NOTA
DE OPINIÓN
El código de Macri
A las innumerables críticas ya vertidas sobre el intento
de reforma del Código Contravencional que impulsa el Gobierno
porteño, se sumaron ayer las opiniones de la Defensoría
del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y el Observatorio de Derechos
Humanos que calificaron al proyecto como inconstitucional.
Por Analia Rodriguez- Red Eco
El proyecto del PRO que lleva las firmas de Mauricio Macri, su
jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro
de Justicia, Guillermo Montenegro, plantea modificaciones a seis
artículos del Código vigente. Entre ellas penaliza
a los "trapitos" y a los limpiavidrios en las calles
porteñas, a quienes porten capuchas y palos en las manifestaciones
y a quienes "intimiden a otra persona" o manifiesten
actitud de “merodeo” o "ensucien bienes con pintadas
o graffitis". Estas contravenciones podrían derivar
hasta en 40 días de arresto y 6000 pesos de multa si se
toman en cuenta los agravantes.
A su vez, contempla la creación de un sistema de denuncias
telefónico con los números 147 o 0800-333-Fiscal.
El Observatorio de Derechos Humanos, ONG, que durante el año
pasado realizó denuncias por el accionar de la Unidad de
Control del Espacio Público contra personas en situación
de calle y durante desalojos, declaró en un documento que
la modificación del Código es “violatoria
de los derechos a la igualdad y libertad, ineficaz para resolver
los problemas de seguridad en la ciudad, por estar sustentada
en reclamos infundados y por desviar la verdadera atención
que merece hoy la política de seguridad en la ciudad: la
puesta en funcionamiento de la Policía Metropolitana”.
En su intento de defender el proyecto Macri manifestó:
"Tengo un compromiso con la primera demanda de la gente,
acá y en todo el país, que es el de intentar recuperar
la seguridad, ya que la gente quiere sentirse tranquila en su
casa y en el espacio público", según lo publicado
por un diario de tirada nacional. A afirmaciones como estas es
que el Observatorio de Derechos Humanos responde en su documento:
“"el proyecto no se ocupa de establecer medidas preventivas
para, por ejemplo, los delitos de robos, o hurtos, que los porteños
sufren diariamente, incluso a metros de las Comisarías
de la Policía Federal y además ni siquiera se fundamenta
en estadísticas que demuestren que los cuidacoches, limpiavidrios
o los manifestantes con palos son aquellos que luego cometen delitos".
Pero en este marco cabe agregar que lo que se pretende es dar
más herramientas a las fuerzas policiales, legalizando
más detenciones arbitrarias en la ciudad, que se sumarán
a las que se producen por averiguación de antecedentes
y las faltas que ya existen en el código contravencional.
En este sentido un informe de la Defensoría del Pueblo
de la Ciudad de Buenos Aires revela que durante los dos últimos
años se incrementaron las denuncias por abusos policiales.
En veinte casos que analizó el organismo se constataron
-entre otras irregularidades pasibles de sanción penal-
el uso desmesurado de la fuerza, la utilización de armas
de fuego en situaciones que no lo requerían, la recurrencia
de comportamientos discriminatorios y el ocultamiento o la modificación
de hechos con el propósito de inculpar a quienes fueron
víctimas o exculpar a los uniformados.
El Informe Especial sobre la Violencia Policial en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires manifiesta que en todos los casos
se advierte que el uso de la fuerza resultó excesivo, desproporcionado
o irracional; que mayoritariamente se aplicó contra personas
y sectores sociales vulnerables; que no se respetaron los estándares
internacionales de protección a los derechos humanos y
que constituyeron o constituirían delitos dignos de ser
investigados por el fuero penal.
Pero para completar el círculo de impunidad que mantiene
vigente este accionar violento de la fuerza policial, y sin haber
hecho un análisis exhaustivo, el Informe también
contempla la actuación de las fiscalías intervinientes,
a quienes se acusa de no profundizar en las investigaciones y
de deficiencias en el impulso de las causas y los controles de
legalidad. Por ejemplo, se denuncia que las causas iniciadas por
violentos procedimientos policiales desarrollados en el marco
de desalojos, se encuentran archivadas, o bien paralizadas, como
así también que en ninguna de ellas se haya citado
a indagatoria a efectivos policiales.
A su vez el Informe expone que, en muchos casos, el impulso de
las causas depende de la presentación de los familiares
como querellantes pero no siempre se les da lugar para ello.
En conclusión, cuando se considera, como el Jefe de Gobierno
que la “batalla hasta el final” contra los trapitos
se inicia arrestando o multando a quienes realizan dicha actividad
sin tener en cuenta las mafias que hay por detrás de estas
personas, se utiliza la lógica por la cual para terminar
con el hambre la solución es asesinar a los hambrientos.
Fuentes: Defensoría del Pueblo - Observatorio de Derechos
Humanos – Correpi