Fecha de Publicación:19/10/06 |
Fuente:Coordinación Sida Ministerio
de Salud GCBA
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BARRIALES
Promoción de la Salud
Mirta Miguez y Norma
Pizarro del Centro de Salud y Acción Comunitaria N° 2
cuentan su experiencia desarrollada desde hace varios años
en los barrios de Villa Pueyrredón y Villa Urquiza. Integrantes
del primer centro de testeo que se montó en la ciudad de
Buenos Aires, Mirta y Norma definen qué es para ellas un
promotor de salud: la importancia de caminar el barrio, estar atento
a sus cambios, saber leer entre líneas. Con su
trabajo han logrado hilvanar centro de salud, iglesia y travestis
¿Cómo? A continuación, ellas lo explican muy
sencillamente.
El comienzo
En 1999 participamos del programa Nuevos Roles
Laborales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Recibimos capacitación
para trabajar como promotoras de salud y fuimos pasantes en el hospital
Pirovano. Nos tocó empezar atendiendo al público;
la consigna de ese momento era mirar lo que nosotras, como promotoras,
creíamos que hacía falta.
Así notamos que dentro del hospital los
caminos eran poco accesibles. Por ejemplo, para hacerse un test
de VIH había que pasar primero por una puertita, después
por otra, ir, volver
En el hospital siempre se trabaja puertas
para adentro, y el promotor trabaja puertas afuera. O sea, sale
a informar a la población qué es lo que sucede.
Cuando comenzamos el trabajo en el Centro de
Salud y Acción Comunitaria Nº 2, en 1999, nos dimos
cuenta de que había mucha gente del barrio que ni siquiera
sabía que estaba el centro. Hicimos una encuesta en la sala
de espera y notamos que la gente requería ciertos servicios
más que otros; también investigamos la población
del área del Centro de Gestión y Participación
Nº 12.
Por otra parte, nosotras éramos voluntarias
de Cáritas, en la parroquia. Y va todo asociado: la parroquia
es de la zona; entonces a veces, cuando en el centro de salud no
tenían algún remedio, del servicio social enviaban
a la persona a buscarlo a Cáritas. Por eso teníamos
una conexión previa con el centro de salud.
El primer CePAD
El 1º de diciembre de 1999 nos acercamos
a la licenciada Silvana Weller para preguntarle si podíamos
colaborar con el trabajo que estaban haciendo en VIH en el centro
de salud. Así comenzamos la relación con el equipo
de profesionales que trabajaba en el programa de Procreación
Responsable y el de Prevención de VIH-sida.
Luego de un tiempo de compartir el trabajo, les
comentamos algunas cosas que nosotras habíamos visto en nuestro
paso por el hospital Pirovano; las dificultades para hacerse un
análisis, y en especial que a los menores de edad no le hacían
el estudio de VIH sin los padres, aunque fueran mujeres embarazadas
que venían del interior del país y no tenían
aquí familia. También había muchos problemas
con el análisis para las personas que no tenían documentos.
Y esto que quede claro, no era un problema de la persona que hace
los análisis, sino que esto es un problema del hospital que
se organiza así. Y bueno, gracias a esto, junto con el equipo
de profesionales se comenzó a armar el proyecto que luego
concluyó con la creación del primer Centro de Prevención,
Asesoramiento y Diagnóstico de VIH-sida (CePAD) de la Ciudad
de Buenos Aires.
Nosotras trabajamos en el CePAD del centro 2,
formamos parte del equipo y realizamos las entrevistas de pre y
postest los martes. El equipo está conformado por trabajadoras
sociales, enfermeras y profesionales de odontología y ginecología.
También por los administrativos del centro de salud. Tenemos
reuniones donde nos encontramos todos, los miércoles una
vez al mes. Allí conversamos sobre distintos temas... y también
son reuniones de apoyo, lo que es muy importante.
En el CePAD tenemos la gente que viene y que
se atiende en este centro, tenemos gente que viene de Entre Ríos,
de Rosario, de Tucumán. Justamente la semana pasada tuvimos
gente de tan lejos, y nos llama la atención. Claro, muchas
veces la gente no quiere hacerse los análisis en su lugar
de origen, vienen a hacerlo a Buenos Aires, y buscan los lugares
más accesibles, donde no les pedimos documento, no les pedimos
apellido. Si quieren dar una inicial, la dan; si quieren dar un
nombre, puede ser un nombre falso, porque nosotros no sabemos. Nos
dan un número de documento que muchas veces decimos: Este
documento parece inventado, no sabemos si es verdad o mentira
pero nosotros tenemos que creer en lo que la gente nos dice.
