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Esther Ballestrino de Careaga tiene su mural en Parque Chas

Miembro fundadora de Madres de Plaza de Mayo, durante un período de su vida fue vecina del barrio. El 8 de diciembre de 1977, Esther fue secuestrada junto a nueve personas en la Iglesia de la Santa Cruz del Barrio de San Cristóbal.

 

Hace dos meses fue inaugurado un mural realizado por los integrantes de Mosaico Veneciano en homenaje a quien por un tiempo fuera vecina de Parque Chas (Hamburgo y Pasaje Copenhague) y fundadora de la agrupación Madres de Plaza de Mayo. En el acto estuvieron presentes su hija Ana, su nieta Anita, su compañera de lucha, Nora Cortiñas, quien dedicó unas sentidas palabras a vecinxs del barrio.

 

Esther Ballestrino de Carega fue secuestrada por un patota criminal de la ex Esma al mando del marino Astiz. Fue torturada y arrojada al mar en los vuelos de la muerte. En 2003 el intendente de General Lavalle (provincia de Buenos Aires) informó que se habían localizado nuevas tumbas de NN en el cementerio de la ciudad. El juez Cattani ordenó entonces realizar nuevas excavaciones con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), descubriéndose dos líneas de tumbas, una por encima de la otra. Se descubrieron así 8 esqueletos, 5 correspondientes a mujeres, 2 correspondientes a varones y uno, clasificado como GL-17, que se definió como «probablemente masculino».

 

Cattani mandó los huesos al laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (LIDMO) de Córdoba, perteneciente al EAAF. Los resultados del laboratorio fueron determinando que los restos pertenecían al grupo de secuestrados entre los días 8 y 10 de diciembre de 1977. El 8 de julio de 2005 el juez Cattani recibió el informe estableciendo que uno de los restos individualizados pertenecía a Esther Ballestrino de Careaga.

 

El día 24 de julio de 2005, 28 años después de haber sido asesinada, Esther Ballestrino de Careaga fue enterrada en el jardín de la Iglesia Santa Cruz, en Buenos Aires, junto a María Ponce de Bianco, una de las tres madres secuestradas con ella. Con posterioridad también fueron sepultadas allí la Hermana Léonie Duquet y la activista Ángela Auad. ​

 

 

 

Palabras de Norita Cortiñas. Detrás acompaña Ariel Prat.

 

 

 

 

De esta manera, vecinos que adherien al espacio TODOS de Parque Chas, homenajeron su lucha, su legado y su compromiso por la verdad y la justicia en la peor dictadura que sufrió el país y Latinoamérica. Hebe de Bonafini envió un mensaje de adhesión y vecinxs del barrio como Damián Rovner, Ariel Prat y Del Fondo al Sur musicalizaron el momento. El mural está ubicado en la calle Gándara y Benjamín Victorica, frente a la fuente “Sopa de Piedra”.

 

El mural fue diseñado por Nacional Mosaico Veneciano.
Nacional Mosaico Veneciano trabaja para contribuir al arte del histórico proyecto nacional, popular y latinoamericano en busca de la identidad cultural latinoamericana. Memoria, diversidad, respeto cultural, inclusión y democratización del acceso al arte en el espacio público son algunos de los valores que son fundamento de su trabajo.

 

La relación entre el Papa Francisco y Esther Ballestrino

«Ballestrino de Careaga fue, durante la segunda mitad de la década de 1950, “la jefa de Jorge Bergoglio”, señaló su hija Ana María al periódico Página/12 en 2015. Esther, bioquímica farmacéutica, dirigía un laboratorio “que quedaba en la calle Azcuénaga, casi Santa Fe”, de la ciudad de Buenos Aires, en el que el actual Papa Francisco, por entonces un “jovencísimo” Jorge Bergoglio, era técnico. El pontífice les confesó a dos de las hijas de su ex jefa –Esther, la tercera, no pudo viajar desde Suecia, donde vive– que ella “le enseñó la seriedad del trabajo”, remarcó Ana María y reprodujo una de las anécdotas que Francisco recordó de sus días de joven laboratorista: “Nos dijo que ellos solían completar algunos análisis y que, para eso, él se basaba en resultados de estudios anteriores que habían hecho otros, pero que cuando mi mamá se enteró de eso le explicó que no estaba bien, que tenía que revisar todo… Expresó admiración por ella”. (ver nota)

 

La crónica de los hechos

El 8 de diciembre de 1977, Esther fue secuestrada junto a nueve personas: la religiosa francesa Alice Domon, Angela Aguad, Raquel Bullit, Eduardo Gabriel Horane, José Julio Fondevilla, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco y Horacio Aníbal Elbert.

