A 75 años de las históricas
actuaciones de Carlos Gardel en el Teatro 25 de Mayo
El Morocho de Villurca
En 1933 Carlos Gardel se presentó cuatro veces en la sala
de Triunvirato 4440. Pese al esfuerzo de los cronistas por documentar
aquellos recitales, poco y nada se sabe con certeza. Reproducimos
los testimonios de vecinos que presenciaron esos shows y, en exclusiva,
un aviso del diario La Nación. Tras años de investigar
el tema, este periódico revela cómo fue realmente
el episodio artístico más trascendente de Villa
Urquiza.
Por Javier Perpignan
jperpignan@periodicoelbarrio.com.ar
Hace 75 años se produjo un acontecimiento artístico
que marcó a fuego la historia del barrio, hasta el punto
de transformarse casi en una leyenda épica: las cuatro
actuaciones de Carlos Gardel en el Cine Teatro 25 de Mayo, de
Triunvirato 4440. Las históricas presentaciones ocurrieron
el 10 y 11 de junio y el 9 y 10 de setiembre de 1933, en el marco
de una gira que el Zorzal Criollo hizo por los barrios de Buenos
Aires. Sin saberlo, sería la última antes de partir
a Europa y luego fallecer trágicamente en Medellín
dos años después.
Según los historiadores, no se hallaron documentos periodísticos
y fotográficos fehacientes que nos permitan echar algo
de luz sobre lo sucedido por aquellos días. Sin embargo,
y gracias al aporte del vecino Oscar Traviesas, El Barrio logró
la prueba que muchos no encontraban: un pequeño anuncio
en la cartelera cinematográfica del diario La Nación
de las dos presentaciones del mes de setiembre. También,
como respuesta a una amplia convocatoria formulada durante años
a los lectores para que aportaran documentos y anécdotas,
conseguimos recopilar el testimonio de varios vecinos que presenciaron
esos recitales. Seguramente sus recuerdos están agigantados
por el bronce y el paso de los años, pero sin duda constituyen
una fuente invalorable que nos permite develar parte del misterio.
Con algo de mito, un poco de realidad y mucho de leyenda, Villa
Urquiza todavía recuerda el paso de Gardel como un hecho
único que se resiste a quedar en el olvido y que ya forma
parte de la mitología popular urquicense.
Gardel en el 33
Las investigaciones realizadas sobre la vida del Morocho del
Abasto señalan que en 1933 regresó a Buenos Aires
luego de una larga estadía en Europa. En su libro Carlos
Gardel, su vida, su música, su época, Simon Collier,
un profesor de Historia en la Universidad de Essex, Inglaterra,
cuenta que una vez llegado a la Reina del Plata Gardel entró
en “un nuevo frenesí de trabajo” que se prolongó
durante los últimos diez meses que estuvo en la Argentina:
radio, grabaciones, giras por el interior y los barrios de la
ciudad ocuparon su agenda de trabajo en esos días. Collier
sostiene que el Zorzal “se empeñaba en convencer
al público -tal vez a sí mismo- de que a pesar del
estrellato internacional sus raíces argentinas aún
eran sólidas”.
Otro investigador, en este caso argentino, porteño y vecino
del barrio, Ricardo Ostuni, tiene una mirada diferente de la de
Collier: “En 1931 la revista La canción moderna,
luego Radiolandia, organizó un concurso de cantantes y
expresamente lo dejó afuera a Gardel. Esto denota algo.
Ya tenía una fama bien ganada, pero esa fama era entre
los tangueros. Como él no actuaba mucho en las radios y
casi no estaba en Buenos Aires, quizá no fue un nombre
cotidiano para la gente del común. Por eso creo que las
presentaciones en el 25 de Mayo hay que ponerlas en el contexto
de la época. De todos modos, la mayoría reconocía
que era un cantor excepcional, fuera de los moldes conocidos.
Uno tiene la imagen de un Gardel triunfador, pero él tuvo
muchos sinsabores y contratiempos. Estando en Nueva York se quería
volver porque no pasaba nada”, sostiene Ostuni.
Para reafirmar esta teoría hay una jugosa anécdota
que refleja la controvertida relación de Gardel con el
público porteño. “Entre las muchas cosas que
sucedieron en ese año 1933 me llama la atención
una actuación en el Teatro Broadway, en donde las crónicas
de la época dice que hubo poco público -cita Ostuni-.
