Este mes comenzarían las obras de reurbanización en
los terrenos de la traza, abandonados desde 1980
Comienza a desatarse el nudo de la ex AU3
La recuperación de las manzanas afectadas en Villa Urquiza
a una autopista nunca construida está por comenzar. Desde
el Gobierno de la Ciudad pronostican que en dos años finalizarán
las obras. Para ello deberán brindar, previamente, una
solución habitacional a los ocupantes del sector. Sin embargo,
algunas organizaciones vecinales ya manifestaron sus reparos al
proyecto, al que consideran un negocio inmobiliario.
Por Alan Levy
alevy@periodicoelbarrio.com.ar
El pasado 7 de diciembre se aprobó la Ley Nº 3.396
de la Ciudad de Buenos Aires, impulsada por los legisladores Martín
Ocampo (PRO) y Facundo Di Filippo (Coalición Cívica),
que rige el proceso de reurbanización de la ex Autopista
3. De esta manera se cerraría un capítulo triste
en la historia de la ciudad: aquel que comenzó durante
la gestión de Osvaldo Cacciatore, el militar designado
intendente municipal por la última dictadura. El actual
jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, admira la obra
de este último al extremo de considerarlo “el mejor
alcalde que tuvo Buenos Aires”. Al empresario le tocó
ser su continuador. En este caso, el objetivo no será el
de realizar un ambicioso tramo de autopistas sino más bien
el de reurbanizar y acondicionar una zona que, sin exagerar, en
la actualidad es tierra de nadie. Hablamos del llamado Sector
5, quince manzanas delimitadas por las calles Holmberg y Donado,
entre las avenidas Congreso y De los Incas.
Será bueno recordar que el oficialismo no tiene mayoría
automática en la Legislatura sino que, para aprobar esta
ley en particular, contó con el apoyo de casi toda la oposición.
La norma tuvo el visto bueno de 55 diputados: la totalidad del
PRO, la totalidad de la Coalición Cívica, Diálogo
por Buenos Aires (ibarristas), Frente para la Victoria -y sus
aliados- y parte del Socialismo. Quienes se opusieron fueron los
socialistas restantes, Patricia Walsh (del MST) y los legisladores
de Proyecto Sur.
Una voz oficial
El Barrio entrevistó al Arq. Héctor Lostri, subsecretario
de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad.
El funcionario comenzó explicando la actualidad del proceso
de reurbanización: “Lo primero que hay que destacar
es que la ley se publicó el 8 de febrero. Eso es lo que
nos da la certeza jurídica para empezar a trabajar. Ahora
se abre la instancia del registro de opciones que elige la gente
que en la actualidad ocupa la traza. Ellos tienen 60 días
para optar entre una suma de dinero o una solución habitacional
inmediata. Mientras tanto, estamos reorganizando las cuestiones
catastrales, elaborando los proyectos de espacios públicos
y los de ingeniería para los pasos bajo nivel. Tenemos
la obligación de vender los terrenos desocupados de acuerdo
con lo que marca la ley. Las obras apuntan a volver a colocar
la zona de la AU3 en un estado similar a lo que fue antes de que
se tomaran estas decisiones no tan felices hace tres décadas”.
Es curioso volver a subrayar cómo, en este caso, oficialistas
y opositores coinciden en la catástrofe. El dirigente socialista
Raúl Puy, consultado hace unos meses, nos decía
que el error histórico consistió en que “la
dictadura compró los inmuebles, no se demolieron ni se
hizo la autopista: quedó todo a la buena de Dios”.
Hacia el final de su artículo 18 la ley explicita que
“el Poder Ejecutivo destinará dichos inmuebles a
políticas de otorgamiento de soluciones habitacionales
definitivas, preferentemente destinadas a los actuales habitantes
de la traza de la ex AU3”. Es por eso que le preguntamos
a Lostri por qué no podrían ser destinados de forma
exclusiva a aquellos que ya viven en la traza. Su respuesta fue
la siguiente: “Creo que el espíritu de la Legislatura
en este tema fue colocar una situación de equidad o de
equilibrio urbano: parte de este suelo debe estar destinado a
soluciones habitacionales. Esto deja abierto la posibilidad a
que los ocupantes sean de la traza o que se hagan viviendas de
interés social. Pongamos un ejemplo: si yo tuviese un plan
del Ministerio de Acción Social que otorgara subsidios
a las familias sustitutas, es decir, aquellas que adoptan niños,
podría otorgar un alquiler subsidiado para estas, dado
que han tomado tal compromiso social. Esto es muy distinto de
la primera lectura que tienen aquellos vecinos que se imaginan
que uno va a hacer migraciones internas de la ciudad de un barrio
a otro”.
