Portal de Parque Chas: "estamos haciendo historia"
Buenos Aires, Argentina /
Fecha de Publicación:19/03/10 Fuente:Periódico El Barrio

Funciones de la nota





Este mes comenzarían las obras de reurbanización en los terrenos de la traza, abandonados desde 1980

Comienza a desatarse el nudo de la ex AU3

La recuperación de las manzanas afectadas en Villa Urquiza a una autopista nunca construida está por comenzar. Desde el Gobierno de la Ciudad pronostican que en dos años finalizarán las obras. Para ello deberán brindar, previamente, una solución habitacional a los ocupantes del sector. Sin embargo, algunas organizaciones vecinales ya manifestaron sus reparos al proyecto, al que consideran un negocio inmobiliario.

Por Alan Levy
alevy@periodicoelbarrio.com.ar

El pasado 7 de diciembre se aprobó la Ley Nº 3.396 de la Ciudad de Buenos Aires, impulsada por los legisladores Martín Ocampo (PRO) y Facundo Di Filippo (Coalición Cívica), que rige el proceso de reurbanización de la ex Autopista 3. De esta manera se cerraría un capítulo triste en la historia de la ciudad: aquel que comenzó durante la gestión de Osvaldo Cacciatore, el militar designado intendente municipal por la última dictadura. El actual jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, admira la obra de este último al extremo de considerarlo “el mejor alcalde que tuvo Buenos Aires”. Al empresario le tocó ser su continuador. En este caso, el objetivo no será el de realizar un ambicioso tramo de autopistas sino más bien el de reurbanizar y acondicionar una zona que, sin exagerar, en la actualidad es tierra de nadie. Hablamos del llamado Sector 5, quince manzanas delimitadas por las calles Holmberg y Donado, entre las avenidas Congreso y De los Incas.

Será bueno recordar que el oficialismo no tiene mayoría automática en la Legislatura sino que, para aprobar esta ley en particular, contó con el apoyo de casi toda la oposición. La norma tuvo el visto bueno de 55 diputados: la totalidad del PRO, la totalidad de la Coalición Cívica, Diálogo por Buenos Aires (ibarristas), Frente para la Victoria -y sus aliados- y parte del Socialismo. Quienes se opusieron fueron los socialistas restantes, Patricia Walsh (del MST) y los legisladores de Proyecto Sur.

Una voz oficial

El Barrio entrevistó al Arq. Héctor Lostri, subsecretario de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad. El funcionario comenzó explicando la actualidad del proceso de reurbanización: “Lo primero que hay que destacar es que la ley se publicó el 8 de febrero. Eso es lo que nos da la certeza jurídica para empezar a trabajar. Ahora se abre la instancia del registro de opciones que elige la gente que en la actualidad ocupa la traza. Ellos tienen 60 días para optar entre una suma de dinero o una solución habitacional inmediata. Mientras tanto, estamos reorganizando las cuestiones catastrales, elaborando los proyectos de espacios públicos y los de ingeniería para los pasos bajo nivel. Tenemos la obligación de vender los terrenos desocupados de acuerdo con lo que marca la ley. Las obras apuntan a volver a colocar la zona de la AU3 en un estado similar a lo que fue antes de que se tomaran estas decisiones no tan felices hace tres décadas”. Es curioso volver a subrayar cómo, en este caso, oficialistas y opositores coinciden en la catástrofe. El dirigente socialista Raúl Puy, consultado hace unos meses, nos decía que el error histórico consistió en que “la dictadura compró los inmuebles, no se demolieron ni se hizo la autopista: quedó todo a la buena de Dios”.

Hacia el final de su artículo 18 la ley explicita que “el Poder Ejecutivo destinará dichos inmuebles a políticas de otorgamiento de soluciones habitacionales definitivas, preferentemente destinadas a los actuales habitantes de la traza de la ex AU3”. Es por eso que le preguntamos a Lostri por qué no podrían ser destinados de forma exclusiva a aquellos que ya viven en la traza. Su respuesta fue la siguiente: “Creo que el espíritu de la Legislatura en este tema fue colocar una situación de equidad o de equilibrio urbano: parte de este suelo debe estar destinado a soluciones habitacionales. Esto deja abierto la posibilidad a que los ocupantes sean de la traza o que se hagan viviendas de interés social. Pongamos un ejemplo: si yo tuviese un plan del Ministerio de Acción Social que otorgara subsidios a las familias sustitutas, es decir, aquellas que adoptan niños, podría otorgar un alquiler subsidiado para estas, dado que han tomado tal compromiso social. Esto es muy distinto de la primera lectura que tienen aquellos vecinos que se imaginan que uno va a hacer migraciones internas de la ciudad de un barrio a otro”.