Nosotras trabajamos con población general
y con algunas poblaciones específicas. Una actividad se va
enganchando con otra. Por ejemplo, cuando trabajamos con personas
de la tercera edad, no solamente se trabaja desde VIH, también
hablamos de diabetes, hipertensión, cuidados de salud mental,
que eso es muy importante. Mucha gente piensa que los adultos mayores
no tienen relaciones sexuales, y está totalmente equivocada.
Pueden ser más espaciadas, pero sí tienen relaciones
sexuales, y entonces hay que darles información de VIH, y
también de hepatitis. Son los hombres los que menos se cuidan,
piensan a tal edad, qué me voy a contagiar, y
no es así, cuando hay un virus, uno se infecta.
Trabajamos también con algunas escuelas
del barrio, con usuarios de drogas, con los que participan en las
murgas, con la población que participa de diferentes eventos
de la vida de la comunidad de Villa Urquiza y Villa Pueyrredón,
y el grupo más nuevo con el que estamos trabajando es con
las chicas de ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales
y Transgénero Argentina). Con ellas nos pusimos en contacto
cuando empezamos a entregar preservativos a las travestis que trabajaban
aquí cerca, sobre la avenida General Paz.
Ida y vuelta del barrio al centro de salud
Cuando damos charlas en las escuelas invitamos
a los chicos a retirar preservativos y hacerse el test en el CePAD.
En una escuela pública donde se enseñaba portugués
llevamos algunos materiales de prevención de VIH-sida en
ese idioma para trabajar con los alumnos. Primero hicimos toda la
exposición en castellano, y ellos nos hicieron una devolución
leyendo todo en portugués, con esos folletitos. La profesora
quedó como multiplicadora, muy interesante...
A las escuelas no llevamos un programa rígido.
Porque van surgiendo, en el momento, las inquietudes del grupo.
Los chicos mismos te las van marcando; dicen este se droga,
este toma alcohol, este chico es un marginal,
y por ahí ese chico dice alguna palabrita, y nosotras empezamos
a apuntar a lo importante de la palabra de ese chico, al que tienen
un poco de lado. Por ahí empezamos a reforzar un poco las
relaciones vinculares dentro del lugar a partir de las charlas de
VIH.
En el espacio comunitario La Imprenta hacemos
otras actividades barriales, damos talleres. Hemos llegado a juntar
100 personas, pusimos un televisor con una video, pasamos un enganchado
todo de VIH. A medida que la gente iba viniendo y se conformaban
grupos, ya ahí colocábamos el video e iban pasando
todos por una muestra que preparamos donde había pósters
sobre sexualidad y sobre derechos. Habíamos armado murales
donde hacíamos participar a la gente. Armamos una mesa a
la que los papás vinieran con los chiquitos: los chiquitos
hicieron dibujos y, de paso, en ese papel grande que teníamos,
les pedimos que pusieran frases, y eso lo trajimos al centro de
salud y lo pusimos todo el año en la cartelera.
Esta actividad la vamos repitiendo, prestando
mucha atención a los movimientos del barrio. No podés
estar llevando siempre el mismo mensaje. Pero tampoco se pueden
cortar las actividades absolutamente. Vos te das cuenta, cuando
la vecindad queda estable por mucho tiempo. Y aunque nuestro barrio
casi siempre es muy estable, hay edificios donde la gente rota más.
Entonces vos tenés que hacer llegar esto de alguna manera.
Nosotros pegamos en las puertas cartelitos, simplemente, nuestras
propagandas.
Formar multiplicadores
En muchos casos, a partir de alguna acción
puntual que hicimos, queda alguien que pasa a ser un multiplicador
y continúa la tarea a lo largo del tiempo. Esto nos pasó
por ejemplo, con la profesora de portugués que terminó
siendo multiplicadora de salud. Todos los fines de año en
la escuela organizan una despedida, y hacen los talleres de educación
no formal. Ahí bailan, cantan, toman caipirinha, y se reparten
preservativos y folletos. Ella se encarga de todo, da charlas también
con el material que preparamos en portugués.
Otra multiplicadora que tenemos es una mujer
que trabaja en la iglesia de San Cayetano de Liniers, otros dos
multiplicadores más trabajan en líneas de colectivos.
El muchacho de Material Rodante, que es quien lleva las muestras
de sangre del centro de salud al hospital y luego nos trae los resultados,
también nos pide folletos y preservativos para entregar a
todos sus compañeros y compañeras los días
de la primavera y los 1º de diciembre.
La práctica de los promotores de salud
El promotor de salud es algo relativamente nuevo
para la ciudad de Buenos Aires. En algunos lugares sentís
que se preguntan: ¿Y estas quiénes son?,
Vienen de afuera, pero esos miedos son miedos básicos
que siempre tiene la gente cuando viene una persona nueva, incluso
cuando viene alguien de otro lugar. El miedo a lo nuevo, este de
dónde viene, a qué viene, peligra mi programa o no
peligra son miedos que van surgiendo en la fantasmática,
pero bueno
después eso pasa.
