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A 20 AÑOS DE SU MUERTE
Declaran de interés cultural el último
lugar donde vivió Luca Prodan
Por Héctor Sosa
para Buenos Aires Sos
Un auténtico renegado de la "vieja" Europa, un
profundo enamorado de la "locura indómita" de esta
ciudad, de Buenos Aires.
Luca Prodan nació en Roma el 17 de mayo de 1953.
Su padre era un italiano especialista en arte oriental, mientras
que su madre era escocesa, y la familia tenía mucho dinero.
Mucho. Educado en uno de los mejores colegios de Europa (el Grodonstown
College), guardó un profundo resentimiento hacía sus
viejos hasta el día de su muerte.
En 1975 llegó a la Argentina y se autoproclamó "porteño
de ley". Rarezas de los artistas, de transgresores nómades
, él habia elegido dónde vivir y dónde dejar
de hacerlo.
Pintó,diseñó,cantó.tocó, escribió,
tomó (dejando que los límites de los litros de ginebra
los pusiera su hígado), armó un grupo emblemático
del rock nacional: Sumo. Desde allí disparaba truenos, rayos
y centellas de palabras colocadas en formato de canciones, en las
que desmistificaba la vida burguesa y "Las rubias taradas".
Paradoja: hacía eso y el mito sobre su persona comenzaba
a encarnarse en la noche de Buenos Aires, en circuitos donde "lo
normal" corría por cuenta de los hipócritas.
Hace unos días, cuando se cumplieron 20 años de su
muerte, la Legislatura porteña aprobó un proyecto
donde declara como "Sitio de interés cultural"
el lugar en el que vivió sus últimos días Luca
Prodan.
El 22 de diciembre de 1987 lo encontraron dormido y soñando
para siempre.
"Soy medio vidente -sentenciaba Luca. Todos los temas de Sumo,
todos, desde el primer cassette hasta el último, todos son
predicciones" , explicaba pocos días antes de morir.
"No lo hice a propósito, yo hago los temas en el acto,
por ahí hay algún estribillo que ya está. Las
letras están hechas en el estudio, yo las hago mientras estoy
grabando, me las invento. Y nunca sé de qué carajo
estoy hablando. Despuès al año, a los dos años,
escucho y pasó exactamente lo que yo había cantado".
Hoy, su último sitio de nómade está allí,
en Alsina 451, marcado y escrito en sus puertas por el sentir de
sus seguidores.
Rarezas del mundo, que se mueve al ritmo de un "Samba"
imparable, la casa está a unos metros de la UOM -Unión
Obrero Metalúrgica-, a cien metros de unos de los mayores
genocidas de este país que supo parir (que no fueron pocos),
Julio Argentino (¿...?) Roca y al lado de una vieja casona
de dos pisos, que parece haberse suspendido en el tiempo a la espera
de la entrada o salida de Luca.
De sus ladrillos brotan verdes, ocres y marrones hiedras, enredaderas
y plantas de extraña rareza. Como si vinieran de otros siglos,
de lugares a los que el apuro de la ciudad -vértigo no llegó.
Extraño, su último parador nada tiene que ver con
una geografía rockera. Allí , desde temprano humanos
(miles) se mueven al compás del reloj y la corbata. De noche,
cartoneros en bùsqueda de papeles y patrulleros en búsqueda
de ......
¿Qué diría Luca si se enterara que su última
morada es ahora de "interés cultural"?.
Quizás algunas pistas las encontremos en su ayer, en sus
decires, en su provocación permanente con la palabra, como
cuando decía:
"El colegio donde me mandaron es un gran rollo mío.
allí me enseñaron mucho, pero al mismo tiempo aprendí
que la sociedad quiere que seas una marioneta: cuanto más
famoso y mejor es el colegio, más marioneta vas a salir o,
si no , más loco. Yo salí loco".
"Yo también soy un payaso, pero no me pinto ni hago
todas esas cosas. Basta de aquel payaso que llora! Que rompebolas!
Esos payasos me aburren..."
Y de sus letras compartidas -varias- con sus compañeros de
Sumo, va el final con un lugar que amaba, y en donde se destiñe
"el europeo" y se tiñe el vuelo de alguien que
conocía por que ciudad gastaba su suela:
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