-Varios estudios urbanísticos dieron como resultado un aumento considerable de la densidad poblacional en el barrio a partir de este plan de edificación. Se pronostica la llegada de entre 8.000 y 10.000 vecinos en poco tiempo. ¿La infraestructura podrá acompañar a este aumento poblacional?

-No hay ningún inconveniente en materia de infraestructura dura: es una zona que está sobredimensionada en términos infraestructurales. Llevar a 8.000 personas en quince cuadras no es nada...

-Una serie considerable de organizaciones vecinales señalaron que edificando el 30 por ciento de la traza se recaudaría capital suficiente para hacer todas las obras de infraestructura necesarias. ¿Por qué se edificará el 90 por ciento?

-Se edificará algo así como el 60 por ciento. Yo tengo que defender el Tesoro Público de la Ciudad dando la ecuación más conveniente para todos los vecinos. Por otro lado, simplemente estoy aplicando -es decir, ejecutando- lo que me dice la Legislatura.

-La Ley de Comunas ya está aprobada. Una de sus atribuciones es la territorialidad, es decir que las decisiones acerca del territorio comunal las debería tomar el Jefe Comunal en conjunto con la Comuna. Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad no ha llamado a elecciones comunales todavía. ¿No entraría en conflicto esta jurisdicción?

-No. Cuando uno estudia el Plano Urbano Ambiental -que es una ley que está por encima de cuestiones territoriales menores- se advierte que la figura del Plan de Sector es atribución del Poder Ejecutivo. El espíritu legislativo de la Ley de Comunas tiene una escala muchísimo menor.

Finalmente, consultamos a Lostri acerca de una cuestión que seguramente le importe a nuestros lectores: los plazos de ejecución del proyecto. “En 24 meses se va a tener un cierre o, cuanto menos, las obras se van a tornar irreversibles. El trabajo comienza en marzo. Esto es estimativo dado a que, anteriormente, hay que cumplir con una serie de requisitos administrativos para poder iniciar las obras, todo depende de este factor”, afirma el funcionario.

Vecinos que se oponen

En los distintos barrios porteños han ido apareciendo varias agrupaciones vecinales que se manifestaron por graves problemas urbanísticos. El común denominador pareciera ser el siguiente: las acciones por parte de las sucesivas gestiones del Gobierno de la Ciudad -y muy especialmente, la vigente- han sido orientadas hacia megaproyectos inmobiliarios signados por la búsqueda de rentabilidad económica a costa del deterioro de la fisonomía y el ambiente urbanos. Una de estas organizaciones es de Villa Urquiza. Se llama AVRE (Asociación Vecinal por la Reurbanización de la Ex autopista 3) y su delegada es la Arq. Beatriz Loria. Antes que nada, es bueno remarcar que varios de los análisis que surgen a continuación están en plena concordancia con lo que supo sintetizar el Arq. Jorge Luchetti en su columna para este periódico, correspondiente al mes de febrero de este año.

Loria es clarísima cuando expone la base de las críticas que hacen desde AVRE: “Hay un problema fundamental: es innecesario construir la totalidad de metros cuadrados disponibles. En este caso no hace falta aprovechar al máximo la capacidad constructiva, no nace de una necesidad real de construir viviendas para la gente de la zona sino que se trata de un negocio inmobiliario. Se nos dice que vamos a tener un factor de ocupación de una vez y media la superficie del terreno (es decir, manteniendo los niveles actuales), pero cuando hicimos un muestreo de los planos oficiales nos daba que en realidad se planea edificar entre tres y cuatro veces más, reflexiona indignada.

