COGHLAN
Con demora, se inauguró la nueva Guardia del Pirovano
Con la presencia del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires y del ministro de Salud Jorge Lemus, se dio por culminada
una obra que parecía interminable. Ahora el nosocomio cuenta
con una sala de guardia en condiciones impecables. Los vecinos
de Coghlan tuvieron que esperar cinco años, pero finalmente
valió la pena.
Por Santiago Arguto
sarguto@periodicoelbarrio.com.ar
Parece un hotel cinco estrellas”, dijo el jefe de Gobierno
porteño, Mauricio Macri, cuando se encontró ante
las instalaciones de la nueva sala de guardia del Hospital General
de Agudos Ignacio Pirovano. Y no era para menos, ya que cuenta
con una recepción, una sala de espera, nueve consultorios
externos, una sala de radiología, dos quirófanos,
dos salas de recuperación post-quirúrgica, tres
camas de shock room y cinco de internación y observación,
todo equipado con tecnología de última generación.
Tiene una superficie de 1.150 metros cuadrados y se ubica en la
entrada del hospital, cerca de la esquina de Monroe y Melián.
Apenas pasadas las once de la mañana del 18 de mayo, a
una semana del Bicentenario de la República Argentina,
Macri llegó al barrio de Coghlan para hacer una recorrida
por las nuevas instalaciones. Lo hizo junto al ministro de Salud
porteño Jorge Lemus, la jefa de la Región Sanitaria
IV Ana Aramburu y otras autoridades. “Es otro paso adelante
para avanzar hacia la recuperación del sistema de salud
pública y garantizar prestaciones de calidad”, dijo
Macri. Es que el Hospital Pirovano atiende un área programática
de casi 500.000 personas, principalmente de los barrios de Coghlan,
Saavedra, Belgrano, Núñez, Villa Pueyrredon, Palermo,
Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Colegiales y parte de la
zona norte del conurbano bonaerense. La guardia vieja solía
atender cerca de 500 consultas diarias sin las comodidades requeridas.
En el acto de inauguración, que contó con la presencia
de muchos vecinos (incluso de aquellos que hicieron las protestas
para que la guardia se inaugurara), periodistas y distintas autoridades
políticas y sanitarias, hablaron Macri, Lemus y un cura.
“Cuando se trabaja con lógica, con inteligencia y
con austeridad se pueden hacer aportes muy importantes al servicio
de la comunidad y esta sala de guardia que hoy estamos inaugurando
es la mejor prueba de ello. Trabajando con el mismo empeño
vamos a seguir avanzando en la modernización de todo el
equipamiento hospitalario para que cada día podamos brindar
más excelencia en la atención”, dijo el jefe
de Gobierno.
Por su parte, Lemus declaró: “En estos dos años,
a pesar de todos los inconvenientes y de que las necesidades son
inmensas, hemos hecho en materia de infraestructura y equipamiento
hospitalario mucho más de lo que se hizo en los últimos
cinco. Este será un servicio modelo, que suma excelencia
al sistema médico de emergencias de la ciudad, que es uno
de los mejores del mundo por su logística y por su capacidad
de resolución. Y vamos a seguir trabajando para reforzarlo,
porque este sistema es un orgullo para la ciudad y una garantía
de estándar de calidad para sus habitantes”. Al mismo
tiempo, el ministro explicaba que esta obra formaba parte del
megaplan que la ciudad puso en marcha para restaurar la infraestructura
de los hospitales públicos.
Promesas incumplidas
A pesar de que la nueva guardia se encuentra en óptimas
condiciones y equipada con una tecnología de primer nivel,
también es cierto que se tardó demasiado en dejarla
lista. Lo peor de todo fueron las sucesivas promesas de inauguración
por parte de los políticos de turno. “Para diciembre
está previsto terminar la obra. Falta sólo el mobiliario,
se está haciendo la licitación. Se van a incorporar
enfermeros, médicos y administradores. Hubo muchas demoras
por la Gripe A y también por problemas de financiamiento”,
aseguró a El Barrio un importante funcionario del Ministerio
de Salud en noviembre del año pasado.
En enero del año pasado, en oportunidad de una visita
oficial al nosocomio de Monroe 3555, Mauricio Macri aseguró
su puesta en funcionamiento para marzo de ese año y manifestó
su “compromiso con un sistema de salud público, gratuito
y de calidad”. También destacó que a partir
de esa fecha “uno de los centros de asistencia médica
más importantes de la ciudad podrá disponer de una
excelente infraestructura para mejorar su nivel de receptividad
frente a las emergencias”. El jefe comunal advirtió
que esas situaciones no podían seguir pasando en la Argentina,
“porque cuando se prometen cosas que nunca se terminan lo
único que se consigue es destruir la confianza de la gente”.
Dijo también que “las obras hay que planificarlas
y ejecutarlas en tiempo y forma, para que los vecinos tengan la
seguridad y la confianza de que los recursos públicos se
usan con fines específicos al servicio de la comunidad”.
Casi un año más tarde, sus palabras quedarían
vacías de sentido.
A raíz de las demoras, un grupo de vecinos de la zona
de Coghlan, Villa Urquiza y Belgrano se organizó para reclamar
por la inauguración de la nueva guardia. La última
de las protestas fue realizada dos semanas antes del corte de
cintas. Hay que destacar que las manifestaciones nunca fueron
violentas y que muchos de esos vecinos estuvieron presentes en
la inauguración y se sintieron agradecidos con la obra,
a pesar de que no se cumplió con los tiempos pactados en
un principio (seis meses).
Los manifestantes pertenecían en su mayoría a la
Asamblea de Coghlan y del Consejo Consultivo de la Comuna 12,
conformado por Vecinos por el 25 de Mayo, Asociación Civil
por la Estación Coghlan, Vecinos de Saavedra por la Ecología
y Asociación Civil Luis María Drago, entre otras
agrupaciones de la zona. En la última protesta también
estuvo presente Jorge Selser, médico y diputado de la Ciudad
de Buenos Aires por Proyecto Sur, quien además preside
la Comisión de Salud de la Legislatura porteña.
En las manifestaciones muchos de los vecinos concurrían
disfrazados de heridos y mostraban distintas pancartas en medio
de la calle, mientras el semáforo en rojo detenía
a los autos que circulaban por la avenida Monroe. Los vecinos
presentaron denuncias al Ministerio de Salud, a la Comisión
de Salud de la Legislatura y a la Defensoría del Pueblo
cuando los trabajos estuvieron paralizados. Hubo un momento en
que los equipamientos estaban comprados y la obra civil se encontraba
prácticamente terminada, pero faltaba instalar los equipamientos
y contratar a los profesionales.
Se cuestionaba también el mal uso de los fondos públicos.
“Queremos que se termine la guardia de una buena vez y que
se nombre al personal, porque la actual es obsoleta. Es una picardía
que los recursos se destinen a la Policía Metropolitana
en vez de a Salud o a Educación”, decía Néstor
Raffo, del Consejo Consultivo de la Comuna 12 en noviembre del
año pasado. Otros cuestionaban la falta de participación
por parte del personal del Hospital Pirovano. En cada protesta
Patricia Frankel, de la Asamblea de Coghlan, se encargaba de juntar
firmas para que la guardia se inaugurara cuanto antes.
Los vecinos se hicieron escuchar y, sin violencia, lograron su
objetivo. Para bien de ellos y de todos los ciudadanos que necesiten
atenderse en el Hospital Pirovano.
Fuente: Periódico El Barrio.