Héctor Mango: Hasta siempre, querido vecino destacado de Parque Chas!
El 20 de mayo nos llegó la noticia de su fallecimiento. Había nacido en la calle Berlín, en 1936. Formó parte de la creación de la Asociación Amigos de Parque Chas, con la que logró el reconocimiento oficial como barrio Nº 48 de la Ciudad de Buenos Aires (Ley 1907) y el cambio de nomenclatura en la estación de subte de la línea B para que se denomine Avenida De los Incas-Parque Chas. Fue también un importante dirigente gremial. Recopiló durante toda su vida información sobre sus dos pasiones, Parque Chas y Almagro, club del que era socio vitalicio.
Por Fernando Belvedere
En el día de ayer, nos llegó la triste noticia del fallecimiento de nuestro querido Héctor. A través de este este texto, el Portal de Parque Chas -que también es miembro de la Junta de Estudios Históricos del barrio- quiere rendir homenaje a un vecino que tuvo un rol protagónico durante varios años para que finalmente en 2005, Parque Chas recupere su condición de barrio oficial por Ley 1907 aprobada por la Legislatura porteña . Lo hizo como fundador de la Asociación Amigos y de la Junta de Estudios Históricos de nuestro barrio.
En 1990, Héctor Mango formó parte del Taller de Historial Oral que funcionó en la Escuela Petronila Rodríguez, coordinado por la arquitecta e historiadora Magdalena Eggers. En esas reuniones, los vecinos relataban sus recuerdos e historias personales que giraban alrededor de Parque Chas.
A continuación, transcribimos la semblanza del barrio que Héctor Mango nos dejó como testimonio en uno de esos Talleres.
“A pesar del reducido tamaño de los lotes, siempre se hacía un lugar para tener un gallinero, una planta de frutas y a veces una pequeña huerta. Y cuando las posibilidades económicas eran escasas, se alquilaba una pieza, aunque más no fuera para pagar la cuota del terreno, que se financiaba a 10 años”.
“Yo nací en la casa en la que actualmente vivo; claro que en aquel entonces era una construcción tipo chorizo con piezas en un costado del lote, galería, baño al fondo del terreno, gallinero y una higuera en la parte de adelante”.
“De mis primeros años, recuerdo como en sueños a distintos vendedores que además de los habituales: panaderos, hieleros, pasaban por el barrio, por ejemplo el vendedor de liebres, de pajaritos para hacer polenta, pavos para las fiestas, leche al pie de la vaca con Miguelito, a quien los pibes para hacerlo enojar le gritábamos ¡vaca putrita!, de ovejas, En una oportunidad mis padres compraron una para Navidad, que de noche estaba en la casa y de día pastaba en la calle. Me acuerdo porque yo la tenía que cuidar”.
“Nuestros juegos, además del fútbol que lo hacíamos con pelota de trapo o las de ‘veinte’ de goma, eran la escondida, el rango y mida, la billarda que tiene un parentesco con el béisbol, el hoyo pelota, el dinenti, el balero con latas de conserva o con el de madera adornado con las chinches que le sacábamos a las monturas de los caballos de los carros de los lecheros, el yo-yo, que hacíamos con botones. También íbamos a la única placita que tenía juegos (la de Gándara y Bauness) que en aquel entonces estaba alambrada y cuyo cuidador don Juan la cerraba a determinada hora con su clásico Tutti cuanti fora. Fabricábamos barriletes, desde el más modesto con una simple hoja de papel, hasta los sofisticados aviones de don Francisco. También hacíamos monopatines con ruedas de rulemanes e íbamos a tirarnos en la bajada de Bucarelli y Pampa. Otro entretenimiento era el de llenar los álbumes con las figuritas que venían dentro de los chocolatines. Recuerdo por último las “razias” que hacíamos para robar de los árboles, en las casas que conocíamos de memoria, mandarinas, naranjas, duraznos, o cualquier otro fruto, que aunque no estuvieran maduros, para nosotros tenían un sabor muy dulce”.
DIRGENTE SINDICAL EN FOETRA
Héctor Mango, fue también, un importante dirigente del gremio de los Telefónicos.
