LA PRENSA ZONAL EN LAS PRIMERAS DECADAS DEL SIGLO XX
Noticias de ayer
Rastreamos las huellas de los primitivos medios gráficos
que circularon en Villa Urquiza y barrios aledaños. Tras
una profunda búsqueda encontramos las colecciones de cuatro
publicaciones extraordinarias: Crónica, El Independiente,
La Palabra e Información. El hallazgo de este enorme yacimiento
arqueológico nos permitió confirmar que, al
menos en materia periodística, todo tiempo pasado fue mejor.
Por Javier Perpignan
jperpignan@periodicoelbarrio.com.ar
Cuando leemos los diarios nos informamos, nos formamos y nos
entretenemos. Pero al terminar el día ese ejemplar que
devoramos con tanto interés lo arrojamos al tacho de la
basura porque lo consideramos viejo, desactualizado. Ahora bien,
si ese periódico tiene 90 años la situación
es distinta. Seguramente nos despertará mayor curiosidad
que el diario de ayer. Intentaremos encontrar en esas páginas
amarillentas noticias que tengan cierto parecido con las actuales,
descubrir cómo se vivía en el pasado o publicidades
de productos que existan en el presente. Esa publicación
antigua adquiere mayor interés y los artículos que
en su momento eran de actualidad ahora son testimonio del ayer.
Quizá por eso dicen que el periodismo es la primera versión
de la historia.
Como un homenaje a esos pioneros de la prensa local, El Barrio
rastreó el origen de algunos de los periódicos de
Villa Urquiza y barrios adyacentes que dejaron su huella. Hallados
en bibliotecas y archivos privados, esos primitivos ejemplares
nos enseñan que, al menos en materia informativa, todo
tiempo pasado fue mejor y que las inquietudes de los vecinos son
las mismas de siempre.
Cuando no había TV
El primero de los periódicos que repasaremos tuvo una
breve vida en Villa Urquiza: apenas dos años y medio. Se
trata de Crónica, cuyo primer ejemplar salió a la
venta el 11 de febrero de 1917. Esta publicación, de formato
sábana, tenía una salida semanal los domingos y
constaba de cuatro páginas. En las dos primeras generalmente
incluían las producciones periodísticas, que hacían
hincapié en las actividades sociales de los vecinos y el
reclamo a las autoridades ante las necesidades del barrio; en
las dos últimas se concentraba la publicidad y la guía
de profesionales.
Los avisos correspondían mayoritariamente al casco
histórico de Villa Urquiza: Triunvirato, Monroe,
Andonaegui y Congreso. Crónica se proclamaba como un
semanario independiente e impersonal de información general,
social y literaria. A diferencia de las publicaciones barriales
actuales, este periódico tenía precio de tapa. Las
tarifas se fijaban de acuerdo con el período de tiempo
en que el lector deseaba recibir la publicación: un mes,
cincuenta centavos; tres meses, 1,50 peso; un año, cinco
pesos; y el número suelto veinte centavos. La redacción
e imprenta quedaban en Bauness 2692, hoy la parte trasera del
Colegio Reconquista. En el editorial de presentación los
responsables sostenían: Estamos libres de todo compromiso
que nos ligue a entidades políticas o comerciales que pudieran
llamarse de usura (...) Puramente informativo, excusamos además
decir que Crónica, dentro de los deberes que se ha impuesto,
repudiará todo ataque personal que pueda herir susceptibilidades
(...) No aparecerá en estas columnas artículo, comentario
o noticia que no estén debidamente comprobados (...) Además
fomentaremos el estímulo al bello arte de las letras, insertando
en estas páginas las colaboraciones literarias que se nos
envíen.
El entusiasmo de aquellos jóvenes era tal que llevaban
registro de sus actividades en actas manuscritas, donde especificaban
cuestiones relacionadas con las decisiones internas del periódico.
