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Los grandes Parques Urbanos de Buenos Aires hacia 1900: EL «PARQUE AGRONOMIA»

 

 

 

 

ParqueChasweb publica el presente trabajo elaborado por la doctora Sonia Berjman y presentado en el Sexto Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina organizado por la Academia Nacional de la Historia, en la ciudad de Río Cuarto en el mes de septiembre de 1987.

 

 

La urbanización de Buenos Aires, iniciada hace más de cuatro siglos, se ha ido desarrollando a distintos ritmos e intensidades, respondiendo además, a diversos esquemas en su trama urbana.

 

De ahí, que en nuestra ciudad coexistan zonas de traza ordenada , como en su centro histórico, con otras que -surgidas en la expansión- se dieron en la subdivisión de propiedades respetando los accidentes naturales , los quiebres y los cambios de rumbo.

 

La heterogeneidad, la complejidad y la oposición orden-desorden, son ya rasgos intrínsecos del urbanismo porteño.

 

Dentro de este proceso de conformación espacial que aun hoy continúa, la ciudad sufrió un vuelco espectacular a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, cuando su estructura adquirió indeleblemente la impronta de la gestación continua de barrios, sin duda alimentados por el establecimiento de una inmigración y de una red tranviaria que nunca dejaban de crecer.

 

Al mismo tiempo se fue afianzando una neta diferenciación entre el centro y los suburbios que acogieron a estos nuevos asentamientos. Las ideas urbanas europeas que se importaron, consecuentemente, se aplicaron en el área de asiento del poder político, institucional y financiero, dejando libre al azar todo lo que fuera «suburbano».

 

Los polos de atracción de las industrias, los mercados, los cementerios, las estaciones ferroviarias, las villas veraniegas, o las ventas de terrenos por una siempre activa especulación inmobiliaria, fueron los condicionantes de los recién nacidos vecindarios.

 

Dentro de esa realidad, la infraestructura de espacios verdes se ha ido adecuando, lentamente, a las necesidades surgidas luego de la federalización, para servir a una sociedad en continua transformación y que requirió tanto «salones al aire libre» para encuentros de la elite, como parques para » el verdadero pueblo» como reclamaba Juan B. Buschiazzo.

 

Las plazas de barrios se habían ido multiplicando, por previsión de los loteadores o por presión de los vecinos, constituyendo los corazones de las innumerables » Villas » surgidas los arrabales.

 

Los grandes parques con que contó desde entonces la ciudad , como el Saavedra, Lezama, Ameghino, Patricios, Chacabuco, Los Andes, Avellaneda o Centenario , se ubicaron dispersos en la dilatada geografía porteña, en una visionaria acción que nunca más seria repetida- en cantidad y calidad- y establecieron casi definitivamente la relación entre áreas verdes y espacio construido.

 

 

 

EL BARRIO DE AGRONOMIA:

 

Agronomía, uno de los barrios más nuevos nacidos en el siglo pasado, y – al igual que los otros vecindarios de la ciudad – posee tanto características propias como aquellas comunes a todos.

 

No hay duda de que el sentimiento de arraigo, de pertenencia, de identificación, con su calle, su esquina o su café, es el común denominador del porteño, y por ende también lo es del habitante de Agronomía, aunque el entorno físico le sea peculiarmente individual. Y es a ese entorno físico al que queremos referirnos al analizar el devenir de un proyecto largamente acariciado y nunca oficialmente concretado: el Parque de Agronomía también conocido como «del Oeste», «Central», «Nacional», y «Buenos Aires».

 

El Barrio de Agronomía, municipalmente hablando, se encuentra delimitado por las avenidas La Pampa, Salvador María del Carril, San Martín, Chorroarín, y Donato Álvarez. En la intersección de Del carril y San Martín el limite pasa por la calle Campana, única arteria no avenida de su contorno.

 

Por su población estable ocupa el 32° lugar entre los 46 barrios porteños, siendo uno de los menos poblados de la Capital. Tal vez esto se deba a que en sus 400 Ha. De superficie solo se encuentran delineadas 230 manzanas, siendo el resto áreas verdes o sin urbanizar donde se asientan varias instituciones oficiales.

 

Nuestro barrio está conformado con el aporte de dos zonas históricamente bien diferenciadas: una, la heredera de parte de la Chacra de los Jesuitas; la otra, del antiguo «Talar de Altube» correspondiente al trazado original de Villa Devoto, el que así queda seccionado arbitrariamente.

 

La extensión que había pertenecido a la legendaria Chacarita de los Colegiales sufrió múltiples cambios por litigios referentes a la tenencia de las tierras, tema que por lo complejo merece un estudio aparte, pero importa porque es el que ha determinado muy claramente su conformación espacial actual.

