Fecha de Publicación:07/7/06 |
Redacción ParqueChasWeb |
MEDIOS
Mala señal en el canal Ciudad Abierta
La semana pasada llegó a nuestra redacción, un correo
electrónico de quienes hasta hace 15 días fueron los
responsables artísticos de la señal de cable Ciudad
Abierta, en el que nos informaban de los motivos de su alejamiento
del canal público de la Ciudad de Buenos Aires.
Alejandro Montalbán, Gabriel Reches y Damián Tabarovsky
debieron renunciar "por voluntad del jefe de Gobierno Jorge Telerman".
Dicen que desde que asumió el ex secretario de Cultura de la
gestión de Aníbal Ibarra no fueron atendidos siquiera
una vez por alguna autoridad del área de comunicación,
y ni siquiera recibieron la más mínima opinión
sobre el perfil de la programación o sobre la política
de comunicación del nuevo gobierno. En otro párrafo
de la carta agregaron que "durante esos meses fuimos objeto del
maltrato oficial, de toda clase de recortes de recursos, de banales
conspiraciones cotidianas, de falta de financiamiento, hasta el punto
de tener que detener la producción de los programas".
En conversación con ParqueChasWeb, Octavio
Getino (coordinador del Observatorio de Industrias culturales porteño)
opinó sobre este tema: "Según mi parecer, su gestión
representó un avance sustantivo con relación a otras
gestiones de ese canal, al poner en marcha un proceso de mejoramiento
en la programación y en los contenidos del mismo. Al menos
despertó, en gente como uno, altas expectativas sobre la posibilidad
de que nuestra ciudad tenga, finalmente, un canal donde los porteños
(y los argentinos) podamos sentirnos realmente informados y representados.
No conozco las razones de su alejamiento -y eso es tan lamentable
para la opinión pública (y para uno)- como la decisión
de cesarlo en su gestión. Pero sin ser del todo fatalista,
creo que estos cambios, antes que vivirse como dramáticos,
se inscriben en una realidad más amplia -la que realmente importa-
como es la de que los sistemas de radiodifusión nacionales
siguen rigiéndose con la ley impuesta hace casi un cuarto de
siglo por la última dictadura militar.
Lo dramático no es tanto el cambio de un tipo de gestión
por otro -Canal 7 es un paradigma de estos vapuleos- sino la persistencia
de complicidades en la mayor parte de la dirigencia política
y empresarial nacional -y también de muchas dirigencias sociales
y culturales- que siguen mirando para otro lado, importándoles
muy poco sobre la situación de un medio, como es la televisión
(nacional, provincial o local), que incide como ningún otro
en la educación, la cultura y la formación de las nuevas
generaciones y de todos nosotros.
Confío sin embargo en la superación de estas carencias,
aunque también estoy convencido de que ellas sólo podrán
ser superadas cuando se las someta al debate público y transparente
de la ciudadanía, responsable principal a fin de cuentas, de
lo que sucede en este campo de la comunicación y la cultura
-y también de la política nacional".
ParqueChasWeb pudo hablar también con Gabriel Reches, uno de
los ex directores de la señal Ciudad Abierta.
-Gabriel, ¿De quién depende actualmente Ciudad Abierta?
-Ciudad Abierta es una señal de cable
que pertenece al Gobierno de la CIudad de Buenos Aires. Antes dependía
de la ya inexistente subsecretaría de comunicación
social. Ahora, en el organigrama diseñado por la gestión
Telerman, depende de la Secretaría de Prensa y Difusión.
Esto en sí mismo representa una involución, ya que
un canal que debería manejarse con espíritu público,
plural e independiente (para transformarse luego en un canal público),
hoy depende formalmente de un área cuya función es
difundir las acciones de gobierno.
-¿Cuáles fueron los argumentos para solicitarles
el alejamiento del canal?
- No hubo argumentos para echarnos de la gestión del canal.
Nos dijeron lo mismo que reproducen los medios de comunicación
como voz oficial: "se cumplió una etapa, es voluntad
del jefe de gobierno".
Estas dos declaraciones son muy preocupantes.
La primera, porque en las las escuelas, los medios de comunicación
públicos, y todos los organismos de interés público
que organizan la gestión con ciclos anuales y períodos
de receso, las etapas se cumplen a fin de año. Esto significa,
que lo que ha hecho el gobierno no es esperar a que se cumpliera
una etapa, sino dejar trunca una gestión exitosa, interrumpir
una etapa exactamente en la mitad, sin que mediaran argumentos.
