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Buenos Aires, Argentina /
Fecha de Publicación:13/01/09 Redacción ParqueChasWEb

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LOS RESABIOS DE LA CRISIS DE 2001

Las “Ollas de las Barrancas” cumple 7 años

Es un comedor comunitario que atiende todos los días de la semana a vecinos en situación de calle o de pobreza extrema.



Buenos Aires. Una ciudad que emociona y que al mismo tiempo duele.
Barrio de Belgrano, como muchos otros de nuestra ciudad, con grandes y altos edificios de lujo, infinidad de comercios y hermosas plazas.

También hay mucha gente en situación de calle…

Son miembros de nuestra comunidad que no tienen acceso a lo mínimo indispensable para una vida digna: techo, trabajo, educación formal, ropa, comida.

Es la cara del barrio que algunos prefieren no ver.

¿Por qué están marginados, abandonados, sumergidos, negados, excluidos?
En primer lugar porque hay un estado ausente que no tiene reales políticas públicas de contención e inclusión. En segundo lugar porque hay una gran parte de la sociedad que se muestra indiferente ante la pobreza; que se acostumbró a ella como si fuera algo natural e inevitable.

Pero no todo es desafecto. Otra parte de la sociedad, reaccionó ante esta situación de marginalidad a través de una movida solidaria. Vecinos e Instituciones de Belgrano tomaron la decisión de dar apoyo y contención a estas familias y particulares que estaban necesitando no caer en la desesperación para poder subsistir.

A mediados de 2002 aparecieron grupos en las Barrancas de Belgrano, llevando ollas con guisos calientes, pan, jugos, postres y con vajilla descartable y se dispusieron a servir una cena, como una muestra de apoyo moral, más que como una forma de combatir el hambre

Carlos Durañona, fue integrante de la Asamblea del Bajo Belgrano hasta 2002. A partir de ese año comenzó su actividad solidaria para ocuparse íntegramente a la coordinación del Comedor Comunitario con la olla de los jueves.

Un grupo cocina en el playón de Virrey Vértiz y Sucre, pegado a las vías del ferrocarril. Tres grupos sirven la cena debajo del Gomero y hay otro que lo hace al lado de la Glorieta. Los días de lluvia, la comida se sirve en la glorieta.

Pero dar de comer no es la única actividad. Otro grupo se encarga de repartir ropa, medicamentos. Se realizan charlas sobre temas médicos y se brinda apoyo escolar.

Entre los que reciben asistencia en los Comedores de las Barrancas, hay gente que aún conserva sus casas, pero que cayeron en la pobreza extrema y necesitan que alguien los contenga, les brinde afecto. Buscan en el comedor un lugar de encuentro entre iguales en la desgracia.

Los que están en peor situación son los que no tienen un techo. Es gente que duerme en las plazas, en estaciones ferroviarias, o en todo hueco que los proteja del frío o la lluvia. En las plazas de Barrancas hay alrededor de treinta las personas que pasan las noches, expuestos al rocío, al frío y sobre todo, a la indiferencia de muchos vecinos y autoridades que los han incorporado al paisaje del barrio.

Los comedores se sostienen gracias a la solidaridad de muchos vecinos e instituciones de éste y otros barrios de la Ciudad, con donaciones de alimentos, ropas, medicamentos, atención médica y psicológica.

Carlos Durañona dice que siempre se necesita una mano para poder seguir con esta actividad. Se pueden donar alimentos: perecederos (carne, frutas, verduras) y no perecederos (arroz, fideos, calditos de carne, tomate triturado).

Asimismo se recibe ropa para todas las edades; pero en especial la de bebé. También útiles escolares, vajilla descartable, jugos para acompañar la comida.

Quienes estén dispuestos a dar una mano se pueden comunicar a: comedoresdebelgrano@gmail.com o acercarse al gomero de Barrancas en Zavalía, entre Juramento y Echeverría, los Jueves a las 21 horas.





 


 








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