COMPRAS
DE TICS SOSPECHADAS
Pizarrones negros
Las elecciones nacionales, "Gran cuñado", la gripe
porcina, distrajeron la atención para pensar en algunas cuestiones
que deben interesarnos y mucho, al menos, en la Ciudad de Buenos
Aires.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que incluir
tecnología en Escuelas puede ser un gasto inútil.
Desde hace ya varios años el equipo de Dosis de Innovación
se dedica incansablemente a promover el uso de las TIC en Espacios
Educativos, ya sea con fines pedagógicos o administrativos.
Pero usar TIC en las escuelas no significa comer carne podrida
ni abrir espacio a negociados oscuros y eso es precisamente lo
que sucede en la Ciudad de Buenos Aires.
Es fácil confundirse cuando se trata de relacionar la
gestión estatal con la empresarial. No toda vinculación
es sospechosa, pero existen límites claros. Resultaría
casi obvio decir que los límites están vinculados
con los principios, la ética y la responsabilidad que se
adquiere al ser funcionario público.
Todas las empresas tienen interés en vender su producto.
Un buen funcionario público sabe cuáles son las
reglas de juego y comprende que los mecanismos y burocracias instaladas
para los procesos de licitación y compras son el precio
que se paga (y bien pagado está!) por la transparencia.
Esta nota tiene dos posibles lecturas:
- El valor de las pizarras interactivas para la mejora de la
enseñanza
- El rol de Estado en la provisión de tecnología
Siguiendo el clásico estilo de libros de aventura de la
serie “Elige tu propia aventura”, lo invitamos a seguir
el recorrido que más le interese.
¿Qué le puede aportar una pizarra interactiva
al día a día de la escuela?
El pizarrón es claramente la herramienta central del trabajo
docente.En este sentido, toda mejora que pueda pensarse acerca
de este recurso claramente aporta en un sentido positivo. Sin
embargo, cuando de inversión se trata la adquisición
de recursos debe analizarse a la luz de la relación costo-beneficio
centrada en la mejora pedagógica que podría implicar.
Es innegable el valor de una buena explicación sustentada
en la anotación de conceptos en el pizarrón. En
todo caso el debate se suscita cuando se piensa qué peso
la exposición tiene en la totalidad de la clase. De más
está decir que los aportes de la concepción constructivista
del aprendizaje y la enseñanza hablan de la relevancia
de enfatizar los procesos comprensivos individuales y grupales,
producidos a través de la generación de problemas
que logren accionar conflictos de conocimiento.
¿En esta concepción puede considerarse una opción
interesante estar asistiendo a una exposición con pizarra
interactiva? En términos del interés que genera
en los estudiantes, es posible que sea un aporte. Sin embargo,
si sólo se trata de que el docente expone con ella difícilmente
aporte demasiado.
¿En qué casos sí puede sumar valor la pizarra
interactiva? Cuando se encuentra conectada a una red de computadoras
en las que los alumnos están trabajando y sobre la que
ellos pueden plantear problemas, interrogantes, demostrar cuestiones
a sus pares compartiendo “pantalla”, dar cuenta de
los procedimientos que utilizan para compartirlos con otros, etc.
Claro está entonces que la pizarra por sí sola
no aporta gran cosa, salvo que esté articulada con esta
red que mencionamos. Esa red puede estar compuesta por:
- Computadoras
de escritorio en red que estén dentro del aula (modelo
“Aulas en Red”) o dentro de un
laboratorio,
a las que los alumnos puedan acceder en grupo o individualmente.
Lo sustantivo de este dispositivo de trabajo es que pueda llevarse
adelante trabajo colaborativo con TICs. Si la pizarra contribuye
a las demostraciones de los pensamientos, las estrategias de aprendizaje,
las interacciones que los alumnos de un grupo realizan, etc. bienvenidas
sean. Ahora, si solo van a usarse para “embellecer”
con presentaciones las exposiciones, será un gasto altísimo
y poco útil.
De más está decir que sin la interacción
con las computadoras desde las que los chicos pueden acceder a
formas reales de colaboración, las pizarras interactivas
sólo refuerzan el modelo tradicional de la clase expositiva.
Más criticable aún resulta la versión de
pizarras que viene provistas con “contenidos precargados”.
En este tipo de configuraciones el software se vende (y cobra)
aparte y equivale a tener un “mal manual” de contenidos
curriculares estandarizados para exponer, que sólo hacen
del docente un repetidor de lo que dice en el pizarrón
(¿algo del paradigma tecnocrático acaso?).
Entonces, ¿vale la pena invertir semejante capital en
las escuelas o es mejor utilizar esos fondos para comprar computadoras?
Aquí se abre otra cuestión que remite a los tipos
de pizarras y sus funcionalidades.
¿Todas las pizarras interactivas ofrecen lo mismo?
