PARQUE
CHAS
Se recordó el 195º aniversario
del Éxodo Jujeño
El acto se realizó en la plaza del mismo nombre con la presencia
de vecinos e instituciones barriales. Organizó la Junta de
Estudios Históricos de Parque Chas.
El 23 de agosto de 1812 el General Manuel Belgrano comandó
el abandono de la ciudad de Jujuy con un objetivo estratégico
ante el avance de las fuerzas realistas del general Goyeneche.
Esa medida había sido decretada por el creador de la bandera
el 29 de julio de ese mismo año.
La epopeya fue recordada en la Plaza Éxodo Jujeño
de Parque Chas, ubicada en Gándara y Bauness, a través
de un acto organizado por la Junta de Estudios Históricos
del barrio en la que participaron vecinos, instituciones vecinales
y alumnos de las escuelas primarias Petronila Rodríguez,
Enrique de Vedia y de la Escuela Media Nº 24 "Dalmacio
Velez Sarsfield".
También estuvieron presentes el señor Arnaldo Miranda,
presidente de la Junta Central de Estudios Históricos,
el director del CGPC15, Ricardo Esteban, las presidentas de la
Juntas de Estudios Históricos de Agronomía y Villa
Ortúzar y el cura párroco de la Iglesia San Alfonso,
Enrique Serra.
El cierre del evento fue a toda música a través
de la guitarra de Juan Sarriá y las voces de Alicia Romanelli
y Marta Lagos, vecinos todos de Parque Chas. Interpretaron: Viva
Jujuy, Cielito de Parque Chas y Canción con todos.
Destacamos el entusiasmo puesto por los músicos, que debieron
realizar un esfuerzo extra, ya que los equipos de sonido prometidos
brillaron por su ausencia.
Al final del acto el club El Trébol prestó sus instalaciones
para servir un desayuno a los presentes, que estuvo a cargo de
la Comisión de Asociados del Banco Credicoop, Sucursal
60 y del Centro de Jubilados Corazones Solidarios.
La denominación "Éxodo Jujeño"
se le impuso a la plaza en el año 1970, según la
Ordenanza Nº 25.374, publicada en el Boletín Oficial
Municipal Nº 13.953.
¿Qué fue el Éxodo Jujeño?
La derrota en Huaqui (Bolivia), significó para los objetivos
de la revolución de Mayo, terminar con las esperanzas de
un triunfo patriota por el norte, y la desprotección de
las provincias norteñas.
En Yatasto (Salta), Belgrano, el nuevo jefe, recibe a 800 hombres
reliquia de ese ejército sin armas, desmoralizado, incapaz
de luchar, otra vez contra el poderoso ejército realista.
"La deserción es escandalosa, no hay interés
por la patria".
Pese a eso, se decide volver a Jujuy, paso obligado al Alto Perú
y a la plata de sus minas, para protegerla.
Reorganizar los cuadros, fue una tarea agotadora. Tuvo que disciplinar
los soldados, abastecer el ejército, dar ánimos
a la población, crear un ejército armónico,
disciplinado, apto para luchar contra los aguerridos regimientos
españoles.
Belgrano se vuelve ordenancista, riguroso, inflexible, intolerante
ante cualquier falta de servicio. En esa disciplina se forman
hombres que ilustrarán las armas argentinas: Manuel Dorrego,
José María Paz, Gregorio Aráoz de Lamadrid,
Cornelio Zelaya, Miguel de Güemes, Lorenzo Lugones.
Son jóvenes entusiastas en cuyas almas arde la llama inextinguible
de un patriotismo exaltado.
El 25 de mayo 1812 por segunda vez presenta, ahora, ante el pueblo
jujeño y a los soldados, la bandera de su creación.
El gobierno lo reprende por esta actitud en el Triunvirato, y
sus aliados no eran partidarios de seguir la Revolución.
A mediados de julio de 1812. Belgrano en conocimiento de que los
realistas se fortalecían para invadirnos, formo un cuerpo
de caballería de patriotas decididos, que hostigó
el avance español hacia Jujuy. Pero el ejército
Nacional no esta en condiciones de resistir y la retirada se hace
inminente.
La revolución parecía estar perdiendo la fuerza.
El gobierno estaba atento a las noticias provenientes Europa.
El imperio Napoleónico se resquebrajaba. En España,
crecía la esperanza de recuperar el poder. A eso le temían
los porteños conservadores. El Triunvirato prefería
negociar con los realistas americanos y bajar el perfil de la
Revolución.
Temían al castigo, a la implacable represión con
que ya se había castigado a otros pueblos rebeldes americanos.
Para esa tarea negociadora Belgrano no era el hombre indicado.
El 29 de julio, Belgrano dicta un bando disponiendo la retirada
ante el avance de los enemigos, "por los desnaturalizados
que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros
sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados
y volváis a la esclavitud".
En agosto de 1812 se produce la invasión del ejército
español, compuesto de 3.000 hombres. El 23 de agosto de
1812, dispuesta ya la retirada, lanza Belgrano su famosa proclama
a los pueblos del norte:
"Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo
de vuestra defensa, os he hablado con verdad... Llegó pues
la época en que manifestéis vuestro heroísmo
y de que vengáis a reuniros al ejército de mi mando,
si como aseguráis queréis ser libres. . . ".
Al retirarse el ejército sólo quedará campo
raso delante del enemigo, que no deberá encontrar casa,
alimentos, animales de transporte, objetos de hierro, efectos
mercantiles ni, desde luego, gente. Quienes no cumplan la orden
serán fusilados, y sus haciendas y muebles quemados. Las
clases populares se pliegan al éxodo sin necesidad de compulsión.
No ocurre lo mismo con la clase principal. Algunos consiguen esconderse
en espera de los realistas, otros deciden obedecer a Belgrano
e irse con los bienes que pueden salvar.
Jujuy responde heroicamente al llamado patriótico. Y como
en los viejos éxodos de la historia, todo un pueblo marcha
con sus soldados - hijos de su seno - guiados por quien, sabedor
de que esa es su hora de gloria, va sereno, hacia el campo de
las Carreras, donde el drama ha de resolverse luego de treinta
días de incertidumbre y duelo. La gente debía llevarse
todo lo que podía ser transportado en carretas, mulas y
en caballos.
Y así lo hizo. Los pobladores siguieron a Belgrano cargando
muebles, enseres y arreando el ganado en tropel. Cuando el ejército
español llegó a las inmediaciones, encontró
devastación. Las llamas habían devorado las cosechas
y en las calles de la ciudad ardían aquellos objetos que
no pudieron ser transportados. Todo era desolación y desierto.
El éxodo llegó hasta Tucumán, donde Belgrano
decidió hacer pie firme.
Cabe destacar lo notable de este hecho, la retaguardia patriota
y la vanguardia española peleaban permanente, pese a ello
el trayecto Jujuy-Tucumán (250 Km.) se realizo en 5 días
cuando en esa misma época napoleón en su avance
hacia Rusia recomendaba no ir a mas de 10 km. por día.
El plan de Belgrano resulto perfecto: no fue una improvisada marcha,
ni una huida impostergable, sino una retirada al estilo moscovita
ante napoleón ese mismo año. Fue un plan completo,
admirablemente ejecutado, donde se logró batir económicamente
al realista y deprimirlo moralmente, para derrotarlo en el sitio
oportuno elegido con antelación en la ciudadela del Tucumán.