BRUKMAN ENFRENTA PROBLEMAS
Las costureritas que dieron aquel buen paso
A pesar de ser una fábrica recuperada y haberle dado un
cachetazo al capitalismo hoy enfrentan la crisis internacional
con graves problemas. Esto los llevó a pedirle a la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner que estatice la fábrica.
Por Lorena Santa Cruz
lorenaisantacruz@gmail.com
“Se joden, se joden, Brukman es de los trabajadores”
era la consigna de aquella Semana Santa en la que la policía
cargó contra las obreras de esta fábrica textil que
solo querían trabajar. Todas tienen apariencia de madres,
de señoras sencillas, comunes y sin embargo se convirtieron
en el símbolo de la lucha obrera. Pasaron de ser empleadas
a dueñas. No sin problemas, no sin lucha, no sin llanto.
La historia de esos días ya está escrita, pero hoy
la Cooperativa 18 de Diciembre enfrenta nuevos desafíos.
En el contexto de esta última crisis del capitalismo las
maneras de luchar de estas obreras cambió. El viernes doce
de junio se reunieron con la Presidenta Cristina Fernández
de Kichner para solicitarle la estatización de la fábrica.
Una señora morocha, detrás de una recepción
recibe a los que llegan y a las que se van con una sonrisa. A
las tres termina el horario de trabajo para quienes están
en la fábrica. El arrebatador bullicio de las mujeres inunda
el aire: chistes, recomendaciones de donde comprar barato, algunos
chismes inocentes. Sale un solo hombre, un jovencito fumando un
cigarrillo que saluda muy atento. Las mujeres tienen el aspecto
de quienes están curtidas por el trabajo diario, con la
coquetería a flor de piel pero con la mirada de la batalla
que aún no se gana.
Naomi Klein, la autora del famoso libro “No Logo”
estuvo cubriendo la represión a las trabajadoras en el
año 2003 y describía lo que es una postal actual:
“ a primera vista, Brukman se parece a cualquier otra fábrica
textil en el mundo. Como en México y Toronto, Brukman mostraba
a mujeres con las cabezas gachas encima de sus máquinas
de coser, sus ojos fatigados y sus manos volando encima del tejido
y del hilado” (Fuente: http://www.naomiklein.org/articles/2003/04/brukman-battle).
Lo que le llamó fuertemente la atención fue ese
fenómeno de fábricas recuperadas que se dio en Argentina
a partir del año mil novecientos noventa y ocho. Junto
a Avi Lewis filmaron el documental “The Take” (La
Toma) que se pudo ver en la puerta de Brukman cuando lo estrenaron.
Allí muestran diferentes procesos que se llevaron a cabo
en el país y finaliza con la aprobación de parte
del Gobierno de que los trabajadores recuperen sus fábricas.
Celia Martínez admite que además de Klein estuvieron
otros periodistas canadienses y que una corresponsal llevó
su ejemplo y logró que un grupo de obreros recupere una
fábrica que estaba al borde de la quiebra.
Celia es una mujer redondita, de estatura pequeña, de cabello
claro, generosa en apariencia, paciente, es difícil imaginarla
derribando vayas y pegándole a policías o resistiendo
más de ocho meses en una carpa. Parece preocupada, aclara
que está en un día triste, quizás por eso
habla en un tono cansino, casi de resignación mientras
le corta los hilos a un saco azul a una velocidad sorprendente.
Estos tiempos de poco crecimiento en la economía las golpean
con fuerza. La industria textil es la más afectada cuando
se produce un impasse. Y la Cooperativa 18 de diciembre no es
la excepción. Se sincera, “funcionar, funciona. Nosotros
trabajamos. Pero es mucho más que trabajar. Con la situación
económica mundial es díficil.”
El abogado Luis Caro quien consiguió la expropiación
de la fábrica no está de acuerdo con eso, desde
el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por los
Trabajadores (MNFRT) dice que a pesar de la crisis en Argentina
se producen quinientos mil trajes por año y que de cambiar
la forma de trabajo de la cooperativa podrían hacerse de
una mercado de diez mil trajes, lo que les dejaría salarios
mayores a cinco mil pesos mensuales.
Para muchos sectores sociales, Brukman representa un símbolo
del movimiento obrero, un ejemplo de lucha, de resistencia, una
pequeña batallita ganada al patrón explotador.