En líneas generales, hoy existen dos tipos de
dispositivos:
A) Los que se adquieren con la pizarra misma, que implica la
necesidad de contar con cada una de ellas en un aula o bien trasladarla
cada vez que se usa, estilo “Smart board”
B) Los dispositivos “móviles” como la e-Beam
Cuando uno piensa en escuelas reales concluye en que resulta
más efectiva una inversión en un dispositivo móvil
que pueda usarse sobre pizarras de fibra o incluso sobra la propia
pared.
Si hablamos de costos estimados:
Smart Board cuesta aproximadamente entre $4500 y $6000 (no hay
precio oficial en la web para Argentina), lo que daría
entre U$1200 y U$ 1600
e-Beam cuesta U$ 899 + IVA
En ambos casos es necesario contar con una cañón
de proyección y una computadora, lo que debe considerarse
dentro de los costos de inversión. También hay que
considerar la necesidad de que la computadora sea tipo notebook
para facilitar el traslado.
Si comparamos estas dos pizarras, puede concluirse fácilmente
en las ventajas de pagar menos por la que ofrece mayor funcionalidad
y posibilidad de utilización en múltiples espacios
del aula. Si además pensamos que en aulas pequeñas
no se requiere de espacio para un pizarrón extra, la conclusión
es casi obvia.
A pesar de estas variables, que deberían haber sido estudiadas
oportunamente por los expertos de Tecnología del Ministerio
de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, la cartera del
Ministro Mariano Narodowski optó comprar Smart Board. ¿Por
qué?
¿Cómo elige el Estado y adquiere la tecnología
para las escuelas?
Si pensamos en la adquisición de una gran cantidad de
pizarras, que oscilan en los cotos anteriormente mencionados,
entendemos rápidamente que el mecanismo de compra que debería
aplicar es el de Licitación Pública. Aunque nadie
niega la demasiado extensa burocratización del procedimiento
y que muchas veces conduce a fallas por errores en el armado de
los pliegos, ése es el mecanismo adecuado para estos casos.
¿Cómo adquirió el Ministerio de
la Ciudad de Buenos Aires las pizarras?
Dado que los llamados a Licitación Pública, como
su nombre lo índica, son de acceso público para
los ciudadanos, se ha creado hace algún tiempo un portal
adonde se publican todos los boletines oficiales. A este portal
se accede libremente desde el siguiente enlace. Invitamos a todo
el que quiera hacer el intento, buscar en ese portal cualquier
indicio de esta compra. Simplemente no encontrarán NADA.
Ahora bien, a pesar de este esfuerzo por ver los mecanismos para
transparentar las compras que no transparentan mucho (dado que
este es y ha sido un slogan de campaña), no termina de
quedar claro por qué la empresa New Tech Solutions con
la que el Profesor Hugo Castellano (Director de INTEC) tiene desde
hace años vínculos comerciales, es la que brinda
el soporte técnico. ¿Puede un funcionario público
contratar los servicios de una empresa con la que mantiene vinculaciones
comerciales?
El Profesor Hugo Castellano pertenece desde hace muchos años
al pool de empresas de Educaria: www.educaria.com
Nueva Alejandría, empresa del Profesor Castellano
Su socio y Asistente de Dirección, Daniel Magaldi, también
funcionario del Ministerio de Educación de la Ciudad de
Buenos Aires, que secunda a Castellano en el proyecto INTEC, tiene
sus trabajos “extra” con: www.newtechsolutions.com.ar
que casualmente comercializa Smart Board!:
Si vemos este post sobre las pizarras que han sido “donadas”
a la Escuela de Capacitación CePA por Educaria, entendemos
rápidamente las relaciones entre estas empresas y la gestión
actual.
Resaltamos este párrafo: “Además, desde Educaria
están en un proceso de donación de pizarras para
el CePA, la escuela de capacitación docente del Gobierno
de la Ciudad, para que las utilicen y puedan formar a los docentes
en su uso.”
El primero te lo regalan, el segundo …
Pueden los funcionarios a cargo de un área de gobierno
vincular las empresas a las que pertenecieron (¿o pertenecen?)
en procesos de donaciones y ventas al gobierno para el cual trabajan?
Obviamente es una pregunta retórica: ni la legalidad ni
la ética pueden avalar estos procedimientos.
Hasta ahora se cuestionaba la política de arrasar y destruir
lo hecho, pero esa política se agrava a la luz de las inversiones
en compras que están claramente sospechadas de favorecer
los intereses particulares de los funcionarios a cargo. Con toda
esta información, creo que estos funcionarios al menos
nos deberían algunas explicaciones a los Ciudadanos, más
aún a los que somos docentes y recibimos “los nuevos
juguetes” que compra la gestión.
Fuente: Dosis de Innovación