CONVENTILLOS
PORTEÑOS
Que parezca un Incendio
Así como los pastizales quemados de la Reserva Ecológica,
en reiteradas oportunidades, huelen a negocio inmobiliario, el
camino a la tragedia de cientos de niños en la ciudad de
Buenos Aires no comienza con la suerte de su propia muerte.
Por Ana Villarreal
Hay que devolver la humanidad, en principio, a la mirada que pretenda
entender la cotidiana supervivencia de las personas hacinadas
en lugares sin baño y sin agua potable, con niños
expuestos cuando duermen, cuando juegan, cuando comen, cuando
respiran, cuando se relacionan con otros a todos los peligros.
Sin eufemismos, a todos los peligros.
Los responsables políticos no pueden pretender, en este
terreno, ningún atisbo de indulgencia. No se admite que
un organismo, con sus directivos a la cabeza, como Defensa Civil
busque amparo en el argumento de que las bocas de agua para el
abastecimiento de los bomberos en un barrio como La Boca estén
obturadas desde hace años. No se pueden disimular culpas,
ante la carrera a la que fueron obligados los conductores de las
autobombas, desde la Reserva Ecológica hacia diferentes
puntos de la ciudad, con la urgente misión de recargar
agua para el combate del fuego. Señores, si el organismo
que se excusa es Defensa Civil, entonces, ¿a quién
corresponde cuidar condiciones, justamente, de prevención
de situaciones de incendio en poblaciones cada vez más
vulnerables ante el creciente déficit habitacional?.
De acuerdo a la Coordinadora de Inquilinos de la Ciudad de Buenos
Aires son más de 90 mil familias las que se encuentran
en emergencia habitacional. Por lo que se deduce que, por lo menos,
270 mil menores padecen esta realidad.
Mientras se calcula que en la ciudad hay un déficit de
500 mil viviendas, aumenta el regocijo político por el
éxito que va ganando el criterio del desalojo, coronado
recientemente con el veto de Mauricio Macri a la Ley de Emergencia
Habitacional, la norma que frenaba los lanzamientos para las familias
ocupantes de inmuebles del Estado. “Despacito y en silencio
se van haciendo los desalojos” se congratuló por
estas horas el jefe de Gabinete de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Es tiempo de recordar, como emblema, que el PADELAI (El ex Patronato
de la Infancia) todavía no se derrumbó y aún
crecen los pastos en sus patios internos. En esta memoria, también
se puede agregar que por 16 mil pesos para todas las familias,
se logró “liberar” el llamado Conventillo del
Nacional Buenos Aires. Ahora, sobre sus ruinas étnicas
hace base el hostel, pergeñado por la firma San Telmo House.
Fuente: ANC-UTPBA