subte odisea para los discapacitados
La falta de ascensores es una barrera que
impide el acceso
Por Franco Ruiz
El subte es, para los discapacitados, el transporte más
cómodo y económico, ya que pueden circular en él
sin tener que desarmar sus sillas de ruedas. Sin embargo, les
cuesta usarlo, pues la mayoría de las estaciones no cuenta
con ascensores para discapacitados: de las 68 que hay, sólo
7 los tienen. En un fallo de primera instancia, la Justicia ordenó
a Metrovías y al Estado readecuar las estaciones para el
uso de los discapacitados. Pero la concesionaria apeló
la decisión, al entender que las leyes sólo la obligan
a adecuar las estaciones por construir y no las existentes.
Córdoba y Junín, la zona de las facultades. Es
mediodía, y entre cientos de transeúntes apurados
"Paco" Siquot, sobre su silla de ruedas, busca con esfuerzo
la rampa. Al fin, cruza la avenida, se escurre entre la gente
y llega al ascensor de la estación Facultad de Medicina,
rumbo a Palermo.
"Este ascensor muchas veces no funciona. Y tiene la entrada
muy angosta. Yo paso porque soy delgado, pero alguien con una
silla más ancha por acá no pasa", dice. En
la estación Palermo, Siquot enseña cómo descender
por una escalera empinada hacia el andén. La encara de
espaldas a la estación, colgado de las barandas, y en esa
posición baja peldaño por peldaño.
Daniela Vallejos, del Centro de Integración Libre y Solidario
de Argentina (Cilsa), explica que es muy difícil acceder
al subte. "Las escaleras mecánicas y los molinetes
de acceso son los principales obstáculos: son muy angostos
y las sillas se atascan. Yo uso un bastón canadiense, tengo
poco equilibrio; llegar al subte es una odisea", confiesa.
"Hay taxistas que rehúsan llevar a discapacitados
para no tener que plegar la silla de ruedas y cargarla en el baúl.
Y hay colectivos que no tienen rampas, por lo que muchas veces
hay que dejar pasar varios hasta que llega uno con rampa",
se queja Vallejos.
Dice el abogado Alejandro Carrió, presidente de la Asociación
por los Derechos Civiles (ADC), autor de la acción de amparo
acogida por la Justicia y apelada por la prestataria del servicio
del subte: "Da pena ver cómo la gente que tiene alguna
discapacidad motriz tiene que pasar por un montón de instancias
judiciales para hacer valer sus derechos, contemplados en la Constitución".
Sofía Belgeri, de Desde la vida, afirma: "Hay una
gran ignorancia; nadie se pone en el lugar del otro".
"Al no haber ascensores, tengo que pedir ayuda a gente que
no conozco, y eso es muy peligroso. A menudo sucede que se ofrecen
a ayudarme a bajar las escaleras personas mayores que no tienen
fuerza. Cada tanto me caigo o alguien sale lastimado", asegura
Siquot.