Estuvimos trabajando con los cartoneros. Fuimos
a charlar, a entregarles preservativos, ahí también
hicimos reducción de daños. Nos encontramos con gente
que no lee, en su gran mayoría, chicos jóvenes. De
repente ves que el chico te dice: Ah, usted tiene un papelito,
¿lo trajeron para nosotros? Y uno dice: Esto
es un volante. Y te pregunta: ¿Qué dice?.
Y vos te das cuenta de que no saben leer, entonces nos sentamos
y empezamos a charlar. Y el volante ya no sirve para nada
la cosa es cara a cara, charlando, tratando de llegar desde otro
lugar.
Antes de iniciar cualquier actividad siempre
hacemos un trabajo de campo. Esto quiere decir mirar la zona, acercarse
a la zona, caminarla, ver el lugar. Porque no es lo mismo una persona
que está en la facultad que un chico que está de cartonero,
son dos culturas diferentes. Entonces para poder llegar bien, tenés
que fijarte adónde vas, para pisar bien vos también.
Trabajamos dentro del área de influencia
del centro de salud con diferentes comunidades. Con la gente que
vive al costado de la vía, con los ambulantes. Nos sentamos
a charlar con ellos, hablándoles de que acá se hacen
los análisis. También mucho con las amas de casa,
que son las más vulnerables creo yo en este momento. A estas
mujeres hemos llegado a través de nuestro trabajo en Cáritas,
y eso es lo que nos da la posibilidad de llegar a otros lugares.
Ahora no tanto porque nos cambiaron el sacerdote, pero el que teníamos
antes era muy piola, nos dejaba repartir los preservativos. Porque
justamente era muy importante que la gente a la que llamamos ambulante
se llevara preservativos. Además, no se los dábamos
adentro de la iglesia, ¿no? El nuevo sacerdote, tiene una
mentalidad más cerrada. Aunque nosotras seguimos, una puede
hablar lo mismo.
Con esta forma de trabajo, viendo lo que pasaba
en distintos lugares del barrio, entramos también en contacto
con la población travesti. Esta zona antiguamente era una
zona roja y nosotras salíamos de noche, a repartir preservativos.
Pero primero nos preguntamos si esto les aportaría algo o
no, porque no sabíamos si tenían o no preservativos.
Y dijimos bueno, vamos a tener que ir a mirar. Salíamos
las dos juntas por cualquier cosa, por cualquier riesgo... Incluso
que nos llevara la policía, porque la gente estaba trabajando
y, por ahí, caíamos nosotras dos también. Así
trabajamos, directamente, cara a cara con ellas.
El lugar es siempre provisorio
Promotor se puede ser desde cualquier lugar,
el lugar es un lugar siempre provisorio, uno no se queda siempre
en un lugar. Sabemos que este lugar puede ser de paso, lo que no
es de paso es la vida, y lo que vos podés dejar. Eso es bueno.
La vida es un pasaje, pero es una enseñanza, y vos podés
ir enseñando a otros, y ahí tenés un multiplicador,
porque esa persona se va a acordar, en algún momento las
personas se acuerdan. Y un promotor es un vendedor, para mí,
yo tengo casi 30 años de vendedora, y un promotor es un vendedor.
Si no sabés vender, no podés ser promotor.
Jugando un poquito con la palabra promover,
uno dice mover. Mover en pro de la salud, del bienestar
general, físico, psicológico, espiritual también.
Hay gente que se vuelca a lo religioso, pero más allá
de las religiones, en lo espiritual está la creatividad,
está lo artístico. Y es mover un poquito todo eso,
todas las estructuras, apuntar a una mirada más abierta para
poder llegar con el mensaje, con todos los recursos que nosotros
tenemos, en pro de la salud. En la prevención del VIH, el
trabajo no es igual para todos. Y bueno, por ahí nosotros
disponemos del tiempo necesario para mirar lo que cada uno necesita,
hay personas que necesitan más contención que otras...
Hay que saber leer entre líneas: mucha
gente sabe, comprende, pero no quiere comprender. A todos nos pasa
eso, en esto se basa la tarea de un comunicador... No, no sólo
un comunicador, en eso nos tenemos que basar nosotros. Justamente,
en ese acompañamiento, ese mirar entre líneas. Eso
es ser un promotor de salud, el promotor tiene que ver entre líneas
lo que no está escrito. Yo lo redondeo así siempre.
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15 6535 6111 - María Florencia Villafañe |