marco histórico de la solidaridad en el libro
-No es un marco cronológico, exhaustivo, no es esa la intención.
Ya hay trabajos en ese sentido. Lo que muestro es cómo
la solidaridad sufrió cambios de paradigmas históricos
y que la solidaridad es reflejo y motor de cambio social.
-¿En que etapa estamos ahora?
-Es difícil. En el libro la divido en dos partes: en que
etapa estamos como humanidad y en que etapa estamos en la sociedad
argentina, sin desconocer que una es consecuencia de la otra.
Creo que estamos en la prehistoria de la solidaridad, nos falta
una evolución. Y en Argentina somos una sociedad muy golpeada,
tenemos resabios de la última dictadura que han calado
tan hondo en la memoria emotiva y conceptual de todos, que recién
estamos comenzando una reconstrucción sobre bases a veces
escurridizas, porque el tema de la no problematización
de la solidaridad es grave porque la vacía de sentido.
Una de las cosas que plantea el libro es que no tengamos miedo
en discutirla, en azuzarla porque no se va a morir, a veces pareciera
que la solidaridad está en el altar de las virtudes argentinas
y hay que cuidarla, no hay que contradecirla y con el libro hago
todo lo contrario . Es bastante crítico.
-¿No te sentís solo escribiendo sobre este tema?
-Sí, estamos solos...porque, como decía antes, estamos
en la prehistoria. Es difícil estar solo en la prehistoria.
Pero ojo, hay mucha más gente de la que la comunicación
oficial puede mostrar haciendo este tipo de actividades y con
este tipo de pensamiento. En la comunicación masiva, está
presente la solidaridad pero con un espíritu superficial,
sin tener en cuenta el aspecto ideológico. Pareciera ser
que cualquier cosa, si le ponemos el adjetivo solidario es válida.
Los medios, en general, practican el emotivismo, incentivando
el aspecto dramático de la situación solidaria y
dejan para un después que nunca llega- la reflexión
sobre responsabilidades, causas y consecuencias.
El libro puede descargarse gratuitamente en: www.asociactivaweb.com.ar
Más información: Universidad Nacional de San Martín:
catedrasolidaria@yahoo.com.ar