En ellas puede leerse que la reunión fundacional fue el
5 de febrero de 1917 y establecieron los puntos con los que regirían
los pasos a seguir. Se reconoce como sus fundadores a César
Auzo, Fernando Ruiz, Miguel Miceli, Efraín Galíndez,
Clemente Joele y Francisco Rojo. Precisamente fue Rojo, quien
redactaba las actas internas y se desempeñaba como administrador
del periódico, el que guardó minuciosamente cada
ejemplar. Luego sus hijos, Jorge Hugo y Carlos Alberto, donaron
la colección completa del periódico a la Biblioteca
Sarmiento, de Bucarelli y Roosevelt, para su custodia y
preservación.
En diálogo con El Barrio, Jorge Rojo recuerda a su padre:
Nació en Villa Urquiza en 1893 y vivía en
la calle Capdevila. Su profesión era la de empleado de
comercio y fue el socio Nº 29 de la Biblioteca Sarmiento,
por eso cuando falleció en 1986 decidimos donar todo el
material que teníamos para que quede a resguardo. No hablábamos
mucho de esos tiempos, pero sí sé que le gustó
mucho hacer el periódico. El último ejemplar
de Crónica apareció el 13 de julio de 1919 y fue
el Nº 127. En el editorial de despedida señalan lo
siguiente: Hemos llegado a la meta. Nos propusimos llevar
nuestro grano de arena a la obra común de los hombres que
hacen algo y creemos hoy al final de la jornada que nuestro propósito
se ha cumplido y todo tiene una causa muy sencilla: nos desgranamos.
A manera de despedida escribieron unas sentencias bastantes curiosas
que reflejan el sentir de los vecinos de entonces: General
Urquiza se llamará así y no Villa Urquiza. Denomine
a la población por su verdadero nombre y no según
el capricho de las empresas tranviarias. Propenda siempre al interés
colectivo y a la prosperidad del barrio, adhiriéndose a
toda iniciativa que reporte un beneficio para la sociedad y haciendo
de ella obra eficiente.
Esperar que los demás se sacrifiquen para aprovecharse
de los beneficios es actitud de egoístas. Presérvese
de las camarillas y círculos que buscan sólo su
interés. Esos no merecen apoyo, porque no rinden utilidad
al pueblo. Fomente la lectura y la gimnasia.
Adhiérase a la Biblioteca Sarmiento que es una institución
modelo en su género y cuyas bases, estatutos y forma de
organización han sido imitadas por otras entidades similares.
Apoye el comercio local que es el que mejor puede servirlo. Prescindir
de él sería obligar al progreso del barrio a retrogradar
lentamente.
Estimule en los suyos el amor al deporte y a los ejercicios físicos.
No permita que un extranjero sin arraigo se exprese descomedidamente
para con la insignia patria. Es hora ya de que se les enseñe
a respetar que es sagrado para el sentir nacional. Recuérdenos.
El líder indiscutido
Otro de los periódicos barriales que han dejado una marca
imborrable para el periodismo zonal, el más importante
de todos los medios de Villa Urquiza por su permanencia, es El
Independiente. Esta publicación es una especie de continuadora
del estilo de Crónica, pero con la sustancial diferencia
que su existencia se prolongó por casi ocho décadas.
Recientemente hemos encontrado una colección con los primeros
27 ejemplares, que abarcan el período febrero-setiembre
de 1920.
El primer ejemplar está fechado en General Urquiza,
8 de febrero de 1920 y, al igual que Crónica, constaba
de cuatro páginas tamaño sábana con una tirada
declarada de 3.000 ejemplares. Aparecía todos los domingos
y la redacción y administración estaba situada en
Quesada 5163. Su director propietario era José Mollo, quien
al poco tiempo cedió los derechos intelectuales y la explotación
a Manuel Canicoba. También había un precio de tapa,
cuyas tarifas eran parecidas a las del semanario Crónica:
por cada ejemplar el lector debía abonar 20 centavos, si
deseaba contar con algún ejemplar atrasado el costo se
elevaba a 40 centavos y la suscripción mensual tenía
un valor de 60 centavos. El periódico se podía comprar
en Triunvirato 4532 y en Guanacache 5162.
