DANIEL
SCHAVELZON, ARQUEOLOGO URBANO
"Los barrios porteños van perdiendo
la memoria"
Schavelzon: "Los grandes monumentos se defienden solos;
pero, ¿quién defiende a la placita del barrio?"
Arquitecto, investigador y académico reconocido, Schavelzon
está a cargo del área de Arqueología Urbana
del gobierno porteño.
Como funcionario enfrenta a diario el dilema entre preservar el
patrimonio porteño y atender las demandas de una metrópolis
moderna. Para él, los intereses económicos propios
del capitalismo no deben estar reñidos con la cultura del
respeto por la memoria y la identidad ciudadanas, porque las grandes
ciudades del primer mundo hacen del respeto por su historia un
tesoro preciado que atrae turismo y, por lo tanto, divisas. Advierte
sobre una tendencia que hará desaparecer en 10 años
a los barrios porteños como memoria viva de nuestra identidad
e historia.
¿Con qué criterio se decide que un objeto
es preservable?
En principio, se requiere que exprese hechos materiales o inmateriales.
Si es así, representará la memoria viva de una sociedad
y se lo preserva porque es un referente concreto de un momento
significativo de nuestra historia y, por ende, hace a nuestra
identidad social. De lo contrario, no existirían motivos
para considerarlo parte del patrimonio. La preservación
en abstracto sólo tiene el sentido de una moda.
¿Hay improntas ideológicas o políticas
que puedan definir nuestro patrimonio?
La identidad de una sociedad es múltiple. Por tanto, preservarla
requiere de una actitud pluralista que represente a la historia
mucho más allá de lo que pensamos políticamente
sobre cada momento. Cuando consideramos que algo es preservable,
no lo hacemos en virtud de beneficiar la ideología de un
grupo o sector, porque entendemos a la sociedad como un complejo
formado por una enorme gama de grupos sociales, nacionalidades,
etcétera. La preservación debe centrarse en lo que
es significativo para todos los grupos sociales o sujetos colectivos.
Bajo la democracia, ¿hubo casos en que se hayan
destruido huellas de nuestra identidad por motivos políticos
o ideológicos?
Recuerdo cuando se taparon los agujeros de bala que lucían
en el frente del Ministerio de Economía tras la sublevación
militar de junio de 1955 y que testimoniaban un episodio que no
sólo fue una afrenta al peronismo, sino a todos los argentinos.
Aquellos agujeros simbolizaban una locura militar y el preanuncio
de una barbarie. Entonces, cuando un gobierno los tapa, borra
una parte de la memoria urbana. A esos agujeros los visitaban
miles de personas, porque eran parte de nuestra memoria histórica.
¿Qué valores patrimoniales mantiene hoy
la ciudad de Buenos Aires?
El principal patrimonio es el barrio, que le da identidad al
porteño. Me refiero al barrio de calles empedradas, buzón
en la esquina, arbolitos cada diez metros, fachadas italianizantes
que llenaron la ciudad y casas chorizo modestas y sencillas donde
vivían nuestra familias, que representaban la arquitectura
del inmigrante que llegó con las manos vacías, que
se puso a trabajar, que construyó dos piezas, que después
levantó la tercera, que si tuvo dinero edificó una
sala adelante con fachada y si no lo tuvo, dejó un patiecito
a la espera de tiempos mejores. Todo ello fue clave en la constitución
de nuestra historia ciudadana porque representó una forma
de vida y el modo en que se construyó la sociedad y el
país. En ese contexto barrial, construir torres destruye
la memoria y hoy no queda una manzana en la ciudad donde no haya
una torre.
Entonces, el barrio sería el patrimonio más
valioso y a la vez el más amenazado…
Sí. En especial, la arquitectura modesta; porque –además-
carece de normativas que la preserven. Los grandes monumentos
se defienden solos; pero, ¿quién defiende a la placita
del barrio?
Ante la repavimentación que ejecuta el gobierno
surgieron algunas resistencias al levantamiento del empedrado
que representaría parte de la historia que menciona.
Probablemente sea cierto que es más caro mantener el empedrado;
pero también es costoso vacunar a los hijos o mandarlos
a la escuela y uno igual lo hace. El patrimonio es parte del costo
social, como lo son la salud y la educación, y afrontarlo
no es sólo responsabilidad del Estado, sino de la sociedad,
de los ciudadanos.
¿Hay algún barrio porteño que se
resista a la desaparición de su patrimonio?
Estadísticamente, el más resistente es Barrio Norte.
Según el promedio de demoliciones, en apenas 4 años
desaparecerán de Palermo Viejo todas las construcciones
anteriores a 1920. Mientras, en Barrio Norte subsisten 150 petit
hoteles de esa época y eso le da unos 10 años para
que desaparezcan. La tendencia es hacia la transformación
absoluta de la ciudad y la desaparición de los barrios.