La decisión de reunirse con la Presidenta Cristina Fernández
de Kichner fue votada en asamblea el miércoles diez de
junio. Algunas trabajadoras proponían que les soliciten
al Estado una ayuda para seguir subsistiendo. Pero Celia no considera
que eso sea lo ideal. Desde el comienzo de la lucha exigían
que la empresa fuera estatizada. Lo que genera oposición
dentro del MNFRT debido a que ellos reclaman el control de las
empresas por parte de los trabajadores no de dueños privados
ni del Estado. Luis Caro afirma “yo no sé que podría
hacer el Estado con las ganancias de Brukman, si es de ellas el
trabajo, la fábrica también. No es por lo que luchamos
nosotros, pero ellas opinan así y lo respetamos”.
En principio, porque Brukman es un símbolo de lucha y porque
tienen una posición de izquierda. Sin embargo la respuesta
proviene de una realidad que sólo ellas conocen: en los
mejores meses se llevan tan sólo mil pesos de sueldo. Y
hay semanas de poca venta en las que se deben conformar con cincuenta.
No pueden pagarse un monotributo tradicional y se conforman con
un monotributo social para poder acceder a una precaria cobertura
en salud. No pueden acceder a una jubilación el día
que se retiren y hay muchos trabajadores en edad de jubilarse
que necesiten seguir teniendo un ingreso. Las madres no cobran
el salario por hijos. Y cuando se enferman y no pueden ir a trabajar
no se les pueden pagar esos días.
“Nosotros estamos rasguñando la canasta familiar”
dice Celia casi resignada. Tenían encargado mil ambos para
una empresa, pero ahora les avisaron que van a ser menos de quinientos
según confirma Matilde Adorno con frustración. Sin
materiales no pueden comprometerse con las entregas, están
vendiendo sacos más baratos por discontinuidad de talles.
Es por eso que deben seguir con la venta a façon, es decir
que el cliente que demanda los provea de las telas y luego les
compre la producción. Entre los percheros se ven algunos
sacos de mujer, Matilde confirma que habían comenzado a
producirlos en el verano, pero debieron dejar de hacerlo por falta
de insumos.
Las obreras que son madres solteras no pueden llevar adelante
su familia con los salarios irrisorios que cobran. Y están,
no solo sujetas al trabajo que tienen, si no que al ser pocos
no pueden producir lo suficiente. Celia reclama “no hemos
podido despertar a este elefante dormido, ya no vemos la salida”
mientras que alega “para mí no es un subsidio hoy,
otro mañana, siempre no nos van a dar”.
Por esta época invernal afrontan otro problema, hay muchos
trabajadores ausentes por enfermedad y eso significa menos obreros
produciendo.
Ante la estatización de Aerolíneas Argentinas ellas
se ilusionan, porque es mucho más grande. Lo que desean
es que el Estado ponga en marcha la fábrica en todo su
potencial. Tienen seis pisos, de los cuales solo usan tres: el
segundo, el tercero, el cuarto y la planta baja que es atención
al público. Hasta hace poco las oficinas estaban cerradas,
comenzaron a formar a compañeras y compañeros para
que trabajen allí. Celia reclama, “a nosotros se
nos fue el tiempo sin darnos cuenta. No pudimos hacer mucho. Nosotros
queríamos una fábrica que funcione a gran escala.
No podemos seguir ingresando compañeros a la cooperativa
porque no les podemos pagar. Vienen de tener miseria, no le vamos
a dar más”. Consideran que el Gobierno debería
ver que hay muchas personas desocupadas a las que Brukman les
podría dar trabajo si funcionara al ciento por ciento.
Tienen planchas para planchar miles de prendas que no se usan,
muchas máquinas están paradas porque están
rotas.
Frente del edificio de la Cooperativa
18 de Diciembre
Ona Saéz y Tiendas Belgrano son algunos de los principales
clientes y cerraron recientemente un contrato con la marca Jack
Nicholson para fabricarle los trajes, pero la entrega va a ser
progresiva. Muchos clientes se mantienen desde la época
de los hermanos Brukman, algunos ya no están y hay muchos
nuevos. Pero la producción se complica cuando, como pasó
recientemente, se rompe una máquina. Arreglar la bolsillera
cuesta miles de dólares, que la cooperativa no tiene. Con
el último subsidio del gobierno habían comprado
una ojaladora que costó cientos de miles de dólares.