 

En resumen, diremos que el periodo de ocupaciones ilegales y de juicios reivindicatorios que siguió a la expulsión de los religiosos aún no ha terminado, tal es el caso del llamado «potrero de Etchevarne» o » Albergue Warnes», que de acuerdo a la división barrial se ubica en Paternal pero está indisolublemente unido a Agronomía.

 

Hacia fin de la década de 1880, el Estado se propuso recuperar los terrenos que le pertenecían por lo que se iniciaron una serie de acciones tendientes a lograr este fin: mensuras, legislaciones, juicios y arriendos, los que resultaron en la venta de algunas fracciones, la perdida de otras, así como el recupero de una buena extensión para la que no se tenía un destino muy preciso.

 

Así, la vasta zona de quintas y cultivos sufrió continuos vaivenes que todavía no se habían estabilizado a principios del siglo XX cuando se determinó que allí se instalara la flamante Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.

 

Como la reapropiación de los terrenos se fue dando de a poco, no hubo una planificación general de los mismos, y cuanta nueva institución pública requería ubicación iba a parar a esas tierras de aparente disponibilidad.

 

De esa manera se fueron asentando así el Cementerio del Oeste , los hospitales Alvear y Tornú, el Instituto del Cáncer, los asilos Garrigos, de Contraventoras y San Martín, depósitos del ferrocarril, la mencionada facultad, escuelas , clubes y núcleos dispersos de viviendas, todo lo que otorgo al barrio el carácter diverso que hoy presenta.

 

EL PARQUE DEL OESTE

 

La primera noticia que hemos encontrado relativa a la creación de un parque sobre los terrenos de la antigua posesión jesuítica data de 1874. Cuando las discusiones sobre la pertinencia del futuro Parque 3 de febrero llegaron a su clima máximo en junio de ese año, el higienista Guillermo Rawson pronuncio encendidos discursos oponiéndose tenazmente a la localización elegida por Sarmiento.

 

No negaba el Dr. Rawson la imperiosa necesidad que tenía la ciudad con contar con más parques.

“En cuanto a la convivencia del parque ¿por qué hemos de discutirla? Un parque es, no digo conveniente, es una necesidad vital (…) para salvar de las epidemia y de la mortalidad excesiva a esta población destinada a ser tan extensa en el porvenir» aunque no dudaba que esos nuevos habitantes irían a ocupar la zona oeste, ya que «La extensión de la ciudad se hace de naciente a poniente» por lo que Palermo, situado al norte, no serviría a todos.

 

Encontraba, en cambio, muy apropiada la ubicación de un terreno a 4 Km. Del centro y que pertenecía en gran parte al Estado, en las inmediaciones de la Chacarita.

 

Como «…conviene que la ciudad de Buenos Aires tenga su parque donde lo requieran las exigencias de la higiene» es que rechaza la utilización de los ex bienes palermitanos de Rosas, cuyo nivel era 15 metros más bajo que el general de la ciudad, mientras que destaca lo » alto » de la Chacarita, existiendo además la posibilidad de llevar hasta allí la suficiente cantidad de Agua al río para hacer «cascadas como en Paris»

 

Con relación a altura de los terrenos de la Chacarita , es verdad que eran de los más altos de la ciudad, oscilando entre 20/25 m.s.n.m., pero no creemos que hubiera resultado fácil ni económico haber llevado el agua de rio hasta ese lugar a causa precisamente del desnivel del suelo, y sobre todo en la abundancia requerida no solo para riego sino para «cascadas» – a no ser que en vez de referirse al Río de la Plata lo hiciera con relación al Arroyo Maldonado-pero en este caso su caudal estacional no hubiera ofrecido un servicio parejo en todo el año.

 

El hecho de que los terrenos señalados pertenecían » en gran parte al Estado» aparece como una gran facilidad, pero no olvidemos que en esos mismos momentos se hallaban ocupados ilegalmente en su mayor parte, lo que hacía casi impracticable la construcción del parque.

 

Es indudable, sin embargo, que si en esa fecha de 1874 se hubiera escuchado a Rawson, mucho se hubiera adelantado para obtener ese tan necesario paseo al que «… la población entera iría a recrearse (…) a disfrutar del beneficio sanitario de que esta población carece.»

 

Algunos años después, en 1880, cuando Torcuato de Alvear comenzó su larga gestión al frente de la administración de la ciudad decretada pero no integrada como Capital Federal, se propuso realizar un estudio de la ciudad para poder planificar.

 

«… la ubicación de nuevas plazas y la elección en el Oeste de la ciudad, de un sitio aparente para hacer el gran parque Central de la ciudad del porvenir…» estos planes se reiteran en 1884, ante la evidencia de que “… es necesario organizar imprescindiblemente (…) al Oeste de la ciudad…»

 

Aquel parque que «salvaría» a la ciudad brindando solaz e higiene.

 

No era ajeno a estas preocupaciones el «ingeniero-arquitecto de la Municipalidad» Juan A .Buschiazzo, quien de continuo advertía sobre la necesidad de hacer más plazas y cuya labor fue tan vasta y transformadora en nuestra ciudad.

