NOTA DE OPINIÓN
Un lavadero, un prostíbulo
En campaña, con inesperada franqueza y fuera de cámara,
Macri comentó riéndose que le gustaría decirle
a Pino Solanas que al Pro le gusta poner un lavadero y un prostíbulo.
Lo que no sabíamos era que el lavadero era de legajos,
y el prostíbulo lo regenteaba un comisario de la Federal
transplantado bajo el ala del Fino Palacios a la Metropolitana.
Por Diana Maffia
El Vicepresidente 1º de la legislatura, Oscar Moscariello,
entró al recinto y contó los diputados. Consideró
que no habiendo quórum la sesión había fracasado.
Pero los diputados y diputadas estaban llegando, dando su presente,
hasta llegar a 31. Entonces Moscariello se retiró dejando
la presidencia a Oscar Raffo y dejando nuevamente sin quórum
la sesión. Una nueva presencia hizo que Moscariello volviera
a presidir y entonces el diputado Epsztein pidió que se
vote la interpelación a Burzaco sin debate. Ruanova negociaba
con Ritondo que se hiciera una reunión conjunta de Seguridad
y Derechos Humanos y concurriera el Jefe de la Policía
Metropolitana. Los diputados del Pro comenzaron a llenar las bancas,
y así al votar no alcanzaron los dos tercios de los presentes.
Desconcertante fin de la sesión.
Pretendíamos convocar al Jefe de la Policía Metropolitana,
Eugenio Burzaco, luego de conocerse públicamente que varios
integrantes de la fuerza policial tienen causas pendientes en
la Justicia. El Ministro Montenegro reconoció que la Federal
era quien finalmente decidía quiénes pasaban a la
Porteña y quiénes no (mediante el mecanismo de no
permitir el pase de algunos efectivos), ahora sabemos por qué.
Cuando las redes corruptas comienzan a tener dificultades dentro
de la fuerza, por acumulación de sumarios y denuncias penales,
les lavan los legajos y los mandan a atender el negocio en otra
parte.
Mientras tanto, Macri agita su política represiva con
los trapitos, amenaza castrar a los violadores y mete miedo con
la protesta social. El problema no es quienes violan la ley, porque
las leyes que determinan los delitos existen, el problema es la
falta de control y en manos de quiénes ha puesto el gobierno
del Pro la seguridad pública. Eso sí que mete miedo.