Los cacerolazos del 20 de diciembre sorprendieron a estas mujeres
y a los pocos hombres de Brukman pasando la noche en la fábrica
porque no tenían dinero para volverse a sus casas. Habían
creído en la palabra de los dueños que prometieron
regresar con el dinero que les debían. Lo que no sabían
es que esperarían mucho tiempo y en medio de esa espera
terminarían siendo ellas y ellos los dueños legítimos
de la empresa. Se van a cumplir ocho años de aquel momento
y Celia se entristece al decir que “no salió como
esperaban.”
Muchos hombres no estaban de acuerdo con pedirle a la Presidenta
la estatización de la fábrica. Celia plantea que
ellas no son como los hombres, que además de ponerse la
fábrica al hombro también lo hacen con la familia
y el hogar.
La reunión con Cristina Fernández de Kichner fue
en una visita que la Presidenta realizó a la fábrica
recuperada “Los Constituyentes” ubicada en Vicente
López, se llevó a cabo el viernes 12 de junio. Estuvo
el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli,
el
Secretario de Comercio, Guillermo Moreno y Enrique García,
el Intendente de esta localidad. Para las trabajadoras la reunión
fue positiva, ya que de las cien fábricas que querían
hablar con la Presidenta, sólo siete pudieron acceder y
allí estaba Celia en representación de su cooperativa.
Por una cuestión de tiempo no pudieron realizarle el pedido
de estatización, pero sí pudieron entregarle una
nota. La humildad de esta obrera la lleva a confesar entre risas
“yo no me atrevía a darle un beso, le estiré
la mano, pero ella me besó; estaba muy nerviosa”.
Cristina Fernández se comprometió a tomar el caso,
analizarlo y en un futuro reunirse con los trabajadores. Según
Celia es un momento difícil para solicitarle al Estado
que se haga cargo de la fábrica dado que hay “otros
compañeros en peor situación, nosotras ya estamos
adentro, por eso es complicado que nos den prioridad”, se
resigna. Pero a pesar de todo, estos trabajadores tienen fe. Y
eso se nota en los rincones de la fábrica, abundan los
pósters de Jesucristo con sus brazos abierto y las cruces
que penden en la pared.
De los hermanos Brukman les llegan noticias. Lo paradójico
es que parecen no haber aprendido la lección. Abrieron
un taller para fabricar pantalones de vestir y progresivamente
dejaron de pagarle a los trabajadores hasta que otro día,
repitiendo la historia, desaparecieron. Un obrero desocupado llegó
desesperado a Jujuy 554 a pedirles que le pasen el contacto de
su abogado para iniciarles juicio. Celia se ríe con una
mueca de desolación pero no de acostumbramiento. A pesar
de la crisis ahora pueden estar tranquilas de que ningún
dueño rico va a desaparecer con su dinero. Se tienen la
una a la otra. Y finalmente parece que las obreras tenían
razón: “estamos demostrando que los patrones no son
necesarios”, dice Celia con firmeza.
La pequeña mujer que enfrentó a los policías
Corre de un lado a otro, atiende el teléfono, le hace
chistes a los clientes y tiene tiempo para revisar los sacos que
saldrán a la venta. Matilde Adorno, con su guardapolvo
celeste, su nombre bordado en letras cursivas azules es una señora
común a simple vista. Tiene el cabello corto, unos reflejos
dorados a la moda. Esta señora que podría ser la
madre o la tía de cualquier argentino es un símbolo
del movimiento obrero a nivel mundial.
Los que tienen memoria deben recordar como ante las cámaras
nacionales e internacionales esta mujer de corta estatura y de
cuerpo menudo tomada del brazo de tres compañeras empujaron
las vayas que no las dejaban entrar a su fábrica y corrieron
frente a una multitud de policías armados. “Yo soy
consciente de lo que es Brukman, porque yo fui la que me comí
las balas de goma y la que se murió de frío ocho
meses en una carpa”.
La valentía de Matilde se nota en su paso firme, en sus
palabras justas. Cuando hace remitos, atiende el teléfono
es una mujer seria. Pero se da el tiempo para la risa, como cuando
le dice a un cliente: “en el remito pongo actor churro,
porque no me acuerdo tu nombre”.
