SEÑALES PELIGROSAS
¿Qué será de los medios
de comunicación públicos porteños?
Periodistas, productores, trabajadores y operadores. Todos temen
por el futuro de los medios públicos porteños. Contratos
no renovados y presupuestos congelados caracterizan esta etapa
de transición en la que se empieza a convertir a Buenos
Aires en una ciudad Pro.
Por Luciana Rosende para la Cooperativa E.B.C.
"¿El futuro ya llegó?", se preguntaba
la periodista Marta Dillon en una nota en la que volcó
por escrito todo lo que no había podido decir cuando le
anunciaban que se quedaba sin su trabajo en Radio Ciudad. Que
la despedían. "¿El futuro ya llegó?",
se preguntaba entonces, antes de la segunda vuelta de las últimas
elecciones porteñas, cuando el triunfo del macrismo se
veía venir. Ahora que se sabe con certeza que Buenos Aires
será una ciudad Pro, la situación de los medios
públicos capitalinos parece indicar que sí, que
el futuro es hoy.
Los medios públicos porteños -que dependen de la
Secretaría de Prensa y Difusión que encabeza Oscar
Feito- son el canal Ciudad Abierta y las radios FM 2x4 y Radio
Ciudad. La etapa de transición del gobierno de Jorge Telerman
al de Mauricio Macri los afecta a todos por igual. Presupuestos
congelados, contratos que no se renuevan, despidos y sospechas
sobre lo que vendrá recorren los pasillos del canal y las
radios.
"La mayoría estamos contratados. Macri podría
llegar y echar a todos y no pasaría nada", explica
Sergio Bilote, uno de los delegados de los trabajadores de Ciudad
Abierta. Como él, desde los directores hasta los técnicos
están preocupados por el futuro de la señal. Y escribieron
una carta: "Ciudad Abierta se encuentra en estado de emergencia
y por eso nos encontramos en asamblea permanente. En la señal
de la polémica por los 14 millones y amenazada de cierre
por Mauricio Macri se está empezando a sentir el ajuste
pedido por el candidato para emprolijar las cuentas después
de la sobreejecución de partidas durante la última
campaña".
La nota continuaba con datos más precisos: seis contratos
dados de baja en junio, tres que no serían renovados, listas
negras de trabajadores. Eso, además de la interrupción
en la producción, debida al congelamiento de las partidas
presupuestarias. Hasta ahora, las series "Mi mujer es una
espía" y "9mm" dejaron de producirse.
La situación es similar en Radio Ciudad. En la nota post
despido, Dillon explicaba que "para justificar su decisión,
el director de la radio dijo a boca de jarro que, en fin, no había
dinero para afrontar los contratos porque el Poder Ejecutivo de
la ciudad había usado a su arbitrio un millón de
pesos correspondientes al presupuesto de la radio". Denunciaba,
además, que sólo quedaba uno de los dos programas
con temática de género y que dos periodistas que
se dedicaban a esta cuestión habían sido despedidas.
Desde la radio pública también se emitió
un comunicado. "La dirección de Radio Ciudad ha anunciado
a quienes están conduciendo programas, a columnistas y
personas que cubren distintas tareas, un reordenamiento presupuestario
que significa en la práctica el despido de trabajadores
y trabajadoras, y el levantamiento o achicamiento de programas",
decía.
Así están los medios porteños. La situación
comenzó a darse a conocer en plena campaña electoral.
Fue cuando trascendieron ciertas declaraciones de Macri. Disparó
que era un "atropello al ciudadano" que el canal Ciudad
Abierta tuviera "14 millones de pesos de presupuesto"
anual y "cero punto de rating". Luego se sabría
que ni uno ni otro número eran correctos, pero las intenciones
del líder de Pro habían quedado claras.
En declaraciones a distintos medios, quien podría quedar
a cargo del área de cultura en la ciudad Pro -Ignacio Liprandi-
dijo que no habría que cerrar el canal sino transformarlo
en un canal "cultural y educativo". Sin embargo, al
ser consultado por la Cooperativa de Editores EBC, Liprandi respondió
que no hablará hasta tanto no estén confirmados
los nombres que integrarán el gabinete de Macri. Orden
del jefe.
En tanto, las repercusiones sobre lo que podría pasar con
Ciudad Abierta no tardaron en aparecer. La Asociación Argentina
de Actores, por ejemplo, expresó que "medir la eficacia
de una actividad cultural, que debe proveer el Estado, con parámetros
propios de la actividad empresarial privada, es de un riesgo impredecible,
y nos pone a las puertas de que se vuelvan a tratar estos temas
con la frivolidad propia de los años 90 que creíamos
desterrada".
Es que si Ciudad Abierta dejara de existir, los actores tendrían
una fuente menos de trabajo. Así como los espectadores
se quedarían sin un espacio en la -tan degradada- pantalla
chica donde ver algo diferente. Y los oyentes sin la posibilidad
de escuchar opiniones con perspectiva de género si la radio
de la ciudad ya no sonara.
Una de las voces de Radio Ciudad cuyo contrato no fue renovado
es la de Luciana Peker. Para despedirse, la periodista escribió
y leyó un mensaje. Un adiós que ella no quería
que fuera. Un adiós impuesto. Pero, así y todo,
la despedida no fue triste. Fue un reconocimiento al valor de
las palabras. Un pedido para que esas palabras sigan siendo dichas
y escritas, escuchadas y leídas. "Que las palabras
sigan, sirvan y subsistan. Que las palabras duelan cuando se silencian.
Que las palabras de tanto decir shhhhh hagan chistidos. Que las
palabras sigan, para que sigan los caminos".