En televisión los programas comienzan a pensarse y producirse
con antelación. Nuestro alejamiento deja por la mitad ciclos
que debían estrenarse entre julio y septiembre, y que involucraban
a gente muy valiosa que se acercó desinteresadamente a la
señal, como Fabio Alberti, Elias Neuman, Albertina Carri,
etc..
La segunda declaración, en la que el Secretario de prensa
y difusión alude a la voluntad del jefe de gobierno, también
nos parece complicada. Creemos que en una democracia, y en una sociedad
como la porteña, los ciudadanos necesitamos que quienes gobiernan
argumenten sus decisiones de un modo un poquito más complejo.
El sí o el no "porque lo quiero yo" no es deseable
en sociedades maduras.
-¿Se discutió sobre contenidos artísticos
o esto es puramente un tema político para darle otro perfil
al canal?
- En estos meses nadie en el Gobierno de la Ciudad ha discutido
con nosotros, ni hablado, ni preguntado sobre contenidos, ni cuestiones
artísticas. Nos hubiera gustado saber qué se proponía
la secretaría de prensa y difusión como política
púbica de comunicación e incluso, nos hubiéramos
ido contentos si comprobábamos que más allá
de nuestro despido la experiencia de la señal quedaba protegida.
Pero así como no fuimos informados sobre los reales motivos
de nuestro alejamiento, tampoco conocemos cuál es o será
--si es que la hubiera-- la política de comunicación
pública en la ciudad. El secretario de medios habló
de cierta continuidad en la señal, y de la voluntad de respetar
los compromisos asumidos. En ese caso, más allá del
dolor personal por nuestro alejamiento, estaremos muy contentos
por entender que no se ha rifado una experiencia cultural valiosa.
-¿Cuál es el balance que hacen ustedes de esta
experiencia que les tocó conducir, y en qué se pierde
con el alejamiento de ustedes?
- Nuestro balance de este año y medio de gestión es
positivo. En lo individual, Ciudad Abierta marca una bisagra en
nuestras biografías. Porque asumimos convencidos de que se
podía trasnformar a una señal con serios problemas
de legitimación, en una experiencia plural e independiente
de comunicación pública, que democratizara la pantalla,
que articulara diversas miradas. publico sinonimo. Porque una ciudad
tan compleja como Buenos Aires solo puede ser representada de un
modo complejo. Esto fue posible involucrando a todos los trabajadores
del canal, y a diversos discursos sociales, corrientes estéticas,
tendencias cinematográficas, líneas de pensamiento
y discusión intelectual.
Nos parece que parte de esto ha sido logrado, que en estos años,
al sintonizar Ciudad Abierta quedó claro que lo visto era
el resultado de un proceso de construcción colectiva.A la
vez, si medimos la gestión con los parámetros tradicionales
del mercado, podemos decir que fue una gestión exitosa, porque
con bajo presupuesto la señal se trasnformó en el
canal de interés general local más sintonizado en
la ciudad de Buenos Aires.
Ojalá la nueva dirección tome este estado de cosas
como un piso irreversible, y no vuelva el tiempo atrás, imponiendo
un canal uniforme y expulsivo. Pero nos da pena que este proceso
en la ciudad vaya a contramano de lo que sucede en el país,
ya que la experiencia de Ciudad Abierta entra en crisis justo en
el momento en que el gobierno nacional da señales claras
de buscar un cambio positivo en canal siete, con una nueva conducción
y un proyecto de renovación que parece importante.
-¿Necesitás agregar algo más?
-Ciudad Abierta es un canal que depende formalmente del Gobierno
de la Ciudad. Nosotros quisimos que funcionara con espíritu
público. Pero a la vez, quisimos reponer al concepto de lo
público, atributos que había perdido. Quisimos que
público fuera sinónimo de riesgo, de independiencia,
de pluralidad estética y política, de intensidad,
de eficiencia, de alternatividad.
Buscamos un consejo asesor ad honorem compuesto por personalidades
indiscutibles de la cultura, trabajamos sobre una ley pública
de medios, desarrollamos productos culturales de bien público
que salieron de la pantalla e incluso hoy son utilizados por organizaciones
sociales como herramienta de prevención y, fundamentalmente,
quisimos llevar adelante esta experiencia con un sentido democratizador.
Queda pendiente en la sociedad, una discusión sobre el rol
de los medios públicos, sobre qué tipo de comunicación
queremos, sobre el modo en que, mucho más allá de
los nombres, una política pública puede quedar protegida
de los avatares del poder.
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