 

En el censo de 1887, nuestro parque aparece como «decretado», ubicado al Noroeste de la Capital, en 150 Ha. De terreno que pertenecían al gobierno nacional, fundamentándose su creación en que:

 

“Este gran paseo prestara, en un día no muy lejano, importantes servicios higiénicos a la población de la capital, porque si bien hoy está situado en una zona relativamente despoblada, es hacia ese rumbo que se extiende con predilección aquella».

 

Los inconvenientes que encontraba la Municipalidad para obtener la posesión efectiva de esas tierras aparecen continuamente en la documentación oficial y vuelve a manifestarse en 1892 cuando, ante el reclamo efectuado al Poder Ejecutivo ni siquiera se obtuvo respuesta.

 

Es evidente que la falta de resolución no era causada por inoperancia, sino por los innumerables inconvenientes emergentes de los interminables juicios entablados por los ocupantes de las chacras y quintas en las que se hallaba subdividida la enorme zona.

 

Podemos apuntar también que esos ocupantes eran en su mayor parte puesteros, quinteros y productores de gran envergadura comercial, como los casos de Santiago Rolleri, Fortunato Capurro, Agustín Badaracco y el mismísimo Antonio Devoto, todos ellos propietarios del Mercado de Abasto Proveedor, el que comenzó sus actividades precisamente en 1889, y en el que se venderán verduras y frutas producidas en las tierras litigiosas.

 

En 1890 el gobierno nacional dio un paso decisivo al encomendar al Ing. Bustos una pormenorizada mensura del predio que había alcanzado las 2.706 Ha. Cuando había pertenecido a los jesuitas, y del que este profesional consideraba que podían recuperarse las fracciones ocupadas por Carlos Steckelorum, Fortunato Capurro, Etcheveste; Arias, Pacheco, Etchevarne y Velázquez. Esto determino que la superficie para proyectar el parque abarcara a esos terrenos, con excepción del de Arias cuyo loteo dio lugar al barrio de Villa del Parque.

 

Consideramos oportuno tratar de esbozar el entorno paisajístico de ese sitio , el que siempre estuvo signado por la presencia del verde, con los cultivos de verdura , los montes de frutales , las quintas, las zanjas y alambrados, los caminos quebrados recorriendo los distintos fundos y la población habitando en un clima de paz y sosiego , todos ellos rasgos que se mantuvieron en su mayor parte hasta bien entrada la década de 1930 y que hoy continúan caracterizando a la zona a través de las actividades experimentadas de las facultades y los pequeños núcleos dispersos de vivienda de baja densidad.

 

Casi contemporáneamente a la mensura de Bustos y luego de varios altibajos en su conducción, la Dirección de Paseos de la Municipalidad porteña inicio un largo periodo de fructífera labor el 15 de mayo de 1891 con la asunción de M.Charles Thays como director.

 

Su labor fue complementada a partir de 1892 con la de una Comisión de Parque y Paseos Municipales creada a instancias del intendente Bollini y de la que formaba parte el Ing. Buschiazzo.

 

En marzo de 1893, esa Comisión aconsejo al Intendente entre otras medidas: » formar un amplio bosque en los terrenos de la Chacarita, conocidos por los de la Universidad, a fin de dotar a la población de un nuevo y extenso paseo público, que podría denominarse Parque Rawson.»

 

Muy seguramente en homenaje a quien fuera su primer inspirador.

Los terrenos a utilizarse cubrirán un área de 80 a 100 Ha., con los que se formaría ese ansiado gran parque.

 

“del cual se dominaría toda la ciudad, de acuerdo con la idea moderna sobre parques que deben tener un panorama a sus pies como los que hizo Baussmann (sic) en Paris, como los Buttes de Chaumont, del Trocadero y de Montsouris.»

 

 

EL PROYECTO DE CHARLES THAYS (1901-04)

 

Fue recién en los albores del siglo XX cuando se logró -al menos – concretar la tan mentada idea en una planimetría, aunque la situación general reiteraba lo ya conocido:

 

“El Poder Ejecutivo resolvió destinar una superficie de 185 hectáreas de los terrenos de la Chacarita para formar un Parque del Oeste. Se ha preparado el plano, dejando 30 hectáreas para la creación de una quinta agronomía, pero dificultades para tomar posesión del terreno han impedido, hasta hoy, dar principio a los trabajos.»

 

En ese año de 1901, se cumplía una década desde la asunción de Thays al frente de los paseos porteños, y su labor ya se había cristalizado en todos los órdenes: renovación de los espacios verdes ya existentes y creación de nuevos de diversas dimensiones y ubicaciones.

 

 

 

 

El primer grupo de parques o plazas de gran extensión que tuvo la ciudad ya se encontraba terminado, contándose con Constitución, Plaza San Martín, el Parque Tres de Febrero con su Botánico y su Zoológico,el Paseo Intendente Alvear , las Barrancas de Belgrano, los parques de Saavedra al norte y Lezama al Sur y la Plaza del Once al oeste.

