Festejos del Bicentenario: Los duendes criollos de este lado de la grieta
A 10 años de la gran fiesta popular celebratoria de los 200 años de la Revolución de Mayo, Ariel Prat, vecino de Parque Chas y uno de los protagonistas de aquellas jornadas, testimonia en primera persona lo vivido sobre el escenario principal desde donde se hacía vibrar a millones de argentinos.
Por Ariel Prat*
Si no fuera porque este 2020 es tan pero tan indiscutiblemente 2020, yo diría: “Qué 2010!” Pero aseguro que para un servidor, el 2010, y perdón por la redundancia explícita; fue un año extraordinario, fuera de lo común y en mi vida quedaría marcado a fuego. Enumerando además del motivo de esta crónica, la muerte de Néstor y el nacimiento de mi hija Vera.
Lo viví como la mayoría del pueblo argentino, con expectativa primero, sorpresa ante lo que ocurriría después y emoción al estar en las calles antes que nada caminando, pero sobre todo al tener que habitar con mi arte uno de sus escenarios el domingo 25 de mayo nada menos.
Una llamada de la organización al mega evento en la semana previa, casi de madrugada a mi manager de entonces; la querida Andrea Madariaga, nos proponía que si no había drama de nuestra parte, ofrecían un día y horario que realmente nos favorecería. Porque la actuación estaba prevista para un día de semana en uno de los tantos escenarios montados en la ciudad. Hubo acuerdo.
También un convite para mí especialmente, de participar dos días más tarde en una recepción en la quinta de Olivos con la Presidenta Cristina. Estaban en lista una selección pequeña de artistas entre ellos recuerdo a Peteco, Totó La Momposina y a Fito, yo acudí con Juan Subirá, de Bersuit, pero además en esos días un integrante más de mi banda acompañante. Fue una reunión muy grata, condimentada por la repentina presencia de Néstor en jogging transpirado, quien pasó a saludarnos luego de un partido de fútbol en la misma quinta. Recuerdo mucho humor.
Ese domingo, me llevó en su auto hasta el hotel que funcionaba de camarines a una cuadra del escenario del obelisco, mi amigo querido Anselmo Russo. Mi banda se amplió con la presencia invitada de la Bersuit. Por cuestiones ajenas y que no voy a enumerar aquí, la banda quedaba afuera de la programación y como Juan tocaba conmigo, se me ocurrió proponer a la organización que si Bersuit tocaba entera (sin el Pelado Cordera)en mi set, en vez de cuatro temas como estaba estipulado, tocáramos seis. No hubo drama. Lo que si hubo fue mucho revuelo y emoción compartida con la banda porque realmente, ese escenario y esa tarde, fue la mayor convocatoria en la calle de todos los días, calcularon un millón y medio de personas. Hasta con los piyamas se vinieron, y yo convoqué a una variada presencia de murgueras y murgueros, para que al momento de la parte murguera se sumaran a bailar en escena, entre las murgas, mis querides “Elegantes de Palermo”.
No se veía desde arriba cuando tocamos hasta adonde llegaba la gente. Estremecía.
Y voy a cerrar solo con esta anécdota increíble que al recordarla me pone la piel como espinas memoriosas hinchadas y erectas…Cuando cantamos cerrando “Al olor del hogar”, mi amigo Anselmo que estaba a un costado en el escenario, asistiendo desde esa atalaya al espectáculo tremendo como incomparable, justo en el momento de” Mi vieja me cantó duerme negrito y en mi segundo hogar el gallinero mi viejo me soñó como Angelito”, se cruzó con la mirada de mi vieja, que quien sabe nadie como se había parapetado contra la valla apretada en primera fila entre la gente, y que solamente en ese instante pudieron conectarse y con señas golpeando el corazón, se compincharon para cubrir en el gesto con otra forma de poesía al momento cantado que para nosotros significó tanto. Ahí estaba mi vieja, mi viejo, la amistad, el barrio y el olor de una historia en segundos y para siempre, que la travesura de la magia a modo de casualidad de los criollos duendes misteriosos nos revelan a veces. Y quedó registrado todo en un video que se filmó en el mismo escenario.
Yo creo, estoy convencido que los festejos del Bicentenario en nuestra historia, fueron producidos en su fondo sustancial, más allá de lo humano y político, por los duendes de una Patria que tienen su corazón en este lado de la grieta y cada tanto nos gastan estas coincidencias no casuales.
*Nació en Buenos Aires, músico, poeta y murguero. Formó parte de grupos de arte alternativos en los fines de la dictadura militar. Desde esos años se fue transformando en un referente de la nueva canción porteña. Impulsor de la ordenanza que declaró a Murgas y Agrupaciones de Carnaval como “Patrimonio Cultural” de la Ciudad de Buenos Aires en 1997. Ha transitado con su estilo particular y adelantado escenarios de Argentina, España y Francia. Colaboró en trabajos discográficos de artistas populares como León Gieco, La Chilinga, La Chicana, Juan Carlos Cáceres y Bersuit Vergarabat. Fue invitado por la presidenta Cristina Fernández a participar artísticamente en los festejos del Bicentenario, donde actuó ante más de un millón de personas.