La bronca de la arquitecta se potencia cuando la conversación deriva hacia la problemática de los espacios verdes: “Para dejarnos tranquilos a los vecinos nos dejaron una franja de espacios verdes de diez metros de ancho. A eso lo llaman Avenida Parque, pero a nosotros nos hace acordar a los maceteros de la avenida Melián. No son espacios verdes públicos porque al lado hay un edificio: quedan al servicio del edificio que esté enfrente. No son parcelas individuales sino megaparcelas: no tienen acceso directo desde la vía pública”, puntualiza. A continuación agrega algo fundamental que nos debería hacer reflexionar tanto acerca del impacto ambiental como de las condiciones de vida en que viven los porteños: “Algunos funcionarios nos dijeron que si el Gobierno quiere edificar tiene derecho a hacerlo. Sabemos que no es tan así. En primer lugar las tierras son públicas. En segundo lugar, el Plan Urbano Ambiental estipula que hay que crear un Banco de Tierra porque hay un gravísimo déficit de espacios verdes, que tienen que ser de uso público, libre y gratuito para todos”.

El loteo también ha sido objeto de diversas críticas. Loria lo explica de la siguiente manera: “Si no se fraccionan y se obtienen parcelas de 2.500 metros cuadrados el dueño puede pedir normas especiales y se las tienen que otorgar: hace lo que se le antoja. Desde 2007 venimos trabajando con este grupo vecinal, haciendo críticas y observaciones a un proyecto anterior presentado por Gabriela Michetti. En un rincón de la nueva ley dice ‘no englobable’: el inversor que quiera comprar los cinco lotes de la misma manzana no puede juntarlos para pedir normas especiales. Esto fue algo que conseguimos nosotros, un avance”.

Ante todo, AVRE defiende la naturaleza científica de su trabajo: “Nosotros analizamos la situación a partir de parámetros urbanísticos que se utilizan para cuantificar un proyecto”, sostiene Loria y remata: “Va más allá de la simpatía política que se pueda tener. Las normas urbanísticas son objetivas: no son ni peronistas ni radicales”. Los vecinos resumen de la siguiente manera su posición: “No queremos ponerle palos en la rueda al tema ni queremos que la zona quede como está. Sin embargo, no se trata de un plan urbano planificado. Cada fuerza política tironeó para quedar incluida decorosamente: el progresismo en general queda bien políticamente y, a la vez, participa del negocio. Creemos que estos megaproyectos no nacen de necesidades de barriales ni de estudios técnicos sino de la necesidad de hacer negocios por parte de los distintos funcionarios y sus amigos”, advierte la vecina de Villa Urquiza.

Denuncias y agresiones

Algunos desarrollistas de renombre ya comunicaron que si las licitaciones están coordinadas por el Banco Ciudad se bajan del negocio. ¿El motivo? Allí actúa una organización llamada “la liga”, que compra la parcela y luego la revende. Nos dicen que todo aquel que se opone a su accionar sufre una “serie de represalias”. Este dato es confirmado por la arquitecta Loria. La persecución a los opositores pareciera ser ya moneda corriente del Gobierno de la Ciudad.

El relato de Beatriz Loria se asemeja a una novela de terror: “Desde que empecé a trabajar en este proyecto hace tres años sufrí agresiones permanentes. Durante más de dos años tuve gente gritándome, queriendo intimidarme. Me insultaron, me tiraron piedras e incluso han baleado la casa. También soy víctima de escuchas telefónicas, motivo por el cual tengo que cuidar a mis clientes para que no me digan nada importante por teléfono. Además, mis mails están hackeados”. La arquitecta ya tiene una idea de quiénes están detrás de todo esto: “Las reuniones se hacen en mi casa cada quince días. Por aquí pasó mucha gente. Sabemos que en estos casos siempre hay infiltrados: de la SIDE, del Gobierno de la Ciudad y, fundamentalmente, miembros de otros grupos mafiosos. Estimo que algunos de ellos son ex represores que siguen en actividad y siguen funcionado con una logística impresionante. Actualmente estas persecuciones han cesado un poco pero, cada tanto, me siguen molestando. Esto se debe a que ya han conseguido buena parte de lo que querían”.

Los conflictos urbanísticos, además de ser numerosos, aparecen en todos los barrios porteños. Con el tiempo, las organizaciones barriales se van uniendo. Tras una serie de penosos acontecimientos, entre los que se destaca la turbia venta de los terrenos públicos de Catalinas Norte (una de las irregularidades máximas es que se vendió un terreno a 20 millones de dólares, cuando el precio de venta aproximado era de 50, a una empresa cuyo vicepresidente es hermano del jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta), catorce grupos vecinales se reunieron en el domicilio de Beatriz Loria para actuar sobre los temas de la zona y del resto de la ciudad.