 

El equipamiento de espacios verdes alcanzaba en 1904 – según el censo levantado en esa fecha – a 72, con una superficie de más de 747 Ha.

 

Que servían a una población de 1millon de habitantes, en continuo aumento.

 

De acuerdo a la resolución municipal correspondiente, Thays debía proyectar su parque del oeste sobre las mencionadas 185 Ha., abarcando tres áreas que hoy presentan otros usos:

1- La limitada por Avda: San Martín – Beiró-Zamudio- Tinogasta donde se encuentran el Club Comunicaciones y el Instituto Roffo.

2- La bordeada por Chorroarín- Del Campo- Punta Arenas -San Martín donde se ubican el Hospital Alvear , el Asilo Garrigos, la Correccional de Mujeres, el Club Argentinos Juniors y el ex Albergue Warnes.

Toda esta área se engloba hoy en el barrio de paternal.

3- Una pequeña fracción sobre Constituyentes y Beiro donde esta precariamente asentado el Club Arquitectura.

 

Todo el resto del terreno está en posesión efectiva y ocupada por la Universidad de Buenos Aires.

 

Entre los antecedentes utilizados por Thays hemos encontrado un plano de los Terrenos de las Chacharita de los Colegiales por el que se contabilizan como útiles algo más de 168 Ha.

 

El trazado propuesto por Thays resulta de estilo mixto, al superponer un diseño en líneas de grandes curvaturas sobre la red circulatoria existente. Esta última es respetada como perímetro y reinterpretada en los cruces que se proponen- de norte a sur- pasando por 1- Chorroarín, 2- Punta Arenas y 3- una avenida curva desde Avda. San Martín y Zamudio hasta Constituyentes y Victorica.

 

Con gran inteligencia, se revaloriza la tradicional entrada de la época de los jesuitas, ubicando el rond-point principal de acceso en Warnes y Punta Arenas. Del mismo, surgen dos avenidas, una como continuación de la misma Warnes hasta Avda. San Martín, y la otra dispuesta en pendant con la primera llegando hasta Constituyentes.

 

 

 

 

 

Esta trama vial y el trazado paisajístico se relacionan por medio de una serie de rond- points de distinta categoría, desde el principal de acceso hasta el menor cruce de alamedas.

 

El proyecto total combina zonas de recreación con otras dedicadas a la investigación y experimentación científica, la que corresponde a la quinta agronomía propiamente dicha.

 

Esta idea había estado presente en la propuesta que Thays efectuara en 1892 para el Jardín Municipal del Norte (actual Botánico).

 

Ambos proyectos, sin embargo, difieren en algunos aspectos esenciales, aunque coinciden en la coexistencia del trazado rígido y del irregular .La diferencia más notoria es el tamaño de cada ejemplo: mientras que el Jardín Botánico llegaba a 8 Ha., la quinta agronómica del Parque del Oeste debía contener 30 Ha., aunque en el proyecto resulta de 20 Ha.

El plan de esta quinta la subdivide en tres sectores que muestran un completo equipamiento y gran detalle de resolución.

 

Uno, dedicado a los cultivos y que responde a un diseño tradicional en tablones rectangulares, incluye plantas industriales, forrajeras y cerealeras.

 

El segundo se encuentra separado del primero por los galpones de animales finos (lanar-caballar-vacuno) en franja rectangular. En su centro se ubican las construcciones para la escuela y la dirección formando un núcleo circular con dos alas. Este segundo sector posee una zona radial para viveros de plantas indígenas, importadas, frutales, viñas, colecciones animales, potreros de animales finos, laboratorios de vacuna, conservación y exhibición. La mencionada traza radial se relaciona directamente con la del pueblo incluido en la planificación del Parque Nacional del Iguazú, realizada por Thays en la primera década del siglo XX (1902-1912).

 

El tercer sector está dedicado a las colecciones botánicas y se desarrolla con un diseño irregular inscripto en un rectángulo de separación con la zona de parque recreativo.

 

Los sectores segundo y tercero son simétricos y responden a un eje central. El acceso a la quinta Agronómica se prevé por un rond-point interior al que llegan las avenidas de la zona de recreación.

 

El parque propiamente dicho resulta una variante del » ejemplo trazado del parque moderno francés» propuesto por el ex socio de Thays en Francia, el paisajista Edouard Andre, y se corresponde con la idea del gran ovalo con ramificaciones.

 

Anteriormente, Adolphe Alphand – el maestro de Thays y de Andre- había creado parques públicos de estilo irregular inglés, reapetando la trama circulatoria de Paris, como los de Montsouris y de Buttes – Chaumont, precisamente los dos puestos de ejemplo para el nuevo paseo de la Chacarita.

