EL VECINO JORGE
PASSO ES PARIENTE DEL SECRETARIO DE LA PRIMERA JUNTA DE GOBIERNO
“El peronismo nació en Villa Urquiza”
En su juventud fue testigo de la creación, en el barrio,
del partido político que catapultó a Perón
al poder. A los 87 años repasa algunas de las increíbles
anécdotas que rodean su vida y la de su familia.
Por Javier Perpignan
jperpignan@periodicoelbarrio.com.ar
Nació en la esquina de Mendoza y Triunvirato hace 87 años.
Vio crecer al barrio de sus amores y recorrió cada una
de sus veredas, a las que registró en su memoria para describirlas
con una precisión impecable. Ejerció el periodismo
por más de medio siglo y tiene una sólida formación
con un refinado vocabulario. Pero a pesar de todas estas características,
reconoce que le gusta más hablar. Jorge Eduardo Passo atesora
anécdotas e historias. Entre ellas el singular origen de
su apellido, descendiente de la familia del prócer Juan
José Paso, la temeraria afirmación que da título
a esta nota y la relación de su tío, el coronel
Eduardo Villanova, con Carlos Gardel.
Acerca del origen de su apellido, Jorge afirma que aparece por
primera vez en 1530 en el reino de Galicia, cuando pertenecía
a Portugal, y como tiene vestigio portugués la forma correcta
de escribirlo es con doble s. “El problema comenzó
después de la Revolución de Mayo, cuando a Juan
José Passo le importó un pepino seguir firmando
con una o dos eses. Entonces los copistas se acostumbraron a escribirlo
con una sola. Este es un problema que siempre tuve en las escuelas.
Después los Passo con mayor poder adquisitivo se agregaron
el apellido materno, como Passo Viola y Passo Wilkinson. Lo cierto
es que la familia Passo es con dos eses”, afirma Jorge.
Además aclara que los Passo eran cuatro hermanos: Vicente
José, Juan José Esteban, Ildefonso y Francisco,todos
activos participantes en la defensa de Buenos Aires durante las
invasiones inglesas. “Juan José muere a los 76 años,
soltero y sin hijos. Por eso nosotros, en realidad, somos descendientes
de la familia de Passo”, aclara.
-Si Juan José no tuvo hijos, ¿de cuál
de los Passo son descendientes?
-Nosotros suponemos que de Ildefonso.
-¿Este tema fue objeto de estudio en la familia?
-Hubo una preocupación de mi padre porque mis abuelos
nunca le dieron importancia al tema. Si bien es cierto que tenemos
la ascendencia en la familia Passo, mi madre es ahijada de la
mujer de Carlos Pellegrini y mis tías de las personas más
encumbradas de la época. Todo porque mi abuelo era socio
de Pellegrini. En lo que a mí respecta nunca fue una preocupación
importante, porque el trabajo y el estudio hicieron que estas
cuestiones fueran secundarias. El que retomó este tema
es mi hijo mayor.
-¿Cómo fue su trayectoria como periodista?
-Empecé mi carrera de periodista en 1939. Primero trabajé
en el diario La Fronda, que era un periódico conservador
y sectarista, como archivero de notas y fotos. Al año siguiente
pasé a Crítica, que era un medio socialista. Allí
conocí a uno de los periodistas más grandes, Natalio
Botana. En 1941 mi tío Martiniano Passo me llevó
a trabajar al diario La Razón, primero como corrector y
luego como redactor. Después de estas experiencias estuve
en el Ministerio de Industria, en Presidencia y durante 43 años
fui cronista desde Casa de Gobierno para Radio Rivadavia. Estuve
por infinidad de lados. En Industria, por ejemplo, fui asesor
de ministros como José Martínez Paz, Guillermo Borda
y Ernesto Parellán.
La lechuga verde y el box
Jorge Passo nació en abril de 1922 en la casa de sus abuelos
maternos, a media cuadra del Cine Teatro 25 de Mayo. De su juventud
recuerda el paso por Triunvirato del tranvía Lacroze, al
que llamaban la lechuga verde “porque era de ese color y
estaba todo destartalado”. Su recorrido terminaba en el
Centro. “Ahora que se habla tanto del subte, yo estuve en
el viaje inaugural de la línea que une las estaciones Federico
Lacroze y Callao en 1933 -comenta Passo-. Siempre por Triunvirato
hacia Olazábal, en aquellos tiempos había un viejo
boliche de un gran amigo llamado Nístico. Continuando este
paseo imaginario, hacia Monroe estaba el Conservatorio Vidal y
en Blanco Encalada y Triunvirato la casa de mis abuelos paternos.
En el sótano mi abuelo Jorge y su hermano Adolfo instalaron
por primera vez en la Argentina un ring de boxeo. Concurrieron
entre otros Luis Angel Firpo, a quien mi padre le enseñó
la primera trompada. La primigenia casa estaba cerca del bar Costa
Rica, donde había una parada de diarios cuyo canillita
era boxeador y se lo conocía con el seudónimo de
Kid Cachetada”.