-¿Cómo surgieron las reuniones con las asociaciones vecinales?

-El año pasado comenzó una arremetida de proyectos urbanísticos faraónicos que eran negociados infames, tales los casos de la 9 de Julio entubada, el parque alrededor de la Recoleta, Catalinas Norte, etcétera. Precisamente cuando salió a la venta Catalinas Norte lo sentí como la gota que rebalsó el vaso. Empecé a llamar a conocidos y nos reunimos catorce asociaciones vecinales en mi casa. Vinieron los vecinos del barrio chino de Belgrano (los negocios no están habilitados, hay basura en la calle); de Barrio River (rajaduras en las paredes por los recitales); de Núñez (por los shows en Obras); de Palermo (recitales en GEBA); de Recoleta (descuido de los parques de Palermo); disidentes de la Asociación de Fomento de Belgrano R (en contra del proyecto oficial de la AU3); de Coghlan (permisos de obra truchos para construir edificios en zonas de protección histórica); de Villa Pueyrredon (en la avenida Salvador María del Carril se pueden construir edificios al lado de casas, por ejemplo); de San Telmo (en la franja comprendida entre Madero y Alem quieren tirar abajo edificios de estilo para hacer torres); de Parque Chacabuco (les habían puesto en el Parque al Fino Palacios entrenando a la Policía Metropolitana y además se oponían a la concesión de todos los polideportivos de la ciudad); de Caballito (en contra del nuevo shopping, basado en una venta de terrenos fraudulenta) y de Floresta (quieren demoler un cine histórico, un caso parecido al del Centro Cultural 25 de Mayo), entre otros. Se aprendió mucho de las experiencias ajenas: fue algo totalmente enriquecedor, especialmente para ver qué metodologías había utilizado cada grupo: desde recursos de amparo hasta movilizaciones. Luego nos tuvimos que ir replegando a las problemáticas particulares, que eran demasiado graves. De todos modos, en marzo nos volveremos a juntar.

La situación de Drago

La zona de la Estación Drago, muy venida a menos, es objeto de diversos análisis tanto desde el Gobierno de la Ciudad como por los vecinos organizados.

-Una de las obras planeadas es el reacondicionamiento de la zona de la Estación Drago. ¿En qué consistirá su equipamiento? Se tienen planeados dos túneles: uno a cada lado de la sede del CBC ¿Acaso no afectarán el normal desenvolvimiento de la actividad académica?

-Lostri: Nosotros lo vemos al revés: creemos que complementa la actividad académica. La usina cultural interesantísima que representa la sede del CBC está acartonada debido a que se encuentra en un lugar terminal de un barrio. El espacio público pensado para una estructura barrial fue ocupado por esta actividad. Vamos a equipar a esta zona con lo que necesite esta comunidad, sin que esto afecte negativamente al resto de los vecinos. Al otro lado de la vía queremos mudar al Centro de Gestión y Participación Comunal Nº 12. También haremos una estructura polideportiva a escala barrial. A los pasos bajo nivel se los piensa, en parte, para descomprimir el colapso de la calle Mariano Acha. Es bueno remarcar que en ellos sólo podrán circular autos, es decir ni camiones, ni colectivos. Sirven para complementar la vida barrial: de esta manera, el barrio se vuelve a conectar.

Los vecinos de la zona recuerdan un antecedente: “El proyecto aprobado en octubre de 2009 ¡contemplaba un estacionamiento de automóviles para que los autos que venían desde Panamericana pudieran estacionar acá y sus ocupantes subirse al tren! Es una locura por donde se lo mire. ¿A qué tren? ¡Está hecho pedazos! Quien haya propuesto semejante barbaridad nunca ha viajado en tren. Por otra parte, consideramos que los túneles deberían ser por Alvarez Thomas: habría lugar para una doble mano pero, además, se conservarían las características residenciales del barrio”.

Finalmente, consultamos a quien más conoce la sede de Drago: su ex director Jorge Ferronato, actual director del Ciclo Básico Común. Nos manifestó su interés de que las obras no afecten al claustro dado que tiene para el período lectivo de este año 10.200 alumnos que requieren de este servicio educativo. También nos recordó que, en su momento, Ernesto Sabato consideró faraónico y demencial el proyecto de autopistas. Nos preguntamos, ¿qué opinará el escritor acerca de estos nuevos túneles?





 


 








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