A pesar de no tener patrones en la fábrica, Matilde parece
marcar el paso, su rapidez para todo y ese don que tienen las
mujeres de hacer varias cosas al mismo tiempo le permite sostener
el teléfono en un hombro mientras deshilacha un saco. Corta
y corre hasta la tienda, vuelve y le da instrucciones a Celia:
“hace matecito de leche.”
Intrépida, luchadora, de carácter notoriamente
fuerte. No parece desalentarla absolutamente nada, ni la crisis,
ni el bajo salario que recibe por tanto trabajo. Es que esa lucha
que le costó tanto a ella y a sus compañeros dio
sus frutos, hoy Brukman les pertenece.
Matilde Adorno junto a un cliente
invitándolo a probarse un saco.
El defensor de pobres e inocentes
El abogado Luis Caro es el Presidente del Movimiento Nacional
de Fábricas Recuperadas por los Trabajadores (MNFRT). Comenzó
en el año 2000 cuando todavía cursaba el último
año de su carrera. Vive en Avellaneda y su esposa lo acompaña
a todos lados, además de manejar su agenda. La primer empresa
en la que intervino fue Unión y Fuerza porque era delegado
de la Pastoral Social de la Iglesia Católica. Por ese entonces
su esposa estaba como Concejal en la Municipalidad de Avellaneda.
Es el abogado de las obreras de Brukman. Nos recibe en la Cooperativa
Vieytes (ex Ghelco) en Barracas. De traje azul y camisa blanca
este hombre de alta estatura y tez morena habla con una simpatía
que no suele caracterizar a los abogados.
Periodista:- En el caso de Brukman, las obreras manifestaron
que en los mejores meses están llegando a $1000. Celia
Martínez dijo que están rasguñando la canasta
familiar. ¿Por qué algunas empresas recuperadas
son fuertemente golpeadas por la crisis económica actual
y otras no?
Luis Caro: - Hay que ver dos o tres elementos con Brukman. Ellas
tuvieron, lamentablemente, en su momento mucha inserción
de los sectores de izquierda y de ultraizquierda. Me convocaron
después de que las habían desalojado, yo hice todo
el trámite para que ingresen nuevamente. Y ellas quedaron
con la impronta de producir cuando les traían el trabajo,
no salen a vender. Vos entrás y no se sabe si ahí
se venden trajes. Trabajan a façon, eso se puede hacer
en la etapa inicial nada más. Después tenés
que salir a vender tus propios productos. Van a trabajar dos o
tres veces menos, pero van a cobrar mucho más, porque venderían
sus productos terminados. A ellas les pagan más o menos
cincuenta pesos por cada ambo que hacen, y en el mercado se vende
a seiscientos o setecientos pesos. Ellas tienen que apuntar a
eso, todavía no lo hicieron. Todavía no pueden llegar
a levantar el nivel de subsistencia. Creo que eso es el cambio
de conciencia que debe darse. Ellas siempre trataron de conseguir
subsidios, créditos, clientes que lleven trabajo en lugar
de conseguir clientes que les compren el producto. Cada vez que
voy se los digo. Tienen que tener un sistema de ventas, corredores
y salir a vender.
P:- Ellas manifiestan que al no estar trabajando al ciento por
ciento, no pueden producir a gran escala...
LC: - ¡Pero si pueden producir a gran escala para el façonero!
Como trabajan a façon y la diferencia es poca tienen que
producir mucho, así incorporaron el doble de personal.
Pero va todo a sueldos y como son el doble tienen que repartirse
más. Trabajar para otros es ser empleados gratis.
P:- ¿Cómo los va a beneficiar la reforma de la
Ley de Quiebras que ustedes, desde el Movimiento de Fábricas
Recuperadas le propusieron a la Presidenta?
LC:- Con la ley actual, el Juez de la quiebra debe ordenar el
inventario de los bienes, el desalojo del establecimiento y la
clausura. Excepcionalmente el Juez puede ordenar que continúe
la explotación, si dejamos que eso ocurra, los Jueces nunca
la van a dar. Ahora con los trabajadores organizados en cooperativas,
con las fábricas recuperadas, es normal que el Juez los
deje. Ahora, la reforma se está haciendo en los hechos.
Lo que nosotros proponemos es que sea un derecho de los obreros
la posibilidad de quedarse en forma automática.