-Varios estudios urbanísticos dieron como resultado un
aumento considerable de la densidad poblacional en el barrio a
partir de este plan de edificación. Se pronostica la llegada
de entre 8.000 y 10.000 vecinos en poco tiempo. ¿La infraestructura
podrá acompañar a este aumento poblacional?
-No hay ningún inconveniente en materia de infraestructura
dura: es una zona que está sobredimensionada en términos
infraestructurales. Llevar a 8.000 personas en quince cuadras
no es nada...
-Una serie considerable de organizaciones vecinales señalaron
que edificando el 30 por ciento de la traza se recaudaría
capital suficiente para hacer todas las obras de infraestructura
necesarias. ¿Por qué se edificará el 90 por
ciento?
-Se edificará algo así como el 60 por ciento. Yo
tengo que defender el Tesoro Público de la Ciudad dando
la ecuación más conveniente para todos los vecinos.
Por otro lado, simplemente estoy aplicando -es decir, ejecutando-
lo que me dice la Legislatura.
-La Ley de Comunas ya está aprobada. Una de sus atribuciones
es la territorialidad, es decir que las decisiones acerca del
territorio comunal las debería tomar el Jefe Comunal en
conjunto con la Comuna. Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad
no ha llamado a elecciones comunales todavía. ¿No
entraría en conflicto esta jurisdicción?
-No. Cuando uno estudia el Plano Urbano Ambiental -que es una
ley que está por encima de cuestiones territoriales menores-
se advierte que la figura del Plan de Sector es atribución
del Poder Ejecutivo. El espíritu legislativo de la Ley
de Comunas tiene una escala muchísimo menor.
Finalmente, consultamos a Lostri acerca de una cuestión
que seguramente le importe a nuestros lectores: los plazos de
ejecución del proyecto. “En 24 meses se va a tener
un cierre o, cuanto menos, las obras se van a tornar irreversibles.
El trabajo comienza en marzo. Esto es estimativo dado a que, anteriormente,
hay que cumplir con una serie de requisitos administrativos para
poder iniciar las obras, todo depende de este factor”, afirma
el funcionario.
Vecinos que se oponen
En los distintos barrios porteños han ido apareciendo
varias agrupaciones vecinales que se manifestaron por graves problemas
urbanísticos. El común denominador pareciera ser
el siguiente: las acciones por parte de las sucesivas gestiones
del Gobierno de la Ciudad -y muy especialmente, la vigente- han
sido orientadas hacia megaproyectos inmobiliarios signados por
la búsqueda de rentabilidad económica a costa del
deterioro de la fisonomía y el ambiente urbanos. Una de
estas organizaciones es de Villa Urquiza. Se llama AVRE (Asociación
Vecinal por la Reurbanización de la Ex autopista 3) y su
delegada es la Arq. Beatriz Loria. Antes que nada, es bueno remarcar
que varios de los análisis que surgen a continuación
están en plena concordancia con lo que supo sintetizar
el Arq. Jorge Luchetti en su columna para este periódico,
correspondiente al mes de febrero de este año.
Loria es clarísima cuando expone la base de las críticas
que hacen desde AVRE: “Hay un problema fundamental: es innecesario
construir la totalidad de metros cuadrados disponibles. En este
caso no hace falta aprovechar al máximo la capacidad constructiva,
no nace de una necesidad real de construir viviendas para la gente
de la zona sino que se trata de un negocio inmobiliario. Se nos
dice que vamos a tener un factor de ocupación de una vez
y media la superficie del terreno (es decir, manteniendo los niveles
actuales), pero cuando hicimos un muestreo de los planos oficiales
nos daba que en realidad se planea edificar entre tres y cuatro
veces más, reflexiona indignada.
La bronca de la arquitecta se potencia cuando la conversación
deriva hacia la problemática de los espacios verdes: “Para
dejarnos tranquilos a los vecinos nos dejaron una franja de espacios
verdes de diez metros de ancho. A eso lo llaman Avenida Parque,
pero a nosotros nos hace acordar a los maceteros de la avenida
Melián. No son espacios verdes públicos porque al
lado hay un edificio: quedan al servicio del edificio que esté
enfrente. No son parcelas individuales sino megaparcelas: no tienen
acceso directo desde la vía pública”, puntualiza.