Algunos hablan de sólo cinco filas de público, yo
creo que no debería haber más de diez filas. Hay
que tener en cuenta que Gardel estaba alejado del medio local
desde 1927 y la gente, en esa época, conocía a los
cantores a través de ese gran medio que es la radio”.
Ostuni sostiene que “la costumbre de los diarios de la época
de asignarle más importancia a lo internacional que a lo
local limitaba mucho la repercusión que pudiese tener Gardel
cuando actuaba. Si bien él tenía un público
que lo seguía, la ausencia prolongada de los escenarios
porteños lo dejaba en desventaja con respecto a otros artistas
como Santiago Devin, quien era el cantor más popular de
ese momento y que hoy nadie recuerda”.
A pesar de estas circunstancias, en esa época Gardel no
paraba de trabajar e iba de barrio en barrio, de ciudad en ciudad.
Así quedaron registradas sus presentaciones en el mes de
mayo por Remedios de Escalada, Azul, Olavarría, Bahía
Blanca, Tandil y Tres Arroyos. En Buenos Aires actuó en
junio en el Teatro San Martín y comenzó una gira
por los barrios porteños: el cine Edison de la Avenida
Rivadavia, el Urquiza de Parque Patricios y, el 10 y 11, sus dos
primeros recitales en el Cine Teatro 25 de Mayo, de Villa Urquiza.
Después siguió por Avellaneda y Florencio Varela.
Agosto lo encontró con una serie de presentaciones en el
interior de la provincia de Buenos Aires (Chivilcoy, Junín,
Chacabuco) y en setiembre volvió a presentarse en varios
lugares de la Capital, entre ellos Villa Urquiza los días
9 y 10. Queda descartado, sin duda alguna, que haya sido el 25
de Mayo la última sala que lo vio cantar en la Argentina.
Las otras veces del Zorzal
Los únicos registros probados de la presencia del creador
de Mi Buenos Aires querido en Villa Urquiza son en esas cuatro
presentaciones en el Cine Teatro 25 de Mayo, pero el profesor
Ostuni consiguió documentar otros pasos del Zorzal por
la zona. Si bien considera que Villa Urquiza es un barrio más
tanguero que Belgrano, contrariamente a esa expresión hay
varios indicios de la presencia de Gardel por aquel barrio porteño
antes de 1933. Cuenta Ostuni que la zona más tanguera era
el Bajo, en donde había muchos studs.
“Es probable que Gardel haya cantado mucho allí,
aunque no quedó documentado. El historiador Enrique Mayocchi
recogió el testimonio de la madre del escritor Luis Soler
Cañas sobre una presentación en 1914 o 1915 del
dúo Gardel-Razzano. Dice que actuó en una sociedad
llamada la Estrella Polar, que estaba ubicada en Cabildo entre
Olazábal y Blanco Encalada, y que interpretó la
canción Carretero. Yo documenté actuaciones en los
años 1925 y 1926 en el Cine General Belgrano, ubicado en
Cabildo 2165. Allí cantaba en los entreactos. Volvió
a la zona en 1930 para presentarse en el Cine Mignon, de Cabildo
y Juramento. Esto demuestra que Gardel tenía una presencia
importante en esta parte de la ciudad. Por eso no es de extrañar
que luego de la inauguración del Cine Teatro 25 de Mayo,
ocurrida en 1929, la flamante sala del barrio adquiriera cierto
renombre y Gardel haya decidido incorporar a Villa Urquiza en
sus actuaciones”, razona Ostuni.
Sobre las cuatro actuaciones de Gardel en el barrio, escasea
la documentación que aporte datos concretos e irrefutables.
El propio Ostuni dice con cierta desazón que no ha podido
hallar crónicas periodísticas: “Busqué
por todos lados, pero no las he conseguido. Hasta consulté
a diversos colegas e historiadores y ellos tampoco tienen material
sobre el tema”.
-¿Cómo piensa que pudieron haber sido aquellas
actuaciones?
-Yo creo que debe haber actuado exclusivamente para el público
del barrio, con la repercusión acorde a la cantidad de
habitantes que tenía Villa Urquiza en aquel entonces. Pensemos
que hoy conectarse con Cabildo es fácil pero en 1933 la
única vía era el tranvía, al que se denominaba
el tranwaycito. Hay un vecino que dice que Gardel estrenó
el tango Silencio durante esas actuaciones. Yo lo dudo porque
esa canción se incorporó a una película más
tarde, pero quién sabe. El cantaba con sus guitarristas,
rascaba un poco la guitarra e inventó para el tango lo
que se conoce técnicamente como el rubato, que consiste
en robarle un compás a la música, lo que obligaba
a los guitarristas a seguirlo.
