Parque Chas, un laberinto de calles curvas
El barrio, que se ubica entre avenida Los Incas, Triunvirato, La Pampa y avenida de los Constituyentes, encierra distintos misterios que alimentan la riqueza de Buenos Aires. Cómo se formó y cuál es su riqueza patrimonial.
En Buenos Aires hay distintos barrios que desafían las convenciones tradicionales sobre el trazado urbano, transformándose en un oasis de tranquilidad por estar alejados del bullicio que caracteriza la ciudad. Estos son los barrios parque y, entre ellos, hay uno que destaca por sobre los demás, ya que fue el epicentro de distintos mitos urbanos alimentados por los vecinos desde su creación.
Parque Chas es uno de los 48 barrios de CABA, está ubicado hacia el norte y se caracteriza por sus calles curvas y laberínticas, y su estilo pintoresquista. A diferencia de otros proyectos planificados por el Estado, como Barrio Parque en Palermo o los creados por la Comisión Nacional de Casas Baratas, fue desarrollado enteramente de forma privada.
Ante este crecimiento, el Estado empezó a desarrollar distintos barrios con la intención de terminar con el déficit habitacional y hacinamiento que se vivía en los conventillos de San Telmo y La Boca. Así surgieron proyectos como la Comisión Nacional de Casas Baratas, entre otros barrios impulsados por el Estado. Por otro lado, todavía había grandes terratenientes en la Ciudad, en terrenos inhóspitos hasta ese momento.
Magdalena Eggers, arquitecta de la UBA y especialista en normativa, investigó el desarrollo del barrio en su tesis: “Vivirán en un paraíso, la irrupción de Parque Chas en la grilla porteña (1911-1925)”, para la maestría en Historia, Arquitectura y Cultura de la Ciudad de la Universidad Torcuato Di Tella.
Según Eggers, Parque Chas fue el único emprendimiento privado en la zona, que se pudo llevar a cabo eficientemente dado que las tierras estaban alejadas de la zona céntrica de la Ciudad. Esto facilitaba que inmigrantes pudieran acceder, con un sueldo de un ingreso fijo, ya que los terrenos eran pequeños y tenían una buena financiación.
Esas tierras alejadas eran propiedad de Vicente Chas y promocionadas por martilleros mediante avisos publicitarios en importantes diarios, como La Nación, donde se prometía el acceso a una vivienda, siendo uno de sus títulos más atractivos, “El sueño de la casa propia” o “Vivirán en un paraíso”, nombre que llevó su tesis del año 2019.
Los remates de tierras eran eventos multitudinarios en los que no solo acudían inversores, sino personas atraídas por la buena música, ya que era habitual que tocaran conjuntos musicales o a la comida, ya que se organizaban asados, con tal de atraer público. También sostiene en su tesis que el oficio de martillero público fue fundamental para el desarrollo de los pueblos y las ciudades desde la fundación de Juan de Garay en adelante.
La arquitecta señala que el nombre de las calles con nombres europeos se debe a que la mayoría de los que compraron los lotes eran de origen europeo y generalmente los nombres de las calles en los barrios parques eran alegóricos, como en Ciudad Jardín del Palomar que llevan nombres de aviadores. Así es que la zona se destaca por el nombre de sus calles, como son Cádiz, Londres, Berlín, Oslo, Liverpool, Moscú, Belgrado, entre otros.
El Estado empezó a desarrollar distintos barrios con la intención de terminar con el déficit habitacional
El movimiento pintoresquista y las calles curvas
Uno de los misterios por los cuales sobresale Parque Chas es la orientación curva de sus calles, que se diferencia de las tradicionales calles rectas que componen la mayor parte de la Ciudad de Buenos Aires. Según la investigación de Magdalena Eggers, no hay pruebas fehacientes que demuestren el propósito que tuvo el diseño curvo, pero sí se pudieron basar en planos arquitectónicos del arquitecto Julio Dormal, hijo del arquitecto francés Jules Dormal, que trabajó en grandes obras como el Teatro Colón o el Congreso de la Nación.
Quienes presentaron el proyecto de la construcción del barrio en el Concejo Deliberante fueron ingenieros recién recibidos, por lo cual no hay mucha información sobre por qué ese diseño, pero sí, según los planos de Dormal, puede deberse a buscar un mayor aprovechamiento de los terrenos.
El movimiento pintoresquista fue un movimiento que tuvo auge en Europa durante el Siglo XIX en el que, debido al agotamiento de las zonas urbanas, se buscó desarrollar barrios en las afueras que estuvieran en contacto con la naturaleza, buscando una vida más “silvestre” y una mejor calidad de vida. Esta concepción arquitectónica empezó a cobrar relevancia a comienzos del siglo XX en Argentina, con la construcción del Barrio Aguirre en San Isidro, el Barrio Parque en Palermo y “La isla” de la Recoleta. Más tarde, otros barrios como el Rawson de la Comisión Nacional de Casas Baratas y el Juan Domingo Perón de Saavedra siguieron con esa misma concepción y en la actualidad es muy común que los countries repliquen este modelo.
Parque Chas pasó en poco tiempo de ser tierra deshabitada a cambiar completamente su trama, siendo loteados los campos pertenecientes a Vicente Chas que delimitaban Av. De los Incas y La Pampa, con la construcción de distintos chalets sobre La Pampa, calle que separa el barrio de Villa Urquiza. Así es como el barrio irrumpe en la escena porteña en 1925.
