Hace 10 años hallaban el certificado del nacimiento de la fotografía, en la Biblioteca de la Facultad de Agronomía de la UBA
| A 180 años del nacimiento de la fotografía | Por una serie de hechos fortuitos, los documentos fundacionales de la asociación entre dos investigadores franceses para lograr fijar la imagen en forma permanente no se conservan en Francia. Un juego de documentos fue a dar a Rusia y el otro juego había llegado a la Argentina en 1890, gracias a la visión del doctor Pedro Arata.
Por Abel Alexander*
Los estudios sobre la historia de la fotografía en la Argentina se iniciaron hacia la década de 1940 con las investigaciones y publicaciones pioneras del doctor Julio F. Riobó, precisamente volcadas hacia la etapa del daguerrotipo.
Pero fue otro médico, el doctor Pedro N. Arata (1849-1922), quién colocó a nuestro país en el mapa internacional de la fotografía, al adquirir en 1890 en Europa, por una suma elevada – era un bibliófilo apasionado- ciertos tomos científicos que contenían en su interior el contrato original de invención y explotación comercial del daguerrotipo y la correspondencia personal de los padres del nuevo invento, o sea Joseph Nicéphore Niépce y Louis Jacques Mandé Daguerre.
Verdadero certificado de nacimiento del invento que revolucionó al mundo, esta increíble y valiosa documentación fue publicada por Arata en el año 1892 en los Anales del Museo de La Plata, publicación académica dirigida por su amigo y también fotógrafo aficionado Francisco P. Moreno, bajo el título «Documentos Históricos Relativos al Descubrimiento de la Fotografía», obra editada en castellano y francés y con reproducciones facsimilares de aquellos documentos originales.
Luego nada más se supo con relación a este verdadero tesoro de la fotografía universal. El más completo silencio se abatió sobre aquella sorprendente historia que había recalado nada menos que en la lejana América del Sur. Como dato realmente curioso, debemos señalar que, las cartas de Daguerre y el contrato correspondiente a Niépce, viajaron también durante el siglo XIX a la Rusia de los zares.
A LA BUSQUEDA DEL SANTO GRIAL
A más de un siglo de distancia, esta historia era conocida solamente por un puñado de historiadores e investigadores fotográficos de nuestro país y un número más pequeño aún de autores internacionales, como la francesa Marie-Loup Sougez que cita este raro episodio en su conocida obra «Historia de la Fotografía»
Se puede decir que la búsqueda de estos increíbles papeles se inició entre nosotros hacia le década de 1980. Fue precisamente la fundación del «Centro de Investigaciones sobre Fotografía Antigua en la Argentina» en 1985, la que disparó el anhelo entre sus integrantes de hallar tan preciado tesoro.
Muchas iniciativas se llevaron entonces a cabo, numerosas indagaciones y pistas varias fueron arrojando siempre el mismo y desalentador resultado, nada de nada. Parecía que este tesoro de la humanidad había desaparecido para siempre, no se sabía si se había extraviado, perdido, destruido o vendido al exterior y lo peor de todo es que nuestra era la responsabilidad internacional sobre su guarda.
Sería Roberto Ferrari, reconocido investigador científico, fotográfico y bibliófilo apasionado, quién nos daría finalmente la gran sorpresa de este hallazgo. Durante décadas investigó entre los numerosos familiares de Arata en libreros, anticuarios, y coleccionistas, indagó en instituciones académicas, bibliotecas públicas y privadas, siempre persiguiendo el destino de los perdidos papeles franceses.
Tanta tenacidad tuvo recientemente su recompensa, ya lo indica el sabio refrán popular «el que busca encuentra», los inhallables papeles o sea los tres documentos legales y las dos cartas de Niépce a Daguerre se encontraron cosidos prolijamente a mano en el interior del tomo VII de las Obras Completas de F. Arago – gran benefactor de Daguerre y quien presentó el invento públicamente en París el 19 de agosto de 1839 – editadas en París-Leipzig en 1851, frente a la página 455, en la que se trata la invención del «Daguerreotipo» .
Este pequeño ejemplar junto, a otros miles, se encontraba prácticamente perdido en la «Biblioteca Arata», donada con cláusulas especiales durante el año 1946 por sus descendientes a la entonces Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.
Al separarse ambas facultades en 1972, la biblioteca – que contenía también la de Arata – quedó de hecho en un limbo administrativo, quedando a partir de ese momento todas estas obras inaccesibles a la consulta de estudiantes e investigadores.
También Ferrari chocó con esta imposibilidad durante años, hasta que la Facultad de Agronomía decidió designar al ingeniero agrónomo Diego Medan curador de la Biblioteca Arata quién, accediendo al renovado pedido de Ferrari, inició la búsqueda entre esos miles de libros y documentos. Finalmente surgió a la luz y, en el interior de ese pequeño tomo encuadernado en cuero marrón, estaban prolijamente doblados los mágicos documentos que se creían perdidos.
Para los investigadores fotográficos argentinos y luego de 117 años, la búsqueda había terminado. La noticia tuvo una verdadera repercusión mundial, «sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para apreciar la dimensión descomunal que ha logrado actualmente la fotografía… y pensar que todo se inició con aquellas primitivas planchas daguerreanas que causaban verdadero pasmo a los incrédulos habitantes de aquel París de 1839», decía Alexander hace 10 años, quien compartió con los numerosos miembros de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía aquella primicia de 2009 y felicitó al directivo Roberto Ferrari por su incansable búsqueda.
En 2009, ParqueChasWeb, entrevistó a Abel Alexander, para conocer qué repercusión nacional e internacional había tenido este descubrimiento. -¿Qué sintió usted cuando le comunicaron la noticia? -Cuando Roberto Ferrari me comunicó el hallazgo sentí que una larga búsqueda había llegado a su fin; los historiadores fotográficos argentinos sabíamos la existencia de estas valiosos documentos, pero oficialmente ninguna noticia se sabía desde el año 1892. Sentí una enorme alegría por el hallazgo, por la tenacidad de mi colega Ferrari y un enorme alivio, pues un argentino había adquirido en 1890 estos documentos y, luego de 117 años de búsqueda nada se sabía, por lo cual sufríamos una especie de culpa colectiva asumiendo que en Argentina se habían perdido tan valiosos papeles. -¿Qué significado tiene para ustedes este hallazgo? - Estos contratos entre Niépce y Daguerre y entre este último y el hijo Isidor Niépce, más las cartas ade Niépce a Daguerre, son definitivamente para nosotros y para el resto de la humanidad, nada menos que el acta fundacional de la fotografía universal, invento prodigioso que cambió la percepción del mundo. -¿Para darnos cuenta de la importancia, ¿Con qué otro hallazgo se lo puede comparar? -Para darle un solo ejemplo de su importancia y en términos monetarios solamente, le diré que recientemente se descubrió en Estados Unidos una cámara de daguerrotipos fabricada en París en 1839 - año del invento - y se subastó en Viena en la suma de un millón de dólares. -¿Este documento estará disponible para su consulta pública? -Con relación a estos documentos originales, será la Facultad de Agronomía - donde el Dr. Pedro N. Arata fue decano - quién determine la política a seguir. -¿Ha tenido repercusión mundial este hallazgo? - Tanto Roberto Ferrari como yo, hemos recibidos felicitaciones y consultas del interior del país y del exterior. |
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* Preside, desde su creación, la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía y es descendiente en quinta generación del alemán Adolfo Alexander (1822-1881), pionero de la fotografía.
Fuente consultada: revista Viva del diario Clarín del domingo 12 de julio de 2009.