Podríamos apuntar que otra similitud estriba en las amplias curvas utilizadas para permitir más perspectivas .Las diferencias las notamos principalmente en que los parques franceses incluían desniveles muy pronunciados del suelo , los que eran relativos en el Parque del Oeste , aunque se encontrara en una zona de Buenos Aires que se caracterizaba por no ser de perfecta llanura, y que todavía en 1908 era calificada por el Ing. Carrasco como con «…desniveles y ondulaciones que hacen desaparecer la tan criticada chatura de la capital «.

 

Entre los parques realizados por Thays en Buenos Aires se encuentran resoluciones parecidas a las que nos ocupan, pero con ciertas diferencias. Por ejemplo el Parque Florentino Ameghino (1895) también fue concebido con un trazado de óvalos y rond-pointis aunque con un geometrismo mucho mayor. El Paseo Intendente Alvear (1903) repite ese trazado incorporando el uso del agua. El Parque Chacabuco (1908) lo combina con instalaciones deportivas.

 

Del mismo año la ampliación del Parque 3 de Febrero sobre la «antigua quinta de la mezquita» se resuelve en forma similar pero sin los condicionamientos de la red viaria.

 

Uno de los rasgos más peculiares del «estilo Thays » fue su preferencia por el uso del agua. Fue entonces providencial que la naturaleza le brindara en Agronomía esa materia prima a través de la existencia de numerosas lagunas que el proyectista aprovecho para imaginar un gran lago nuclear utilizando la de mayor tamaño, el que quedaba cruzado por la Avda. Chorroarín como vía arborizada. Una isla central cobijaría los edificios necesarios al ocio como el restaurante y las amplias terrazas semicirculares con balcones sobre el agua conteniendo bancos para la contemplación pasiva.

 

Diversas escalinatas salvan la altura entre el plano construido y el agua, reforzando la idea de ejes y simetría de esta composición centro-focal que tanto contrasta con la irregularidad del lago que la contiene.

 

Se destacan en la creación de Thays algunos elementos del vocabulario del jardín francés, como las avenidas descubiertas simples, las pelouses, los bosquecillos de distintos montes, las simetrías relativas y los ejes de desarrollo.

 

También se encuentran los correspondientes al jardín inglés, tales, la importancia del recorrido, la suavidad de la línea curva, y la impronta del jardín especializado y de rasgos científicos como la Quinta Agronómica.

 

Un primer proyecto esta datado en 1901. En 1904 – año en que se instala la Facultad de Agronomía y Veterinaria – realizo un relevamiento prolijo del terreno, asentando en un plano con línea azul los caminos existentes, las instalaciones universitarias sobre Constituyentes y los accidentes naturales. Entre estos resaltan las mencionadas lagunas, que en número cercano a 13 y de diversos tamaños, tachonaban el terreno, las que poco a poco se fueron rellenando. En su análisis de terreno disponible, Thays contabiliza 86,5 Ha. Mas 17 Ha. (Quint) con lo que llegamos a las 103, e Ha., reducidas en 80 Ha. A las aprovechables en 1901.

 

Sobre este relevamiento, Thays repitió su proyecto anterior en tinta roja, respetándolo integralmente.

 

Creemos interesante reproducir la nomenclatura utilizada por Thays, la que nos ilustra sobre su preocupación por conectar a este gran parque público con el resto de la ciudad (Chorroarín: camino a Villa Catalinas- Avda. San Martín: camino a Villa Devoto, San Martín y Moreno), respeto por la tradición local (Beiró: Avda. Progreso), intención de homenaje (Nogoya: Rawson).

 

 

PROYECTO DE LA EXPOSICIÓN DEL PRIMER CENTENARIO:

 

Entre el flujo de ideas surgidas con motivo de la visita del controvertido urbanista francés Bouvard en 1906 se destaca la propuesta realizada por el ingeniero y arquitecto Muñoz González la que entre otros puntos, plantea utilizar los terrenos de Agronomía como asiento de la Gran Exposición del Primer Centenario, ya que, «Si hoy parece algo lejos ubicar la Exposición en el Parque Oeste, en 1910, será tal vez demasiado cerca».

Como » Las grandes exposiciones necesitan situarse lejos de los barrios del centro “, cree que:

 

«El local más apropiado bajo el punto de vista práctico, económico, comercial, de provecho y de higiene es el Parque del Oeste, situado más o menos en el corazón del Municipio; local espacioso, sin viviendas, alto, seco, con linda y vasta perspectiva, rodeado de todas las facilidades de comunicación y donde se puede ir de cualquier parte del Municipio en un corto tiempo y hasta a pie. (…) El Parque del Oeste , arreglado en condiciones para la Exposición y luego con los adelantos que esta deje , será un pequeño Bois de Boulogne, del que tanto necesita Buenos Aires: más lejos no sería frecuente, más cerca no tiene atractivo.»

