ENTE
REGULADOR DE LA CIUDAD
Revelan que el tránsito vehicular y
el medio ambiente porteños, están al borde del colapso
El 90 % de la contaminación ambiental de la Ciudad de
Buenos Aires es producida por el transporte automotor. Y cada
año se incrementa un 10 % la cantidad de autos particulares
que circula por la Capital Federal.
Un reciente documento publicado por el Ente Unico Regulador de
los Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, que
preside Carlos Campolongo, puso en evidencia la delicada situación
que atraviesan el tránsito vehicular y el medio ambiente
porteños.
Los datos surgieron de la Jornada "Diagnóstico y Previsiones
sobre los Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires.
Los casos de la movilidad y la higiene urbana", llevada a
cabo por el organismo de control el 30 de noviembre último.
Allí expusieron el arquitecto Gustavo Diéguez, profesor
titular de Urbanismo de la Universidad de Palermo; Marcelo Vensentini,
ministro de Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires; el arquitecto
Miguel von Rozenberg, director del Ente Regulador de la Ciudad,
y el propio Campolongo.
"Diariamente ingresan 1.470.000 vehículos a la Ciudad
de Buenos Aires. También hay cerca de 1.800.000 autos patentados
y la cantidad de coches que circula aumenta un 10 por ciento más
cada año. Bajo estas condiciones, la proyección
para 2010 será de tres millones de vehículos atravesando
la Ciudad entre móviles propios y de la provincia.
Además hay 20 millones de viajes diarios entre transporte
público y vehículos particulares en el área
metropolitana, un 44 por ciento más que en 1970. Un programa
de las Naciones Unidas afirma que el 90 por ciento de la contaminación
ambiental en Buenos Aires pertenece al transporte automotor",
son algunas de las conclusiones del documento.
El informe también señala que la basura es el principal
problema ambiental que tiene la Ciudad y que el 30 por ciento
de las emisiones contaminantes que se producen en su ámbito
-parte de los gases responsables del efecto invernadero- proviene
del metano de los rellenos.
"No vamos a construir el paraíso terrenal en una
ciudad del siglo XXI, pero podemos aprender a convivir con este
malestar buscando el acatamiento a las normas y el cumplimiento
de los proyectos", expresó Campolongo.