Enfrente entrenaban los hermanos Jorge y Amado Azar, este último
medalla plateada en la Categoría Mediana en los Juegos
Olímpicos de 1936. Jorge vivía en Tomás Le
Bretón 4370, casa que fue centro de reuniones familiares
entre los Azar y los Passo. Claro que Jorge no olvida al club
Dopo Laboro, una entidad social y muy amable que funcionaba en
la parte alta del Cine Teatro 25 de Mayo, de cuyas filas salió
uno de los cuatro remeros campeones olímpicos.
De zorzales y mayores
Un día de febrero de 1907 Eduardo Villanova se reencontró
con la libertad después de casi dos años de cautiverio
en Ushuaia. Identificado con el movimiento radical de Hipólito
Yrigoyen, participó de la insurrección armada que
estalló en 1905 para derrocar al presidente Manuel Quintana.
Pero la revolución fracasó y los oficiales participantes
debieron conformarse con el frío glaciar de la ciudad más
austral del mundo. Recién en mayo de 1906 se firmó
una amnistía y regresó a Buenos Aires el 27 de febrero
de 1907. En ese viaje Villanova compartió su entusiasmo
lírico con otro joven que también terminaba de cumplir
condena por reincidencias: Carlos Gardel.
“El mayor Villanova, luego edecán de Yrigoyen, era
hermano de mi madre y la esposa de Villanova, Sara Passo, era
hermana de mi padre -explica Jorge Passo-. Por eso, la sangre
que corre en mis venas y en las de mi primo Eduardo es la misma.
Para la consideración general mis primos son mis hermanos”.
El barco que los trajo de Ushuaia se llamaba Chaco. Esa embarcación
estaba destinada al traslado de reclusos y liberados. Durante
el viaje, el mayor Villanova y Gardel venían entonando
canciones populares. En el momento del desembarco, los ocasionales
compañeros de travesía homenajearon a Villanova
con una tarjeta que recogía el afecto y la firma de todos,
incluida la de Gardel. Confirma Passo: “El Gardel que aparece
en ese viaje es realmente el Zorzal que todos conocemos. Veintiséis
años más tarde, mi tío volvió a reencontrarse
con un ya célebre Carlos Gardel durante una de sus presentaciones
en el Cine Teatro 25 de Mayo. Juntos recordaron aquellos episodios
que dieron origen a una circunstancial amistad. Hubo un testigo
de aquel reencuentro, mi primo Eduardo. Después yo lo vi
cantar en el 25 de Mayo como espectador y me produjo el mismo
sentimiento que tengo cuando lo escucho hoy: placer. Es el representante
más grande que tiene el tango”.
Los muchachos laboristas
A principios de la década del 40 la familia Passo se instaló
en la finca de Triunvirato 4239. Allí el doctor Jorge Casiano
Passo ejerció la medicina, pero también se ocupó
de su otra pasión: la política. Según Jorge,
al padre se le ocurrió formar un partido para enfrentar
a los conservadores de entonces. “Por eso entre los meses
de junio y julio de 1943 en mi casa de Triunvirato se reunían
diariamente los amigos de mi padre y acordaron crear el Partido
Laborista Argentino para sustentar la candidatura del coronel
Juan Domingo Perón. Entre los que tomaban café en
mi casa se encontraban el coronel Domingo Mercante, el Dr. Héctor
Cámpora y Carlos Grondona, entre otros. Como las reuniones
eran de noche, yo estaba presente en casa y presencié muchas
de esas tertulias. Cuando consiguieron los 800 adherentes que
se necesitaban para formalizar el partido, mi padre le entregó
a Mercante las solicitudes para que se las diera a Perón.
El Coronel Mercante no se las dio a Perón sino al secretario
del gremio de la carne, Cipriano Reyes, quien acortó el
nombre a Partido Laborista”, cuenta Passo.
-¿Su padre siguió ligado a la política?
-Mi padre no aceptó cargos políticos porque prefería
seguir con su carrera de médico.
-¿Usted conoció a Perón?
-Un día acompaño a mi padre a las exequias de un
general del ejército. Al rato de haber llegado escucha
que una voz, con un tono muy característico lo llama por
su segundo nombre, Casiano. Eso le resulta extraño porque
nadie lo llamaba así. Al darse vuelta descubre que quien
lo saluda es Perón, todavía coronel. Luego de los
abrazos de rigor, mi padre le dice ¡qué bajo que
volaste Juan! (N. de la R.: Perón se había hecho
designar Jefe de la Secretaría de Trabajo, un cargo de
escasa jerarquía en ese año 1943). Entonces Perón
me mira, me pellizca la cara, me guiña el ojo y pronuncia
la siguiente frase: Decile a tu viejo que ya va a ver a dónde
llego.
-En broma podemos decir que el peronismo se fundó
en Villa Urquiza.
-En broma no, podemos afirmar seriamente que el peronismo se
fundó en Villa Urquiza.