De crear un nuevo Belgrano R a un barrio obrero
En un principio las aspiraciones de quienes comercializaban las tierras era replicar lo que se había hecho en Villa Mazzini, hoy Belgrano R, en donde se habían creado residencias de categoría y se había instalado parte de la clase alta argentina, sobre todo la relacionada al negocio de los ferrocarriles, en auge en esa época.
Buscando este objetivo, decidieron que la zona debería ser residencial, por lo cual no podían instalarse negocios, ni fábricas cerca y se crearon chalets que atravesaban la calle La Pampa, dividiendo la quinta de Chas. Los chalets eran muy bien comercializados en los diarios, con títulos como “El sueño de la casa propia”.
Según lo que destaca Eggers, ese tipo de chalets tienen una similitud con los famosos chalets de Mar del Plata y son símbolo del estilo pintoresquista. “Algunos lograron conservarse en buenas condiciones con respecto a esa época y otros lamentablemente fueron cambiando totalmente y eso es una lástima, ya que antes no había conciencia sobre el patrimonio como hoy”, destaca con respecto a estas construcciones.
Finalmente, este objetivo no se pudo plasmar, ya que los terrenos estaban totalmente alejados y era muy difícil acceder con los medios de locomoción de esa época y se debieron vender a un precio relativamente barato, por lo cual fueron adquiridos por los inmigrantes que buscaban su sueño de tener su casa propia. Esto fue cambiando la morfología del barrio, conformando un barrio de clase trabajadora ascendente, que tiene las características que hoy en día lo destacan, como tranquilidad, un gran número de plazas entre las que se encuentra la Plaza Nobel, Éxodo Jujeño y la plaza en honor a Dominguito Sarmiento, el hijo fallecido del ex presidente. El proyecto, pasó a ser lo que es hoy en día, un barrio vinculado a la clase trabajadora y la inmigración argentina.
Un nuevo barrio
La arquitecta, especialista en normativa, destaca que si bien la historia de Parque Chas es bastante amplia, con 99 años de historia, también se produjo un punto de inflexión en diciembre del 2005 cuando finalmente fue declarado barrio según la Ley 1907, por la Legislatura porteña. Esto fue debido a los reclamos de los vecinos que buscaban desprenderse de Agronomía.
A lo largo de la historia tuvo otros nombres como La Internacional y Villa General Victorica, y perteneció a Agronomía, excepto en 1976 que según una ordenanza municipal se le dio entidad de barrio, hasta que esta ordenanza fue derogada por el gobierno militar. “Que haya sido barrio por esta ordenanza, posibilitó que la Legislatura lo agregue como un barrio más de la Ciudad de Buenos Aires, aunque tuvieron que cambiar los límites y nos dijeron que nos conformemos con eso por el momento”, agrega.
Es así que desde el 2005 nace un nuevo barrio, dividiéndose en Parque Chas Histórico, que comprende desde La Pampa, Triunvirato, Victorica y Constituyentes y agregando una nueva parte que bordea el Parque de la Facultad de Agronomía, entre las calles Chorroarín, Combatientes de Malvinas y Llerena, denominándose la parte “no histórica”.
La conformación actual del barrio, dividiéndose en la parte «histórica» en color rosado y la «no histórica» que pertenecía anteriormente a Agronomía en naranja.
Por último, Eggers destaca que Parque Chas Histórico está protegido contra la zonificación, por lo cual no pueden construirse edificios nuevos, cosa que no pasa en la parte “no histórica”, ya que ahí se están construyendo innumerables proyectos inmobiliarios, aprovechando la cercanía con la estación de subte Los Incas. Esto es algo que molesta a los vecinos, ya que los servicios como el agua empiezan a funcionar mal siempre que hay obras alrededor.
En la actualidad, los vecinos están conformes con que no se pueda construir a altura y con la cantidad de plazas que tiene la ciudad, por lo cual no piden ningún parque nuevo, ya que el Parque Agronomía es transversal al barrio y es aprovechado por los vecinos para disfrutar tiempo al aire libre.
Mitos y leyendas urbanas
Hay muchos mitos que circulan alrededor de las calles del barrio que limita con Agronomía y Villa Urquiza como, por ejemplo, la intersección con una calle del mismo nombre que llega a cruzarse con sí misma. La calle Bauness se cruza con sí misma, ya que nace en la plaza Echeverría de Villa Urquiza y absorbe el círculo de la calle Cádiz que nace en Los Incas y Triunvirato, siendo una calle curva y circular.
Otro mito es que, por sus calles laberínticas, es difícil salir del barrio y se puede únicamente por las calles sin nombre de ciudad europea. Además, no circulan más colectivos porque uno desapareció directamente ya que ahí se conectarían dos universos paralelos. Estos mitos fueron alimentados por los mismos vecinos, según las palabras de Magdalena Eggers, ya que no querían perder la tranquilidad del barrio que lo caracteriza y fue llegando más gente con la nueva conexión del subte B y el GPS.
La literatura y el cine también alimentaron estos misterios, con la novela El Cantor de Tango, de Tomás Eloy Martínez, Cartas Marcadas de Alejandro Dolina y la película 5.5.5 sobre el artista Benjamín Solari Parravicini, protagonizada por Antonio Birabent. Parque Chas es un libro, una poesía en sí mismo, un barrio que forma parte del patrimonio, la historia, la cultura y la música de Buenos Aires.
Fuente: El Auditor/Juan Ignacio Figueroa