En esa época El Independiente se presentó como
el órgano de la juventud de General Urquiza
y en su editorial inaugural fijó sus objetivos periodísticos:
Arrastrado por circunstancias especiales que obligan a presentarse
en la arena aparece El Independiente y saludando al vecindario
de General Urquiza, a su prensa, a las instituciones y al periodismo
en general muestra sus dos armas; la verdad y la justicia,
bruñidas ambas, relucientes, limpias, sin una mancha que
a su brillo empañe; es su escudo el derecho
y campeando por los ideales que sostiene la voluntad popular,
se convierte en el paladín de la juventud, de esa juventud
llena de heroicidades, amores, ideales y romanticismo. El Independiente
no obra por propia inspiración, sino haciéndose
eco de la opinión de la mayoría, opinión
que siendo en todos los ámbitos orden, ley y fuerza debe
ser respetada.
Luego de Canicoba, Aldo Chiantaretto se hizo cargo de la dirección
en 1945 para ceder finalmente la conducción a Enrique Rodríguez,
quien lo dirigió hasta el cierre definitivo a fines de
la década del 90. Sin proponérselo, El Independiente
fue un continuador del camino iniciado por Crónica. Su
formato y postura editorial coincidían con las normas de
la época. La cartera publicitaria también era parecida,
aunque en El Independiente predominaban los comercios ubicados
en la popularmente conocida Siberia.
Otras voces, otros ámbitos
Aparte de los semanarios mencionados, otras dos publicaciones
contemporáneas compartieron el mercado periodístico
del momento: La Palabrae Información.El primero fue fundado
por Laureano Cuesta y apareció por primera vez el jueves
2 de mayo de 1929 en formato tabloide con 12 páginas: era
el único que se editaba con esas características.
Aparecía todos los jueves y mediante el pago por adelantado
el lector se podía suscribir por un año a un costo
de cinco pesos, trimestralmente por 1,50 peso y semestralmente
por 2,80 pesos. Este periódico tenía una particularidad:
una parte estaba escrita en castellano y la otra en alemán.
En los ejemplares visualizados prometían nuevos artículos
escritos en otros idiomas, como el italiano. Su slogan era bastante
original y mostraba el estilo crítico que tenía
editorialmente con el segundo gobierno de Yrigoyen: Lo dirige
el pueblo - Se administra solo - Lo redactan todos. A pesar
de la consigna, había una dirección y administración
-Andonaegui 3256- y un corresponsal en Villa Mazzini, F. Luis
Casas.
La otra era una publicación de Villa Pueyrredón
aparecida en 1927. Se proclamó como un periódico
propulsor de la cultura y fomento edilicio de Villa Pueyrredón.
Era administrado por Arturo Leonardis y la dirección estaba
constituida en Griveo 2625, UT 1987, Urquiza. De formato
sábana, presentaba extensos artículos sobre temas
relacionados con la cultura y las actividades que se realizaban
en el barrio (el informe sobre la inauguración del Cine
Teatro 25 de Mayo es completísimo), además de un
invalorable documento que esclarece los aspectos relacionados
con la fecha inaugural de la sala y las repercusiones que produjo
aquel evento en la Villa.
Más cerca en el tiempo, Eduardo Bergonzi y María
Rosa Córdoba crearon La Gran Aldea: el 2 de octubre de
1982 apareció el primer ejemplar de este medio. Bergonzi
explica los objetivos que guían a este periódico:
Uno de los fines, quizá el más prominente,
es oficiar de puente de comunicación entre la gente del
barrio, amplificando, al modo de una caja de resonancia, todas
las voces que, sin excepción ni discriminaciones, tienen
su espacio en nuestras páginas, haciendo uso de una irrestricta
libertad de expresión que pone el interés social
de la comunidad por encima de consideraciones sectoriales, corporativas
o particulares. Declarada en 1998 como publicación
de Interés Histórico y Cultural de Villa Urquiza
por la Junta de Estudios Históricos y en 2003 de Interés
Cultural de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña,
La Gran Aldea es el único periódico barrial de
la primera hora de un movimiento renovador que se inició
en el ocaso de la última dictadura militar y la naciente
democracia. Además se ubica entre los primeros, en orden
de antigüedad, en relación a la prensa zonal decana
de la Ciudad de Buenos Aires.