A continuación agrega algo fundamental que nos debería
hacer reflexionar tanto acerca del impacto ambiental como de las
condiciones de vida en que viven los porteños: “Algunos
funcionarios nos dijeron que si el Gobierno quiere edificar tiene
derecho a hacerlo. Sabemos que no es tan así. En primer
lugar las tierras son públicas. En segundo lugar, el Plan
Urbano Ambiental estipula que hay que crear un Banco de Tierra
porque hay un gravísimo déficit de espacios verdes,
que tienen que ser de uso público, libre y gratuito para
todos”.
El loteo también ha sido objeto de diversas críticas.
Loria lo explica de la siguiente manera: “Si no se fraccionan
y se obtienen parcelas de 2.500 metros cuadrados el dueño
puede pedir normas especiales y se las tienen que otorgar: hace
lo que se le antoja. Desde 2007 venimos trabajando con este grupo
vecinal, haciendo críticas y observaciones a un proyecto
anterior presentado por Gabriela Michetti. En un rincón
de la nueva ley dice ‘no englobable’: el inversor
que quiera comprar los cinco lotes de la misma manzana no puede
juntarlos para pedir normas especiales. Esto fue algo que conseguimos
nosotros, un avance”.
Ante todo, AVRE defiende la naturaleza científica de su
trabajo: “Nosotros analizamos la situación a partir
de parámetros urbanísticos que se utilizan para
cuantificar un proyecto”, sostiene Loria y remata: “Va
más allá de la simpatía política que
se pueda tener. Las normas urbanísticas son objetivas:
no son ni peronistas ni radicales”. Los vecinos resumen
de la siguiente manera su posición: “No queremos
ponerle palos en la rueda al tema ni queremos que la zona quede
como está. Sin embargo, no se trata de un plan urbano planificado.
Cada fuerza política tironeó para quedar incluida
decorosamente: el progresismo en general queda bien políticamente
y, a la vez, participa del negocio. Creemos que estos megaproyectos
no nacen de necesidades de barriales ni de estudios técnicos
sino de la necesidad de hacer negocios por parte de los distintos
funcionarios y sus amigos”, advierte la vecina de Villa
Urquiza.
Denuncias y agresiones
Algunos desarrollistas de renombre ya comunicaron que si las
licitaciones están coordinadas por el Banco Ciudad se bajan
del negocio. ¿El motivo? Allí actúa una organización
llamada “la liga”, que compra la parcela y luego la
revende. Nos dicen que todo aquel que se opone a su accionar sufre
una “serie de represalias”. Este dato es confirmado
por la arquitecta Loria. La persecución a los opositores
pareciera ser ya moneda corriente del Gobierno de la Ciudad.
El relato de Beatriz Loria se asemeja a una novela de terror:
“Desde que empecé a trabajar en este proyecto hace
tres años sufrí agresiones permanentes. Durante
más de dos años tuve gente gritándome, queriendo
intimidarme. Me insultaron, me tiraron piedras e incluso han baleado
la casa. También soy víctima de escuchas telefónicas,
motivo por el cual tengo que cuidar a mis clientes para que no
me digan nada importante por teléfono. Además, mis
mails están hackeados”. La arquitecta ya tiene una
idea de quiénes están detrás de todo esto:
“Las reuniones se hacen en mi casa cada quince días.
Por aquí pasó mucha gente. Sabemos que en estos
casos siempre hay infiltrados: de la SIDE, del Gobierno de la
Ciudad y, fundamentalmente, miembros de otros grupos mafiosos.
Estimo que algunos de ellos son ex represores que siguen en actividad
y siguen funcionado con una logística impresionante. Actualmente
estas persecuciones han cesado un poco pero, cada tanto, me siguen
molestando. Esto se debe a que ya han conseguido buena parte de
lo que querían”.
Los conflictos urbanísticos, además de ser numerosos,
aparecen en todos los barrios porteños. Con el tiempo,
las organizaciones barriales se van uniendo. Tras una serie de
penosos acontecimientos, entre los que se destaca la turbia venta
de los terrenos públicos de Catalinas Norte (una de las
irregularidades máximas es que se vendió un terreno
a 20 millones de dólares, cuando el precio de venta aproximado
era de 50, a una empresa cuyo vicepresidente es hermano del jefe
de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta),
catorce grupos vecinales se reunieron en el domicilio de Beatriz
Loria para actuar sobre los temas de la zona y del resto de la
ciudad.