En 1958, comienza la normalización del sindicato, que se va a perfilar, desde entonces, como una organización de claro perfil combativo. Paralelamente se crea FOETRA- Buenos Aires, que comienza a tener un rol protagónico en las luchas telefónicas. Juan José Jonch, Agustín Cuello, Allan Díaz y Héctor Mango son algunos de los referentes de diez años de lucha en varios frentes. Por un lado, contra las dictaduras y los sucesivos intentos de romper la unidad del sindicato a través de organizaciones pretendidamente gremiales, manejadas por la patronal y destinadas a minar el espíritu de lucha de los trabajadores. Por el otro, son los trabajadores telefónicos protagonistas en el esfuerzo por conseguir el regreso de Perón y en los enfrentamientos internos de la CGT.
ALMAGRO EN PARQUE CHAS, EL LIBRO
El mismo fue producido por GES (Grupo Editorial Sur) y nuestro Portal de Parque Chas. Héctor Mango nos dejó una exhaustiva investigación, un trabajo que llevó una década de exploración de archivos. Un compendio de casi 200 páginas que incluye crónicas, información y documentos fotográficos imperdibles del paso de Almagro por El Laberinto de Parque Chas (1927-1937).
Dice Héctor en el Prólogo:
«La razón de este libro es dejar reflejado parte de los recuerdos, la búsqueda de datos y las vivencias que tengo de dos de mis pasiones: mi Barrio Parque Chas y mi Club Almagro. Porque en Parque Chas nací y pasé una infancia muy feliz, con sus calles sin asfaltar, sus baldíos, casas de puertas abiertas, habitantes charlando en las veredas de sus casas, vecinos que formaban una gran familia…En el cual los pibes nos divertíamos con entretenimientos que construíamos con los elementos más sencillos, pero con los que se fue moldeando una “barra de la esquina”, solamente de escuela y de laburantes a temprana edad. ¿Y con el Club Almagro?, ¿cómo se produjo este fenómeno? ¡Si yo no conocí la cancha en el barrio! (cuando se fue de este yo no tenía dos años). Habrá sido que vivíamos a dos cuadras del Club o porque en mi casa, durante muchos años, se conservó un juego de sillones de mimbre, que mis padres (que nunca fueron a ver un partido) habían ganado en una kermese que Almagro había realizado en su predio, porque además del fútbol, se realizaba una intensa actividad social y de otros deportes.
O fue porque cuando era pequeño, en el chalet que Almagro utilizó como Sede Social y luego la Municipalidad lo transformó en “recreo”, en donde servían el vaso de leche y había juegos, títeres, en una oportunidad yo concurrí.
O será porque en todo el barrio se respiraba un aire Almagrense, que cuando se fue, sobre la calle Triunvirato se creó el Círculo Almagro, luego filial del Club Almagro, donde me asocié en 1952, aprendí a jugar al billar, y presencié partidos de básquet, pelota a paleta y combates de boxeo.
Un espíritu que hizo que a los diez años yo presenciara el primer partido en Fraga y Estomba donde el Tricolor se había trasladado en 1939 y en el que se quedó hasta principios de 1950. Cancha en la cual iba toda la “Barra”, los más grandes se “colaban” trepando en la tribuna que estaba sobre la calle Fraga y a la que los más chicos entrábamos con los bolsos de los jugadores que bajaban del tranvía en Triunvirato o cuando algún mayor se apiadaba y nos llevaba con él, o nos conformábamos viendo los partidos subidos a los árboles que estaban sobre Estomba.
Luego deambuló por distintos escenarios hasta el 7 de abril de 1956 cuando inauguró su actual estadio.
Cómo olvidar que mi Almagro fue el primer equipo en la era profesional en ascender a la división superior estando en mi querido Parque Chas, y que luego de 62 años repitió la hazaña en Córdoba y después en Tres Arroyos».
Leer Capítulo I de Almagro en Parque Chas
Desde el Portal de Parque Chas abrazamos fuerte a su familia y amigos en este difícil trance.