-¿Por qué es escasa o nula la documentación
sobre estos temas?
-No hay que tomarlo con sorpresa. Cuando uno investiga la historia
del tango descubre que no hay documentación hasta los años
50.
-¿Existen registros de otras actuaciones de Gardel en
Villa Urquiza específicamente?
-Yo estoy investigando desde hace 25 años la vida de Carlos
Gardel y estas fueron sus cuatro únicas actuaciones registradas
en el barrio. Nadie encontró nada más. Aunque yo
supongo que quizá debe haber realizado algunas presentaciones
en casas de amigos, sobre todo en la zona de Belgrano.
También en el 9 de Julio
Otro historiador, el Dr. Luis Alposta, afirma que hubo una primera
actuación de Carlos Gardel, a dúo con José
Razzano, en Villa Urquiza. Fue en 1914, en el Cine Teatro 9 de
Julio. Alposta dice que este dato se lo aportó Pacífico
Lambertucci (1891-1976), músico, compositor y uno de los
primeros vecinos en trascender las fronteras del barrio, cuyo
tango Carne de cabaret fue grabado por Gardel en 1920. Este dato
es respaldado por el hecho de que ese año el dúo
debutó junto con la compañía Ducasse-Alippi
en el Teatro El Nacional, el 8 de enero. A partir de allí
realizó una serie de actuaciones en distintos teatros de
la ciudad.
La poca información de aquellas actuaciones permite que
hayan circulado muchas historias, difíciles de probar incluso
para los propios historiadores. Cuenta Ostuni que existe una anécdota
no corroborada, porque está en discusión el hecho
que la motiva. “La afirmó Tabaré di Paula,
un periodista e investigador uruguayo, en un artículo llamado
Gardel, mártir orillero. Allí publica una tarjeta
postal que está dedicada a un capitán del Ejército,
de apellido Villanueva, que supuestamente estuvo preso en Ushuaia
por participar de la revolución radical de 1905. Habría
estado detenido junto a Carlos Gardel, aunque no está comprobado
que sea efectivamente el Morocho, por delitos comunes. Cuando
en 1907 el presidente Figueroa Alcorta le da el indulto a los
sublevados la fecha coincide con la salida de Gardel. Ambos emprendieron
el regreso en barco y al parecer Villanueva se mareó cuando
salió de Cabo de Hornos. Al llegar a Buenos Aires los amigos
le hicieron una tarjeta para cargarlo por su indisposición.
Una de las firmas sería la de Carlos Gardel. La anécdota
se vincula con las presentaciones en el 25 de Mayo porque es el
lugar en donde se habría encontrado con el hijo del capitán
Villanueva para recordar aquella travesía que dio pie a
una amistad”, relata Ostuni.
El historiador reconoce que es probable que Gardel haya salido
a la calle a cantar apoyado en un auto como agradecimiento a la
multitud que no pudo entrar, pero relativiza el fervor del público
y, sobre todo, el número de personas que formaban esa multitud:
“Si tomamos la cantidad de habitantes que había en
Villa Urquiza en 1933, ¿cuánta gente pudo haber
para hablar de muchedumbre? Creo que hubo más de fantasía
de lo que ocurrió en realidad. Los urquicenses podemos
decir que tenemos un lugar en donde cantó Gardel, pero
en su momento fue una de las tantas salas de barrio en donde lo
hizo. Espero que ningún lector se enoje, pero esta es mi
conclusión. Desde ya que para el barrio y la ciudad estas
actuaciones marcan un hito”, concluye Ostuni.
Alposta acuerda con su colega acerca de la repercusión
que tenía Gardel entre la gente: “El no era un artista
que llenara los teatros. Más allá de las costumbres
de la época, si cantaban Gardel y enfrente lo hacía
Santiago Devin éste llenaba y Gardel no. Lo increíble
de esta historia es cómo después de su muerte se
creó el mito. Lo que en realidad pasó es que a la
salida del teatro fue rodeado por diez personas, pero con los
años esos diez se transformaron en miles”, opina
Alposta.