 

Más tarde desapareció de su atelier Remo Carlos Berardo, quien también participaba de las reuniones de la Santa Cruz. Estaban juntando el dinero para publicar una solicitada reclamando por los detenidos desaparecidos. Dos días después, cuando iba a comprar el diario para ver la solicitada, fue secuestrada Azucena Villaflor. Al mediodía se produjo la detención de la compañera de Domon, Leonie Duquet. Todo el operativo estuvo a cargo de un Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada.

 

El marino Alfredo Astiz fue el principal responsable del operativo de secuestro y desaparición. Astiz se había infiltrado tiempo antes en el grupo de familiares con el alias de «Gustavo Niño», haciéndose pasar por familiar de un desaparecido.

 

En una entrevista realizada por ParqueChasWeb, Ana María Careaga, hija de Esther Ballestrino y directora del Instituto Espacio para la Memoria, nos ofreció el siguiente relato:

 

«Mis padres eran militantes del Partido Revolucionario Febrerista del Paraguay. Huyeron por separado de las dictaduras de Morínigo y Stroessner y luego se casaron en Argentina.

 

Cuando era soltero mi padre ya vivía en Parque Chas, en la calle Hamburgo 2951 y allí nacimos mis dos hermanas y yo y nos criamos en el barrio hasta antes del Golpe del 76.

 

Mi madre era bioquímica. Tuvo una farmacia en Flores y también elaboraba una línea de cosméticos que se llamaba «Doctora Careaga».

 

Paralelamente tenía una militancia política intensa. Siempre fueron solidarios con los exiliados de Paraguay que dejaban el país por la dictadura de Stroessner. Por sus ideas, mi madre fue una mujer de avanzada, una de las primeras dirigentes políticas de su país.

 

Nuestra casa fue también cuna de los exiliados de Uruguay y Chile. Gracias a su militancia, mi mamá llegó a ser muy amiga de Salvador Allende.

 

En septiembre del 76 secuestraron a mi cuñado -sigue desaparecido-, y a partir de ese momento mi madre comienza a participar junto a otras madres para pedir por el paradero de los secuestrados.

 

El 13 de junio del 77 me secuestran a mí. Estuve alojada en el Centro clandestino de detención «Club Atlético» que quedaba en Paseo Colón entre Cochabamba y San Juan. Allí me pusieron el nombre de detenida «K04». Yo tenía 16 años y estaba embarazada. Me liberaron después de tres meses y madre aconseja que mi hermana y yo nos exiliáramos. Fuimos a Suiza. Previamente nos habíamos despedido en Brasil.

 

A pesar de que yo había aparecido, mi madre siguió luchando junto a las demás madres en las reuniones de la Iglesia de la Santa Cruz.

 

Al poco tiempo me entero en Suiza que a mi mamá la habían secuestrado, fue a los pocos días de que naciera mi hija.

 

Mi papá murió en el año 2000. Nunca perdió la esperanza de volver a ver a su mujer, a pesar de que se volvió a casar. Y nunca quiso irse de Argentina mientras no dejaba de buscarla y de hacer gestiones. Cuando murió, nosotras lo hicimos cremar y, en un acto en la Costanera con las Madres de Plaza de Mayo, tiramos sus cenizas al río para «juntarlo» simbólicamente con mi mamá.

 

Desencuentro trágico, decimos nosotras, que da cuenta de la desaparición, porque mi mamá estaba enterrada en un cementerio de General Lavalle, como NN y nosotras, por supuesto, no lo sabíamos… «

Portal de Parque Chas

Redacción

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