Pionero en el aggiornamiento tecnológico, fue
también uno de los primeros periódicos zonales en
procesar la información y diseñar la paginación
por computadora en una época en que los grandes medios
aún no la habían incorporado. En la actualidad La
Gran Aldea se apresta a celebrar los 25 años brindando
un servicio educativo a la comunidad. Nuestro archivo es
consultado permanentemente por los alumnos de las escuelas primarias
del barrio y de zonas próximas, prestando un servicio inestimable
para la formación educativa en lo concerniente al devenir
de la comunidad barrial, en particular de las últimas dos
décadas, dado que los libros que tienen como tema a Villa
Urquiza, aparecidos hace ya un tiempo, no registran ese período,
explica Bergonzi.
Como decíamos ayer
Durante la investigación, releer esas páginas blanco
amarillentas de los periódicos nos transportó por
unos minutos al pasado sin la necesidad de construir una máquina
del tiempo. En ellas están condensadas las inquietudes
y vivencias de los vecinos de antaño. Al recuperarse para
este informe descubrimos que muchas no difieren de las actuales
y otras tantas resultan curiosas e ingenuas. Por eso, ahora realizaremos
un imaginario viaje al pasado para conocer qué se decía
en Villa Urquiza hace 90 años.
En febrero de 1917 la costumbre que tenían los vecinos
era acercarse a la Plaza Echeverría para escuchar los conciertos
de la Banda Municipal, que brindaba su música como forma
de esparcimiento. Pero ocurría que nuestra plaza estaba
muy mal iluminada, entonces al director de la banda se le
hacía forzoso concurrir a la tarde en vez de hacerlo por
la noche como ocurre en Belgrano, Flores y hasta creemos que en
Villa Devoto. Todo porque no cuenta con los necesarios focos de
luz. Si de esparcimiento se trata, en el Cine General Urquiza
ubicado en Guanacache (hoy Franklin Roosevelt) 5354 se proyectaba
una magistral película en 20 partes de Fox Film llamada
A puño limpio. O si le gustaba el carnaval en el
mismo cine se realizaban 6 grandes bailes de fantasía
y particular concurso de danzas con valiosos premios en oro y
plata.
Unas de las características sobresalientes del barrio
en 1917 era la abundante arboleda. El periódico Crónica
así editorializaba acerca de la falta de árboles
en algunas calles de Villa Urquiza: Nuestra Villa tiene
calles con tan magnifico arbolado que causa ciertamente admiración.
Así también existen otras en las cuales es imposible
hallar el menor indicio de ello. Tenemos entendido que la Dirección
de Paseos no escatima esfuerzo por multiplicar la cantidad ya
inmensa de árboles que, según voz corriente, es
una de las más sombreadas del mundo.
Baches e inseguridad
Las calles en cuestión eran Mendoza, en toda su extensión
empedrada (abarcaba las cuadras desde Triunvirato hasta Burela),
Nahuel Huapí al finalizar en Constituyentes, las zonas
edificadas de Villa Manzini y la zona comprendida entre las calles
Congreso y Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde). Por
supuesto que el estado de las calles era motivo de protestas a
principios de la década del veinte. Por ejemplo, se le
reclamaba a la empresa Lacroze el arreglo de la calle Bucarelli
entre Monroe y Nahuel Huapí porque como consecuencia de
las lluvias y la falta de piedras en las entrevías del
tranvía la calle se ha reducido a un estado deplorable.
Lo curioso de este reclamo es que aparece tanto en Crónica
(1917) como en El Independiente (1920).