Vox populi, vox dei
El único documento encontrado hasta el momento -y que
El Barrio reproduce en exclusiva en esta edición- corresponde
a dos pequeños anuncios publicados en la Sección
Espectáculos del diario La Nación el sábado
9 y el domingo 10 de setiembre de 1933. Escuetamente se informa
del debut de Carlos Gardel y sus guitarristas y el costo de la
platea: $ 1. Las otras atracciones de la velada consistieron en
la película Dos noches, en castellano, con José
Crespo y Conchita Montenegro; el match Carnera-Sharkey (N. de
la R. El 29 de junio de 1933 el boxeador italiano Primo Carnera
derrotó al norteamericano Jack Sharkey por KO y se consagró
campeón mundial de los pesos pesados); La salida de Balbo
de Obertello y Maniobras Italianas. Si observamos detenidamente
el aviso podemos hallar una curiosidad: no se especifica el horario
de inicio y término de los espectáculos.
Ante la escasez de datos fidedignos, durante años realizamos
una convocatoria pública a los lectores que presenciaron
aquellas históricas actuaciones de Carlos Gardel para que
cuenten sus recuerdos e incluirlos en esta investigación.
Seguramente, por el paso de los años, la juventud de sus
protagonistas y la devoción que se profesa por el Zorzal
Criollo, esos recuerdos no se ajusten exactamente a lo que fielmente
ocurrió. Pero estos son los únicos testimonios que
nos permiten acercarnos un poco a la verdad y alejarnos del mito.
Alberto Vidal es un vecino de toda la vida de Villa Urquiza y
sus recuerdos más antiguos datan de cuando su padre le
contaba cómo había sido la inauguración del
Cine Teatro 25 de Mayo.
Con 83 años, se emociona cuando habla del barrio y con
lujos de detalles cuenta cómo fue ver a Gardel: “Yo
tenía ocho años y como mi mamá estaba embarazada
de mi hermana, que estaba a punto de nacer, terminé acompañando
a mi papá. Compramos dos plateas. No recuerdo con exactitud
pero sería entre la sexta y octava fila, por lo que lo
vi bien de cerca. Cuando abrió el telón él
se paró en el escenario con su guitarra y la gente lo empezó
a aplaudir a rabiar. Fue apoteótico. Tenía una estampa
impresionante, estaba bien trajeado con corbata y peinado a la
gomina. Casi no podía cantar porque la gente lo interrumpía
a cada rato con ovaciones. Interpretó quince canciones,
entre ellas Silencio y Milonga del 900. Se presentó con
sus guitarristas y no tenía micrófono. Fue una actuación
extraordinaria. Cuando terminó el espectáculo, salió
al hall y siguió cantando media hora más frente
a las boleterías. Pero ya era tarde y como tenían
que cerrar el teatro literalmente nos echaron, por lo que siguió
cantando en la calle apoyado en el paragolpes de un coche. A todo
esto eran como la una de la madrugada. Lo recuerdo bien clarito”.
Dirk Kraayenbrink es un vecino preveniente de Holanda. En declaraciones
al portal Parque Chas Web se transportó a sus trece años
y al día en que el Zorzal Criollo lo deslumbró desde
el escenario del 25 de Mayo: “Yo era un pequeño adolescente.
Recuerdo que aquel día cantaba Gardel en el 25, me fui
hasta la puerta del teatro a curiosear y el empleado de la boletería
se acercó y me entregó una pila de folletos de propaganda
del recital para repartir en la calle. Entonces le pregunté
si después podía entrar gratis y me contestó:
‘Vos me venís a ver a mí y yo te dejo pasar’.
No me olvido de que el teatro estaba lleno de gente por todos
lados, llegaban hasta la entrada. Yo vi todo el espectáculo,
estuve casi pegado al escenario. Carlitos cantó Pobre gallo
bataraz, Viejo smoking, Tomo y obligo. Después contestó
algunas preguntas de la gente y cuando terminó el recital
no lo vi salir, porque se fue por atrás. Lo triste es que
poco tiempo después fui al cementerio de Chacarita para
ver el entierro”.
Otra mirada de aquellos recitales las aporta Juan Carlos Cartasegna
(74). Recuerda que sus padres Juan Bautista y Ernesta Augusto,
acompañados por Ñata, una tía de Ernesto,
fueron a ver al Zorzal y se ubicaron en el palco que estaba ubicado
al costado de los camarines. Entonces alguien desde el gallinero
le gritó zaino (N de la R. Sinónimo de caballo de
pelaje negro o castaño oscuro). Concluida la actuación,
se pudo observar cómo Gardel se retiraba ofendido, refunfuñando
“¡qué indiada!”. Al término del
recital, los Cartasegna esperaron en el hall la salida del Morocho
para saludarlo, porque la tía Ñata vivía
en el Abasto a pocas cuadras de la casa de Jean Jaures.