-¿Cómo surgieron las reuniones con las asociaciones
vecinales?
-El año pasado comenzó una arremetida de proyectos
urbanísticos faraónicos que eran negociados infames,
tales los casos de la 9 de Julio entubada, el parque alrededor
de la Recoleta, Catalinas Norte, etcétera. Precisamente
cuando salió a la venta Catalinas Norte lo sentí
como la gota que rebalsó el vaso. Empecé a llamar
a conocidos y nos reunimos catorce asociaciones vecinales en mi
casa. Vinieron los vecinos del barrio chino de Belgrano (los negocios
no están habilitados, hay basura en la calle); de Barrio
River (rajaduras en las paredes por los recitales); de Núñez
(por los shows en Obras); de Palermo (recitales en GEBA); de Recoleta
(descuido de los parques de Palermo); disidentes de la Asociación
de Fomento de Belgrano R (en contra del proyecto oficial de la
AU3); de Coghlan (permisos de obra truchos para construir edificios
en zonas de protección histórica); de Villa Pueyrredon
(en la avenida Salvador María del Carril se pueden construir
edificios al lado de casas, por ejemplo); de San Telmo (en la
franja comprendida entre Madero y Alem quieren tirar abajo edificios
de estilo para hacer torres); de Parque Chacabuco (les habían
puesto en el Parque al Fino Palacios entrenando a la Policía
Metropolitana y además se oponían a la concesión
de todos los polideportivos de la ciudad); de Caballito (en contra
del nuevo shopping, basado en una venta de terrenos fraudulenta)
y de Floresta (quieren demoler un cine histórico, un caso
parecido al del Centro Cultural 25 de Mayo), entre otros. Se aprendió
mucho de las experiencias ajenas: fue algo totalmente enriquecedor,
especialmente para ver qué metodologías había
utilizado cada grupo: desde recursos de amparo hasta movilizaciones.
Luego nos tuvimos que ir replegando a las problemáticas
particulares, que eran demasiado graves. De todos modos, en marzo
nos volveremos a juntar.
La situación de Drago
La zona de la Estación Drago, muy venida a menos, es objeto
de diversos análisis tanto desde el Gobierno de la Ciudad
como por los vecinos organizados.
-Una de las obras planeadas es el reacondicionamiento de la zona
de la Estación Drago. ¿En qué consistirá
su equipamiento? Se tienen planeados dos túneles: uno a
cada lado de la sede del CBC ¿Acaso no afectarán
el normal desenvolvimiento de la actividad académica?
-Lostri: Nosotros lo vemos al revés: creemos que complementa
la actividad académica. La usina cultural interesantísima
que representa la sede del CBC está acartonada debido a
que se encuentra en un lugar terminal de un barrio. El espacio
público pensado para una estructura barrial fue ocupado
por esta actividad. Vamos a equipar a esta zona con lo que necesite
esta comunidad, sin que esto afecte negativamente al resto de
los vecinos. Al otro lado de la vía queremos mudar al Centro
de Gestión y Participación Comunal Nº 12. También
haremos una estructura polideportiva a escala barrial. A los pasos
bajo nivel se los piensa, en parte, para descomprimir el colapso
de la calle Mariano Acha. Es bueno remarcar que en ellos sólo
podrán circular autos, es decir ni camiones, ni colectivos.
Sirven para complementar la vida barrial: de esta manera, el barrio
se vuelve a conectar.
Los vecinos de la zona recuerdan un antecedente: “El proyecto
aprobado en octubre de 2009 ¡contemplaba un estacionamiento
de automóviles para que los autos que venían desde
Panamericana pudieran estacionar acá y sus ocupantes subirse
al tren! Es una locura por donde se lo mire. ¿A qué
tren? ¡Está hecho pedazos! Quien haya propuesto semejante
barbaridad nunca ha viajado en tren. Por otra parte, consideramos
que los túneles deberían ser por Alvarez Thomas:
habría lugar para una doble mano pero, además, se
conservarían las características residenciales del
barrio”.
Finalmente, consultamos a quien más conoce la sede de
Drago: su ex director Jorge Ferronato, actual director del Ciclo
Básico Común. Nos manifestó su interés
de que las obras no afecten al claustro dado que tiene para el
período lectivo de este año 10.200 alumnos que requieren
de este servicio educativo. También nos recordó
que, en su momento, Ernesto Sabato consideró faraónico
y demencial el proyecto de autopistas. Nos preguntamos, ¿qué
opinará el escritor acerca de estos nuevos túneles?