También las quejas hacían referencia a los lagos
que quedaban en la vía pública producto de las lluvias
y también porque había calles en la Villa
que jamás tuvieron la suerte de ver pasar la cuchilla por
sus crestas brutas, donde nidales de acuáticos insectos
en destemplada música dan notas desagradables a los que
tienen forzosamente que escucharlos. Quizá como respuesta
a las quejas de los vecinos, en 1920 la Municipalidad anunció
que promulgará la licitación para la propuesta
de condiciones a fin de efectuar el empedrado de la calle Olazábal
desde Constituyentes a Burela. Pero no sólo en Villa
Urquiza había problemas; en Villa Pueyrredón los
vecinos llevaron varias notas al Municipio solicitando mejoras
en la vialidad, reclamando por la falta de luz en la estación
de tren y por los pocos pasos de piedras, causando esto
múltiples dificultades en los días de lluvias.
La seguridad también preocupaba a los vecinos de entonces
porque en menos de dos semanas se habían producido reiteradas
tentativas de robo, una de ella con intimidación a mano
armada. Ante esta situación la Comisaría pidió
25 nuevos agentes. En aquella época no existían
los cartoneros, pero la indigencia despertaba fuertes críticas
a las autoridades. Así editorializaba El Independiente
sobre el tema: La mendicidad es estos últimos tiempos
ha tomado en esta localidad un incremento extraordinario, sin
que las autoridades respectivas hayan tratado de aminorar ese
espectáculo bochornoso que habla tan elocuentemente de
la desidia y negligencia de quienes debieran reprimir esa plaga
de menesterosos que pululan por las calles, en todos sus ámbitos.
Tranvías con demoras
Tampoco faltaban las críticas a los servicios de pasajeros.
Del tren se decía que era censurable el proceder del Ferrocarril
Central Argentino: Siempre desconsiderado para los reclamos
que a diario formulan los pasajeros por los inadecuados y molestos
coches que hacen circular en sus servicios de trenes urbanos,
sobre todo debido a las ventanillas rotas o directamente a la
falta de ellas en los días fríos del invierno. Sobre
los ómnibus, se les reclamaba a las autoridades que los
debían controlar que la cantidad de pasajeros sea la permitida
para abordar las unidades porque las empresas hacen alarde
de la consistencia de sus coches, permitiendo que viajen hasta
en los estribos de los mismos una cantidad de personas por demás
excesiva. También era una costumbre criticar a la
empresa Lacroze de tranvías porque las demoras entre servicio
y servicio llegaban hasta los treinta minutos.
En cuanto al deporte, el fútbol ganaba cada vez más
adeptos en la zona. Hacia 1920 dos equipos competían en
la segunda división del fútbol argentino. Ellos
eran el Sportivo Coghlan -que tenía su secretaría
en Nahuel Huapí 4499 y su cancha en Bebedero (hoy Pedro
Ignacio Rivera) y Forest (hoy Rómulo S. Naón)- y
el Club Atlético Urquiza, cuya cancha estaba en Monroe
y Ceretti. Por supuesto, cada vez que ambos equipos se enfrentaban
la expectativa era muy grande. En la cancha de Coghlan, en un
enfrentamiento por la Copa Competencia de 1920, la convocatoria
llegó a las 5.000 personas, según El Independiente.
El triunfo correspondió al team de Urquiza
por 3 a 0. Al domingo siguiente el mismo periódico resaltó
los éxitos de Coghlan y de Urquiza ante dos rivales de
mayor peso y experiencia: Sportivo del Norte (hoy Colegiales)
y Estudiantes de La Plata respectivamente.
Volver al futuro
Muchas cosas quedaron en el tintero, como las reuniones sociales
que se producían en el Sport Club, las notas sociales en
donde se informaba acerca de los nacimientos, casamientos, fiestas,
viajes de los vecinos del barrio y los saldos económicos
que dejaban los carnavales, entre otros temas. Pero lo que sí
queda claro es la vocación, la pasión y la calidad
que tuvieron estos pioneros al hacer periodismo barrial, algo
no tan fácil de encontrar en la actualidad. Su testimonio
es de un valor incalculable y nos permite acercarnos un poco,
aunque más no sea, a los pensamientos y costumbres de la
época. Descubrirlo fue toda una aventura, como esperamos
que lo sea dentro de 90 años para quienes indaguen las
páginas de El Barrio en alguna biblioteca.