 

Como vemos, el sitio nunca deja de ser ponderado y su destino de semejanza parisina no lo abandona.

 

 

LA CARTOGRAFÍA OFICIAL:

 

El plano municipal de 1904 nos muestra, curiosamente, un trazado de parque totalmente diferente al de Thays, cuya autoría desconocemos. A pesar de pertenecer a la misma administración, cuyos productos se suponen conocidos entre dependencias, aparece publicado un diseño nuevo, solo para recreación. Además, se incluye a la quinta de Matias Beutner, terreno al que nunca ante se había considerado como posible de ocupar, a la vez que descarta un sector de la quinta de Velázquez que ya había sido loteado.

 

Nos sorprende el estilo sumamente irregular, con caminos serpenteantes, así como algunos edificios no identificados y cuatro dibujos que podrían referirse a las lagunas existentes, todo lo cual no puede ser constatado pues se trata de un plano mudo.

 

En 1907, en cambio, se edita el correspondiente plano oficial respetando el proyecto de Thays, aunque con algunas variantes debido a las construcciones de la Facultad que ocupan dos grupos ( sobre Avda. san Martín y sobre Constituyentes) y a los loteos producidos en la quinta de Velásquez. Se repite la ampliación aparecida en 1904 sobre parte del terreno de Beutner, sobre el que se continúa la traza de Thays.

 

Para esta época ya había comenzado el remate de las 50 manzanas de la llamada » Ciudad Feliz » la que luego se denominaría Villa del Parque en referencia al proyectado paseo, cuya estación de ferrocarril se inauguró en 1907.

 

En 1909 la cartografía municipal reitera lo mostrado dos años antes.

 

El muy elaborado plano de 1916 correspondiente a la intendencia de Gramajo nos muestra como se ha ido conformando una nueva realidad.

 

Ya están ubicados los Hospitales Alvear y Tornú, el Instituto del Cáncer, el Ferrocarril Central del Pacifico. La ocupación de Villa del Parque con viviendas se da en la zona más alejada de Agronomía, las instalaciones de la Facultad han crecido considerablemente, así como los cultivos sobre el área antes reservada para quinta agronómica. Todavía se destaca sobre Chorroarín el resto de la laguna grande .Las propiedades de tierra correspondientes al Estado se anotan en los espacios que luego albergaran al Warnes, Al Garrigos, a la Correccional y al Club Argentinos Juniors.

 

Las grandes fracciones de Chas, Milone y el futuro Barrio Rawson, son todavía divisiones indivisas dedicadas a la producción de verduras, y se las indica como futuras urbanizaciones. Todo este muestrario de actividades ha dejado de lado al proyecto de parque, a no ser por los reducidos jardines que había comenzado a adornar a los edificios universitarios.

 

 

 

 

EL PROYECTO DE CARRASCO (1917)

 

Las distintas condiciones del sitio y de la ciudad y el propio estilo de cada uno, hicieron que este proyecto fuera muy diferente al planteo de Thays.

 

En esos primeros 17 años del siglo, Buenos Aires había visto surgir los grandes parques barriales que sirvieron a vecindarios de medianos y bajos recursos y que no se encontraban en las áreas tradicionalmente privilegiadas del norte. Tales los casos del Ameghino, Patricios, Chacabuco, Los Andes, Avellaneda, Centenario, y aun la Costanera Sur.

 

El nuevo concepto sustentado por la Dirección de Paseos «… de que su tarea no debe limitarse a la creación de parques y jardines, y de que tiene también una misión social que llenar…» había llevado a la incorporación del deporte (estadios) y del arte (teatro) a los paseos de la ciudad, los que en 1916 totalizaban 80 con una superficie de más de 814Ha. Atenientes a una población de 1.600.000 personas.

 

A este cambio en la política de creación y usos de espacios verdes, se debe sumar una nueva realidad en el predio fiscal objeto del proyecto del Parque del Oeste.

 

Efectivamente, en 1904 se habían inaugurado las primeras construcciones destinadas a la Facultad de Agronomía y Veterinaria, la que se había creado mediante decreto del Poder Ejecutivo en 1901.

 

«… en el hasta entonces conocido como Parque del Oeste, terreno prácticamente abandonado (…) estación agronómica, con granja modelo y escuela de agricultura».

 

Recién el 2 de junio de 1903 el Congreso sanciono la ley que disponía que:

 

“… los terrenos de la Chacarita de los Colegiales destinados para el Parque del Oeste, se apliquen también a la fundación de una Estación Agronómica. Granja Modelo y Escuela Practica de Agricultura»

 

Los años que van de 1904 a 1914 podemos considerarlos como «la primera década de construcciones» durante la que se levantaron los pabellones que conformaron la base de la facultad. La » segunda década de construcciones » abarco de 1927 a 1937 con nuevos edificios y ampliaciones de los existentes.