Obviamente no se sabe qué hizo Gardel una vez que terminó
su trabajo en el 25 de Mayo, aunque hay dos versiones bastantes
coincidentes: se habría dirigido hacia Monroe y Triunvirato.
Oscar De Tomasso trabaja desde hace más de treinta años
junto a su hermano en el Mercado Urquiza. Oscar asegura que cuando
empezó con su local de verduras los viejos puesteros, que
todavía seguían trabajando, contaban que Gardel
habría pasado por el Mercado para rumbear hacia el Café
Costa Rica, en cuyo solar hoy se levanta el restaurante Pindal.
Otro vecino, Oscar Vicente Giunti (75), completa la escena con
un recuerdo de su padre Vicente,quien asegura que parado en la
esquina de Monroe y Triunvirato Gardel miraba hacia la estación
del ferrocarril. Mientras contemplaba lo despoblado de la zona
le habría dicho a uno de sus guitarristas: “Esto
se parece a la Siberia”.
Exageración, recuerdos agigantados por el paso del tiempo,
memoria distorsionada por la pasión... Lo único
cierto es que estos son los únicos testimonios que quedan
para reconstruir, aunque sea un poquito, lo que ocurrió
aquellos días de junio y setiembre de 1933. Por eso, después
de tantos años transcurridos, es lógico que esas
presentaciones de Gardel en Villa Urquiza estén más
cerca de la leyenda que de la verdad rigurosa. Pero algo es seguro:
los que estuvieron esa noche juran que fue verdad.
Yo fui testigo
Rosa Murano es una vecina de Villa Urquiza de toda la vida que
el martes 12 de agosto festejó sus primeros 94 años
de vida. Rodeada por sus seres queridos, quienes le manifestaron
su afecto y la saludaron por su cumpleaños, hizo un alto
en el festejo y recordó su vivencia de cuando fue a las
puertas del 25 de Mayo para ver qué pasaba con ese cantor
llamado Gardel. Rosa recuerda el gentío que lo esperaba
a la salida del teatro mientras adentro se llevaba a cabo el espectáculo.
De repente se abrieron las puertas y los que estaban afuera pudieron
acercarse para escuchar el resto de la actuación: “Esto
fue a pedido del propio Gardel al enterarse de la cantidad de
gente que no había podido entrar -asegura Rosa-. Cuando
salió, todo el mundo se le tiraba encima y le desgarraban
el saco, la corbata y el pelo. Luego entonó algunas canciones
en la vereda con el pie apoyado en el alerón de un auto”.
Algunas originalidades de Gardel
Por Luis Alposta
luisalposta@fibertel.com.ar
* Fue nuestro primer cantor nacional.
* En nuestro canto popular, fue el primero en adoptar técnicas
del bel canto.
* Fue el primero en grabar Mi noche triste, el primer tango-canción.
* Fue quien creó la manera de cantar el tango.
* Fue el primer gran melodista que tuvo el tango.
* Actuó en los primeros “cortos” con banda
sonora filmados en el país.
* Fue, como intérprete en dichos “cortos”,
precursor del videoclip.
* Fue el primer artista argentino que, en roles protagónicos,
filmó en Estados Unidos.
* Por primera vez en la historia de la cinematografía,
y en más de una sala, los operadores se vieron obligados,
a pedido del público, a rebobinar la cinta y emitir nuevamente
la canción.
* Fue el primer artista argentino que ha logrado trascender a
nivel mundial.
* Fue el primero en cantar por radio en dúplex, en vivo
(él en Estados Unidos y sus guitarristas en Buenos Aires).
* Fue el primero en grabar a dúo consigo mismo.
* Ha sido el único argentino al que se le adjetivó
el apellido. Adjetivación hecha como sinónimo de
excelencia.
* Y algo más en lo que también ha sido él
el primero: del 2 al 5 de octubre de 1992 la Alianza Francesa,
con el título “El encuentro de dos mundos”,
organizó una muestra de humor gráfico de Francia
y Argentina en el Centro Cultural Recoleta. Se expusieron obras
de la Fundación Museo “Severo Vaccaro” y se
realizó el primer intercambio por fax entre dibujantes
de ambos países. Fue un retrato de Gardel el primero en
llegar a Francia, vía fax. Se trata de un dibujo de mi
autoría cuyo original se encuentra en el Museo de la Caricatura
y una única copia autenticada en la Galería del
Café Tortoni.