 

En 1914 también se entregó a la Academia Nacional de Medicina el predio de 4,5 Ha. Destinado al actual Instituto de Oncología » Ángel Roffo» el que se inauguró en 1922, ocupando el triángulo de Avda. San Martín- Beiró y Nazca.

 

Con el Hospital Alvear, una gran parte del terreno original se había perdido para parque.

 

Algunas fracciones ya habían sido loteadas, como hemos mencionado, y comenzaban a poblarse con humildes viviendas.

 

No hay duda de que todo esto condiciono el trabajo del Ing. Benito Carrasco, un hombre vinculado desde mucho tiempo atrás con la enseñanza de la Agronomía y que sería el creador – en 1918- de la primera cátedra de Parques y Jardines en la Facultad de Agronomía, en la que se desempeñó como profesor titular por muchísimos años, y cuyos alumnos dieron vida al jardín y rosedal que embelleció el entorno académico y que aún hoy son recordados como una de las «maravillas » del pasado.

 

Como hemos dicho, su proyecto de parque data de 1917, pero Carrasco había estudiado el sitio desde tiempo atrás. Cuando en 1908 realiza su primera propuesta urbanística para Buenos Aires, no duda en expresar que

 

«… la grandiosa ciudad del futuro no lejano (…) tiene que desarrollarse (…) hacia el oeste, donde el trazado responde a exigencias de las ciudades modernas…» coincidiendo así con las propuestas de Rawson de casi cuatro décadas antes. Había observado Carrasco – como lo hemos apuntado – la movida topográfica de ese suelo, y ubica allí a uno de los 4 grandes parques que propone para la ciudad (de 30/40 Ha.).

 

En 1914 y 1915 había encomendado relevamientos de los terrenos, que le sirvieron de documentación preparatoria. Mediante ellos señalaron los cultivos, las construcciones, las lagunas, la ocupación de fracciones, y hasta como «particular que conviene incorporar» al triángulo del Barrio Rawson.

 

Analizando el proyecto de Carrasco de 1917, observamos que zonifica diferenciadamente a las áreas de la facultad del parque recreativo, respetando las ubicaciones que ya habían adquirido las instalaciones universitarias. El acceso principal está constituido por un rond-point en el cruce de Chorroarín y Warnes del que parten las grandes avenidas irregulares de recorrido. Sobre Warnes dispone una dársena para estacionamiento vehicular, previsión correspondiente al adelanto de la época. No identifica los accesos para los sectores de la facultad.

 

El parque se desarrolla en dos zonas de muy distinto trazado. Una de resolución geométrica y tal vez dedicada a cultivos y/o experimentación, en el área NE de la quinta de Etchevarne.

 

La otra, recreativa, ocupando el resto del terreno libre, en «trazado irregular moderno» o «estilo clásico de concepción moderna», como gustaba al mismo Carrasco definir su estilo particular.

 

La arborización en grupos pequeños matiza el paisaje. Los usos recreativos están claramente dispuestos, respondiendo a la práctica deportiva y a la contemplación.

El primero, ubicado hoy donde se asienta el Club Comunicaciones y llegando hasta la calle Tinogasta prolongada incluye instalaciones para fútbol, tribuna, pileta, explanada, tenis y paleta. La otra, principalmente desarrollada en terrenos del ex – albergue Warnes, se articula alrededor de un kiosco para música del que parten los caminos y senderos. Carrasco retoma el tema del agua en la jardinería y el de la laguna preexistente, ideando un lago prolongado en arroyuelo sinuoso que cruza Chorroarín y remata en el restaurante. Algunos puentecitos aportan la cuota de pintoresquismo necesario para construir un todo bastante ecléctico.

 

Posteriormente a este proyecto no concretado de Carrasco aparecieron algunas iniciativas para construir un parque, pero ninguna logró el nivel de las realizadas por Tahys y Carrasco.

 

Apuntemos entonces, que en el plan de la Dirección de Paseos de 1923 se muestra el predio totalmente ocupado por la Universidad de Buenos Aires, aunque se propone expropiar 10,5 Ha. Aledañas para la formación de un paseo en la zona delimitada por las vías del Tramway rural, Chorroarín, y Punta Arenas.

 

En 1924 se publica el «proyecto Orgánico para la Urbanización del Municipio» conteniendo las propuestas del paisajista francés Jean C. Forestier y los estudios de la Comisión de Estética Edilicia local.

El primero integra el terreno a la lista de parques a construirse, aunque no aparece en la Memoria ninguna aclaración ni proyecto puntual.

La Comisión, por su parte, considera que la propiedad, de 94 Ha.

«… está constituida, en su mayor parte, por terrenos que sin dejar de depender de la Facultad podrían convertirse fácilmente y a poco costo, en parques y jardines con acceso para el público que hoy no lo tiene, así se conseguirá en ese barrio un suplemento de 80Ha. Por lo menos, de parques y jardines públicos”

 

En 1940, el concejal y propulsor de espacios verdes de Buenos Aires, Vicente Rotta, propone crear en el Parque Agronomía un bosque urbano, ampliando el terreno con linderos fiscales y particulares hasta llegar a las 166 Ha. Dentro de este bosque se conservarían el Hospital Alvear y el Instituto de Cáncer a los que se agregaría el Jardín Zoológico trasladado:

 

«… por cuanto acorta las distancias a recorrer a un elevado porcentaje de la población y porque el Parque Agronomía cuenta con un eficiente sistema de arterias que facilitan las comunicaciones con todos los barrios de la ciudad.»

 

Facilidades para la cultura física y patios infantiles en las principales esquinas completarían su equipamiento. A la vez, propone el traslado de la Facultad a la Chacra de Saavedra.

 

Un último intento de parquización se encuentra muchos años después, en 1950, cuando el Intendente solicitó el traslado de la facultad para permitir la urbanización de la vasta extensión de terrenos, por lo que en la Dirección de Paseos se elaboró un plano de «Parque Público» que más bien resulta un relevamiento de las construcciones, cultivos, arboledas y jardinerías existentes, más que un proyecto con aportes nuevos.

 

 

PALABRAS FINALES

 

Hemos recorrido un prolongado camino de planes no cumplidos: el ansiado proyecto del Parque Agronomía ya constituye otra de las utopías de los porteños. Sin embargo – y paradójicamente – esa misma utopía se superpone al ámbito de la realidad actual, en la que esas tierras son usadas a la manera de un parque semi-público.

 

Resultantes de un complejo proceso del uso del suelo, esos espacios verdes que contienen a las diversas instituciones oficiales, son disfrutados por los vecinos desde hace muchas décadas, con sus añosas arboledas, sus grandes extensiones de césped, sus cultivos y animales al alcance de la vista y de la mano. Sin una planificación general previa, ese sitio conforma un paisaje campestre o rural que se distingue dentro de la artificiosidad de la ciudad y que se ha erigido en uno de los rasgos más fuertes de la identidad barrial.

 

Y esta es la característica que debemos revalorizar hoy, si estamos convencidos de que la importancia de la historia reside en su proyección en el presente.

 

 

 

“Lagronomía” en mi vida

En 1976 nos mudamos a La Pampa 5516. Vereda par y límite físico del entonces Barrio de Agronomía. Inmediatamente, puesta a buscar los antecedentes geográficos e históricos del lugar, descubrí lo que llamé entonces “el sub-barrio Parque Chas”. Mi enamoramiento con Buenos Aires ya venía de hacía tiempo. Había llegado el momento de aplicarme a “mi lugar en … la ciudad”.
Conocí a Magdalena Eggers y nos dedicamos a diferentes acciones barriales. Creamos los talleres de historia oral (desde el programa del Instituto Histórico de la Ciudad), publicamos algunos folletos con esas historias humanas, fundamos -con otros vecinos- la Junta de Estudios Históricos de Agronomía y Paternal. En la faz académica, Magda comenzó una investigación en la Facultad de Arquitectura (UBA) y yo hice lo propio presentando papers en congresos y publicaciones especializadas a la vez que actuaba en la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires como representante de ese sector porteño, integrándome a la cátedra de Espacios Verdes de la Facultad de Agronomía (y Veterinaria en ese tiempo). Luego, Fernando Belvedere creó este Portal y el alcance de Parque Chas ya no tuvo límites en el espacio virtual.
El barrio de Agronomía me permitió unir mi interés histórico por los barrios de Buenos Aires con mi trabajo como investigadora del CONICET en el tema de los parques públicos. Cuando se realizó el Sexto Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, organizado por la Academia Nacional de la Historia en 1987 (en la ciudad de Río Cuatro, Cordoba) presenté una ponencia titulada “Los grandes parques urbanos de Buenos Aires hacia 1900: el “Parque de Agronomía: proyecto y realidad actual”. En ese escrito se solapan historia, geografía, y mis “dos amores post-mortem”: Carlos Thays I y Benito Javier Carrasco.
La generosidad de Fernando revive ahora ese viejo texto publicado en los Cuadernos N° 2 (1990) de la ex Junta de Estudios Históricos del Barrio de Agronomía, la que hoy, ya “independizado” mi viejo vecindario, se denomina simplemente de Parque Chas.
Se supone que los viejitos melancólicos siempre creemos que el tiempo pasado fue mejor… pero no es así. Hoy, y desde el Uruguay adonde nos radicamos hace unos años, veo a Parque Chas más vibrante que nunca, con vecinos comprometidos, actividades cada vez más inclusivas e imaginativas, creándose así conciencia entre los más chicos y los jóvenes de que uno pertenece a un sitio, a un grupo humano, a una comunidad particular, a una historia colectiva y que la participación es esencial para mantener viva la llama del hogar común: nuestro barrio.

Dra. Sonia Berjman
Marzo 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portal de Parque Chas

Redacción

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